domingo, 31 de agosto de 2008

144 - JUDÍOS E ISRAELÍES


NACIONALIDADES DENTRO DE LOS ESTADOS

Me pareció valioso publicar como post lo que Andrés nos explicó en su comentario del artículo anterior, las diferentes miradas sobre la nacionalidad de los pueblos que emigran.

Dice Andrés:

Creo que es más que obvio que no existe una opinión que represente a todo el pueblo judío en su totalidad. Hay judíos que dicen ser fieles únicamente a su patria, que es el Estado de Israel; otros judíos que dicen ser únicamente leales a su país, que es el Estado donde viven y nacieron; otros judíos que no piensan o no les importa el tema, mientras que hay otros judíos que consideran que se puede ser un orgulloso ciudadano de su país y al mismo tiempo tener lazos de fidelidad con Israel, que es la patria ancestral de su pueblo.


Mi opinión en este aspecto es que no hay un pensamiento único y homogéneo en bloque, sino más bien la famosa frase de "dos judíos, tres opiniones". No obstante, para mi hay dos tipos de nacionalidades:

La étnica-sentimental y la político-jurídica.

Por ejemplo, uno puede afirmar que desde el punto de vista étnico o afectivo pertenece al pueblo kurdo, pero al mismo tiempo desde el punto de vista político o legal forma parte de la Republica de Irak. De la misma manera que un catalán puede afirmar pertenecer a la nación catalana y ser español al mismo tiempo. O pertenecer al pueblo armenio y ser igualmente argentino.

De la misma manera, considero que el pueblo judío es una nación exiliada (o al menos la mitad de ella) y puede tranquilamente ser parte integral de la ciudadanía del país donde vive, que en el caso de Israel se juntan, ya que un judío en el Estado judío termina uniendo su pertenencia nacional desde el punto de vista étnico-histórico con su pertenencia nacional político-legal. Esa es la ventaja que tiene un estado-nación y explica grandes fenómenos como el sucedido con la partición de la ex-Yugoslavia en diversos estados-nación.

Para mi la verdadera patria del pueblo judío es Israel, pero eso no quiere decir que un judío no pueda ser parte integral de un país en la diáspora (muchos sionistas discrepan con esto que pienso).

No obstante, este no es un dilema exclusivo en el pueblo judío. Es un dilema existente en todas las minorías nacionales que viven en estados-multinacionales (como sucede claramente en Argentina).

Los árabes, por ejemplo, la tienen mas fácil, ya que este dilema se resuelve con el famoso "triangulo de pertenencia": pueblo-país-religión. Por ejemplo, un árabe puede afirmar: "yo soy árabe (etnia nacional), egipcio (país del que es ciudadano) y musulmán (religión)".


En el caso de los judíos es un poco mas complicado de analizar, ya que la pertenencia étnico-nacional se junta con la religión, ya que el pueblo judío mantiene en su totalidad una sola religión y esa religión es exclusiva solamente de ese pueblo. Pero esa crisis de identidad para mi se resuelve con una explicación bastante clara: si bien el pueblo judío en sus orígenes se definió como pueblo únicamente por la religión monoteísta de sus fieles (Judaísmo) para diferenciarse de un mundo de naciones politeístas, a medida que transcurrieron los siglos los judíos, al mantenerse unidos, crearon una propia identidad nacional que se separó de la religión como único identificador del judío, a partir de factores identitarios tales como las practicas culturales, sociológicas, lingüísticas, etc. (agravado por el hecho de que para los nacionalismos europeos del siglo XIX el judío constituía una "raza" ajena al cuerpo de la nación, aunque el termino "raza" no se aplica en lo mas mínimo al pueblo judío). Por algo se define judío a todo aquel hijo de vientre judío o todo aquel que se convirtió voluntariamente a su religión (por lo que en teoría, al convertirse a la religión del pueblo judío, pasaría a pertenecer íntegramente a este pueblo).

De todas maneras, el tema de la "doble lealtad" tan vociferada y esgrimida por los fascistas y demás antisemitas (que no pueden comprender la complejidad de la identidad de un individuo) para atacar a todos los judíos en su conjunto, no constituye más que una excusa sin sentido. Recordar el excelente resumen de Gustavo Perednik: "Si no son genocidas, son quintacolumnistas. Los judíos fueron acusados por los nacionalistas de ser generadores del comunismo; por los comunistas de regir el capitalismo. Si viven en países no judíos, son acusados de dobles lealtades; si viven en el país judío, de ser racistas. Cuando gastan su dinero, se les reprocha ser ostentosos; cuando no lo gastan, ser avaros. Son tildados de cosmopolitas sin raíces o de chauvinistas empedernidos. Si se asimilan al medio, se les acusa de quintacolumnistas, si no, de recluirse en si mismos."

El problema para el antisemita no es lo que el judío sea, el problema para el antisemita es que el judío SEA.



COMENTARIO:

Creo que hasta la creación del Estado de Israel el pueblo judío no tenía una nacionalidad que contuviera su historia, su religión y sus tradiciones, para tenerla es necesario un territorio propio, lo que hizo que ahora este pueblo puede decir: "soy israelí" y no otra cosa. Eso no significa que permaneciendo en otro país no sienta a Israel como su hogar, sea o no sionista. Las circunstancias de la vida puede hacer permanecer a un individuo en el lugar donde trabaja o ha creado afectos que no quiere abandonar, aunque sea sionista.

La diferencia con otras pueblos es precisamente la antigüedad de la lucha de los judíos por recuperar esa nacionalidad perdida y la persecución que sufrieron para que cambiaran su creencia y se asimilaran. Ahora se presentan otras situaciones pero que son totalmente diferentes, nadie le exige a un catalán que deje de serlo ni se lo persigue. Y el que decide abandonar su país o decide irse por propia voluntad, no tiene tradiciones tan fuertes que le impidan asimilarse a la cultura de otros países. Ser parte de "El pueblo del Libro", caramba, es una gran diferencia. ¿Cómo pretender que se asimilen a lo más nuevo si occidente heredó sus códigos? Es tan absurdo que los judíos demostraron que la lucha sólo se pierde cuando se la abandona.

Conocí a una mujer que volvía a su patria, no recuerdo cuál, sólo para terminar con su historia y darle un corte a sus recuerdos, quería definitivamente asimilarse al nuevo país que había elegido. No quería vivir más guerras en una región conflictiva y tampoco quería que sus hijos fueran usados para las guerras del futuro. Sus tradiciones y pertenencia no eran fuertes.

Todo lo contrario de lo que pasa con los judíos nacidos en la diáspora que vuelven a la tierra que les fue arrebatada hace dos milenios; lo hacen para conservarla y tener una nacionalidad completa: historia, tradición, religión, identidad y territorio. No sé que hubiera pasado si no hubiera habido antisemitismo, quizá hubiera sido un pueblo con tradiciones propias en cualquier país, no lo sé, pero dudo que yo pueda encontrar la respuesta. Sé demasiado poco sobre este pueblo como para pretender dar ni siquiera una opinión personal.

Desde ya, pido disculpas si digo más de lo que debería atreverme por mi ignorancia.

Gracias Andrés.

ANA


6 comentarios:

  1. Ana, Israel como bien dices, fue un pueblo sin tierras hasta que el cataclismo de su casi aniquilación provocó lo que provocó, no se cuantos pueblos pueden decir de su bagaje esto mismo, pero no creo que suceda algo similar al caso judío. Hay pueblos que lo son, tienen tierras pero no estados, esto es diferente, caso de kurdos y otros varios, pero ellos tienen tierras donde poder asentarse suyas desde hace centurias y suyas son aunque no tengan un estado que los ampare de forma abierta. Esa es la gran diferencia de Israel, nadie, ningún judío se sentirá desposeído ni abandonado, todos disponen de un estado, sea o no el suyo, que vela por ellos. Realmente no se que hubiese pasado en estos sesenta años si Israel no hubiese sido creado como un estado moderno. Era una necesidad histórica como pocas.
    Saludos como siempre.

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  2. Por cierto, en Herut tienes un premio según veo

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  3. Hola Iojanán:

    Siempre hubo judíos en la tierra de Israel, pero su particularidad como pueblo es que nunca pudieron competir demográficamente con otros y de tanto en tanto fueron echados de su tierra porque no pudieron enfrentar numéricamente a sus enemigos. Sin embargo, durante toda su historia mantuvieron la fe y la convicción de algún día poder volver. La única oportunidad que tuvieron de establecerse en su estado no la desaprovecharon y podemos ver lo que han logrado en tan poco tiempo. No fue fácil, Jerusalem estuvo en sus rezos durante siglos, sin embargo, hoy se pretende que cedan parte de su ciudad sagrada como no se le exige a ningún otro país que tenga la propia. Es como si se pretendiera dividir La Meca sólo porque el pueblo al que pertenece hubiera sido vencido alguna vez. ¿Qué son dos mil años para un pueblo que ha estado luchando desde hace tanto tiempo por reconquistarla, teniendo como prueba el libro que dice a quién pertenece? Me parece que esto no lo entienden los políticos, aves de paso en su historia. Muchos murieron aferrándose a esa fe, demasiado se perdió porque no cedieron a la brutalidad y la ignorancia. Hoy ya no importa el número, no importa quienes son sus enemigos, ni qué pretenden de ellos sus amigos. No fue fácil recuperar su hogar y no lo será conservarlo, pero ahora es posible, como no lo fue nunca a lo largo de toda su historia.

    Como siempre, te agradezco tu constancia en mi blog.

    Gracias por avisarme del premio con que me honró Herut :-)))

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  4. Ana, pareciera que dudo de la permanencia del pueblo judío en esa tierra a través de los tiempos, cuando hago la comparación entre Kurdos, que sí tienen tierras pero no estado e Israel, sin tierras y sin estado, aunque pisando esas mismas tierras durante milenios, hago referencia a que Israel ofrece las dos posibilidades de golpe, si bien la del estado es la que los hace poderosos y envidiados, porque, aunque pisasen esas tierras desde, como digo, milenios de forma continuada, les ha sido negado ese derecho de posesión de esas mismas tierras que fueron suyas y que hoy han vuelto a sus dueños legítimos.
    Mas saludos para ti

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  5. Iojanán:

    Ambos sabemos bien que muchos judíos permanecieron en su tierra aún en condiciones muy adversas, pero siempre hay que repetirlo para el lector inadvertido porque este es el tema más discutido, que no los había y que volvieron miles de años después, como un regalo a consecuencia del holocausto. No fue así, más, esa región era un páramo y sólo fue repoblada masivamente cuando llegaron los sionistas y se unieron a los judíos que habían quedado. Es prueba de ello la declaración Balfour de 1917 donde dice que el gobierno de su majestad ve con buenos ojos el establecimiento del hogar del pueblo judío en esa región, en 1917!!!. No hay duda que siempre tuvieron derechos, sólo que muchos no lo saben y que otros muchos más tratan de desfigurar esta verdad. Toda la región estuvo por cientos de años en manos de los turcos y cuando la perdieron es cuando se consideró devolver su tierra al pueblo judío.

    Los sionistas que volvieron de todos lados del mundo impulsaron el progreso de la región dando trabajo a los habitantes nómades de los alrededores. Todos los que recorrieron la zona en el siglo XIX, Mark Twain entre otros, dan testimonio de lo que vieron. Aunque seamos reiterativos, no todos lo saben y hay que repetirlo hasta que sea conocido por todos la verdad de los derechos del pueblo judío sobre un territorio que no es más que su antiguo reinado, hoy el Estado Israel.

    Gracias por darme la oportunidad de hacer estas imprescindibles aclaraciones.

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  6. El sionismo existió únicamente para reparar la mayor iniquidad histórica que se cometiera en los anales de la humanidad contra cualquier nación del mundo: la iniquidad de la expulsión de Israel de su tierra y su transformación en víctima perpetua de persecuciones y matanzas incesantes. Este compromiso, y solo este compromiso, ha sido la base legal y moral de la existencia de dicho movimiento (el mas exitoso de todos los pueblos de la tierra, que logró convertir un desierto diminuto y un terruño de tierra abandonado en un paraíso de libertad, igualdad, justicia, democracia, progreso, tecnología, educación, economía, vida, desarrollo, cultura, democracia y civilización en medio de una región de salvajismo, atraso y fanatismo; además de reunir a un pueblo disperso por todos los rincones del planeta tierra en torno a su propio país independiente). Por eso el sionismo, antes que nada, es un movimiento de liberación nacional y sobre todo JUSTICIA. Sí, un movimiento de justicia. Como no existió en ningún otro lugar del mundo, el más recto, justo, liberador y digno para un pueblo oprimido. Por otro lado, el sionismo siempre fue un ferviente enemigo de los imperialismos otomano, británico, nazi, árabe, soviético e islamista. El pueblo judío levantó la cabeza, después de tantas miserias causadas contra él desde el fondo de la podredumbre y ceniza, sólo gracias a este movimiento que finalmente, contra todos los pronósticos, logró triunfar, y el mundo se sacó el sombrero. Al pueblo hebreo lo llenó de orgullo como ningún otro movimiento y le otorgó lo que le corresponde cuando le impuso aquel mandato de justicia en esos días suyos: defender lo suyo. Esa fue la mayor revolucion social, política y psicológica en la historia de un pueblo.

    Todos los humanos con un mínimo sentido de la honestidad, seamos gentiles o judíos, debemos dejar de lado y rechazar la difamación mentirosa e hipócrita a la que fue sometido el movimiento de liberación nacional del pueblo judío por dictaduras y regímenes autoritarios. Hay que admitir esto de una vez por todas: analizar y criticar legítimamente ciertas políticas o accionar de un gobierno israelí determinado no es compatible con denostar al sionismo ni cuestionar las bases del derecho del Estado de Israel a existir como cualquier país soberano del mundo o el derecho irrevocable del pueblo judío de tener una patria propia sobre un territorio que no es más que su antiguo reinado, hoy el Estado Israel (eso es básicamente el antisionismo, no es más que una vertiente actual del odio al pueblo judío, un tipo de antisemitismo más refinado y sutil que el convencional). Y después de todo lo que sufrieron los judíos, no se les puede negar sus derechos básicos a la autodeterminación, ni como individuos ni como nación. Y quien intente hacerlo no está muy lejos de la disciplina hitleriana. Pues debemos saber esto por nuestro propio bien: no hay fuerza en el mundo que pueda cortar el lazo entre el pueblo de Israel y su país único. Y a quien intente cortarlo, se le cercenará la mano y la maldición de Dios pesará sobre él a perpetuidad.

    Muchas gracias por permitirme este espacio para expresarme. Tenía que decirlo en algún momento ante tanta difamación contra un único pueblo.

    Cristian Bauer, Bs. As. (Argentina)

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