martes, 15 de abril de 2008

95. DIÁLOGOS INTERRELIGIOSOS



"NO TE AFERRES A NINGUNA FE CUANDO ESA FE TRAE SANGRE"


Esta frase la dice un personaje de la obra de Arthur Miller, "Las brujas de Salem", basada en un hecho real que ocurrió en un pueblito de los Estados Unidos hace trescientos años, y que el autor recreó para denunciar cómo se manipuló a fieles cristianos para fines muy terrenales. Viene al caso recordarlo porque ninguna religión está exenta de caer en este tipo de conductas condenables. Lógicamente todas, hasta la actualidad, siguen teniendo grandes fallas.

Permanentemente recibimos la información que hay diálogos interreligiosos entre las tres principales religiones monoteístas, como la mejor forma de superar los enfrentamientos del pasado subsistentes, no en la cúpula, sino en algunos adeptos. Creo que siempre se ha usado a la religión como una excusa para motivar a los fieles a luchar por el poder y también creo que todas se enseñan según la palabra escrita. Lo que diferencia a unas de otras es cuánto se ciñen estrictamente a ella y cómo algunas logran superar las costumbres del pasado, interpretándola y reemplazando su mandato de acuerdo con el moderno concepto de respeto por los Derechos Humanos.

Los diálogos interreligiosos son relativamente eficientes, y digo así, porque aunque algunos representantes de estas religiones mantienen encuentros, éstos no alcanzan para lograr la pacificación que anhelamos. Creo que no son significativos para quienes se inician en la religión islámica, que no deja de ser enseñada en algunas partes como en sus comienzos; no ha evolucionado en todos los sitios donde se la estudia. En muchas escuelas y madrazas el conocimiento que se imparte no se condice con ese pensamiento conciliador, sino que quienes se adscriben a ella aprenden e interpretan al pie de la letra lo escrito muchos siglos atrás. Lo vemos en los videos y en las declaraciones de los más fanáticos, los que pretenden dominar al mundo; un verdadero delirio. Y si eso no es superado, si no se enseña a respetar las creencias del resto de la humanidad, inclusive a los politeístas o ateos, es sólo un entendimiento entre los más evolucionados, los seres humanos de buena voluntad que creen que, desde la cúpula, y sólo con encuentros y declaraciones, se puede alcanzar el progreso que significa respetar cuando se desea ser respetado.

Quienes las escuchamos las recibimos como lo que son, una expresión de deseos, pero todo sigue como está, porque sólo la educación y la superación de antiguas enseñanzas puede ayudar a erradicar viejos enfrentamientos. Y yo no veo que eso suceda. Cada "maestro" interpreta y enseña el Corán a su manera y no se intenta fijar conceptos para todos los fieles de forma tal que no se aprendan aquellos que implican desdén, desvalorización y acoso para quienes no pertenecen al islam. En los países musulmanes, no sólo casi no puede practicarse libremente otra religión, sino que los musulmanes fanáticos intentan imponer su fe, cultura y costumbres fuera de ellos. Lo imperativo para que el diálogo sea fructífero es que, a los fieles que aprenden el Corán, se les enseñe y tengan como premisa el respeto por los derechos humanos de todos. Mientras esto no se logre, estos diálogos sólo están igualando a esta religión, que aún no ha sido capaz de adaptar uniformemente su doctrina a esta época, con las que sí se han aggiornado. ¿De dónde salen casi todos los terroristas, sino de estas escuelas donde declaman que se enseña a amar, cuando lo que producen en demasiados casos es violencia?

De esto hay que hablar y mucho si queremos un mundo mejor, no sólo hacer declaraciones que sólo sirven para que miremos al islam como si fuera una religión más, porque no lo es y no lo será si no se excluye explícitamente cualquier interpretación negativa. Esta es la misión de quienes deben enseñar con criterio moderno las enseñanzas de amor al prójimo, que sin duda el Corán contiene, para aplicarlas a todos, en todos los casos y sea quien fuere. Si ese cambio no se produce de modo que el verdadero mensaje coránico sea entendido, aprendido y practicado por todos sus adeptos, estas declaraciones sólo aparecerán en los medios como un entendimiento y respeto entre académicos religiosos y no una realidad concreta entre los fieles.

Quienes respetamos a todas las religiones, aún cuando no pertenezcamos a ninguna, creemos que esos cambios son imprescindibles para que podamos alcanzar la paz que todos merecemos.


ANA

2 comentarios:

  1. Así es Ana, sólo cuando el islam empiece reconociendo sus graves errores, su deficiencias, su desfase con los tiempos y las gentes y sus limitaciones para con sus propios fieles empezará una nueva época para todos, incluidos los que somos sus víctimas potenciales por infieles y otros por apóstatas. No es algo que nosotros veamos, ante bien somos y seremos, o serán otros, testigos de sus atrocidades y sus matanzas, pareciera que sus códigos éticos andan perdidos desde hace centurias y sólo la actitud individual de los creyentes hace que no se haya prendido un incendio sin proporciones conocidas, pero no basta con la actitud individual, esas escuelas coránicas que adoctrinan para la muerte, esos imanes que anteponen la sangre al sentido común, esos políticos que inyectan perversidad a sus lacayos, puesto que no podemos hablar de cuidadanos, y con ello los inducen a cometer los actos más abyectos con el pretexto de que su dios los ve con buenos ojos, todos en su conjunto hacen del islam una religión perversa, no así los muchos creyentes que rezan en la intimidad o no y creen que el camino es otro, gentes que se preocupan por sus vecinos, por sus amigos y por el mundo, que también los hay, pero que son gotas de tinta en un mar que los devora.
    Un saludo cordial

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  2. Hola Iojanan :-)
    De la sabiduría popular rescato la frase: "el pescado se pudre por la cabeza". Como bien decís, "no basta con la actitud individual", es en la cúpula donde se tienen que discutir los cambios necesarios para que la violencia cese, no es suficiente que los diálogos sirvan para consensuar que todas las religiones tienen buenas intenciones y están hermanadas en el común amor al prójimo. Lo que se debe discutir es cómo erradicar lo que el islam tiene de nocivo, y eso no depende de los fieles, sino de quienes tienen la obligación de modernizar la doctrina para que los violentos no aprendan de ella y puedan ampararse en la religión para sustentar sus actos bárbaros. Y mientras ese no sea el objetivo de los diálogos interreligiosos y se publiciten los avances en ese sentido, NO SIRVEN.

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