domingo, 19 de octubre de 2008

173 - LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y AUTOCENSURA


"CÁLLESE USTED" FUE SU EXPLICACIÓN.
UNA FORMA MÁS DE RESTRINGIR LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN.

Por
Clifford D. May


No desde los tiempos de la quema de libros por los nazis en los años 30, se había visto la libertad de expresión tan amenazada como hoy. Se lanzan bombas incendiarias contra editoriales, se asesina a cineastas, se amenaza a escritores y caricaturistas, se lleva a investigadores a los tribunales, se restringe la libertad de expresión usando falsas “comisiones de derechos humanos” y a la ONU. Éstas son algunas de las formas como los islamistas militantes, sus posibilitadores y sus apologistas, están intentando silenciar a sus críticos.

La intimidación es otra. Funciona en los campus universitarios y dentro del establishment de la política exterior. Lo que me pasó recientemente puede ser pedagógico.

Participo en una comunidad virtual de usuarios entre especialistas de política exterior, ex funcionarios de inteligencia, servicio exterior y personal militar, académicos y especialistas de centros de investigación política.

Uno de ellos posteó un artículo sobre un intento de “atenuar” las creencias religiosas de los detenidos en Irak antes de dejarlos en libertad. Un ex embajador (por respeto a la privacidad no incluyo nombres) escribió que “por fin estamos aprendiendo algo del éxito saudí” en este campo.

Le pregunté si los sermones que se predican en las mezquitas que patrocina el gobierno de Arabia Saudí en la actualidad eran generalmente mesurados. Yo tenía entendido que los clérigos saudíes se refieren con frecuencia a judíos y cristianos en términos claramente desagradables y hostiles.

Él contestó que según su experiencia, “la mayoría de los sermones en mezquitas saudíes abogan por la paz así como por el respeto hacia el judaísmo y el cristianismo”.

Hice hincapié en que no hace mucho, un profesor saudí que hizo comentarios positivos sobre los judíos y el Nuevo Testamento fue condenado a 750 latigazos y a una condena en prisión. Le cité un editorial de Nina Shea, cuando ella estaba en Freedom House, sobre los libros de texto de las escuelas sauditas que ofrecen “ideología del odio contra cristianos, judíos y musulmanes que no siguen la doctrina wahabí”. Consulté una página web de MEMRI, organización que traduce material en árabe y encontré algunos sermones que no sonaban tan respetuosos ni pacíficos, por ejemplo: “Los cristianos y los judíos son infieles, son enemigos de Alá”, “Los judíos: Descendientes de cerdos y monos”, “Los musulmanes deben educar a sus hijos en la yihad y en el odio a judíos y cristianos”.

El embajador y yo podríamos haber seguido en esta línea respondiendo cada mensaje -en total desacuerdo pero siempre manteniendo un tono educado- por un tiempo. Pero otro miembro de la comunidad, un académico árabe-americano se metió en la conversación. Manifestó que se estaba sintiendo “cada vez más incómodo con las afirmaciones consideradas legítimas dentro de ciertos círculos del sector de la seguridad en Washington DC, especialmente las de Cliff”.

“No me asusta en especial tener ‘padres NASCAR’ o ‘madres de jugadores de hockey’ temiendo y odiando algo con lo que tienen poco contacto directo, como el islam, los musulmanes y el mundo islámico” escribía. “Ya que he llegado a asumir la peligrosa ingenuidad de estas personas en estos últimos años, por lo general voy por la vida en estos Estados Unidos, mientras nos tomamos algunas cervezas, burlándome, pero con delicadeza, de sus miedos y quejándome de mi adorado equipo, los Santos de Nueva Orleans. Sin embargo, es verdaderamente aterrador que opiniones tan mal documentadas se suelten sin más dentro de un grupo de élite, de expertos en seguridad que son de alto nivel, respetados dentro de la profesión, probados, con buenos contactos y bien establecidos en Washington”.

Y procedió no a argumentar contra mis opiniones sino a insistir que “para tener una opinión respetable sobre este asunto se requiere conocimientos avanzados del idioma árabe y asistir durante un largo periodo de tiempo en varias mezquitas en diversas partes de Arabia Saudí”.

Es decir, como yo no hablo árabe y no he pasado tiempo en mezquitas saudíes (y a pesar del hecho que está generalmente prohibido que los “infieles” hagan eso) entonces me debo callar.

En cuanto a Freedom House y MEMRI, dijo él que “estas fuentes no son ni neutrales ni fiables”. Siguió adelante para tildar a MEMRI de “extensión pública de la inteligencia israelí”.

Aunque este hombre no tenía “ninguna duda de que en ocasiones se decían cosas desagradables dentro de ciertas mezquitas en Arabia Saudí,” añadía que estaba seguro que “también se decían cosas desagradables en ciertas iglesias, sinagogas y mezquitas en Estados Unidos”.

“Como americano que sería indolentemente clasificado como “musulmán” si en este país reventara el tipo de violencia etno-sectaria que se ha visto en Irak, me temo que este extremismo es muchísimo más grande que el que se ve a veces en Arabia Saudí”.

También dijo: “Me siento afortunado de pertenecer a esta comunidad virtual, ya que creo que me daría algo así como un aviso temprano si fuera necesario que emprendiera un rápido viaje a la frontera y pidiera asilo político en otro país si alguna vez me viera en la necesidad de salvarme junto a mi familia”.

Me queda corto este espacio para poner toda mi respuesta, pero sí le dije que mientras él jugaba su papel de víctima y sienta temor de americanos cristianos, judíos y aficionados a las carreras, “hay gente amenazando de muerte, secuestrando aviones y estrellándolos contra rascacielos y semejante equivalencia moral es absurda, indignante y un insulto a la inteligencia”.

Si algún miembro de la comunidad virtual estaba de acuerdo conmigo, se lo guardaron para sí mismos. De hecho, el embajador me reprendió por haber ido “tan lejos”. ¿Existe una amenaza para la libertad de expresión en la premisa de que no es “legítimo” criticar el discurso del odio que emana de Arabia Saudí -patria de 15 de los 19 terroristas que nos atacaron el 11 de septiembre de 2001- un país cuyos ciudadanos, bañados en petróleo, siguen financiando el terrorismo en el mundo entero? Usted tiene derecho a su propia opinión, al menos por ahora.


Clifford D. May, antiguo corresponsal extranjero del New York Times, es el presidente de la Fundación por la Defensa de las Democracias. También preside el Subcomité del Committee on the Present Danger.


FUENTE: GEES (GRUPO DE ESTUDIOS ESTRATÉGICOS)
colaboración Nº 2442 - 17/10/08
http://gees.org/articulo/5931/

(Publicado en National Review, 2 de octubre de 2008)


COMENTARIO:

Creo que la reciprocidad entre los países es lo justo, aunque no siempre es posible. El idioma árabe es muy difícil de aprender así que la propuesta suena absurda, en cambio, cualquier idioma de occidente puede ser estudiado fácilmente. Esto no es tan importante como comprobar hasta qué punto las amenazas se convierten en realidad cuando se editan libros, se publican historietas o se hacen películas que los fanáticos islamistas consideran son provocativos, eso logra que todo el mundo se acobarde y desista, mientras ellos pueden hacer y decir todo lo que se les ocurra en sus países alegando que no podemos denunciarlo porque no entendemos su idioma. Disfrutan de las bondades de la libertad que la democracia ofrece a todos, pero en los estados islámicos no se pueden construir iglesias o practicar cualquier otra religión que no sea el islam, por lo menos no públicamente. Quien los visita debe vestirse y actuar según sus costumbres pero no hay obligación para ellos cuando ingresan a nuestros países. Esa conversación fue una burla que la diplomacia está normalmente inhibida de exponer y contestar como merece, pero los gobiernos deberían impedir que una cultura violenta y retrógrada se instale en cada estado, no el relativismo cultural que ya se acepta en Inglaterra donde está vigente la sharía, cuando en los países árabes sólo se aplica su ley. Reciprocidad es la respuesta y se acabarían los malentendidos; cuando se oculta, disimula y evita decir la verdad sólo se consigue que la mayoría de la gente ignore cuál es el problema al que se está enfrentando occidente.

ANA


6 comentarios:

  1. No necesito saber arabe para conocer todos los crimenes e incitacion al odio que diariamente emanan del mundo islamico y sus mezquitas. Con ver la realidad y lo que produce ese odio -con sus atentados, amenazas y muertes- me basta y me sobra.

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  2. Pero claro, lamentablemente los americanos no saben dónde se están metiendo. El tiempo dirá, pero no hay mejor sordo que el que no quiere oír.

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  3. Llegará el momento de despertar de bruces,no es posible la coexistencia cuando uno no quiere o, simplemente, miente mientras el otro quiere creer, suavizar, ceder, consensuar, pero siempre dando un paso atrás comprobando que el paso dado es paso perdido en beneficio del otro. Comparto plenamente la reciprocidad, yo , si llega el caso cedo el primero, pero seguidamente ellos, y si no, se rompe la baraja. No es posible ser tan pueriles ante estos juegos que sólo pretenden dañar sabiendo que quien está enfrente es gente que antepone la palabra democracia mucho antes que el sentido común y no se si eso es lo más acertado cuando esos dirigentes o imanes, son, los más, fascistas.
    Saludos cordiales

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  4. Lamentablemente hay quienes viven sueños como realidades, se autoengañan. Es como el jugador que cuando gana y no le pagan cree que pagando cuando pierde dará el ejemplo, pues perderá dos veces. Así pasa con los países democráticos, creen que enseñando y practicando su cultura obtendrá reciprocidad y, como el jugador honesto, perderá dos veces porque su ejemplo no sirve. El tramposo no aprende ni quiere aprender, sólo sacará ventajas cuando se le permite. Sólo los tontos juegan para perder...

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  5. Viajando por territorios musulmanes, como turista, me llevé una extraordianaria sorpresa, allí se pueden ver Iglesias e incluso catedrales, asi como Sinagogas. Incluso hay barrios enteros de judíos o de cristianos, la convivencia es maravillosa, a pesar de que segun dicen ultimamente con la desinformación manipulada e interesada las convivencias empiezan a flaquear. Y no me extraña, pues leyendo artículos de este blog puedo ver tanta intransigencia y desconocimiento que mete miedo. Ahora supongo que lloveran respuestas negativas a mi persona, pues supongo que el fanatismo no deja ver mas alla de las narices, moro, etc. Pero no dare a nadie la posibilidad por mi parte de respuesta, me voy a otros blog mas serios, simplemente.

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  6. Anónimo:

    No sabemos qué pasa en esos lugares que visitaste, sólo sabemos qué pasa en los lugares donde tenemos acceso: Gaza, Líbano, Sudán. Kosovo, y no es lo que decís que viste.

    Aparentemente ese porcentaje tan pequeño del que hablaste tiene mucho poder, se hace notar y no es bueno lo que vemos.

    Yo trato de enfrentar lo malo y tratar de modificarlo, no sé cuál es el fin que perseguís, te deseo suerte si es realista y noble.

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