miércoles, 31 de diciembre de 2014

1426 - RECIBIENDO AL AÑO 2015




LIBERTAD, LIBERTAD, LIBERTAD

Nacemos libres, somos -como vulgarmente se dice- una hoja en blanco, pero naturalmente luchamos desde el primer instante por intentar hacer lo que queremos y gratificarnos, comer y dormir, pero nada está completo si no recibimos la caricia amorosa, los brazos que nos dan el calor imprescindible en el alma.

Una vez leí una historia que me hizo llorar. Un bebé abandonado fue enviado a un hogar donde recogían a niños en su condición. Lo alimentaban y cuidaban pero la salud del bebé se deterioraba cada día hasta que los médicos diagnosticaron que era irrecuperable, que iba a morir esa noche.

Las "damas de rosa" -así se las llama- decidieron que si iba a morir, no podía hacerlo en soledad, y acordaron que se turnarían toda la noche entre varias para tenerlo en brazos hasta su partida.

Parecía que ese era el final de su historia, pero no fue así. Día a día su salud mejoró hasta que se restableció. Era un ser especial que necesitaba algo más que comida para sobrevivir.

Creo que la libertad es al hombre como el amor era para ese bebé. ¿Cuántos mueren porque no pueden sobrevivir sin libertad?

Más, creo que una vida sin libertad no vale la pena. Sin embargo, nos educan para que aceptemos que nuestra libertad depende de la voluntad, designio y enseñanzas de "otros". No nos hacen mejores, nos hacen más dóciles y los mandatos que debemos obedecer no siempre son buenos y se va forjando nuestra personalidad desde el instante en que empezamos a ser verdaderamente personas. Ya no pensamos por nosotros mismos, nuestro pensamiento ya no es libre, ya no podemos elegir, han empezado a domesticarnos según el lugar, la cultura o la religión de quienes nos cuidan, nos aman y, también, nos esclavizan según lo que ellos creen es bueno para nosotros.

Para este 2015, deseo que seamos capaces de cuestionar todo lo que nos han enseñado sin que nos hayan pedido permiso. Que podamos volver a ser esa "hoja en blanco" y que la llenemos con pensamientos propios, que seamos capaces de ver la realidad tal como es, sin mandatos de nadie, que abramos bien los ojos y aprendamos de los mejores, de los que con su ejemplo nos guían hacia una vida más rica, más generosa, más productiva.

Nada se compara cuando la natural gratificación personal es un bien compartido con el resto de nuestros hermanos, la humanidad toda. Nada.

La esclavitud del pensamiento es la peor de las compañías aunque estemos acompañados por millones. Porque ese pensamiento de millones, enseñado, se enfrenta a otro también de millones, pero ninguno ha podido elegir en libertad.

Seamos capaces de ser libres, de elegir cada día, cada instante, qué es lo mejor para todos. No todos somos iguales, no por cómo lucimos, no por lo que sabemos, sino por lo que pensamos. Pensar libremente no debería ser un esfuerzo tan grande si no tuviéramos que desprendernos de todo lo malo aprendido.

Finalmente, pensar en libertad es descubrir, cada día, la maravilla de la vida cuando uno puede vivir en armonía con el resto de los seres humanos que hacen de su libertad una consigna para defender la libertad de los otros.

Si, creo que la libertad es la llave de la felicidad, aprenderíamos que si respetamos al otro y el otro nos respeta, no habría enfrentamientos inventados que nos separaran.

Parece difícil pero puede enseñarse en el hogar, en las escuelas, sólo es imprescindible darle a la libertad el valor que tiene y del que, a mi juicio, dependen todos los demás.

Seamos libres y ayudemos al "otro" a ser tan libre como nosotros. De eso debería tratarse toda la educación que recibimos para ser mejores personas y vivir en un mundo mucho mejor que el que hemos recibido.

¡Feliz 2015!

ANA

martes, 30 de diciembre de 2014

1425 - INCOHERENCIA PALESTINA


APOYA EL BOICOT CONTRA ISRAEL Y ESTUDIA EN UNIVERSIDAD ISRAELÍ

La verdad sobre el BDS (BOICOT, DESINVERSIÓN, SANCIONES)


Omar Barghouti es una de las figuras principales que impulsa el movimiento del BDS que llama al Boicot, la Desinversión y las Sanciones contra Israel. Omar Barghouti es considerado uno de los padres y líderes de este movimiento que ha tomado fuerza en Estados Unidos en los últimos años, por ser miembro del comité fundador de la Campaña Palestina para el Boicot Académico y Cultural de Israel (PACBI).

La hipocresía y falsedad de Barghouti no tienen límites. Mientras el movimiento que el propio Barghouti fundó llama al boicot académico de Israel, el propio Barghouti tiene una maestría en filosofía de la Universidad de Tel Aviv y actualmente está estudiando en la universidad para obtener un PhD. La Universidad de Tel Aviv es una universidad pública israelí apoyada en gran parte por el gobierno de Israel. Cuando Barghouti ha sido preguntado sobre esta ridícula contradicción se niega a contestar argumentando que sus estudios son “un tema personal”. Mientras Barghouti llama a los demás a boicotear las universidades y academia israelí, él mismo estudió y estudia en una universidad israelí.

Esta hipocresía contradictoria de Barghouti nos recuerda las acciones de otros líderes palestinos. Por ejemplo, el líder del movimiento terrorista Hamas en Gaza Ismail Khaniyeh ha liderado durante años la lucha armada contra Israel con frases como: “Nunca reconoceremos el gobierno usurpador sionista” y sin embargo, cuando su hija estuvo enferma no dudó en llevarla en un hospital israelí. Esta hipocresía se agrava aún más cuando tomamos en cuenta que el Hamas mismo evitó que palestinos heridos y enfermos llegaran al hospital de campo que estableció Israel en el paso fronterizo de Erez durante la operación Margen Protector.

Además de mostrarte la verdad sobre la hipocresía de Barghouti, es importante mostrar la verdad acerca del movimiento BDS que lidera. Mientras muchos en el mundo creen que apoyando el BDS colaborarán con llegar a una solución de paz con dos estados, la idea detrás del BDS no es la paz y la convivencia sino la desaparición por completo del estado de Israel.

El propio Barghouti admitió durante una conferencia con estudiantes en la Universidad de Ottawa:

“Yo no compro la solución de los dos estados. No sólo es pragmáticamente imposible sino también inmoral… El primer tema sería el derecho de retorno por lo que si los refugiados regresaran no podrías tener un estado palestino sino un estado palestino al lado de un estado palestino en vez de un estado palestino al lado de uno judío” (estas declaraciones puedes verlas en el siguiente video a partir del 1:02). (no se encuentra el video)

Además en una entrevista con la página web Electronic Intifada el 31 de Mayo de 2009 Barghouti dijo con claridad:

“No puedes reconciliar el derecho de retorno de los refugiados con una solución de dos estados… el retorno de los refugiados acabaría con la existencia de Israel como estado judío. El derecho de retorno es algo a lo que no se puede renunciar. Es inalienable”.

De esta forma reitera que lo que busca realmente es acabar con Israel.

Fuente:israelwtf.com

FUENTE: RADIO JAI-BOICOT CONTRA ISRAEL-29/12/14

REFLEXIÓN:

Esta no es una incoherencia más de un representante de los intelectuales palestinos, ¿para qué estudiar en una Universidad israelí si al mismo tiempo promueve que la boicoteen?

Él mismo dice que sabe que la solución de dos estados y el retorno es un oxímoron, pero estudia con los israelíes y se supone que debería estar aprendiendo a razonar y discutir con inteligencia y libertad de pensamiento. Y seguramente ha aprendido que se puede disentir como un paso previo a un pensamiento superador. Estudiar y aprender nos modifica, si no ¿para qué estudiar si sostenemos las mismas ideas que tuvimos antes del aprendizaje?

Todo el tiempo leemos que el liderazgo palestino quiere la paz con Israel, pero no se sienta a discutir la forma de llegar a ella. Niegan ser una conducción combativa, intolerante y enemiga de Israel, que sólo quiere un estado propio, pero no reconoce a Israel como estado judío y premia a quienes cometen atentados, los ensalza y sostiene económicamente -lo mismo que a sus familiares- cuando son encarcelados.

Todo es posible en la dimensión de un pueblo mal conducido y ¿cómo no si este hombre educado, que convive con israelíes en los claustros, se supone que en los cafés de Tel Aviv, que tiene la posibilidad de revisar lo que aprendió desde que nació, no le sirvió para actuar con racionalidad y también coherencia?

Los israelíes siempre nos sorprenden con sus logros, parece increíble que un territorio tan pequeño albergue tanta innovación en todos los órdenes, flores, bosques, criaderos de peces en el desierto, cada problema es un desafío para un pueblo luchador que no baja los brazos ante tanta estupidez que, como esta noticia, ya ha dejado de sorprendernos. Decir que sus estudios es un tema personal -lo que implica que no modifica sus convicciones políticas- es irracional, un absurdo, todos estudiamos para superar nuestras limitaciones personales, también nuestras ideas políticas...

El tiempo pasa y la grieta con sus vecinos es cada vez más grande, sin embargo y como todo en esta vida, siempre habrá de ambos lados quienes construyan los puentes que serán transitados hasta encontrar una paz inteligente y posible. Sólo se necesita coherencia que, como lo estamos comprobando en este caso, no tiene nada que ver con la capacidad de pensar a la luz de lo aprendido. Memorizar, pasar un examen, no es suficiente si no modifica nuestro pensamiento, sólo sirve para enmarcar un título universitario como si fuera una joya, pero sin valor alguno.

ANA

sábado, 27 de diciembre de 2014

1424 - LA TORTURA - POLÍTICA EXTERIOR, 2005


En el pasado, Estados Unidos siempre denunció la tortura. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 circularon propuestas en la administración Bush para autorizarla. ¿Cuáles son las razones de esa marcha atrás, jurídica y moral?

SOBRE LA TORTURA

Por WILLIAM PFAFF


El sencillo pero esencial motivo para la tensión existente hoy entre Estados Unidos y Europa occidental es que las afirmaciones norteamericanas sobre la amenaza terrorista les parecen a los euro­peos exageradas, su reacción desproporcionada y el utopismo de sus objetivos nacionales declarados, inquietante. Ambición y falta de realismo recuerdan a la utopía que caracterizó los grandes movimientos ideológicos del siglo pasado, uno de los cuales prometía una sociedad donde el gobierno se diluía como algo innecesario, y el otro un Reich milenario integrado por una raza superior de hombres y mujeres. La utopía norteamericana es la democracia universal que lleve a la paz mundial. Sin embargo, resulta inquietante que esta búsqueda permanente de paz se haya realizado hasta el momento mediante la intervención militar, la guerra agresiva y la tortura.

La política norteamericana en Irak es rechazada por la mayoría de los gobiernos y la ciudadanía europeos, porque parece desproporcionada, irrelevante para su supuesto objetivo y perversa en sus consecuencias, al intensificar un choque entre las potencias occidentales y el islam. La insistencia norteamericana en que el 11 de septiembre de 2001 fue el acontecimiento definitorio de la era, después del cual “nada podía ser igual”, se considera exagerada.

Parece justo decir que la mayoría de los europeos tiende a pensar que las circunstancias internacionales, al igual que la condición humana básica, son prácticamente las mismas de siempre. Es Estados Unidos quien ha cambiado. Le molesta que la elite norteamericana parezca incapaz de entenderlo.

Para un norteamericano, los aspectos más perturbadores de la conducta de la administración de George W. Bush durante los últimos cuatro años han sido su hostilidad hacia el Derecho internacional y el repudio a las obligaciones de diversos tratados por considerarlas irreconciliables con la soberanía nacional absoluta de EEUU u obstáculos para su política exterior. Se hizo gala de ello desde el principio. De hecho, incluso antes de que la administración Bush tomara posesión, el departamento de Defensa se había opuesto con firmeza a la Corte Penal Internacional. Incluso entonces era difícil interpretar la postura del Pentágono como distinta a una declaración implícita de que la actual doctrina militar incluía opciones que po­dían invitar a la condena según el Derecho internacional. No obstante, la administración de Bill Clinton firmó el tratado fundador de la Corte. La administración Bush retiró la firma poco después de llegar al poder.


Tras el 11-S circularon propuestas en el gobierno para autorizar la tortura, incluso antes de que hubiese alguien a quien torturar. El departamento de Justicia redactó memorandos sobre cómo proteger a los miembros del ejército y a los servicios de espionaje norteamericano de la posibilidad de ser juzgados según la ley vigente en EEUU por su trato a los prisioneros afganos y otros. En la guerra de Afganistán, la administración Bush envió sumariamente a prisioneros fuera del país, en especial a la base de Guantánamo en Cuba, sin una evaluación adecuada de sus casos y obviando los acuerdos de la convención de Ginebra, suscrita por Estados Unidos, relativa a los prisioneros de guerra. La normativa del ejército de EEUU sobre el trato a prisioneros de guerra se pasó por alto ya que estas personas se consideraban, según la definición presidencial, “combatientes enemigos”, y no prisioneros de guerra.

Las normas norteamericanas, que exigen una presentación oportuna de cargos y una adjudicación imparcial, fueron ignoradas entonces, y siguen siéndolo ahora. Aunque el incumplimiento del Derecho internacional y del Derecho militar y constitucional norteamericano se reconocía en general, hubo escasas protestas en la prensa y ninguna oposición efectiva por parte de los líderes del Partido Demócrata. Por tanto, la responsabilidad por lo ocurrido reside en los dos partidos.

La administración Bush se quejó de que los tratados y las convenciones internacionales eran obstáculos para su determinación de arrestar y retener a personas en cárceles secretas, declararlos carentes de derechos legales, aunque fueran ciudadanos norteamericanos, interrogarlos mediante torturas y retenerlos indefinidamente, como ha sido la práctica desde entonces. La encarcelación en el campo de prisioneros de Guantánamo y en “instalaciones de retención” secretas en otras ubicaciones extranjeras creadas desde 2001 constituye un sistema que guarda un evidente, si no perturbador, parecido –especialmente en el deliberado aislamiento de los prisioneros y de las garantías constitucionales norteamericanas– con las prácticas nazis y soviéticas durante las décadas totalitarias.

Los afganos y otros prisioneros de la “guerra contra el terrorismo” han sido trasladados a terceros países. Cuando en 2002 se supo todo esto, se informó a los periodistas –con una sonrisa y un guiño– de que la razón era que allí podían ser torturados. Esto se confirmó unos dos años y medio más tarde, cuando la práctica conocida como “entrega”, que significa el traslado clandestino (ilegal según el Derecho internacional) de prisioneros a jurisdicciones extranjeras, fue reconocida oficialmente. El gobierno de EEUU afirma que con la entrega exige y recibe una garantía verbal de que la persona no será torturada. Ésta es una formalidad entre profesionales, ya que no existe ningún otro motivo para la entrega.

Al principio de la denominada guerra contra el terrorismo, reinaba en la Casa Blanca una ansiedad por cómo proteger a Bush y a los miembros de su gabinete de las consecuencias legales de ordenar, autorizar o permitir deliberadamente la tortura de personas bajo su control, aunque estuviesen técnicamente fuera de la jurisdicción legal norteamericana. La cuestión planteada a los abogados del gobierno era cómo podían el presidente y los demás cometer crímenes de guerra y no ser responsables de ellos. En febrero de 2002, el presidente recibió de su asesor legal en la Casa Blanca, Alberto R. Gonzales, ahora fiscal general, la opinión de que no está limitado por las leyes de EEUU o por compromisos internacionales que prohíban las torturas, y que los norteamericanos que las cometan bajo su autoridad no pueden ser procesados por el departamento de Justicia. Esta opinión se apoya en el argumento de que las cuestiones de seguridad nacional están por encima de la ley norteamericana y de los tratados internacionales. Como ha manifestado uno de los abogados castrenses que participaron en estas conversaciones, fue una afirmación de “poder presidencial en su momento más álgido”.

Unas investigaciones realizadas en 2004 determinaron que algunos interrogadores norteamericanos que torturaron a detenidos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib creían, con razón, que sus acciones habían sido autorizadas por un memorándum del general Ricardo S. Sánchez, en el que se aprobaban técnicas como encapucharlos, imponerles “posturas de estrés” y utilizar perros para inspirarles miedo, aunque estos métodos violan claramente las convenciones de Ginebra. Fueron sancionados por el equipo legal del general Sánchez “utilizando razonamientos del memorándum del presidente del 7 de febrero de 2002”, que determinaba que las convenciones debían dejarse de lado con personas consideradas “combatientes ilegales”. Todo esto se está impugnando ahora ante los tribunales norteamericanos.

En el transcurso de estas deliberaciones, Gonzales encargó un memorándum al departamento de Justicia en el verano de 2002, que confirmaba el derecho del presidente a ordenar la tortura de “detenidos” y redefinía la propia tortura, de forma que el dolor que no implicara fallo orgánico, muerte o daños psicológicos permanentes no fuera clasificado como tal. Según un informe (publicado por Newsweek) el memorándum fue escrito después de una reunión convocada por Gonzales, en la que se debatieron y aprobaron prácticas concretas de tortura.

Sobre el terreno se descubrió el problema táctico de qué hacer cuando las cosas se torcían y a los torturadores se les moría un hombre o una mujer (parece que algunas mujeres también han sufrido torturas). Al menos en un caso en Irak, se dejó a la improvisación, lo que significó sacar el cadáver, desprovisto de elementos de identificación, de la cárcel de Abu Ghraib para deshacerse de él en otro lugar.

Ha habido objeciones a todo esto. El FBI, los propios asesores jurídicos de las fuerzas armadas, asociaciones de abogados y otros grupos legales civiles han protestado, al igual que lo han hecho funcionarios de los servicios de espionaje retirados. La administración Bush ha negado en varias ocasiones que haya autorizado las torturas, como ocurrió recientemente cuando el informe anual de derechos humanos del departamento de Estado, publicado a principios de este año, criticaba la tortura en varios países, entre ellos Egipto, Siria y otros lugares donde EEUU ha “entregado” a prisioneros, sin permitirles el acceso al Comité Internacional de la Cruz Roja, como está obligado formalmente a hacer.

Intimidar a la población

En el pasado, EEUU siempre ha denunciado la tortura, reconociendo que sus costes indirectos son enormes por sus repercusiones en la reputación nacional, su alienación de la opinión aliada e internacional, y su corrupción de la moral y la ética de los servicios militares y de espionaje norte­americanos. ¿Por qué continúa? El argumento oficial o semioficial es la conveniencia, pero resulta poco convincente. La opinión universal en los círculos de inteligencia y operaciones encubiertas es que más bien resulta inútil. Aunque tengas una figura clave que posee información útil y finalmente consigas que te cuente lo que quieres oír, ¿qué beneficio aporta?

¿Es realmente cierto? ¿Es simplemente que el torturador ha transmitido a la víctima que ésa es la respuesta que quiere oír? Aunque sea verdad, ¿sigue resultando útil? Toda organización de resistencia o clandestina trabaja con un sistema de válvulas que limita lo que sabe cualquier individuo, y advierte a todos los demás que cancelen planes, reuniones y guaridas cuando cae un prisionero.

La amplia mayoría de los que están en prisiones iraquíes parecen haber sido detenidos porque estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado, o tenían un nombre parecido al de otra persona, o su nombre, después de ser traducido del árabe al inglés en transcripciones y traducciones, le pareció sospechoso a un norteamericano sin conocimientos de árabe ni sobre Irak, o estaban emparentados con alguien cuyo nombre figuraba en una lista de EEUU. Fueron torturados porque se había convertido en una práctica. A lo mejor sabían algo. Además, el maltrato generalizado a los cautivos se consideraba útil para propagar la consternación, la desorientación y el temor entre quienes se resistían a la ocupación. Cuando los altos mandos se quejaban de que no estaban recibiendo suficiente información, en ocasiones se volvía a torturar a los mismos prisioneros.

El terrorismo y la guerra de guerrillas desmoralizan a los ejércitos porque son impredecibles y carecen de reglas. No existe un modo fiable de reconocer al enemigo, ni una estructura sobre qué está permitido y qué no, e invitan a atrocidades recíprocas, violencia indiscriminada y asesinatos colaterales de civiles.

La defensa psicológica de los soldados contra todo eso es deshumanizar mentalmente a los civiles enemigos además de a los combatientes del otro bando. La generalización de la tortura en la denominada guerra contra el terrorismo se ha visto facilitada porque las autoridades norteamericanas han deshumanizado al enemigo. Éste es el mensaje que soldados (y civiles) han recibido desde lo alto de la cadena de mando, que llega hasta el mismísimo Pentágono y la Casa Blanca. Los que se oponen a EEUU en Irak y otros lugares deben ser asesinados, ha dicho repetidamente el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. No habla de derrotarles, y mucho menos (como con los británicos en el sur de Irak) de negociar con ellos.

Se ha utilizado un mensaje deshumanizador para describir a todos los que se oponen a EEUU. El efecto acumulativo de ello ha sido transmitir a las tropas norteamericanas que no sólo se han suspendido (o limitado de forma crucial) las normas internacionales y nacionales en la guerra contra el terrorismo, sino que las reglas religiosas y laicas de conducta civilizada comúnmente aceptadas ya no son procedentes.

La administración Bush creó un estado de excepción y una forma de conducta hostil hacia las normas tradicionales de comportamiento militar, e inspiró actitudes de desprecio y miedo hacia los iraquíes, los afganos, y otros “terroristas” islamistas, que abrieron el camino a las atrocidades, el sadismo autorizado y la crueldad gratuita, siempre cerca de la superficie del conflicto. La guerra es atroz, pero la guerra de guerrillas y el terrorismo son lo peor de todo. La gente que lucha contra ellas sólo puede mantener el norte si la estructura moral de su propio ejército permanece intacta. Podía pensarse que los norteamericanos lo habían aprendido en Vietnam.

Si se busca una explicación mundana y utilitarista para la tortura, la más plausible es que la administración Bush haya estado torturando a prisioneros debido a su simbolismo. La tortura tenía por objeto provocar lo que, en el asalto militar a Irak, se denominó “sobresalto y pavor”. Su intención era intimidar. Haremos todas estas cosas terribles para demostrar que nada nos impedirá derrotar a nuestros enemigos. Somos indiferentes a la opinión mundial. Nada nos detendrá.

En ese sentido es como el alarde inicial de blindaje y potencia de fuego deliberadamente indiscriminada que tuvo lugar la noche de la toma de Bagdad, y un año y medio después, el ataque al bastión insurgente de Faluya, una ciudad de 600.000 habitantes donde poco quedó en pie. Ambas fueron operaciones fundamentalmente simbólicas. Las tropas iraquíes que quedaban en Bagdad, al igual que los insurgentes de Faluya, pudieron escapar antes del asalto. El verdadero objetivo era intimidar a la población: un mensaje a todo Irak de que aquello era lo que podía hacer EEUU si seguían resistiéndose, y en el caso de Faluya, el castigo colectivo a los ocupantes de la ciudad por haber tolerado las operaciones terroristas con base allí.

Produjo sobresalto y pavor. La obsesión de la administración con el sobresalto y el pavor es consecuencia del concepto erróneo que tiene de la batalla que está librando, que es política y no militar.

Degradación moral

Sin embargo, todo esto resulta insuficiente, poco satisfactorio como explicación del uso de la tortura: un uso persistente, continuado, invasivo. El juicio moral, incluso teológico, sobre lo hecho por la administración Bush resulta inevitable. El presidente provoca además esta clase de respuestas al justificar su conducta en la guerra contra el terror en términos religiosos, y al declarar “diabólicos” a los prisioneros capturados por ­EEUU. Todo ello para evitar que puedan aplicárseles las normas jurídicas y los derechos humanos que precisamente les protegen como prisioneros.

Puede citarse lo dicho por Al Gore, vicepresidente en la administración Clinton y candidato del Partido Demócrata derrotado por George W. Bush en 2000. Respecto al asunto de la tortura, Gore declaraba que “una de las indicaciones más claras de la inmediata pérdida de identidad de la propia alma es la imposibilidad de reconocer la existencia de un alma de aquél sobre el que se ejerce el peso del poder, especialmente si aquéllos que no pueden defenderse son degradados, tratados como animales”. El fin de la tortura es la degradación de la víctima: por eso se debe dar la razón a Gore cuando concluye que aquéllos que degradan a otros revelan su propia degradación y la de su país.

En este asunto hay una inconfesada carga de sadismo y nihilismo: esto no puede ignorarse y no opera sólo a escala individual. Ciertamente los patéticos soldados retratados en las fotos de las torturas de la prisión de Abu Ghraib proporcionaron la primera evidencia de estas prácticas. Aparecían, sin esperarlo, en circunstancias que evocan impulsos perversos, que en otro entorno hubieran resultado indudablemente suprimidos (algunos de ellos, pero no todos, han sido condenados por este escándalo).

Sin embargo, el sadismo funciona a través de instituciones, no sólo a través de individuos. El propósito de esta administración, decidida a tratar así a sus enemigos, revela la perversión moral hoy en alza y su utilización como signo del poder nacional. No se trata sólo de imponer una política americana contra sus enemigos sino de degradarlos y humillarlos. Tal es la voluntad de este gobierno respecto a aquéllos que se cruzan en su camino. El enemigo no debe ser sólo derrotado, sino aniquilado moral y físicamente.

Destruir es afirmar el propio poder: si el enemigo muere, nosotros destacamos gracias a su muerte. No es una coincidencia que todas salvo una de las principales figuras de la administración Bush, partícipes en la concepción y dirección de la guerra, alcanzaran en su práctica totalidad la edad del servicio militar durante los años de la guerra de Vietnam. Casi todos ellos intentaron por uno u otro subterfugio evitar su participación en esa guerra. Por eso necesitan ahora hacer por representación lo que no hicieron en persona. No hay duda: en su fuero interno, aunque quizá no puedan verlo, buscan una convalidación retroactiva.

Muchos teóricos de la guerra y de la manera en que ha sido conducida, comparten un común pensamiento político adscrito (a veces confusamente) al filósofo Leo Strauss, según el cual las gentes superiores, capaces de ver más allá de las preocupaciones de los ciudadanos comunes, están obligadas a imponer a su país actos que la ordinaria ciudadanía no podría entender ni aprobar.

Esto, por supuesto, pudiera derivarse también de un argumento marxista, autorizado por el conocimiento “objetivo” de la dialéctica histórica. Aunque se trata en realidad de un argumento en provecho propio: la explotación brutal del material humano caracteriza al líder. No es necesario insistir en el fondo totalitario de este pensamiento. Una teoría que también es fascista. El eminente profesor de Harvard, Stanley Hoffmann, ha subrayado el parentesco entre ciertas posiciones neoconservadoras y ciertos argumentos del fascismo italiano.

La ilegalidad internacional, el deliberado rechazo del Derecho internacional y la tortura –gratuitamente utilizados como desafío de la “moral natural” del común de las gentes– muestran una administración Bush que habría optado por colocarse al margen de una civilización basada en una moral comunitaria, liberal y moderna. No creo que este último sea un juicio injurioso ni privado de base: me parece más bien derivado de hechos evidentes. Estamos ante una extraña opción elegida por un gobierno americano. Un gobierno que se identifica más que ningún otro en la historia de EEUU, con la cristiandad.

A este respecto deberíamos citar a ese gran novelista católico francés, Georges Bernanos. El también escritor André Malraux le preguntaba poco después de la Segunda Guerra mundial por su juicio sobre la Europa de 1945. Bernanos, que había estado exiliado en América del Sur durante la guerra, contestó: “Hemos visto los campos de concentración: Satán ha reaparecido visiblemente en el mundo”.

FUENTE: POLÍTICA EXTERIOR-Nº105-MAYO-JUNIO 2005-TORTURA-WILLIAM PFAFF

REFLEXIÓN:

Un crimen no deja de serlo aunque se esgriman "razones de estado" para cometerlos.

Según la RAE, CRIMEN es: 1. Delito grave. 2. m. Acción indebida o reprensible. 3. m. Acción voluntaria de matar o herir gravemente a alguien.

En cualquiera de sus acepciones la tortura encaja como crimen.

No hay duda que pueden existir razones de fuerza mayor para obtener información urgente que salve las vidas de miles de personas, sobre todo hoy cuando el terrorismo es la forma de la guerra moderna. Es decir, su particularidad es que es una acción que no discrimina entre enemigos, culpables o inocentes. Atar cabos sobre lo que saben individuos que quizá no se conocen entre sí, puede evitar atentados programados que ponen en jaque la vida de muchas personas. Porque las armas de hoy pueden ser de destrucción masiva y si están en manos de fundamentalistas el peligro es real, no una fantasía.

El tema es cómo se puede obtener esa información vital. Y no es a través de la tortura física o psicológica, mucho menos hoy cuando hay muchos métodos para acceder a ella SI el tiempo no es un factor crucial. De allí que no puede descartarse el uso de la tortura si no somos hipócritas. Pero es una circunstancia excepcional que confirma la regla y que muy raramente se da.

Ese hipotético caso de urgencia extrema no se da normalmente, en realidad lo que vemos es que se usa para amedrentar a inermes cautivos sujetos a la crueldad de sus captores. Porque la tortura es aplicada por individuos que han sido entrenados para llevarla a cabo y no tienen el escrúpulo moral para no ejercerla a su antojo. Son elegidos como ejecutores, porque no cualquiera puede ser un torturador. Como no cualquiera puede ser un "verdugo profesional", suele ser un individuo anónimo porque se oculta a propósito su identidad, la sociedad lo rechaza y normalmente es una "profesión" que se hereda en un entorno familiar que la acepta.

Los casos de tortura han sido denunciados precisamente por aquellos que la rechazaron como método, filmaron videos o expresaron su repudio ante los medios de una forma que se pudiera probar, de lo contrario este tema no se estaría discutiendo ahora ante la opinión pública.

Lo que vemos es que se intenta justificar la tortura cuando en realidad sólo se trata de la crueldad ejercida sobre personas por individuos que tienen un circunstancial poder sobre ellas, sabiendo que no serán juzgados. Lamentablemente, a veces, bajo el amparo de un estado. Pero la crueldad nunca se debe aceptar ni justificar, jamás.

Por otra parte, ni siquiera puede decirse que la tortura cambie a quien está convencido de su misión, como se lee en este artículo de un individuo que estuvo prisionero en Gantánamo:
"Ex preso de Guantánamo ahora recluta yihadistas para unirse al Estado Islámico" (INFOBAE-25/12/14). Como vemos, no se podía conocer sus pasos futuros una vez puesto en libertad. Y no se puede torturar o matar, "por las dudas". Hay mucha información sobre la liberación de otros presos de Guantánamo que fueron recibidos como refugiados políticos en Uruguay y en otras partes del mundo, algún día se sabrá sobre el rumbo que tomaron sus vidas: Las razones por las cuales Uruguay aceptó a detenidos de Guantánamo (Artículo de BBC-MUNDO-07/12/14) y Seis claves sobre el traslado de los prisioneros de Guantánamo a Uruguay (LA NACIÓN-08/12/14).

Un individuo puede perder el sentido de los valores sobre el que se basa su cultura, pero nunca debe perderlo un estado, no se lo puede permitir a sí mismo a menos que por razones políticas sea autoindulgente. ¿Qué razones tendrían los hombres comunes para elegir a una cultura respetuosa de la ley y de los Derechos Humanos si ella los pregona pero los viola?

Este artículo es del año 2005, entonces no existía el Estado Islámico de Irak y Siria, con prácticas bárbaras diarias ¿podemos aceptar en nuestra cultura alguna crueldad que pueda parecérsele?

ANA


sábado, 6 de diciembre de 2014

1423 - ONU: ISRAEL ACUSA


RON PROSOR EN NACIONES UNIDAS. UN DISCURSO QUE HACE HISTORIA

Discurso de Ron Prosor en Naciones Unidas

MUY RECOMENDADO


Sr Presidente:

Me pongo en pie, ante el mundo,  como orgulloso representante del Estado de Israel y del pueblo Judío. Con la cabeza muy alta, me presento sabiendo que la verdad y la moralidad están de mi lado. Y, además, estoy aquí sabiendo que, hoy,  en esta Asamblea, la verdad será pervertida y no se tendrá en cuenta la moralidad.

El hecho es que, cuando miembros de la comunidad internacional, hablan del conflicto israelí-palestino, una niebla desciende para oscurecer toda claridad lógica y moral. El resultado no es real-político. Es surreal-político.

El foco constante del mundo sobre el conflicto israelí-palestino es una injusticia para decenas de millones de víctimas de tiranía y terrorismo en Oriente Medio. Mientras hablamos, yazidíes, bahai, kurdos, cristianos y musulmanes, son ejecutados y expelidos por extremistas radicales a un ritmo de 1000 personas por mes.

¿Cuántas resoluciones pasaron, la semana pasada, para atajar esta crisis? Y, ¿cuántas sesiones especiales convocaron? La respuesta es “cero”. ¿Qué dice esto sobre la preocupación internacional por la vida humana? No demasiado, pero habla, en demasía, de la hipocresía de la comunidad internacional.

Me pongo en pie para hablar de la verdad; de los 300 millones de árabes en Medio Oriente y África del Norte, donde menos del 0,5 por ciento son, en verdad, libres… Y todos son ciudadanos de Israel.

Los árabes-israelíes forman parte de los árabes más educados del mundo Son nuestros destacados médicos y cirujanos. Son electos en nuestro Parlamento, y sirven como jueces en nuestra Corte Suprema. Millones de hombres y mujeres, en  Medio Oriente, serian gustosos de tener estas oportunidades y libertades.

No obstante, nación tras nación, hoy se pondrá de pie, sobre este podio y criticará a Israel, la pequeña isla de democracia en una región plagada de tiranía y opresión.

Sr Presidente:

Nuestro conflicto nunca fue por el establecimiento de un Estado palestino. Siempre fue sobre la existencia del Estado judío.

Esta semana, hace 67 años, el 29 de noviembre de 1947, Naciones Unidas votó la partición de la tierra: un Estado judío y uno árabe. Simple. Los judíos dijeron sí. Los árabes dijeron no. Pero no solo dijeron eso. Egipto, Jordania, Siria, Irak, Arabia Saudita, y Líbano lanzaron una guerra de aniquilación contra nuestro Estado recién nacido.

Esa es la verdad histórica que los árabes tratan de distorsionar. El error histórico de los árabes es el lamento en vidas perdidas en la guerra, en vidas perdidas en terrorismo, en vidas marcadas por los estrechos intereses políticos de los árabes.

Según Naciones Unidas, 700 000 palestinos fueron desplazados en la guerra iniciada por los propios árabes. Al mismo tiempo, unos 850 000 judíos se vieron obligados a huir de los países árabes.

¿Cómo es que, 67 años después, el desplazamiento de los judíos fue, por completo, olvidado por esta institución mientras que, el de los palestinos es sujeto a debates anuales?

La diferencia es que Israel hizo todo lo posible por integrar a los refugiados judíos en la sociedad. Los árabes hicieron, exactamente, lo contrario.

La peor de las opresiones del pueblo palestino tiene lugar en las naciones árabes. En la mayoría del mundo árabe, se les niega la ciudadanía y son discriminados, de manera agresiva. Se les prohíbe poseer tierras y se les impide tener algunas  profesiones.

Y, ninguno, ni tan siquiera uno, de esos crímenes son mencionados en las resoluciones de esta Organización.

Si, de verdad, se preocuparan por la situación del pueblo palestino, habría una;  solo una, resolución dirigida a los miles de palestinos asesinados en Siria. Y, si de verdad estuvieran preocupados por los palestinos, habría, por lo menos, una resolución que denunciase el trato a los palestinos en los campos de refugiados de Líbano.

Pero no la hay. La razón es que el debate de hoy no es para hablar en “pro” de la paz o en “pro” del pueblo Palestino. Es para hablar contra Israel. Es, nada más ni nada menos, que un festival de odio y vapuleo contra Israel.

Sr Presidente:

Las naciones europeas aseguran representar la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad. Nada más lejos de la verdad.

A menudo escucho a dirigentes europeos proclamar que, Israel, tiene derecho de existir dentro de fronteras seguras. Es muy bonito. Pero debo decir que tiene el mismo sentido que proclame, aquí y ahora, el derecho a la existencia de Suecia dentro de fronteras seguras.

Cuando se trata de seguridad Israel aprendió, de la peor manera, que no podemos contar con los demás. Y, con certeza, no con Europa.

En 1973, en la Guerra de Yom Kippur, el día más sagrado del calendario judío, las naciones árabes colindantes lanzaron un ataque contra Israel. Durante las horas que precedieron la guerra, Golda Meir, por entonces nuestra Primer Ministro, tomó la difícil decisión de no lanzar un ataque preventivo. El Gobierno israelí entendió que, si lanzábamos un ataque preventivo, perderíamos el apoyo de la comunidad internacional.

Mientras los ejércitos de los Estados Árabes avanzaban en todos los frentes, la situación en Israel se hacía cada vez más grave. Nuestras bajas aumentaban y las municiones y armas disminuían, de modo peligroso. En ese momento de  necesidad, el Presidente Nixon y el Secretario de Estado, Henry Kissinger, aceptaron enviar aviones Galaxy repletos de tanques y municiones para reabastecer a nuestras tropas. El único problema era que los Galaxy necesitaban repostar en el  camino hacia Israel.

Los Estados árabes se acercaban y nuestra existencia estaba amenazada. Y, aun así, Europa ni siquiera quería dejar que los aviones repostaran. EEUU, una vez más, dio un paso al frente y negociaron el permiso para repostar en las Islas Azores.

El Gobierno y el Pueblo de Israel jamás olvidarán que, cuando nuestra mera existencia se jugaba, sólo un país vino en nuestra ayuda: Estados Unidos de América.

Israel está cansado de las vanas promesas de los dirigentes europeos. El Pueblo judío tiene larga memoria. Nunca olvidaremos que, ustedes, nos fallaron en 1940. Nos fallaron en 1973. Y, hoy, también nos están fallando.

Cada Parlamento Europeo que votó, prematura y unilateralmente, reconocer un Estado palestino da a los palestinos justo lo que quieren: un Estado sin paz. Al ponerles un estado en bandeja de plata, recompensan las acciones unilaterales y alejan cualquier incentivo hacia los palestinos para llegar a negociar, o comprometerse, o renunciar a la violencia. Les envían un mensaje según el cual, la Autoridad Palestina puede sentarse en un Gobierno con terroristas e incitar a la violencia contra Israel sin pagar ningún precio.

El primer miembro de la UE en reconocer, de modo oficial, un Estado palestino fue Suecia. Uno se pregunta por qué el gobierno sueco tiene tanta prisa en tomar esta medida. Cuando se trata de otros conflictos regionales en nuestra zona, el gobierno sueco llama a negociaciones directas entre las partes, pero a los palestinos, ¡Sorpresa!, ¡Sorpresa! Les colocan la alfombra roja.

La Secretaria de Estado, Söder, puede pensar que está aquí para celebrar el presunto histórico reconocimiento de su gobierno cuando, en realidad, no es sino un error histórico. El Gobierno Sueco puede albergar la ceremonia del Premio Nobel. Pero, no hay nada noble en su cínica campaña política para tranquilizar a los árabes con el fin de tener un asiento en el Consejo de Seguridad. Las naciones del Consejo de Seguridad deberían tener juicio, sensibilidad; extrema sensibilidad. Pero, el gobierno sueco no demostró tener ni juicio, si sensibilidad, ni extrema sensibilidad. Solo delira.

Israel aprendió, de manera dura, que escuchar a la comunidad internacional puede traer consecuencias devastadoras. En 2005, de modo unilateral, desmantelamos  cada poblado y retiramos hasta el último ciudadano israelí de Gaza. ¿Nos llevó esto más cerca de la paz? En absoluto. Preparó el camino a Irán para enviar a sus delegados terroristas a establecer una fortaleza de terror en el umbral de nuestra casa.

Les puedo asegurar que, otra vez, no vamos a cometer el mismo error. Cuando se trata de nuestra seguridad, no podemos y no confiaremos en otros. Israel debe ser capaz de defenderse sola y por sí misma.

Sr Presidente:

El Estado de Israel es la tierra de nuestros ancestros; Abraham, Isaac y Jacob. Es la tierra donde Moisés llevó al Pueblo Judío; en la cual David construyó su palacio, donde Salomón levantó el Templo Judío y donde Isaías tuvo la visión de la paz eterna.

Durante miles de años, los judíos vivieron, con continuidad, en la Tierra de Israel. Sobrevivimos el auge y caída de los Imperios asirios, babilonios, griegos y romanos. Y perduramos a través de miles de años de persecución, expulsión y cruzadas. La relación ente el Pueblo judío y la Tierra judía es inquebrantable.

Nada puede cambiar una simple verdad: Israel es nuestro hogar y Jerusalén es nuestra capital eterna.

Al mismo tiempo, reconocemos que Jerusalén tiene un significado especial para otros credos. Bajo soberanía israelí, todas las personas -y lo voy a repetir- todas las personas, sin tener en cuenta su religión o nacionalidad, pueden visitar los Lugares Santos. E intentamos que así continúe. Los únicos que intentan cambiar el statu- quo del Monte del Templo son los dirigentes palestinos.

El Presidente Abbas le dice a su gente que los judíos están contaminando el Monte del Templo. Pidió “días de rabia” e instó a los palestinos a impedir a los judíos visitar el Monte del Templo, usando (y cito) “todos los medios ” necesarios. Esas palabras son tan irresponsables como inaceptables.

No se necesita ser católico para visitar el Vaticano. No se necesita ser judío para visitar el Muro Occidental pero, algunos palestinos, querrían ver el día en que, solo los musulmanes, puedan visitar el Monte del Templo.

Ustedes,  la comunidad internacional, están tendiendo una mano a los extremistas y a los fanáticos. Ustedes, que predican tolerancia y libertad religiosa, deberían avergonzarse. Israel nunca va a permitirlo. Nos aseguraremos que los Lugares Sagrados permanezcan abiertos, para siempre, a todas las personas de todos los credos.

Sr Presidente:

Nadie desea la paz más que Israel. Nadie necesita explicar la importancia de la paz para los padres que envían a sus hijos a defender nuestro hogar. Nadie sabe, mejor que los israelíes, los riesgos del éxito o del fracaso. El pueblo de Israel derramó demasiadas lágrimas y enterró demasiados hijos e hijas.

Estamos preparados para la paz. Pero no somos ingenuos. La seguridad de Israel es primordial. Solo un Israel seguro y fuerte puede lograr una paz abarcativa.

El mes pasado dejé en claro, a todos, que Israel tiene necesidades de seguridad inmediata y urgente. En estas últimas semanas, los terroristas palestinos apuñalaron y dispararon a nuestros ciudadanos y lanzaron, dos veces, sus coches contra peatones. Hace pocos días, terroristas con tubos y un arma atacaron, de modo salvaje, a judíos que rezaban la plegaria matinal. Llegamos al punto donde, ni siquiera los israelíes, pueden encontrar un santuario contra el terrorismo dentro del santuario de una sinagoga.

Esos ataques no salieron de la nada. Son el resultado de años de adoctrinamiento e incitación. Un proverbio judío enseña: Los instrumentos de la vida y la muerte están en poder de la boca”

Como judío e israelí sé, con total convicción, que cuando nuestros enemigos dicen que nos quieren atacar, es verdad.

La Carta genocida de Hamas llama a la destrucción de Israel y al asesinato de los judíos en todo el mundo. Durante años Hamas y otros grupos terroristas enviaron bombas suicidas a nuestras ciudades, lanzaron misiles a nuestras ciudades y enviaron terroristas a secuestrar y asesinar a nuestros ciudadanos.

Y, ¿qué dice la Autoridad Palestina? Dirige una campaña sistemática de incitación. En las escuelas los niños aprenden que “Palestina” va desde el Río Jordán hasta el Mediterráneo. En las mezquitas, los lideres religiosos difunden injurias feroces acusando a los judíos de destruir los lugares sagrados musulmanes. En los estadios de deporte llaman a los equipos con los nombres de terroristas. Y, en la prensa, las viñetas instan a los palestinos a cometer ataques terroristas contra israelíes.

En la mayor parte del mundo, los niños crecen viendo los dibujos animados de Mickey Mouse, bailando y cantando. Los niños palestinos también ven a Mickey Mouse, pero en la televisión palestina una figura perversa, disfrazada de Mickey Mouse, baila con una cinturón explosivo y canta ”Muerte a América y muerte a los Judíos”.

Hoy, aquí, los  desafío a hacer, por una vez, algo constructivo. Denuncien, en publico, la violencia; denuncien la incitación y denuncien la cultura del odio.

La mayoría de la gente cree que, en su núcleo, el conflicto es una batalla entre judíos y árabes o israelíes y palestinos. Están equivocados. La batalla que presenciamos es una guerra entre aquellos que santifican la vida y aquellos que celebran la muerte.

Tras el salvaje ataque de la sinagoga en Jerusalén, las celebraciones irrumpieron en pueblos y ciudades palestinas. La gente bailaba en la calle y distribuía dulces; jóvenes posaban con palos, en las mezquitas, los altavoces pedían las felicitaciones y los terroristas eran aplaudidos como ”mártires y héroes”.

Esta no es la primera vez que vemos a los palestinos celebrar el asesinato de civiles inocentes. Les vimos regocijarse tras cada ataque terrorista sobre civiles israelíes y hasta salieron a la calle para celebrar el ataque del 11 de Septiembre a las Torres Gemelas justo aquí, en Nueva York.

Imaginen el tipo de Estado que esta sociedad podría producir. En verdad, ¿Medio Oriente necesita otra “terror-cracia”? Algunos miembros de la comunidad internacional ayudan y aplauden su creación.

Sr Presidente:

Cuando llegamos a Naciones Unidas, pasamos por los 193 banderas de los estados-miembros. Si se toma el tiempo de contar, descubrirán que hay 15 banderas con una media luna y 25 con una cruz. Y hay una bandera con una Estrella de David. En medio de todas las naciones del mundo hay un Estado, sólo un pequeño Estado-nación para el Pueblo Judío.

Para algunos, esto es demasiado.

Mientras permanezco de pie, ante ustedes, hoy recuerdo todo ese tiempo cuando el pueblo judío pagó con sangre la ignorancia y la indiferencia del mundo. Esos días no volverán.

Nunca nos disculparemos por ser un pueblo libre e independiente en nuestro Estado soberano. Y, nunca, nos disculparemos por defendernos.

A las naciones que siguen permitiendo que el prejuicio prevalezca sobre la verdad, les digo ”J’ accuse” Yo Acuso”.

Los acuso de hipocresía.

Los acuso de duplicidad.

Los acuso de prestar legitimidad a los que buscan destruir nuestro Estado.

Los acuso de hablar, en teoría, del derecho de Israel a la autodefensa; un derecho que, en la practica, le es negado.

Y los acuso de pedir concesiones a Israel sin pedir nada a los palestinos.

Frente a estas ofensas, el veredicto es evidente: ustedes no están a favor de la paz ni a favor del Pueblo palestino. Están, simplemente, contra Israel.

Los miembros de la comunidad internacional deben elegir.

Pueden reconocer a Israel como el Estado nación del Pueblo judío, o permitir a los dirigentes palestinos negar nuestra historia sin consecuencias.

Pueden, en publico, proclamar que el llamado “Derecho al Retorno” no empezó o pueden dejar que esa reivindicación sea el mayor obstáculo para cualquier acuerdo de paz.

Pueden trabajar para acabar con la incitación palestina o quedarse, de brazos cruzados, mientras el odio y el extremismo se instalan en las generaciones venideras.

Pueden, de modo prematuro,  reconocer un Estado palestino, o pueden alentar a la AP a que rompa su pacto con Hamas y vuelva a las negociaciones directas.

Ustedes eligen. Pueden continuar guiando a los palestinos fuera del sendero o construir el camino para una paz real y duradera.

Gracias, Sr Presidente.

FUENTE: CIDIPAL-DISCURSO RON PROSOR ANTE LA ONU-02/12/14

TRANSCRIPCIÓN EN INGLÉS

REFLEXIÓN:

Para los que no conocen la historia del Estado de Israel desde su creación, éste es un discurso importante que debería ser leído atentamente. En buena hora Ron Prosor. representante permanente de Israel ante las Naciones Unidas, directamente acusa a los estados que forman parte de esta Organización del maltrato que sufre su país. Basta de hipocresías, ha llegado el momento de llamar a las cosas por su nombre, descarado antisemitismo y actitud cobarde hacia quienes lo acosan desde siempre. La verdad sin ambages es saludable, despierta la dormida conciencia de un mundo injusto.

ANA