EL ÚLTIMO ACTO DE OBAMA
Mi Enfoque #624, Enero 27, 2017 por David  Mandel
El viernes 20, un par de  horas antes de terminar su presidencia, en un último acto de su presidencia,  Obama aprobó una donación de 221 millones de dólares a la Autoridad Palestina.  (Esto cerró el círculo ya que cuando Obama fue elegido por primera vez, el  primer líder extranjero a quien telefoneó, pocas horas después de su  inauguración, fue Mahmoud Abbas, el Presidente de la Autoridad Palestina).  
La Autoridad Palestina  destina alrededor de 300 millones de dólares para pagar salarios a los  terroristas presos y a las familias de suicidas terroristas. Esos pagos están  especificados en la Constitución Palestina (Ley  Básica).
Por ejemplo, la esposa del  terrorista palestino que atropelló y mató a 4 soldados en Jerusalén hace algunas  semanas recibirá por el resto de su vida una pensión mensual de 2,800 shekels  (US $730 dólares), aparte de un pago inicial de 6,000 shekels (US $ 1,380  dólares).
La Autoridad Palestina ha  establecido una escala de pagos para terroristas presos dependiendo en el largo  de su sentencia, lo cual, por supuesto, es consecuencia de la gravedad del  crimen. En otras palabras, mientras mas grave sea el acto terrorista mas dinero  pagará la Autoridad Palestina al preso. Los terroristas condenados a un máximo  de tres años reciben 1,400 shekels al mes, mas un bono equivalente a US $1,500  al momento de terminar su condena. Los que cumplen condena de 15 a 20 años  reciben 7,000 shekels mensuales. Y los que han sido condenados a 30 años o mas  reciben 12,000 shekels, más un bono de US $25,000 cuando salen de  prisión
Para decirlo claramente,  gracias a Obama, los ciudadanos americanos financian y recompensan con el pago  de sus impuestos los actos de terroristas  palestinos.
REFLEXIÓN:
Después de ocho años de gobierno Obama se fue como cuando entró, no aprendió, no cambió su posición con respecto al drama que se vive en Israel por el terrorismo palestino.
Esta información que nos da Mandel indica que cuando los palestinos no aceptaron negociar la paz, sino que exigieron que se cumpliera su agenda a rajatabla, su posición era correcta a juicio del Presidente Obama. Entonces no sólo no vetó la Resolución 2334 de la ONU en contra de Israel, sino que utilizó los fondos del contribuyente americano para que el conflicto entre palestinos e israelíes continúe indefinidamente. Cuando se da dinero por un acto terrorista más se arriesgarán los autores a cometerlo para solucionar los problemas económicos de una población empobrecida y sin futuro.
Fue su último acto, entonces ahora podemos preguntarnos si mereció el Premio Nobel de la Paz un hombre que al ayudar económicamente a un gobernante palestino que apoya a los terroristas, contribuyó a financiar hasta el final una guerra interminable, con dineros públicos.
Obama no aprendió sobre esta guerra, ¿qué otra cosa no aprendió a pesar de haber adquirido experiencia porque tuvo todo el poder en sus manos, asesores expertos y con ello la posibilidad de aportar a la causa de la paz?
Para soportar esta posición adversa de su principal aliado, Israel construyó un muro que evitó los letales ataques terroristas y de hecho lo logró, pero separó a dos pueblos que podían convivir sin terrorismo.
Pero debe haber habido muchos otros errores para que el ciudadano estadounidense eligiera como presidente a un personaje como Trump. Para empezar, el éxito del muro de Israel propició que Trump decidiera que esa también podría ser la solución para los problemas de la imparable migración ilegal por el sur de EEUU. Y su actual decisión de impedir que ingresaran a territorio estadounidense ciudadanos de países conflictivos, es una política novedosa para un país de inmigrantes.
Trump prometió muchas cosas que la ciudadanía estaba reclamando y convenció, aprendió de la experiencia de Obama, pero como vemos, Obama se fue como llegó. Los demócratas con su ingenuo progresismo legaron a la próxima administración la tarea de corregir errores graves y los ciudadanos, con su voto, hicieron que el péndulo se inclinara hacia el otro extremo.
Está de más decir que "todos los extremos son malos".
Trump se está comportando como presidente de una empresa, algo que conoce muy bien, pero ahora deberá aprender que un país tiene instituciones que deberá respetar o también fracasará en el principal objetivo de un país líder, el de la paz.
Una empresa no necesita de diplomacia y acuerdos, todo lo contrario, pero para un país son imprescindibles y no sabemos a dónde nos llevará la política que trate de implementar Trump hasta que poco a poco vaya aprendiendo. Las actitudes de un empresario pueden llevar al éxito o al fracaso y hasta puede permitirse conducirse como un dictador. Pero sólo él se verá afectado por sus decisiones, no es lo mismo cuando debe dirigir a un país.
La historia enseña que en política las dictaduras tarde o temprano fracasan. Ojalá Trump demuestre que tiene una capacidad de aprendizaje que Obama, evidentemente, no tuvo. Y que aprenda antes de cometer demasiados errores imposibles de corregir.
ANA
 
 
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