sábado, 6 de diciembre de 2014

1423 - ONU: ISRAEL ACUSA


RON PROSOR EN NACIONES UNIDAS. UN DISCURSO QUE HACE HISTORIA

Discurso de Ron Prosor en Naciones Unidas

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Sr Presidente:

Me pongo en pie, ante el mundo,  como orgulloso representante del Estado de Israel y del pueblo Judío. Con la cabeza muy alta, me presento sabiendo que la verdad y la moralidad están de mi lado. Y, además, estoy aquí sabiendo que, hoy,  en esta Asamblea, la verdad será pervertida y no se tendrá en cuenta la moralidad.

El hecho es que, cuando miembros de la comunidad internacional, hablan del conflicto israelí-palestino, una niebla desciende para oscurecer toda claridad lógica y moral. El resultado no es real-político. Es surreal-político.

El foco constante del mundo sobre el conflicto israelí-palestino es una injusticia para decenas de millones de víctimas de tiranía y terrorismo en Oriente Medio. Mientras hablamos, yazidíes, bahai, kurdos, cristianos y musulmanes, son ejecutados y expelidos por extremistas radicales a un ritmo de 1000 personas por mes.

¿Cuántas resoluciones pasaron, la semana pasada, para atajar esta crisis? Y, ¿cuántas sesiones especiales convocaron? La respuesta es “cero”. ¿Qué dice esto sobre la preocupación internacional por la vida humana? No demasiado, pero habla, en demasía, de la hipocresía de la comunidad internacional.

Me pongo en pie para hablar de la verdad; de los 300 millones de árabes en Medio Oriente y África del Norte, donde menos del 0,5 por ciento son, en verdad, libres… Y todos son ciudadanos de Israel.

Los árabes-israelíes forman parte de los árabes más educados del mundo Son nuestros destacados médicos y cirujanos. Son electos en nuestro Parlamento, y sirven como jueces en nuestra Corte Suprema. Millones de hombres y mujeres, en  Medio Oriente, serian gustosos de tener estas oportunidades y libertades.

No obstante, nación tras nación, hoy se pondrá de pie, sobre este podio y criticará a Israel, la pequeña isla de democracia en una región plagada de tiranía y opresión.

Sr Presidente:

Nuestro conflicto nunca fue por el establecimiento de un Estado palestino. Siempre fue sobre la existencia del Estado judío.

Esta semana, hace 67 años, el 29 de noviembre de 1947, Naciones Unidas votó la partición de la tierra: un Estado judío y uno árabe. Simple. Los judíos dijeron sí. Los árabes dijeron no. Pero no solo dijeron eso. Egipto, Jordania, Siria, Irak, Arabia Saudita, y Líbano lanzaron una guerra de aniquilación contra nuestro Estado recién nacido.

Esa es la verdad histórica que los árabes tratan de distorsionar. El error histórico de los árabes es el lamento en vidas perdidas en la guerra, en vidas perdidas en terrorismo, en vidas marcadas por los estrechos intereses políticos de los árabes.

Según Naciones Unidas, 700 000 palestinos fueron desplazados en la guerra iniciada por los propios árabes. Al mismo tiempo, unos 850 000 judíos se vieron obligados a huir de los países árabes.

¿Cómo es que, 67 años después, el desplazamiento de los judíos fue, por completo, olvidado por esta institución mientras que, el de los palestinos es sujeto a debates anuales?

La diferencia es que Israel hizo todo lo posible por integrar a los refugiados judíos en la sociedad. Los árabes hicieron, exactamente, lo contrario.

La peor de las opresiones del pueblo palestino tiene lugar en las naciones árabes. En la mayoría del mundo árabe, se les niega la ciudadanía y son discriminados, de manera agresiva. Se les prohíbe poseer tierras y se les impide tener algunas  profesiones.

Y, ninguno, ni tan siquiera uno, de esos crímenes son mencionados en las resoluciones de esta Organización.

Si, de verdad, se preocuparan por la situación del pueblo palestino, habría una;  solo una, resolución dirigida a los miles de palestinos asesinados en Siria. Y, si de verdad estuvieran preocupados por los palestinos, habría, por lo menos, una resolución que denunciase el trato a los palestinos en los campos de refugiados de Líbano.

Pero no la hay. La razón es que el debate de hoy no es para hablar en “pro” de la paz o en “pro” del pueblo Palestino. Es para hablar contra Israel. Es, nada más ni nada menos, que un festival de odio y vapuleo contra Israel.

Sr Presidente:

Las naciones europeas aseguran representar la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad. Nada más lejos de la verdad.

A menudo escucho a dirigentes europeos proclamar que, Israel, tiene derecho de existir dentro de fronteras seguras. Es muy bonito. Pero debo decir que tiene el mismo sentido que proclame, aquí y ahora, el derecho a la existencia de Suecia dentro de fronteras seguras.

Cuando se trata de seguridad Israel aprendió, de la peor manera, que no podemos contar con los demás. Y, con certeza, no con Europa.

En 1973, en la Guerra de Yom Kippur, el día más sagrado del calendario judío, las naciones árabes colindantes lanzaron un ataque contra Israel. Durante las horas que precedieron la guerra, Golda Meir, por entonces nuestra Primer Ministro, tomó la difícil decisión de no lanzar un ataque preventivo. El Gobierno israelí entendió que, si lanzábamos un ataque preventivo, perderíamos el apoyo de la comunidad internacional.

Mientras los ejércitos de los Estados Árabes avanzaban en todos los frentes, la situación en Israel se hacía cada vez más grave. Nuestras bajas aumentaban y las municiones y armas disminuían, de modo peligroso. En ese momento de  necesidad, el Presidente Nixon y el Secretario de Estado, Henry Kissinger, aceptaron enviar aviones Galaxy repletos de tanques y municiones para reabastecer a nuestras tropas. El único problema era que los Galaxy necesitaban repostar en el  camino hacia Israel.

Los Estados árabes se acercaban y nuestra existencia estaba amenazada. Y, aun así, Europa ni siquiera quería dejar que los aviones repostaran. EEUU, una vez más, dio un paso al frente y negociaron el permiso para repostar en las Islas Azores.

El Gobierno y el Pueblo de Israel jamás olvidarán que, cuando nuestra mera existencia se jugaba, sólo un país vino en nuestra ayuda: Estados Unidos de América.

Israel está cansado de las vanas promesas de los dirigentes europeos. El Pueblo judío tiene larga memoria. Nunca olvidaremos que, ustedes, nos fallaron en 1940. Nos fallaron en 1973. Y, hoy, también nos están fallando.

Cada Parlamento Europeo que votó, prematura y unilateralmente, reconocer un Estado palestino da a los palestinos justo lo que quieren: un Estado sin paz. Al ponerles un estado en bandeja de plata, recompensan las acciones unilaterales y alejan cualquier incentivo hacia los palestinos para llegar a negociar, o comprometerse, o renunciar a la violencia. Les envían un mensaje según el cual, la Autoridad Palestina puede sentarse en un Gobierno con terroristas e incitar a la violencia contra Israel sin pagar ningún precio.

El primer miembro de la UE en reconocer, de modo oficial, un Estado palestino fue Suecia. Uno se pregunta por qué el gobierno sueco tiene tanta prisa en tomar esta medida. Cuando se trata de otros conflictos regionales en nuestra zona, el gobierno sueco llama a negociaciones directas entre las partes, pero a los palestinos, ¡Sorpresa!, ¡Sorpresa! Les colocan la alfombra roja.

La Secretaria de Estado, Söder, puede pensar que está aquí para celebrar el presunto histórico reconocimiento de su gobierno cuando, en realidad, no es sino un error histórico. El Gobierno Sueco puede albergar la ceremonia del Premio Nobel. Pero, no hay nada noble en su cínica campaña política para tranquilizar a los árabes con el fin de tener un asiento en el Consejo de Seguridad. Las naciones del Consejo de Seguridad deberían tener juicio, sensibilidad; extrema sensibilidad. Pero, el gobierno sueco no demostró tener ni juicio, si sensibilidad, ni extrema sensibilidad. Solo delira.

Israel aprendió, de manera dura, que escuchar a la comunidad internacional puede traer consecuencias devastadoras. En 2005, de modo unilateral, desmantelamos  cada poblado y retiramos hasta el último ciudadano israelí de Gaza. ¿Nos llevó esto más cerca de la paz? En absoluto. Preparó el camino a Irán para enviar a sus delegados terroristas a establecer una fortaleza de terror en el umbral de nuestra casa.

Les puedo asegurar que, otra vez, no vamos a cometer el mismo error. Cuando se trata de nuestra seguridad, no podemos y no confiaremos en otros. Israel debe ser capaz de defenderse sola y por sí misma.

Sr Presidente:

El Estado de Israel es la tierra de nuestros ancestros; Abraham, Isaac y Jacob. Es la tierra donde Moisés llevó al Pueblo Judío; en la cual David construyó su palacio, donde Salomón levantó el Templo Judío y donde Isaías tuvo la visión de la paz eterna.

Durante miles de años, los judíos vivieron, con continuidad, en la Tierra de Israel. Sobrevivimos el auge y caída de los Imperios asirios, babilonios, griegos y romanos. Y perduramos a través de miles de años de persecución, expulsión y cruzadas. La relación ente el Pueblo judío y la Tierra judía es inquebrantable.

Nada puede cambiar una simple verdad: Israel es nuestro hogar y Jerusalén es nuestra capital eterna.

Al mismo tiempo, reconocemos que Jerusalén tiene un significado especial para otros credos. Bajo soberanía israelí, todas las personas -y lo voy a repetir- todas las personas, sin tener en cuenta su religión o nacionalidad, pueden visitar los Lugares Santos. E intentamos que así continúe. Los únicos que intentan cambiar el statu- quo del Monte del Templo son los dirigentes palestinos.

El Presidente Abbas le dice a su gente que los judíos están contaminando el Monte del Templo. Pidió “días de rabia” e instó a los palestinos a impedir a los judíos visitar el Monte del Templo, usando (y cito) “todos los medios ” necesarios. Esas palabras son tan irresponsables como inaceptables.

No se necesita ser católico para visitar el Vaticano. No se necesita ser judío para visitar el Muro Occidental pero, algunos palestinos, querrían ver el día en que, solo los musulmanes, puedan visitar el Monte del Templo.

Ustedes,  la comunidad internacional, están tendiendo una mano a los extremistas y a los fanáticos. Ustedes, que predican tolerancia y libertad religiosa, deberían avergonzarse. Israel nunca va a permitirlo. Nos aseguraremos que los Lugares Sagrados permanezcan abiertos, para siempre, a todas las personas de todos los credos.

Sr Presidente:

Nadie desea la paz más que Israel. Nadie necesita explicar la importancia de la paz para los padres que envían a sus hijos a defender nuestro hogar. Nadie sabe, mejor que los israelíes, los riesgos del éxito o del fracaso. El pueblo de Israel derramó demasiadas lágrimas y enterró demasiados hijos e hijas.

Estamos preparados para la paz. Pero no somos ingenuos. La seguridad de Israel es primordial. Solo un Israel seguro y fuerte puede lograr una paz abarcativa.

El mes pasado dejé en claro, a todos, que Israel tiene necesidades de seguridad inmediata y urgente. En estas últimas semanas, los terroristas palestinos apuñalaron y dispararon a nuestros ciudadanos y lanzaron, dos veces, sus coches contra peatones. Hace pocos días, terroristas con tubos y un arma atacaron, de modo salvaje, a judíos que rezaban la plegaria matinal. Llegamos al punto donde, ni siquiera los israelíes, pueden encontrar un santuario contra el terrorismo dentro del santuario de una sinagoga.

Esos ataques no salieron de la nada. Son el resultado de años de adoctrinamiento e incitación. Un proverbio judío enseña: Los instrumentos de la vida y la muerte están en poder de la boca”

Como judío e israelí sé, con total convicción, que cuando nuestros enemigos dicen que nos quieren atacar, es verdad.

La Carta genocida de Hamas llama a la destrucción de Israel y al asesinato de los judíos en todo el mundo. Durante años Hamas y otros grupos terroristas enviaron bombas suicidas a nuestras ciudades, lanzaron misiles a nuestras ciudades y enviaron terroristas a secuestrar y asesinar a nuestros ciudadanos.

Y, ¿qué dice la Autoridad Palestina? Dirige una campaña sistemática de incitación. En las escuelas los niños aprenden que “Palestina” va desde el Río Jordán hasta el Mediterráneo. En las mezquitas, los lideres religiosos difunden injurias feroces acusando a los judíos de destruir los lugares sagrados musulmanes. En los estadios de deporte llaman a los equipos con los nombres de terroristas. Y, en la prensa, las viñetas instan a los palestinos a cometer ataques terroristas contra israelíes.

En la mayor parte del mundo, los niños crecen viendo los dibujos animados de Mickey Mouse, bailando y cantando. Los niños palestinos también ven a Mickey Mouse, pero en la televisión palestina una figura perversa, disfrazada de Mickey Mouse, baila con una cinturón explosivo y canta ”Muerte a América y muerte a los Judíos”.

Hoy, aquí, los  desafío a hacer, por una vez, algo constructivo. Denuncien, en publico, la violencia; denuncien la incitación y denuncien la cultura del odio.

La mayoría de la gente cree que, en su núcleo, el conflicto es una batalla entre judíos y árabes o israelíes y palestinos. Están equivocados. La batalla que presenciamos es una guerra entre aquellos que santifican la vida y aquellos que celebran la muerte.

Tras el salvaje ataque de la sinagoga en Jerusalén, las celebraciones irrumpieron en pueblos y ciudades palestinas. La gente bailaba en la calle y distribuía dulces; jóvenes posaban con palos, en las mezquitas, los altavoces pedían las felicitaciones y los terroristas eran aplaudidos como ”mártires y héroes”.

Esta no es la primera vez que vemos a los palestinos celebrar el asesinato de civiles inocentes. Les vimos regocijarse tras cada ataque terrorista sobre civiles israelíes y hasta salieron a la calle para celebrar el ataque del 11 de Septiembre a las Torres Gemelas justo aquí, en Nueva York.

Imaginen el tipo de Estado que esta sociedad podría producir. En verdad, ¿Medio Oriente necesita otra “terror-cracia”? Algunos miembros de la comunidad internacional ayudan y aplauden su creación.

Sr Presidente:

Cuando llegamos a Naciones Unidas, pasamos por los 193 banderas de los estados-miembros. Si se toma el tiempo de contar, descubrirán que hay 15 banderas con una media luna y 25 con una cruz. Y hay una bandera con una Estrella de David. En medio de todas las naciones del mundo hay un Estado, sólo un pequeño Estado-nación para el Pueblo Judío.

Para algunos, esto es demasiado.

Mientras permanezco de pie, ante ustedes, hoy recuerdo todo ese tiempo cuando el pueblo judío pagó con sangre la ignorancia y la indiferencia del mundo. Esos días no volverán.

Nunca nos disculparemos por ser un pueblo libre e independiente en nuestro Estado soberano. Y, nunca, nos disculparemos por defendernos.

A las naciones que siguen permitiendo que el prejuicio prevalezca sobre la verdad, les digo ”J’ accuse” Yo Acuso”.

Los acuso de hipocresía.

Los acuso de duplicidad.

Los acuso de prestar legitimidad a los que buscan destruir nuestro Estado.

Los acuso de hablar, en teoría, del derecho de Israel a la autodefensa; un derecho que, en la practica, le es negado.

Y los acuso de pedir concesiones a Israel sin pedir nada a los palestinos.

Frente a estas ofensas, el veredicto es evidente: ustedes no están a favor de la paz ni a favor del Pueblo palestino. Están, simplemente, contra Israel.

Los miembros de la comunidad internacional deben elegir.

Pueden reconocer a Israel como el Estado nación del Pueblo judío, o permitir a los dirigentes palestinos negar nuestra historia sin consecuencias.

Pueden, en publico, proclamar que el llamado “Derecho al Retorno” no empezó o pueden dejar que esa reivindicación sea el mayor obstáculo para cualquier acuerdo de paz.

Pueden trabajar para acabar con la incitación palestina o quedarse, de brazos cruzados, mientras el odio y el extremismo se instalan en las generaciones venideras.

Pueden, de modo prematuro,  reconocer un Estado palestino, o pueden alentar a la AP a que rompa su pacto con Hamas y vuelva a las negociaciones directas.

Ustedes eligen. Pueden continuar guiando a los palestinos fuera del sendero o construir el camino para una paz real y duradera.

Gracias, Sr Presidente.

FUENTE: CIDIPAL-DISCURSO RON PROSOR ANTE LA ONU-02/12/14

TRANSCRIPCIÓN EN INGLÉS

REFLEXIÓN:

Para los que no conocen la historia del Estado de Israel desde su creación, éste es un discurso importante que debería ser leído atentamente. En buena hora Ron Prosor. representante permanente de Israel ante las Naciones Unidas, directamente acusa a los estados que forman parte de esta Organización del maltrato que sufre su país. Basta de hipocresías, ha llegado el momento de llamar a las cosas por su nombre, descarado antisemitismo y actitud cobarde hacia quienes lo acosan desde siempre. La verdad sin ambages es saludable, despierta la dormida conciencia de un mundo injusto.

ANA


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