lunes, 5 de abril de 2010

557 - GREENFIELD SOBRE MULTICULTURALISMO


EL LIBERALISMO UTILIZA AL MULTICULTURALISMO COMO ARMA

LIBERALISM´S WEAPONIZATION OF MULTICULTURALISM

Por DANIEL GREENFIELD

The Sultan Knish Blog

(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA) (RESALTADO)

El multiculturalismo es una de esas palabras políticas que los liberales han agregado exitosamente al léxico cotidiano. Al convertirlo asi ninguna empresa o partido político puede describirse a sí mismo sin emplear el lenguaje multicultural. Una de las cruzadas importantes del liberalismo de la última generación ha sido incorporar al multiculturalismo en todo, y hacer que su ausencia parezca ser la evidencia de una culpa o de un crimen. Y toda esta defensa del multiculturalismo hace ver a los liberales amigables e interesados en promover diferentes culturas. Pero en realidad eso es un fraude y una mentira.

Para empezar, recordemos que Norteamérica siempre fue una colección de diferentes culturas. Incluso en sus primeros días, el escocés, el inglés, el alemán, el irlandés, el judío, el ruso, el holandés, el francés y muchos otros fueron parte del guiso burbujeante del caldero norteamericano. Como la inmigración se expandió más allá de algunas pocas empresas europeas y estados, la cantidad de culturas en la mezcla también se amplió. Esto sucedió no porque hubiera un programa ideológico, sino porque las oportunidades y la libertad de Estados Unidos fueron señales que atrajeron a la gente del otro lado del mar. Algunos, como los trabajadores irlandeses, obligados a trabajar bajo contrato hasta pagarse el pasaje o los esclavos africanos, llegaron sin elección o libertad, pero para la mayoría Estados Unidos siempre estuvo formado por gente que quería vivir la vida a su manera. Y ninguna condición de servidumbre involuntaria ha perdurado en Norteamérica por más de un siglo.

Pero cuando los liberales hablan de multiculturalismo lo que quieren significar es muy diferente de la realidad norteamericana existente de personas de diferentes culturas que valoran sus propias tradiciones mientras interactúan entre sí. Los liberales pretenden que el multiculturalismo da vuelta al antiguo crisol de razas "hostil a las diferentes culturas", pero en realidad ese crisol era en sí una idea liberal progresista que trató de fusionar a todos los pueblos en su idea de lo que debía ser una Norteamérica universal. El crisol de razas siempre apestó a cultura controlada por un gobierno centralizado, que es exactamente lo que era, un intento de fabricar una identidad estadounidense artificial definida por sus propios valores a través del gobierno, la cultura popular y el sistema educativo. La gente formada a través de ese proceso a menudo se convirtió en fiel votante del partido Demócrata porque se le había enseñado una idea política universalizada del americanismo que era bastante ajena a la realidad. Y esa versión del americanismo, todas las alegres pancartas adornando una sede de las ideas liberales progresistas, se pueden ver hoy en todas partes, incluso más vívidamente en la campaña presidencial de Obama, que resucitó con éxito los símbolos y la retórica de la época de la Gran América del liberalismo, para encubrir un programa mucho más radical.

El multiculturalismo liberal es el crisol a través de un nuevo nombre.
Todavía es una cultura construida artificialmente pero utilizada para fines políticos. Simplemente representa un cambio de tácticas y una marca diferente. Donde el liberalismo antiguo ofrecía soluciones desde arriba hacia abajo, el nuevo liberalismo de nueva línea prefiere ocultar su colectivismo con falsas soluciones, desde abajo hacia arriba. Así, cuando el liberalismo antiguo simplemente hacía que el gobierno aprobara las leyes para cumplir su programa, los liberales de nueva línea prefieren usar su tiempo trabajando con las bases, creando numerosos grupos de fachada que los representan para conseguir la demanda pública de su agenda, antes de que el gobierno apruebe las leyes que hagan cumplir su programa. El multiculturalismo sigue ese patrón al mantener el mito de que representa el cambio como si proviniera de la gente, en lugar de ser como todos los planes liberales, impuesto a la gente.


Pero el multiculturalismo es también mucho más que un nuevo liberalismo, también es la Nueva Izquierda. Y donde los liberales querían construir su América ideal, la Nueva Izquierda quiere derribar la mayor parte de ella. Allí donde los liberales, a causa de toda su crítica al capitalismo norteamericano, aplicarían algunas reformas, la Nueva Izquierda cree que la podredumbre es demasiado profunda para que eso alcance y cree que la mayor parte del país debe ser destruida y reconstruida con una nueva reforma completa. (La Administración de Obama es casi en su totalidad la Nueva Izquierda, pero se presenta a sí misma con una fachada liberal con el fin de atraer a más votantes tradicionales del Partido Demócrata.) Así, cuando los liberales creían que el crisol de razas daría lugar a un Estados Unidos mejor, sus equivalentes modernos de la Nueva Izquierda ven al multiculturalismo como un arma que apunta a Estados Unidos. Al igual que sus homólogos europeos, ellos lo ven como un arma contra sus propios países de origen.

¿Qué es en realidad el multiculturalismo liberal? Es dividir y conquistar a través de un nuevo nombre. El nombre multiculturalismo sugiere un auténtico interés en diferentes culturas, pero la izquierda no usa la cultura excepto como un vehículo para objetivos e ideas políticas. La izquierda no ve ningún elemento de la sociedad como políticamente neutral. Idiomas, campos científicos, tendencias artísticas, estilos de moda y cualquier cosa que usted imagine se clasifica como reaccionaria o progresista. (Un buen ejemplo, la URSS en una época prohibía la cibernética, el idioma hebreo y el cubismo como contrarrevolucionarios). Para la gente que todo lo politiza, claramente, todas las culturas no pueden tener el mismo valor. Ni probablemente ellas sean de interés en un trabajo cultural en sus propios términos, sólo lo tendrán en relación a un contexto social y político más grande. Lo mismo ocurre con los grupos raciales, religiosos y étnicos.


El multiculturalismo liberal moderno es principalmente racial, mientras deja a un lado a todos los demás dentro de la etiqueta "Mayoría Cultural Blanca Privilegiada", a pesar del hecho de que éstos representan a una tremenda variedad de culturas y grupos. Pero esto no es porque la izquierda es en sí misma racista, sino porque sólo busca grupos de afuera para aprovecharlos como una cuña en contra de la sociedad norteamericana en su conjunto. A principios del siglo veinte los liberales estaban con frecuencia bastante interesados y fascinados con los trabajadores irlandeses, judíos e italianos. Ellos escribieron extensamente sobre su difícil situación e idealizaron sus tradiciones. No obstante, cuando estos grupos exitosamente ascendieron en la escala social hacia las clases media y alta, los liberales los empujaron despectivamente dentro de la etiqueta "Mayoría Blanca Privilegiada", porque ellos ya no representaban a las culturas de afuera. Y la izquierda sólo está interesada en las culturas de afuera. (NdelT: extranjeras, extrañas a su propia cultura).

El multiculturalismo liberal no es una celebración de las diferentes culturas, es la explotación política de grupos y culturas específicas como un arma en contra de la sociedad norteamericana, que es más grande. Como extranjeras, la izquierda las idealiza como primitivas, naturales y espirituales. Ella usa su "difícil situación" como acusación y prueba de la maldad norteamericana. Pero una vez que lo ha hecho, la izquierda no sólo no tiene más interés en ellas, sino que a veces alberga una abierta hostilidad en su contra por "traicionar a la revolución" cuando se unen a la clase media. Este es un juego político interno de Divide y Reinarás, en el cual la izquierda trata de fabricar y aprovechar una Quinta Columna a fin de tomar y retener el poder, y transformar radicalmente a la sociedad norteamericana en su totalidad.

El multiculturalismo existe para promover la diversidad. Otra palabra politizada, que al igual que el multiculturalismo no significa lo que parece querer decir. Y a la diversidad se la define, por supuesto, desde arriba hacia abajo, haciendo de todo ello un fraude desde el principio, y presentándolo como un simulacro de acción afirmativa, en sí mismo un cambio de imagen de los antiguos sistemas de cuotas que fueron parte integral del crisol. La diversidad está naturalmente limitada a aquellas culturas que la izquierda considera de valor político. Su objetivo real es reemplazar el natural multiculturalismo norteamericano existente, por uno artificial de metas puramente políticas. El objetivo no es la cultura, sino el poder. Esa diversidad no es como la actual, es acerca de darle a la izquierda un mejor control sobre las vías económicas, culturales y políticas, mientras agita al establishment existente y lo obliga a vivir bajo sus propios códigos.

Los liberales no se preocupan por cultivar una auténtica diversidad de culturas o ni siquiera culturas auténticas, lo que quieren es poder presentar de una forma nueva sus propias políticas con el lenguaje de otra cultura, y venderla como cambio político y otorgamiento de poder. Esta es una variante del crisol de culturas, en el que los liberales intentaron vender sus propias políticas como una identidad norteamericana universal. Y el núcleo de su Nueva Izquierda también quiere usar a esas culturas como un arma contra Norteamérica en su conjunto. Esta militarización de la cultura es típica de las raíces marxistas de la izquierda, en la que cada grupo y cultura debían enrolarse en la lucha revolucionaria mundial bajo una variedad de fachadas hasta que se lograra la victoria y todos estuvieran unidos forzosamente en uno solo.

Con este mismo objetivo, la izquierda europea facilitó e hizo propaganda para la inmigración musulmana a gran escala que amenaza con transformarlos en Eurabia. La izquierda consideró que podía usar al Islam como arma para transformar radicalmente a sus países de origen. Tenían razón y estaban equivocados. Los inmigrantes musulmanes que importaron ya venían como armas, ya estaban militarizados, y la izquierda algún día despertará y se dará cuenta que en lugar de militarizar a los musulmanes son los musulmanes los que los han militarizado a ellos. Por supuesto, ese debate sólo será resuelto por quien quede arriba al final.

En Norteamérica los liberales han usado al racismo como arma, de la misma forma en que alguna vez militarizaron las inequidades económicas y culturales. Al militarizar al racismo lo convirtieron en una espada de doble filo, por un lado aprovechándolo para atacar a sus enemigos políticos y por otro para atacar a miembros de grupos minoritarios con esos mismos estereotipos racistas cuando se salen del camino trazado. Así es como los liberales han utilizado rutinariamente ataques racistas contra los candidatos de Bush, ridiculizándolos como si fueran símbolos, mientras trataban a sus propios candidatos de minorías como victorias del multiculturalismo. Así fue como Condolezza Rice era una "esclava doméstica afroamericana" mientras que Sotomayor era una "latina sabia". Para los liberales no hay ninguna incompatibilidad, porque utilizando al racismo como arma, también lo definen en relación a su propia ideología política. Así, un liberal nunca puede ser verdaderamente un racista, porque en su base ellos definen al racismo no por discriminación o injuria usada contra un grupo o raza sino por la resistencia a la progresista fuerza del liberalismo, el cual, por supuesto, es inherentemente racista.

Cultura y raza son sólo vehículos para las agendas políticas.
El multiculturalismo representa la utilización de las culturas y las etnias como armas para el poder político de la izquierda. De hecho no están interesados en tradiciones a menos que esas tradiciones pueden ser interpretadas o adaptadas para que encajen en su agenda. Si así no fuera, ellos fabricarán tradiciones y con ellas revestirán las tradiciones existentes. Cuando la izquierda quiere usarlas como agentes de perturbación, crearán caos. Cuando quiere trepar al poder por sobre sus espaldas, las convertirán en las bases de voto marginados.


Pero nunca se trata de aceptar una multiplicidad de culturas, sino de la aplicación de una idea única. Su idea. A su manera. Y cuando se las ve correctamente, todas esas fachadas de creencias y culturas múltiples se retraen hasta ser una sola.-


FUENTE:
SULTAN KNISH-MULTICULTURALISM-28/03/10


MULTICULTURALISMO, LA VERDADERA BOMBA SUICIDA

Los personajes, de izquierda a derecha:

1) ¿Y qué pasa si él es un islamista?
2) ¿Y qué? ¿Quiénes somos nosotros para juzgarlo?
3) Es arrogante pensar que nuestra cultura es superior ¿Cierto?
4) Y es intolerante criticar su religión ¿Verdad?
5) No lo mires hijo, podrías ofenderlo.


COMENTARIO:

Creo que este artículo explica bien cómo las palabras "multiculturalismo" y "diversidad", tan loables y a las cuales todo individuo respetuoso del diferente adhiere en su correcto significado, pueden ser aprovechas políticamente por ideologías dominantes. La incorporación de otras culturas, idiomas y costumbres nunca fue fácil y todavía hoy no lo es. A pesar de ello, la América toda, un enorme continente vacío comparado con otros y necesitado de ser poblado por gente que sin duda traerán su propia cultura, sigue recibiendo a todos los hombres del mundo en busca de mejores condiciones de vida.

¿Es justo criticar que el proceso de adaptación del que recibe al diferente lleva un tiempo? También es justo comprender que el inmigrante necesita un tiempo de adaptación al nuevo entorno donde ha elegido y se le ha permitido vivir. Pero se trata de que el recién llegado debe adaptarse a la cultura que lo recibe y no al revés. Es natural que algunos pueblos conserven algunas tradiciones que enriquecen al país que lo recibe, pero es inadmisible que las impongan cuando chocan con las leyes del país receptor. Si no puede adaptarse a las leyes que son para TODOS por igual, no puede permanecer, debe volver a su país de origen donde será natural para él aceptar las leyes que se corresponden con su historia y su cultura. Es su elección quedarse y respetar las leyes vigentes o volver.

Cuando esta simple decisión no se concreta se produce el choque.

¿Qué pasaría si una cultura, digamos, africana, quisiera imponer sus costumbres en una sociedad moderna? ¿Podría pretender imponer andar semidesnudo, reducir cabezas o practicar el canibalismo? ¿No es verdad que es un despropósito? Este es un caso extremo, pero todas las variantes que se pueden citar implican un conflicto.

No usar la vestimenta al estilo islámico, el velo y la burka, es castigado en países musulmanes, está en sus leyes; si una criatura crece en un ambiente donde quiere ser una más y no las usa, según sus leyes puede ser castigada hasta con la muerte. ¿Es eso racional o es una falla del sistema? No habría "crímenes de honor" en occidente si esto fuera prohibido, lo tomas o lo dejas.

Recuerdo un caso, creo que fue en Alemania, donde el papá de una alumna pidió que se retirara del aula un cristo crucificado porque afectaba la sensibilidad de la criatura y como tenía razón, fue retirado. Porque aún en países cristianos la religión es algo personal, de puertas adentro, y no todos comparten las mismas creencias ni nadie tiene derecho a imponerlas.

Personalmente me molesta que cuando un musulmán se presenta en un programa de TV o en una conferencia yo debo escuchar su rezo antes de comenzar, lo mismo con todas sus exigencias, vestimenta, comidas y demás. Si las leyes lo permiten pues hay que cambiar las leyes porque es él quien se debe adaptar y no yo. Yo respeto sus creencias de forma privada, pero no quiero que me las imponga de forma pública. Por otro lado, no hay ninguna razón para que países de cultura y formación judeo-cristiana deban aceptar de ellos lo que ellos no aceptan de nosotros.

Si además, una sociedad utiliza a una cultura que estamos viendo en todo el mundo no puede dirimir sus diferencias entre sectas si no es a través de la violencia, entonces podemos darnos cuenta que la utilización política de ella es un error mayúsculo del que debemos estar advertidos. Si se adaptan serán bienvenidos, de lo contrario deberán regresar a donde se sienten parte integral de otra cultura ajena a la nuestra.

Si no hay reciprocidad no hay trato y como con sus países no hay reciprocidad, entonces no hay trato.-

ANA


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