Occidente heredó los códigos morales del pueblo judío: honrarás a tu padre y a tu madre..... ¨Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio¨: EINSTEIN Frase de la sabiduría Judía:"No te acerques a una cabra por delante, a un caballo por detrás y a un tonto por ningún lado" Proverbio Judío
miércoles, 30 de enero de 2008
6. PAX ROMANA - PAX ISRAELÍ
Israel debe prevalecer.
Vicente Echerri escribe para El Nuevo Herald sobre la situación de Caos y anarquía generada en Gazastán por los propios palestinos y su apoyo a organizaciones terroristas, y afirma que la única solución es una operación militar de gran envergadura.
Los israelíes deben saber que, en tanto esa entidad terrorista no sea desarraigada y la dirigencia y los militantes de Hamás no resulten aniquilados, la paz que ellos buscan con los palestinos no será posible. Y ese esfuerzo --que, desde luego, suscitaría las críticas de medio mundo-- conlleva el asalto y la ocupación de Gaza con el inevitable saldo de muertos y heridos de ambos bandos, sin exceptuar civiles (cualquier acción de guerra afecta a los no combatientes, y una guerra urbana mucho más).Se equivocan --en mi opinión-- los que sostienen que la paz más auténtica se basa en mutuas concesiones y no en los términos impuestos por una decisiva victoria militar, incluida la humillación de los vencidos (Roma impuso una paz bastante duradera en el Mediterráneo gracias a que fue implacable con sus enemigos). En este caso no se trata de una política imperial, sino, por el contrario, de la obligada convivencia de dos pueblos sobre un exiguo territorio al que ambos se sienten con derecho.Desde siempre he creído que en este conflicto Israel debe prevalecer, no sólo porque el derecho de los judíos a esa tierra sea más antiguo, sino porque Israel encarna, en medio de una región bárbara, los valores de la civilización occidental que, a pesar de sus flaquezas, podemos considerar el producto más acabado de la especie humana y enorgullecernos de pertenecer a ella. Luego de haber prevalecido, Israel puede y debe ser magnánimo con los palestinos y ayudarles incluso a que se organicen pacíficamente como nación vecina. Pero esa noble aspiración, que tantos en el mundo anhelan, no veo que pueda conseguirse ahora sin un empeño bélico de mayor cuantía que --acaso por la animosidad de otros grupos terroristas y de las naciones que los patrocinan-- podría desembocar en un sangriento conflicto regional. Aun a ese precio, la seguridad, la prosperidad y la paz de mañana, justificarían sobradamente la contienda de hoy.
MI COMENTARIO:
Creo que no se puede comparar la Pax Romana con la supuesta Pax Israelí. Los oponentes no son los mismos, las armas tampoco, y no tiene que ser Israel en particular quien elimine a un enemigo cuando en realidad el terrorismo islámico es el enemigo de todos, sólo que Israel es el que está más cerca. La convivencia entre estos dos pueblos es muy difícil, ya lo sabemos, los árabes palestinos están educados desde niños en el odio y el ¨martirio¨, su vida no vale nada y obviamente la de los demás tampoco. Los israelíes tienen armas de gran destrucción pero también tienen conciencia histórica, aman a sus hijos y la alternativa es arriesgarlos en territorio enemigo o destruir masivamente a distancia. La elección es demasiado difícil para tomar una decisión desde ¨adentro¨ y mucho menos desde ¨afuera¨. Creo que este tema debe ser tratado por organismos internacionales que lamentablemente brillan por su ausencia. No me parece justo que sea Israel quien asuma responsabilidades que son de todos y creo que aunque quienes están sufriendo hoy los ataques directos sobre su territorio son las poblaciones más cercanas a ese ¨territorio hostil¨, Israel los está debilitando. Si actuando así recibe críticas de todo el mundo porque se defiende, ¿esas críticas pasarían a mayores si atacara masivamente? ¿Cuál es el riesgo de Israel? ¿Qué precio está dispuesto a pagar por una decisión errónea? Israel prevalecerá, sin dudas, porque es fuerte militar y éticamente y sé que seguirá siéndolo. La decisión es del pueblo y el Estado de Israel.
martes, 29 de enero de 2008
5. LA NUEVA DERECHA JUDIA
ENTREVISTA AL RABINO DANIEL GOLDMAN
http://www.itongadol.com.ar/shop/detallenot.asp?notid=19877&idioma=0
AJN.- Es interesante observar cómo se adaptó, inclusive, el lenguaje extraño al léxico judío. Un judío que venía a pedir algo a una institución judía siempre hubiera sido considerado "nuestro amigo judío que está acá". Y, de repente, el lenguaje empezó a designarlo como "beneficiario". ¿Desde cuándo alguien es un "beneficiario" en la comunidad judía? Eso no existía. Nuestros abuelos, cuando llegaban acá, creaban cooperativas y compraban máquinas de coser, o le daban un trabajo a otro gringo que llegaba, que para ellos era simplemente un "paisano".
"Quieren formar parte de una clase social que jamás va a admitir al judío como parte de ella", asegura el rabino Daniel Goldman al comentar el surgimiento de una corriente de judíos intelectuales, y no tanto, volcados hacia la derecha. Quiénes la conforman, qué objetivos tienen y qué desafíos le plantean al resto de la comunidad.
Por Jorge Halperín
Cuando el país se derrumbó, en diciembre de 2001, se abrió la caja de Pandora y, entre las dramáticas novedades, se supo que uno de cada cuatro judíos –una comunidad que siempre se vio como integrando la clase media argentina– estaba sumergido bajo la línea de pobreza. Las instituciones judías se movieron con rapidez para proveer redes de contención pero, según el rabino Daniel Goldman, algo del orden de la sensibilidad social ya se había quebrado: los "paisanos" que necesitaban ayuda ahora eran vistos como "beneficiarios". Según Goldman, que es rabino de la comunidad Bet El y que se reconoce heredero del rabino Marshall Meyer, a quien describe como un "teólogo de la liberación", el menemismo fracturó profundamente a la sociedad argentina y también a los judíos. Así emergió una corriente de esa colectividad que aún conserva el estilo menemista, caracterizado por un cerrado individualismo, por las actitudes exhibicionistas y por la "triste e inútil" aspiración de ser aceptados por las clases tradicionales que, en verdad, los rechazan.
–Hay un fenómeno que usted y yo comentamos en charlas informales y que se puede describir como la aparición de una corriente de judíos intelectuales y no intelectuales volcados a la derecha. ¿Se anima a caracterizarlos?
–Lo primero que hay que pensar es que la comunidad judía siempre se caracterizó por ser un grupo ligado a ideas progresistas, humanistas, en su momento a las causas obreras. Una comunidad de cuentapropistas, profesionales liberales, pequeños comerciantes. Bueno, podría decir que este fenómeno de "reaccionarismo" no empieza con el menemismo y la corriente neoliberal de los '90, pero se afianza con ellos y se caracteriza por haber olvidado el sentido de comunidad de ideas, la polémica, el carácter combativo, la autocrítica, la búsqueda intelectual y espiritual. Lo que vemos hoy es el reaccionarismo de esos sectores que quieren afianzarse como clase social aceptada por aquellos que jamás van a admitir al judío como parte de ella. Me refiero al estilo Jockey Club, y a algunos countries. Esta marca cultural, porque el menemismo fue primero que nada un estilo cultural, impregnó a la comunidad judía de una corriente de frivolidad e insensibilidad social. Instaló, por ejemplo, un asistencialismo complaciente por sobre el sentido de la justicia social y de solidaridad crítica que siempre fue característico de la tradición judía.
–¿Es un fenómeno reciente o uno podría encontrar a ese sector en otras épocas?
–Siempre existieron esos sectores, pero antes el judío medio no aspiraba a llegar a ser "ellos", ni pretendía ser reconocido por aquellas clases sociales exclusivas. Hoy sí, existen algunos sectores que desean formar parte de ese mundo del glamour. Compraron de manera banal todo aquello que les vendió la posmodernidad.
–¿Cómo piensan?
–Piensan en términos de individualismo, de salvación personal, de éxito económico, de competencia. Todo lo peor que nos legó ese período nefasto de los '90 en nuestro país. Y, obviamente, desesperan por ser reconocidos socialmente. Hay un libro de Diego Melamed sobre los judíos y el menemismo que es muy elocuente al respecto. Creo que hay un sector minoritario pero influyente de la comunidad judía que supo adaptarse rápidamente a esta corriente, y en este sentido tomó lo peor de lo neoliberal: las prebendas, el aprovecharse de un poder que daba facilidades y el exhibicionismo, incluso en el acto de dar, porque lo liberal tiene la característica de desarrollar el sentido de la dádiva. No de la justicia social, sino de la dádiva. En la comunidad judía también se dio esta cosa de seducción económica, de la pizza con champagne, y hubo un vuelco de valores. Por ejemplo, se perdió el debate de ideas y creo que eso hasta ahora no pudo ser recuperado.
El "alosemitismo"
–¿Pudo haber influido también que Menem hizo algunas movidas seductoras hacia las instituciones de la comunidad, como el acercarse rápidamente a Israel y llevar los barquitos en la guerra del Golfo contra Irak?
–A mí me gustaría separar las cosas. Israel es un Estado y tiene intereses de Estado. Por supuesto que Israel y la comunidad judía local mantienen un vínculo fuerte. En especial, el que se desarrolló en la comunidad judía argentina a partir de los años '30 y '40.
–¿Pero usted no cree que muchos judíos, en lugar de razonar críticamente sobre Israel en términos de intereses de Estado, piensan que si uno es un buen judío tiene que aplaudir todo lo que hagan los gobiernos de Israel?
–Me parece que ésta es una cuestión fuerte que hay en la comunidad judía, que también es necesario tenerla. Me refiero a que la comunidad judía está vinculada a la idea de Israel. Ahora, uno puede tener críticas a los distintos gobiernos del Estado de Israel. Pero muchas veces se aprovecha la crítica a las acciones puntuales de Israel en Líbano, muy atendibles, para llevarlas a la existencia misma del Estado de Israel. Y eso es lamentable.
–Bueno, el judío no deja de ser el otro...
–Precisamente, leí hace tiempo atrás un artículo del conocido sociólogo Zygmunt Bauman, que me parece que vale la pena mencionarlo. Cuando Bauman escribía de manera más "sólida", utilizó en uno de sus artículos el término "alosemitismo". "Allos", que significa "otro", consiste en la práctica de acotar a los judíos como pueblo completamente distinto de todos los demás. El alosemitismo es esencialmente neutro desde el punto de vista valorativo. Según Bauman no determina un odio o amor por los judíos, sino que contiene la esencia de ambos sentimientos, pero consigue que cualquiera de las dos sensaciones se manifieste en un grado intenso, extremo, radicalmente ambivalente, como encarnación y síntesis de la "otredad". En este sentido, lo judío genera algo que no se amolda a la estructura del supuesto "mundo ordenado". Desdibuja las fronteras que deberían mantenerse como sólidas y socava la naturaleza tranquilizadora, repetitiva, y predecible de la vida. Esto determina, en última instancia, que el judío moleste en algún lado. El judío, según Bauman, encarna la ambivalencia a todo orden y es el pilar de la ley de la contradicción y el tercero excluido. Es el orden en su sentido fascista el que me asusta, porque es la ambivalencia: el enemigo sin el cual el orden no puede vivir. Por eso me siento cómodo en el "desorden".
–¿A cuál ambivalencia se refiere?
–Me refiero a la pretensión de que el judío sea asimilable en términos de sociedad con la intención de que abandone sus raíces y sus principios. Ahora, por otro lado, el abandono de las raíces y de sus principios sería una contradicción, porque el judío es "el otro" en la medida en que una sociedad siempre busca colocar a alguien o a un grupo en el papel del otro. Se necesita que sea el otro. Vista esta realidad, la actitud sana entre los judíos es aquella clásica del debate constante y permanente, y lo preocupante es que en este momento eso parezca haberse perdido.
–Pensaba, repasando la historia de los judíos intelectuales, que en general adscribieron a cierta visión progresista. Y, en cierto momento, los progresistas se toparon con un peronismo que traía en su interior elementos nazis y fascistas.
–Bueno, muchos judíos recién llegados o influidos por lo que sucedía en Europa se encuentran aquí con nacionalismos duros y algunos elementos nazis y fascistas en el peronismo. Pero yo no sé si en el resto de los partidos políticos –tal vez con la única excepción del partido socialista–, no sé si en el radicalismo y en otros partidos las cosas no eran similares al peronismo... Pregunté a algunos amigos míos de la UCR en su momento si ellos no encontraban antisemitismo. Y me dijeron que sí, que en algunos casos se notaba bastante el antisemitismo.
Antisemitismos solapados
–Sin embargo, el radicalismo ha tenido referentes judíos como Moisés Lebensohn, como los Stubrin...
–Sí, sí, pero, inclusive, si uno raspa un poco más en la sociedad, me ocurrió de encontrar actitudes antisemitas hasta en ciertos organismos de derechos humanos. Por ejemplo, participando yo en uno de los organismos, en una oportunidad alguien me llama por un tema absolutamente doméstico: me dice que había comprado un plan Rombo de autos y que quería venderlo. Y le digo: "¿Por qué me llamás a mí?" Y me dice: "Bueno, vos sabés, los judíos se mueven en cosas comerciales, y por ahí se te ocurre algo" (risas). Que justamente esta persona, de la que yo jamás hubiera imaginado, una persona absolutamente involucrada en el tema de derechos humanos, un gran dirigente, me llamara con semejantes prejuicios me parecía muy duro... Esto como un ejemplo nimio, pero muchas veces hemos tenido expresiones de antisemitismo abierto en los dirigentes.
–Si tuviera que caracterizar a esos sectores que hoy identifica como judíos de derecha, ¿cómo diría que piensan?
–Yo tengo un amigo filósofo, muy querido, que se llama Ricardo Forster, y él me dice lo siguiente, de manera muy gráfica: todos viven en el mismo estilo de departamento. ¿Esto qué quiere decir? Todos realizan grupos de estudio en donde no entienden nada, en donde compran cultura –compran, no la disfrutan–, y se suma a esto esta cuestión de un avance muy fuerte del individualismo y el educar a sus hijos en el individualismo. Y cuando yo digo "educar a sus hijos en el individualismo", si en los '60 y '70 era estudiar psicología y sociología, a partir de los '90 fue el estudio de marketing. Ni siquiera el estudio de Ciencias Económicas, el estudio de marketing.
–¿Usted asocia marketing a manipular las conductas para fines económicos?
–Sí. Y me parece que en la comunidad judía el cimbronazo que produjo el 2001 y el 2002 también produjo una fragmentación, un corte más abrupto de clase. Es interesante observar cómo se adaptó, inclusive, el lenguaje extraño al léxico judío. Un judío que venía a pedir algo a una institución judía siempre hubiera sido considerado "nuestro amigo judío que está acá". Y, de repente, el lenguaje empezó a designarlo como "beneficiario". ¿Desde cuándo alguien es un "beneficiario" en la comunidad judía? Eso no existía. Nuestros abuelos, cuando llegaban acá, creaban cooperativas y compraban máquinas de coser, o le daban un trabajo a otro gringo que llegaba, que para ellos era simplemente un "paisano".
–Usted menciona diciembre de 2001, un momento terrible para la clase media y los sectores populares. Y se supo que un 25 por ciento de los judíos argentinos estaban bajo la línea de la pobreza...
–Sí. Y creo que sigue habiendo un porcentaje significativo, lo que pasa es que hubo un reacomodamiento. Es decir, esa clase media no pudo recuperar culturalmente el espacio que tenía. Dejó una huella muy profunda, que hasta ahora continúa.
–Si uno recuerda la vuelta de la democracia, los años de Alfonsín, en un momento dado se escuchaban voces acusando a "la sinagoga sindical". O sea, había voces que se alzaban para criticarle al radicalismo de Alfonsín que había muchos judíos en el poder. ¿Qué pasó con los gobiernos que lo sucedieron?
–Yo creo que hay judíos vinculados a ciertos sectores progresistas, y que este Gobierno supo de alguna manera captarlos, pero no en su calidad de judíos, sino de gente que milita en el progresismo.
"El amigo judío que tiene plata"
–Podríamos decir que hay en este Gobierno dos personajes judíos que representan distintos rasgos: Héctor Timerman y el empresario judío, amigo de Kirchner, Enrique Eskenazi. O sea, el intelectual "progre" y el burgués poderoso...
–A Eskenazi no le conozco la veta o característica judía. Digamos, sé que es judío por el apellido, un apellido tradicional judío... Pero no es un hombre de las instituciones judías.
–Sin embargo, para la sociedad es "el amigo judío de Kirchner" que compra YPF...
–En este sentido, me parece que hay que ser sumamente cuidadoso al hablar de la sociedad y los judíos, en donde no tenemos que tener miedo de que el individuo en su calidad de competente ocupe el lugar que ocupe. Yo recuerdo que en los años '70 la discusión que había en mi casa, cuando Gelbard fue ministro de Economía, era: ¿puede un judío ser ministro de Economía? ¿No tendría que haber consultado a las instituciones judías si era bueno o si no era bueno que asuma? Hoy día creo que hubo un avance en ese sentido, y ya no se pone en tela de juicio si es o no judío, si debe o no integrarse al poder. Pero, de todos modos, sigue habiendo algún tipo de prurito por parte de determinados sectores judíos y por parte de la sociedad en general de que determinados judíos ocupen determinados lugares.
–Pero, al margen de eso, hay dos cuestiones de los Kirchner que provocan ambivalencia entre un sector de los judíos: una de ellas es la cercanía con Hugo Chávez, que a la vez apoya a Irán, enemigo del Estado judío. Esto provoca escozor en muchos sectores de la comunidad judía. En sentido contrario, cae bien cierta tenacidad que pone este Gobierno por lo menos por mantener en agenda el tema de la AMIA...
–Creo que cualquier Gobierno tiene situaciones contradictorias, y que esas situaciones contradictorias, todo lo que se puede hacer es cambiarlas. A mí no me gusta el personaje Chávez, no es un personaje que me caiga simpático pero, por otro lado, no puede haber una exigencia a un Estado de que rompa relaciones con otro porque yo no le tengo simpatía. Me parece que éste es un punto importante. Y paralelamente creo que sí, hay una cuestión por parte del Estado de tratar de aclarar el caso AMIA, lo que se pueda del caso AMIA porque ya pasaron muchos años y hay pruebas que se volatilizaron.
–¿Usted discute con los judíos de la derecha?
–Desde luego. Pero, cuando yo digo que el menemismo caló muy hondo, digo que hay determinados judíos a los que les gustaría estar en ciertos estratos altos, que me parece que es ahí donde se produce la cuestión. Como hay judíos que pretenden pertenecer a la Sociedad Rural.
–Recuerdo una conversación privada muy reveladora con un poderoso empresario judío. Él me advertía que debía ser muy prudente en el apoyo público a sectores progresistas porque, siendo directivo de una gran entidad rural, integrada por sectores muy tradicionales, por ser judío era obsesivamente vigilado, sobre todo en lo ideológico. Aun apoyando las ideas de Menem, la clase alta, a la que él le gustaba obviamente pertenecer, no lo terminaba de aceptar.
–Yo creo que, en última instancia –y esto también es una cuestión histórica, como lo dice Bauman en otro artículo–, el judío siempre jugó un papel que él no lo define como de clase media, pero sí de intermediario. La clase alta siempre lo vio al judío como un lugar medio despectivo, y la clase baja lo vio al judío como el explotador. Entonces, no termina de encajar en ningún lado. Y en la Argentina se sigue dando esta cosa de los judíos como estrato de la clase media. Yo paso junto a obras en construcción y veo los carteles de tantos judíos que uno se debe imaginar que todos estos edificios son de los judíos, y que en esta ciudad viven muchos judíos.
–A la vez sabemos que en algunos countries no quieren judíos.
–Sí, sí, sí. Pero esto es interesante y la otra vez lo discutía con un amigo mío que se preguntaba indignado por qué no los dejan participar en esos countries. Y yo decía: "¿Y para qué quieren ir?". Si saben que no los quieren, ¿cuál es la insistencia?
Los medios sin términos medios.
–En la reciente elección que consagró a Cristina de Kirchner hubo un clima enrarecido de odio, como una reacción muy extrema y poco comprensible de algunos sectores contra un gobierno que no es más rechazable que los anteriores. ¿Usted lo advirtió?
–Bueno, me parece que tiene que ver con una cosa típicamente argentina: que somos polarizables.
–Pero fue algo muy visceral...
–Me parece que los medios tuvieron que ver. Crearon un clima importante, exasperado, de que no hay libertad de prensa, de autoritarismo, de que todo es corrupto. La corrupción en la Argentina es un tema cultural que tampoco se cambia en 15 minutos, no se cambia por decreto.
–¿También lo notó en la comunidad judía?
–No. Hubo sentimientos contradictorios, porque se reconoce que no hubo gobierno que haya hecho por el caso AMIA lo que este Gobierno hizo. Inclusive en la condena de Kirchner a Irán en el ámbito de las Naciones Unidas, el haberle dedicado tantos minutos en el poco espacio que tenía, me parece que eso dice mucho. Pero, por otro lado, había una cuestión de bronca. Tal vez se debe a que Kirchner representa más a un sentido popular del peronismo de lo que representaba Menem. Y me parece que esto también es algo que nos deberíamos plantear, que también lo dice Reinhard Rein: que debemos terminar ya con esta historia del peronismo antisemita. Hubo sectores nacionalistas en el principio del peronismo que estuvieron vinculados, pero como también hubo otros sectores dentro de los diversos partidos, dentro de los nacionalismos y hasta de esos partidos políticamente correctos que nunca se jugaron en nada, y que tienen una veta fuertemente antisemita. Y hay sectores antisemitas desperdigados en vastos lugares de la cultura argentina. Pero también se advierten campañas. Por ejemplo, en 2007, especialmente antes de que Cristina viajara a Nueva York, hubo una fuerte campaña por parte de los medios para mostrar que acá hay antisemitismo. Daban a entender que el Gobierno no hace nada para parar esto. Yo diría lo siguiente: no hubo más antisemitismo que antes. Lo que hubo es un aumento por parte de los medios de la percepción del antisemitismo. Cuando Duhalde era gobernador de la provincia de Buenos Aires hubo muchísimas profanaciones a los cementerios y nadie lo acusaba de antisemita o de no hacer nada contra el antisemitismo.
–Hablemos de lo religioso: en 2007 hubo movidas de críticas al Gobierno protagonizadas por líderes de la Iglesia Católica. Y también apareció algún referente religioso judío, como el rabino Bergman, alentando a la oposición. ¿Le parece que está bien?
–Me parece que lo religioso siempre tiene que tener un sentido crítico. Lo que tenemos que pensar es en personas que en el ámbito público pueden imbuirse de valores éticos que tiene que tener la cosa pública y que pueden o no estar arraigadas dentro de las propias creencias. Razón por la cual yo creo que debemos ser críticos en ese sentido, de querer colocar a religiosos en ser funcionarios en lo público. Si el obispo (Joaquín) Piña ocupó el lugar que no ocuparon determinados personajes públicos es por error de la situación pública y error de los sectores religiosos que tampoco supieron formar a determinadas personas que ocupen un lugar ético importante.
–¿Pero su idea es que no deberían estar allí?
–No, no deberían ocupar ese lugar. Yo abogo fervientemente por el Estado laico, por la distinción entre Iglesia y Estado, sea cualquier Iglesia. Pero ahí los judíos no podemos jugar de la misma manera. Pensemos lo siguiente: lo judío no es un Iglesia. Lo judío es una comunidad, es una cultura, donde tampoco el rabino juega el papel del religioso; el rabino es un maestro y cumple una función pedagógica más que una función política y de dirigencia.
–¿Le resulta incómodo que le pregunte cómo se lleva con el rabino Bergman?
–No. Tengo un vínculo como con el resto de los colegas, exactamente igual.
–¿Pero tiene más en común con él que con los ortodoxos?
–A ver: pertenecemos al mismo grupo pero somos dos generaciones distintas de rabinos liberales. Yo me formé en el seminario de los '70, y entonces había una cosa mucho más fuerte vinculada a cuestiones que pasaban en los '70. Aquello que tenía que ver con los derechos humanos y la impronta del rabino Marshall Meyer, que en nuestra generación fue una figura muy fuerte. Los que fuimos alumnos del rabino Marshall Meyer seguimos elevando sus banderas. Ahora estoy escribiendo un artículo sobre la Teología de la Liberación, y se lo puede llamar al rabino Meyer un teólogo de la Liberación. Y yo reivindico esas cosas de la Teología de la Liberación. Corresponde a una época en que la comunidad debatía. Hoy lo hemos perdido.
–Mi papá en los años '60, '70 era comerciante, no intelectual. Odiaba el peronismo y el comunismo. Siendo así, ¿por qué hablar ahora de una derecha como si fuera algo nuevo?
–El judío no era de derecha en los términos que la definimos clásicamente porque la derecha en la generación de tu papá, en la época de la Segunda Guerra Mundial, estaba vinculada al fascismo y al nazismo, inclusive al franquismo también. Y para el judío, por lo que ocurrió con los judíos con el nazismo y con el fascismo, hablar de derecha en ese caso era hablar de fascismo y nazismo. El comunismo estaba vinculado, posteriormente, a un tema de stalinismo. Conocida fue la actitud que tuvo el stalinismo con los judíos, especialmente con intelectuales judíos a cuyo conjunto se lo mandó a matar. Pero, paralelamente a eso, existía un movimiento comunista judío muy fuerte. El ICUF que era un partido, podríamos decir la rama judía del partido comunista. El judío jamás se vinculó con la derecha, sino con sectores desde el centrismo para la izquierda.
–Volviendo a esa nueva derecha judía, ¿le parece que acompaña un cambio de actividades de sectores de los judíos? ¿No es una expresión de que algo cambió en muchas actividades de sectores de la comunidad judía?
–No. Hay un sector que estaba vinculado al comercio y que hoy tiene la inquietud de tener un business administration. Por fortuna, en el otro extremo cada día descubro muchos jóvenes judíos que están en la rama humanística y que incluso, tangencialmente, estudian temas judíos en la Universidad. Y cada vez son más. Sociólogos, psicólogos, estudiantes de Sociología, estudiantes de medios que quieren vincularse a la comunidad judía pero desde otro lugar, no desde el lugar que siempre se asignó a la estructura de la comunidad judía. En este sentido, creo que podemos pensar en un judaísmo bastante progresista. Me parece que los próximos años van a ser muy alentadores. Muchos pibes se me acercan, y con ellos estamos tratando de conformar un grupo de gente universitaria que sea crítica pero que no quiera ocupar lugares de poder. Eso sí me parece muy sano.
COMENTARIO
Me parece una entrevista que se puede analizar y debatir desde muchos ángulos. Resalté en rojo lo más llamativo, por ejempo cuando Goldman contesta:
-A mí me gustaría separar las cosas. Israel es un Estado y tiene intereses de Estado. Por supuesto que Israel y la comunidad judía local mantienen un vínculo fuerte.
Creo que hay muchos judíos acá y allá que no tienen en cuenta algo que debe prevalecer por sobre la ideología:
Israel es un Estado y tiene intereses de Estado.
Otra respuesta esclarecedora a la pregunta de Halperín:
-–¿Pero usted no cree que muchos judíos, en lugar de razonar críticamente sobre Israel en términos de intereses de Estado, piensan que si uno es un buen judío tiene que aplaudir todo lo que hagan los gobiernos de Israel?
Goldman responde:
-Me parece que ésta es una cuestión fuerte que hay en la comunidad judía, que también es necesario tenerla. Me refiero a que la comunidad judía está vinculada a la idea de Israel. Ahora, uno puede tener críticas a los distintos gobiernos del Estado de Israel. Pero muchas veces se aprovecha la crítica a las acciones puntuales de Israel en Líbano, muy atendibles, para llevarlas a la existencia misma del Estado de Israel. Y eso es lamentable.
Cuando se habla de la ruptura de clases en esos años, me parece que es algo que se dio en todas las comunidades, no sólo en la judía y es entendible que hubiera una fragmentación en toda la sociedad. La comunidad judía no podía ser una excepción. Se puede tener una cultura muy fuerte pero no se puede pretender ser una excepción en cualquier entorno y circunstancia, lo mismo cuando habla de ¨beneficiario¨ y cómo se lo llamaba cuando era necesariamente una comunidad mucho más cohesionada porque había muchos inmigrantes pobres, entonces era lógico que el trato fuera diferente del que tiene una comunidad perfectamente incorporada a la sociedad como cualquier argentino. También la misma disquisición sobre si hoy un judío debe o no ocupar un puesto público, por supuesto que eso hoy no se discute. ¿A alguien se le ocurre que un argentino judío tenga que pedirle permiso a las instituciones judías para ocupar un cargo público? Hoy un judío puede ser presidente. Goldman lo tiene bien claro aunque por supuesto siempre habrá alguien que pensará es judío, o es árabe, o es italiano o gallego, pero hemos avanzado y mucho. Me encantó cuando dijo: los argentinos somos ¨polarizables¨, claro que sí y todos los que vivimos aquí, cualquiera sea nuestra cultura ancestral o familiar, también tenemos una cultura ¨argentina¨. Cuando pregunta por qué hablar de la derecha como si fuera algo nuevo y Goldman contesta que por supuesto hoy es diferente, (JAJA, como lo es también la izquierda) todo cambia... Y cuando le pregunta:
–Volviendo a esa nueva derecha judía, ¿le parece que acompaña un cambio de actividades de sectores de los judíos? ¿No es una expresión de que algo cambió en muchas actividades de sectores de la comunidad judía?
–No. Y explica por qué.
Mi reflexión final es que a cualquiera de nosotros, italianos, árabes, judíos o lo que seamos, nos será bastante difícil entrar en una sociedad rural con olor a caballo, por no decir otra cosa.
4. LA OSCURA MANO DE HEZBOLLAH
LA OSCURA MANO DE HEZBOLLAH
Por Ing. Tom Harb
(TRADUCCIÓN LIBRE Y CONDENSADA DE ANA)
Como todos los grupos terroristas internacionales, el Hezbollah de Líbano ha confiado siempre en la clásica metodología del terror, ataques y explosiones que producen bajas masivas para obtener tanta prensa como sea posible. Su objetivo es aterrorizar al público para manipularlo, así lo hacen grupos como Hezbollah, Al Qaeda y otros, para continuar sus campañas contra la población civil, y lo hacen porque así atemorizan también a la prensa para que informe de determinada manera. Hoy sus métodos se han vuelto más sofisticados -sin necesidad de recurrir al terror- la sola amenaza funciona, además de utilizar otras habilidades para influir e incluso controlar a los medios nacionales e internacionales. Una de ellas es presentar notas de simpatizantes de Hezbollah, pagos, que deben ser entendidas de la forma en que ellos desean, e inclusive lo han logrado con periodistas occidentales en Líbano, lo quieran estos o no.
Se dice que tratan de limpiar su imagen pública con la ayuda económica siria e iraní, infiltrándose en las salas de periodistas, mostrándoles sólo aquello que quieren que sea visto y destruyendo la credibilidad de los que se atreven a decir otra cosa, y da resultado.
Esto ocurrió con un ex-free-lance del National Review, W. Thomas Smith Jr, un prestigioso reportero de larga carrera, que fue descalificado simplemente porque llegó demasiado cerca, una cualidad por la que en circunstancias normales habría sido reverenciado.
Sus informes por blog, frecuentemente subjetivos y sin mencionar fuentes acerca de las actividades del Hezbollah, posibilitaron que fuera acusado de mentiroso y de fabricar acusaciones sin pruebas; la reproducción de estas acusaciones fue la clásica propaganda para negar la veracidad de sus reportes.
Sin embargo fracasan, porque Thomas Smith sigue escribiendo y dijo ¨ellos nunca me acallarán¨. La propaganda en contra de los medios continúa, ya que monitorean toda la información de occidente, inclusive la de oscuros sitios de web o blogs, utilizando toda forma de ataque, desacreditándolos por medio de libelos, con amenazas directas o indirectas y, también, con asesinatos.
Hasta que Occidente, especialmente sus propios medios, no revele estas hábiles tácticas de negación y engaño, está claro que muchos reportes de periodistas como W. Thomas Smith, que no tienen miedo, serán silenciados, porque habrá intentos exitosos sobre algunos ingenuos, para lograr destruir sus carreras.-
FUENTE: WHASINGTON TIMES-TOM HERB-28/01/08
COMENTARIO:
Se ha comprobado estadísticamente que el periodismo es la más peligrosa de las profesiones, pero me parece oportuna la reflexión acerca de la valentía de algunas personas como este periodista que, sobre el terreno, y a sabiendas de la peligrosidad del enemigo, ejerce su tarea como si esa circunstancia no existiera. Para mi, de esa pasta están hechos los héroes, los que lo son cotidianamente y no fruto de un solo acto de arrojo.
Líbano, no todo está perdido todavía, mientras el mundo pueda saber lo que allí está ocurriendo, todavía hay una esperanza para que despierte y acuda en tu ayuda, para bien de toda la región amenazada.
ANA
lunes, 28 de enero de 2008
3. TRIBALISMO EN MEDIO ORIENTE
LA ENFERMEDAD TRIBAL DE MEDIO ORIENTE
¿Por qué está Oriente Próximo tan enfrentado con la vida moderna, rezagado en todo, desde niveles de alfabetización hasta el nivel de vida, del peso militar al desarrollo político?
Por DANIEL PIPES
Un nuevo texto exhaustivo de Philip Carl Salzman, el profesor de la Universidad McGill, con el título engañosamente simple de Cultura y conflicto en Oriente Próximo (Prometheus) ofrece una interpretación destacada y original de los problemas relativos a Oriente Medio.
Salzman, antropólogo de profesión, comienza delineando los dos patrones de conducta que han dominado históricamente Oriente Próximo: la autonomía tribal y el centralismo tiránico. El primer patrón, argumenta, es característico de la región y clave para comprenderla. El autogobierno tribal se basa en lo que Salzman llama oposición equilibrada, un mecanismo en el que los habitantes de Oriente Próximo, residentes en desiertos, montañas y valles, protegen la vida y sus recursos confiando en sus extensas familias.
Este sistema inmensamente complejo y sutil se reduce a (1) cada persona cuenta para su protección con los parientes paternos (llamados agnatos) y (2) se enfrentan entre sí las unidades de agnatos de igual tamaño. De esta manera, el núcleo familiar de una familia se enfrenta a otra familia nuclear, un clan se enfrenta a otro clan, y así sucesivamente, hasta el nivel meta-tribal. Como resume estas confrontaciones el conocido aforismo de Oriente Próximo, "Yo contra mi hermano, yo y mis hermanos contra mis primos, yo y mis hermanos y mis primos contra el mundo”.
En el lado positivo, la solidaridad de afiliación permite una independencia digna de los estados represivos. Por el negativo, se sobreentiende un conflicto sin final; cada colectivo tiene múltiples enemigos jurados y feudos que a menudo se prolongan durante generaciones.
La autonomía tribal ha movido la historia de Oriente Medio, como observaba hace seis siglos el eminente historiador Ibn Jaldún. Cuando un gobierno se tambaleaba, se constituían enormes confederaciones tribales, abandonaban sus áridos parajes, y se hacían con el control de las ciudades y los terrenos agrícolas. Habiendo controlado el estado, las tribus explotaban su poder de manera desenfrenada para impulsar sus propios intereses, explotando con crueldad a su población súbdita hasta que ellos a su vez se tambaleaban y el ciclo empezaba de nuevo.
La aportación de Salzman se encuentra en actualizar a Ibn Jaldún, demostrando cómo el patrón dual de autogobierno tribal y centralismo tiránico sigue definiendo la vida cotidiana de Oriente Medio, y utilizarlo para explicar los rasgos más característicos de la región, como las autocracias, la falta de escrúpulos políticos o el estancamiento económico. De igual manera, explica la guerra de aniquilación contra Israel y, más en general, las sangrientas fronteras del Islam, la extendida hostilidad hacia los no musulmanes.
El patrón dual explica hasta aspectos claves de la vida familiar de Oriente Próximo. El imperativo de añadir más agnatos que el vecino de uno, argumenta Salzman, significa desarrollar tácticas para sobrepasar las filas de su descendencia masculina. Esto tiene varias implicaciones:
Casar a las hijas de uno con primos como medio de que la familia se beneficie de su fertilidad.
Practicar la poligamia con el fin de beneficiarse de la fertilidad de múltiples mujeres.
Vigilar a las mujeres de las demás familias, esperando sorprenderlas en un acto inmoral obligando de esta manera a sus parientes masculinos a matarlas y perder su fertilidad.
Este último punto sugiere que la oposición equilibrada explica en gran medida la costumbre bien conocida de los habitantes de Oriente Próximo de los "crímenes de honor", en los que los hermanos matan a las hermanas, los primos asesinan a las primas, los padres asesinan a las hijas, y los hijos matan a las madres. Llamativamente, las indiscreciones de la mujer son toleradas dentro de la familia y conducen a los crímenes casi exclusivamente cuando se conocen fuera de la familia.
Más ampliamente, la oposición equilibrada significa que Oriente Medio carece de los principios abstractos en virtud de los cuales medir las acciones "en función de un criterio general, al margen de la afiliación a agentes particulares". En su lugar, un intenso particularismo exige a un miembro de la familia apoyar a un pariente cercano contra el padre, al margen de quien pueda ser el culpable. Los miembros de tribus y los súbditos pueblan la región, no los ciudadanos. Que la mayor parte de los habitantes de Oriente Próximo conserve esta mentalidad de ellos-contra-nosotros sentencia el universalismo, el estado de derecho y el constitucionalismo. Atrapados en estos patrones arcaicos, escribe Salzman, las sociedades de Oriente Próximo "salen mal paradas en la mayor parte de los criterios sociales, culturales, económicos y políticos de evaluación". Mientras la región no se moderniza, constantemente se queda más atrás.
Solamente podrá avanzar rompiendo el arcaico sistema de la afiliación solidaria. "Esto no es posible a través del reemplazo de los grupos tradicionales con grupos recién concebidos [como partidos políticos], sino con la sustitución del grupo por el individuo".
El individualismo hará progresar a los habitantes de Oriente Próximo, no obstante, solamente cuando "aquello de lo que están a favor sea más importante que aquellos en contra de los que estén”.
Este cambio fundamental podría tardar décadas o incluso siglos en alcanzarse. Pero el exhaustivo análisis de Salzman permite comprender la extraña enfermedad de la región e identificar su tratamiento.-
FUENTE: EL RELOJ - 28/01/08
Comentario:Hay muchas teorías sobre el desarrollo de algunas regiones y el estancamiento de otras, ésta puede ser una de ellas. El lugar, las exigencias del entorno físico o social ¿será una gran influencia en la laboriosidad de un pueblo y en la formación de su cultura y hábitos? Este artículo es un ejemplo que podemos extrapolar a otros países o sociedades. En los países que tienen climas más fríos, ¿sus ciudadanos son más laboriosos? ¿Podría ser Japón lo que actualmente es si el trabajo arduo no fuera una exigencia imprescindible para la supervivencia de una población enorme en tan pequeño espacio? ¿El milagro de Israel sería posible si la necesidad de sobrevivir durante milenios a un entorno hostil, no hubiera obligado al pueblo judío a aguzar el ingenio y ahora, con un pequeño territorio, desarrollarse de una forma que supera ampliamente todos los pronósticos? Por el contrario, los países ricos que lo rodean, no pueden aspirar al progreso que les permitiría su riqueza, anclados aún en costumbres y ritos que esas sociedades, en su conjunto, aún no han podido superar. Lamentablemente la sociología no es una ciencia exacta y, aun cuando se pudiera hacer un buen diagnóstico, no hay remedio que pueda curar lo que sólo podrá superarse con el tiempo.-
2. CARTA DESDE JERUSALEM
UNA CARTA AL MUNDO DESDE JERUSALEM
por Eliezer ben Yisrael (Stanley Goldfoot)
(Traducción libre de ANA)
(Esta carta fue originariamente publicada en THE JERUSALEM TIMES en 1969. Aún es altamente relevante considerando la situación política actual y la próxima celebración de Yom Yerushalayim. La carta fue reimpresa por The Israeli Center of the Orthodox Union in Torah Tidbits Nº211)
No soy una criatura de otro planeta como parece que ustedes creen. Soy un jerosolimitano que luce como ustedes, un hombre de carne y hueso. Un ciudadano de mi ciudad, una parte integral de mi pueblo.
Necesito sacar de mi pecho algunas cosas. Porque no soy un diplomático no tengo que usar eufemismos. No tengo que complacerlos, ni siquiera persuadirlos. No les debo nada. Ustedes no construyeron esta ciudad, ustedes no vivieron en ella, ni la defendieron cuando vinieron a destruirla. Y seremos maldecidos si dejamos que ustedes nos la quiten.
Hubo una Jerusalem antes que hubiera una New York. Cuando Berlín, Londres y París eran bosques y pantanos infectos había una próspera comunidad judía aquí. Le dio algo al mundo que ustedes, naciones, han rechazado inclusive desde antes que se establecieran, un código moral humano.
Aquí caminaron los profetas y sus palabras brillaron como si fueran relámpagos. Aquí, un pueblo que no quería otra cosa más que estar a solas, luchó contra olas de paganos con deseos de conquista, sangraron y murieron en las batallas, se arrojaron al fuego de su templo en llamas antes que rendirse, y cuando finalmente fueron sobrepasados en número y llevados en cautiverio, juraron que antes de olvidar a Jerusalem, preferían que sus lenguas se clavaran en su paladar y su brazo derecho se secara.
Durante dos milenios, llenos de dolor, mientras fuimos vuestros indeseados invitados, nosotros rezamos diariamente por poder regresar a esta ciudad. Tres veces al día pedíamos al Altísimo: ¨Reúnenos desde los cuatro extremos del mundo, tráenos a nuestra tierra, vuélvenos misericordiosamente a Jerusalem, La Ciudad, y crezcamos en ella como Tu prometiste¨. En cada Yom Kippur y Pesaj, fervientemente expresamos la esperanza que el próximo año nos encontrara a todos en Jerusalem.
Vuestras inquisiciones, pogromos, expulsiones, los ghetos en los que nos apiñaron, los bautismos forzosos, los sistemas de cuotas, su refinado antisemitismo, y el innombrable horror final, el holocausto, (y peor, vuestro terrorífico desinterés en él) todo eso no nos quebró. Quizá debilitó la pequeña moral que ustedes aún poseían, pero a nosotros nos fraguó en acero. ¿Piensan que pueden quebrarnos ahora después de todo por lo que hemos pasado? ¿Verdaderamente creen que después de Dachau y Auschwitz estamos asustados por vuestras amenazas, bloqueos y sanciones? Hemos estado en el infierno y volvimos, un infierno hecho por ustedes. ¿Qué más es posible que puedan tener en vuestro arsenal que sirva para asustarnos?
He visto a esta ciudad bombardeada dos veces por naciones que se llaman a sí mismas civilizadas. En 1948, mientras ustedes miraban apáticamente, vi a mujeres y niños hechos añicos después que nosotros aceptamos vuestro requerimiento de internacionalizar la ciudad. Fue una mortal combinación la que hizo el trabajo: oficiales británicos, pistoleros árabes y cañones de fabricación americana. Y después, el salvaje saqueo de la Ciudad Vieja, la carnicería, la destrucción de cada sinagoga y escuela religiosa, la profanación de cementerios judíos, la venta, por un diabólico gobierno, de lápidas para ser usadas como materiales de construcción para gallineros, cuarteles e inclusive letrinas.
Y ustedes nunca dijeron una palabra.
Ni siquiera musitaron la más leve protesta cuando los jordanos aislaron el más sagrado de nuestros lugares, el Muro Occidental, en violación de la solemne promesa que hicieron después de la guerra, una guerra que ellos mismos lanzaron, en contra de la decisión de la UN. Tampoco un sólo murmullo provino de ustedes cuando los legionarios, con sus puntiagudos cascos, abrieron fuego de cuando en cuando sobre nuestros ciudadanos desde detrás de los muros.
Vuestros corazones sangraron cuando Berlín fue cercado. Ustedes rápidamente enviaron provisiones para salvar a los gallardos berlineses. Pero no enviaron una onza de comida cuando los judíos se hambreaban en la sitiada Jerusalem. Ustedes vociferaron contra el muro que los alemanes del este construyeron en medio de la capital de Alemania, pero nadie escuchó de ustedes el más leve murmullo acerca del otro muro, el que partió el corazón de Jerusalem.
Y cuando ocurrió lo mismo 20 años después, y los árabes desataron un asalto salvaje, un bombardeo no provocado, otra vez, sobre la Ciudad Sagrada, ¿alguno de ustedes hizo algo?
La única vez que aparecieron vivos fue cuando la ciudad fue finalmente reunificada. Entonces apretaron sus manos y exaltadamente hablaron de ¨justicia¨ y de la necesidad de la cualidad ¨cristiana¨ de dar la otra mejilla.
La verdad -y lo saben profundamente en sus entrañas- ustedes preferirían que la ciudad fuera destruida antes de ser gobernada por los judíos. No importa cuán diplomáticamente ustedes lo digan, los viejos prejuicios afloran en cada palabra.
Si nuestro regreso a la ciudad enredó vuestra teología, quizá sería mejor que reexaminaran vuestros catecismos. Después de todo lo que hemos pasado, no vamos a acomodarnos pasivamente a la retorcida idea que somos nosotros los que hemos de sufrir la eterna carencia de un hogar hasta que aceptemos a vuestro salvador.
Por primera vez desde el año 70, hay ahora completa libertad religiosa para todos en Jerusalem. Por primera vez desde que los romanos pusieron una antorcha en el Templo, todos tienen los mismos derechos. (Ustedes preferirían que algunos los tuvieran más iguales que otros). Nosotros detestamos la espada, pero fueron ustedes quienes nos obligaron a levantarla. Nosotros anhelamos la paz pero no volveremos a la paz de 1948, como ustedes lo desearían.
Estamos en casa. Tiene un amoroso sonido para una nación a la que ustedes obligaron a vagar por sobre la faz del globo. No nos estamos yendo. Estamos redimiendo la promesa hecha por nuestros ancestros: Jerusalem está siendo reconstruida. ¨El año que viene¨ y el año siguiente, y después, y después, hasta el fin de los tiempos, ¡¨en Jerusalem¨!