ISRAEL Y EL EJE DEL MAL
Por CAROLINE B. GLICK (*)
(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA)
Corea del Norte está ubicado del otro lado del mundo con respecto a Israel. Sin embargo, las pruebas que realizó el lunes puso a todo el sistema de defensa israelí listo para el combate y a su némesis israelí sonriendo como el gato de Cheshire. Comprender por qué éste es el caso, es clave para entender el peligro que representó lo que alguien alguna vez descortésmente se refirió como a el Eje del Mal.
Hace menos de dos años, el 6 de septiembre del 2007, las FDI destruyeron una instalación de producción de plutonio construida por Corea del Norte en Kibar, Siria. Ella era virtualmente un clon de la instalación de producción de plutonio de Yongbyon, Corea del Norte.
En marzo pasado el diario suizo "Neue Zuercher Zeitung" informó que el desertor iraní Ali Reza Asghari, quien antes de su deserción a EE.UU. de marzo 2007 sirvió como General en las Guardias Revolucionarias de Irán y como Ministro de Defensa Adjunto, divulgó que Irán pagó por la instalación de Corea del Norte. Teherán consideró a la instalación en Siria como una extensión de su propio programa nuclear. De acuerdo con las estimaciones israelíes, Teherán gastó en el proyecto entre mil y dos mil millones de dólares.
Se puede suponer que había personal iraní presente en Corea del Norte durante la prueba del lunes. En los últimos años, funcionarios nucleares iraníes han estado a mano para todas las principales pruebas de Corea del Norte, incluyendo su primer ensayo nuclear y su prueba del misil balístico intercontinental en 2006.
Además, no sería exagerado pensar que Corea del Norte tuvo un cierto nivel de coordinación con Irán con respecto a la oportunidad en que debía hacer las pruebas de esta semana, tanto para la bomba nuclear como para el misil balístico. Es difícil imaginar como mera coincidencia que las acciones de Corea del Norte se hicieran justo una semana después que Irán probó su misil de combustible sólido Sejil-2 con un alcance de dos mil kilómetros.
Aparte de su proximidad cronológica, la principal razón que le da sentido asumir que Irán y Corea del Norte coordinaron sus pruebas es porque Corea del Norte ha jugado un rol central en el programa misilístico de Irán. Aunque los observadores occidentales afirman que el Sejil-2 está basado en tecnología china transferida a Irán a través de Pakistán, el hecho es que Irán debe a Corea del Norte mucho de la capacidad de su misil balístico. El misil Shihab-3, por ejemplo, que es la columna vertebral de la estrategia que amenaza a Israel y a sus vecinos árabes, es simplemente una adaptación iraní de la tecnología misilística Nodong de Corea del Norte. Desde por lo menos principios de los 90, Corea del Norte se ha sentido muy feliz por difundir esa tecnología para cualquiera que la quisiera. Lo mismo que Irán, Siria debe mucho de su arsenal misilístico masivo a la difusión nordcoreana.
En respuesta a la prueba nuclear de Corea del Norte del lunes, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo: "...el comportamiento de Corea del Norte aumenta las tensiones y mina la estabilidad en el Noreste de Asia."
Ciertamente, los lazos íntimos de Corea del Norte con Irán muestran que su programa nuclear con sus ojiva, misil y componentes tecnológicos, no es una amenaza distante, limitada en su alcance a la lejana Asia del Este. Se trata de un programa multilateral compartido en distintos niveles con Irán y Siria. Por lo tanto, pone en peligro no sólo a los similares Japón y Corea del Sur, sino a todas las naciones cuyos territorios e intereses están al alcance de los misiles de Irán y Siria.
Mas allá de su incidencia sobre las capacidades tecnológicas y de hardware de Irán, el programa nuclear de Corea del Norte ha tenido una influencia singular en la estrategia política de Irán para adelantar diplomáticamente su programa nuclear. Corea del Norte ha sido pionero en la utilización de una mezcla de agresión diplomática y aparente aceptación de otras posiciones para alternativamente intimidar y persuadir a sus enemigos de modo que no tomen acciones contra su programa nuclear. Irán ha seguido el modelo de Pyongyang asiduamente. Además, Irán ha utilizado la respuesta internacional -y particularmente la respuesta americana- a las diversas provocaciones que realizó Corea del Norte a lo largo de los años, para determinar cómo posicionarse a sí mismo en determinado momento, a fin de poder seguir avanzando con su programa nuclear.
Por ejemplo, cuando Estados Unidos reaccionó a las pruebas nucleares y de ICBM (Misil Balístico Intercontinental) de Corea del Norte en el 2006, restableciendo las conversaciones de las seis partes con la esperanza de apaciguar a Pyongyang, Irán aprendió que mostrando interés en que Estados Unidos participara en su programa de enriquecimiento de uranio podía ganar un tiempo valioso. Al igual que Corea del Norte fue capaz de disipar la decisión de Washington de tomar medidas en contra de ella mientras ganaba tiempo para avanzar en su programa, aún más a través de las conversaciones de los seis grupos, así Irán, aparentando estar de acuerdo en establecer un marco para discutir su programa de enriquecimiento de uranio, ha sido capaz de mantener a distancia a Estados Unidos y Europa durante los últimos años.
La impotente respuesta de la administración de Obama a la prueba de ICBM de Pyongyang del mes pasado y su parecida reacción tartamuda al ensayo nuclear de Corea del Norte del lunes, le ha mostrado a Teherán que ya no necesita ni siquiera simular interés en negociar aspectos de su programa nuclear con Washington o sus contrapartes europeas. Mientras que tenía sentido parecer estar interesado en alcanzar un acuerdo con Washington durante la presidencia de Bush, cuando halcones y palomas estaban compitiendo por ser escuchados por el presidente, hoy, con la administración de Obama solamente poblada por palomas, Irán, lo mismo que Corea del Norte, cree que no hay nada por ganar fingiendo que se preocupa por llegar a un acuerdo con Washington.
Este punto fue puesto de manifiesto claramente tanto por la inmediata respuesta verbal del Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad a la prueba nuclear de Corea del Norte del lunes, como por el provocador lanzamiento de buques de guerra de Irán en el Golfo de Aden el mismo día. Como lo dijo Ahmadinejad, en lo que se refiere al régimen iraní "la cuestión nuclear de Irán está terminada". No hay ninguna razón para seguir hablando. Tal como Obama dejó en claro que no tiene la intención de hacer nada en respuesta a la prueba nuclear de Corea del Norte, así Irán cree que el presidente no hará nada para impedir su programa nuclear.
Por supuesto no es simplemente la política de la administración hacia Corea del Norte la que está indicando a Irán que no hay razón para estar preocupado de que Estados Unidos desafíe sus aspiraciones nucleares. La política general de los Estados Unidos en Medio Oriente, que condiciona su acción en contra del programa de armas nucleares de Irán a la implementación previa de un acuerdo de paz israelí-palestino, imposible de lograr, hace obvio a Teherán que Estados Unidos no tomará acción alguna para prevenir que siga los pasos de Corea del Norte y se convierta en una potencia nuclear.
Durante su rueda de prensa con el Primer Ministro Binyamin Netanyahu el pasado lunes, Obama dijo que Estados Unidos reevaluaría su propósito de apaciguar a Irán a fin de año. Y a principios de esta semana se informó que Obama ha dado instrucciones al Departamento de Defensa para preparar los planes para atacar a Irán. Además, el Presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, el almirante Michael Mullen, hizo recientemente varias declaraciones de advertencia sobre el peligro que un Irán armado nuclearmente representa para la seguridad global y por extensión para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Superficialmente, todo esto parecería indicar que la administración de Obama puede estar dispuesta a realmente hacer algo para impedir que Irán se convierta en una potencia nuclear. Lamentablemente, dada la agenda que ha fijado Obama está claro que antes que él esté listo para levantar un dedo en contra de Irán la mullocracia ya se habrá convertido en una potencia nuclear.
Israel considera que Irán tendrá una cantidad suficiente de uranio enriquecido para hacer una bomba nuclear antes que finalice el año. Estados Unidos cree que ello podría tomar hasta mediados del 2010. En su rueda de prensa de la semana pasada, Obama dijo que si las negociaciones fracasaran el siguiente paso para Estados Unidos será ampliar las sanciones internacionales contra Irán. Se puede suponer que también en este caso Obama permitirá que continúe esta política durante al menos seis meses antes que esté dispuesto a reconsiderarla. En ese punto, con toda probabilidad, Irán ya estará en posesión de un arsenal nuclear.
Más allá de la agenda de Obama, a lo largo de la semana pasada, otros dos acontecimientos hicieron evidente que independientemente de lo que hace Irán, la administración de Obama no revisará su política de poner su énfasis en el debilitamiento de Israel en lugar de detener a Irán para que obtenga armas nucleares. En primer lugar, el viernes pasado "Yediot Aharonot" informó que en una reciente conferencia en Washington, el Teniente General de Estados Unidos, Keith Dayton, responsable del entrenamiento de las fuerzas militares palestinas en Jordania, declaró abiertamente que si Israel no entrega Judea y Samaria dentro de los dos años, las fuerzas palestinas que él y sus oficiales colegas americanos están ahora entrenando a un costo de más de $ 300 millones, comenzarán a matar israelíes.
Aún más inquietante que la certeza de Dayton, que dentro de un corto período de tiempo estas fuerzas entrenadas por Estados Unidos comenzarán a asesinar a israelíes, es su aparente imparcialidad frente a las consecuencias de sus actos. La perspectiva que fuerzas palestinas entrenadas por Estados Unidos sacrifiquen a israelíes no causan que Dayton reflexione acerca del compromiso de construir y entrenar a un ejército palestino.
La declaración de Dayton puso al descubierto la preocupante realidad, a pesar que la administración es plenamente consciente de los costos de su enfoque sobre el conflicto palestino con Israel, aún sigue estando poco dispuesta a reconsiderarlo. El Secretario de Defensa Robert Gates acaba de ampliar el turno de servicio de Dayton por un período adicional de dos años y le añadió la responsabilidad de actuar como mediador de Obama en Medio Oriente a George Mitchell.
Cuatro días después que se publicaran las observaciones de Dayton, altos funcionarios israelíes y americanos se encontraron en Londres. Se informó que el propósito de la reunión de alto nivel era discutir cómo Israel acatará la exigencia de la administración que prohíbe toda construcción dentro de las comunidades israelíes en Judea y Samaria.
Lo más notable del encuentro fue la oportunidad. Habiéndose realizado la reunión el día después en que Corea del Norte probó su bomba y después del anuncio que Irán rechaza la oferta de Estados Unidos de negociar su programa nuclear, la administración ha demostrado que, independientemente de lo que hace Irán, la determinación de Washington de apretar a Israel no está sujeta a cambio.
Todo esto, por supuesto, es música en los oídos de los mullahs. Entre la impotencia de América contra los aliados de Corea del Norte y su inquebrantable compromiso de mantener a Israel sobre la silla eléctrica, los iraníes saben que no tienen razón para preocuparse por el Tío Sam.
En cuanto a Israel, es una buena cosa que las FDI hayan programado para la semana próxima el más grande ejercicio de defensa civil en la historia del país. Entre la prueba nuclear de Corea del Norte, la descarada belicosidad de Irán y la traición de América, está claro que el gobierno no puede hacer nada para incidir sobre las políticas de Washington hacia Irán. Ninguna destrucción de las comunidades judías convencerá a Obama para que tome medidas contra Irán.
Hoy Israel está solo contra los mullahs y sus bombas. Y esto, al igual que la decisión de retirarse de Estados Unidos, en contra del Eje del Mal, no está sujeta a cambio.
(^) JWR contributor Caroline B. Glick is the senior Middle East Fellow at the Center for Security Policy in Washington, DC and the deputy managing editor of The Jerusalem Post.
FUENTE: JWR
COMENTARIO:
Creo entender que la conclusión a la que llega Glick es que no importa qué haga Israel con sus asentamientos en Cisjordania, Estados Unidos no cambiará su posición de no actuar, por ahora, en contra del Irán nuclear que amenaza a Israel.
Parecería que la mejor apuesta de Estados Unidos para apaciguar a Irán es debilitar las defensas de Israel, exponer su territorio a quienes serán sus verdugos si se les permite armarse libremente una vez declarado un estado sin condicionamientos.
Hay una actitud irracional y parcial con respecto a los judíos que viven en Cisjordania, ¿qué deben hacer con las nuevas familias que se forman dentro de su comunidad? ¿Mandarlas a dónde? Porque si han nacido allí y las familias se agrandan necesitan nuevas casas, es inevitable que se las construya. Sin embargo, Hillary dijo que no deben construirse, sin excepciones, es decir, con el tiempo será inevitable emigrar.
No dice nada con respecto al crecimiento natural de la población árabe palestina dentro de Israel, es decir, los árabes israelíes pueden crecer y multiplicarse dentro de Israel pero los judíos no pueden hacerlo dentro del que algún día será un estado palestino. Una noticia peor que ésta es que se condenó a muerte a un palestino que vendió una propiedad en Cisjordania a un comprador judío. ¿No es esto "judenfrein", tierra libre de judíos? ¿Es esto limpieza étnica preventiva?
Por otra parte, tal parece que naciones y culturas, que no tienen nada en común, un Irán teocrático y una Corea del Norte comunista, se alían para oponerse al resto de las naciones en una carrera armamentista que está poniendo al mundo entero en crisis, empezando por Israel.
La imprevisibilidad que representan naciones cuyo único progreso ha sido el desarrollo de su capacidad para la guerra -supuestamente defensiva- con armas de destrucción masiva, alarma a la comunidad internacional que no sabe qué actitud tomar. Cuando una potencia amenaza o manifiesta que hará determinada cosa nadie duda que puede llevarlo a cabo, es previsible. Si lo dice una nación de menor potencial, no se sabe si tenerla en cuenta o no, si vale embarcarse en una aventura bélica. Eso es lo que está pasando con Corea del Norte que aunque empobrecida tiene once mil misiles apuntando al aliado norteamericano Corea del Sur. Ni qué decir sobre Irán y sus amenazas a Israel, que también es aliado de Estados Unidos.
A la hora de la verdad, se sabrá si para Estados Unidos realmente eran aliados o simples compañeros de ruta. Israel y Corea del Sur en alerta.
ANA