sábado, 17 de septiembre de 2011

918 - ¿SON PRIMAVERAS LAS REVOLUCIONES ÁRABES?


LOS CAMBIOS EN LOS PAÍSES ÁRABES NO SON NINGUNA PRIMAVERA

En lugar de florecimiento de la vida solo se cuentan cadáveres

Por BERNARDO PTASEVICH

Estambul, vista desde documentales de la televisión, me ha sorprendido. La riqueza arquitectónica, los negocios de ropas de las mejores marcas, los restaurantes llenos de gente. La mayoría de las personas que andan por esos sitios bien podrían confundirse con porteños paseando por Puerto Madero. Cabe preguntarse que pensará toda esa gente cuando el primer ministro de su país quiere cambiarles la forma de vida por una islamista, religiosa por obligación y con grandes restricciones.

Qué pensarán sobre el futuro del turismo, fuente de ingresos muy importante no sólo para el país sino para los comerciantes de los diferentes rubros. Se sabe que no únicamente los fundamentalistas islámicos han votado a este Gobierno.

Seguramente muchos que desean vivir como los occidentales han creído en los cuentos que se les hizo antes de las elecciones. En momentos en que Recep Tayyip Erdogan muestra una gran inestabilidad en sus declaraciones y un rumbo muy definido en sus acciones, la primera que debe estar muy preocupada es la comunidad turca secular e incluso los religiosos practicantes no fundamentalistas.

De aliado a enemigo.

Respecto a las relaciones con Israel, el primer ministro turco cambia en forma permanente sus declaraciones públicas en un "Hoy te quiero, mañana te odio, y después sólo te tolero". Así parece ser el discurso de Erdogan, que luego de amenazar con enviar sus barcos al Mediterráneo se apresuró a declarar que había sido mal interpretado.

Sin embargo, a las pocas horas y según un periódico turco, la Marina ha recibido órdenes que implican tener por lo menos a tres de sus fragatas en el mar para intervenir en caso de que Israel quiera interferir fuera de las 12 millas marinas el paso a Gaza de embarcaciones con supuesta ayuda humanitaria.

Están encendiendo un fósforo cerca de la pólvora. De esto al inicio de un conflicto armado puede haber unos segundos. Erdogan no puede jugar con estas cosas y no lo hace en forma inocente.

Está clara la intención de presionar a Israel hasta el límite y también lo está el vuelco que han experimentado ahora en forma pública hacia Irán y Siria. Erdogan no haría esto si no contara con el expreso apoyo de Ahmadineyad y de los grupos terroristas de la zona. Aprovecha la mal llamada primavera árabe para posicionarse al frente de un gran bloque islamista. En su mente imagina que en los grandes países árabes se producirá el triunfo de los sectores islámicos más radicalizados y quiere estar cerca de los ganadores.

En primavera florecen los jardines pero el entusiasmo internacional por la primavera árabe va decreciendo a medida que pasan los días. En primavera la naturaleza nos regala un abanico de verdes que brilla en sus plantas y campos junto a los mejores colores y perfumes iluminados por un intenso sol. Pero en esta primavera árabe lo único que vemos es muertos y más muertos, destrucción y más destrucción.

El nombre elegido para este fenómeno simultáneo de rebeldía hacia los dictadores no es el adecuado. No se sabe a ciencia cierta quienes son los rebeldes, a quienes responden, quienes son o serán sus líderes y como harán para mantener a la población actuando dentro de sus lineamientos. Qué hicieron antes de rebelarse en armas contra la dictadura de turno y como saldrán de este espiral de violencia son por ahora preguntas sin respuestas.

Han armado a la población, lo que incluye a chicos muy jóvenes que no parecen tener ninguna instrucción en manejo de armas. Aun si la tuvieran no integran organizaciones que puedan regirse por algún tipo de código de ética o comportamiento, o sea que serán incontrolables.

Muchas preguntas, pocas respuestas.

Ver armados hasta los dientes a los supuestos liberadores de los pueblos es realmente preocupante. Cuando matan a alguien festejan como si fuera un juego de mesa en la que son vencedores. No se trata de personas que luchan contra la opresión para poder vivir una vida normal. Han crecido en dictaduras, en regímenes autoritarios que no respetaron nunca la vida humana, se han desarrollado en la violencia, en la cultura de matar o morir.

¿Por qué creer que cambiarán ahora?

¿Qué es lo que han estudiado o aprendido para hacernos suponer que serán diferentes a un Kadafi, un Assad o un Mubarak? Tendremos que acostumbrarnos a contar muertos, a las venganzas, las injusticias, ejecuciones sumarias, represiones y persecuciones. Antes eran los perseguidos y ahora serán los perseguidores.

Además, donde había acuerdos no habrá reconocimiento de firmas. Israel y Egipto mantienen por ahora un acuerdo de paz, una paz fría que nunca los convirtió en amigos pero que les permitió hacer negocios y mantener una imagen exterior de no agresión. Los egipcios en su mayoría no aprecian a los israelíes, pero la fuerza que tenía Mubarak hizo que los acuerdos fueran respetados mas allá de pequeños incidentes o distracciones de sus fuerzas armadas.

Egipto ha permitido el ingreso de materiales bélicos ilegales a través de los túneles que conoce perfectamente. No se sabe aun por cuánto tiempo el mismo Ejército egipcio que siembre fue parte del poder dirigirá los destinos del país. Por ahora no han dado demasiadas muestras de querer largar la posta y ya se ven las primeras protestas en su contra.

En una de ellas se cobraron como botín la Embajada de Israel en El Cairo. Si no tomaron también la vida del embajador, su familia y el personal de la representación diplomática fue gracias a la presión que ejerció el Gobierno de los Estados Unidos a pedido de Netaniahu, quien nunca fue atendido por los responsables de la Junta Militar egipcia.

Este fue el primer incidente grave que incluyó la destrucción deliberada de bienes israelíes y una muestra de que pretenden borrar de un plumazo los acuerdos firmados anteriormente. La firma de Mubarak que había sido la garante del período de calma es hoy la firma de un preso que está siendo juzgado por sus acciones, las verdaderas y otras que le adjudicaran sin lugar a dudas. El pueblo egipcio quiere anular el Tratado de Paz con Israel y si el Gobierno provisorio no se pone firme, van a lograrlo en poco tiempo.

Ahora hay varios frentes, un panorama oscuro y no muy lejano. El gran peligro y gran enemigo sigue siendo Irán, sus planes atómicos y su intención de borrar a Israel del mapa. Los vecinos de Israel son en realidad los socios de Ahmadineyad que con su cercanía ofrecerán a los iraníes la plataforma de lanzamiento para intentar ejecutar sus planes.

Si Turquía sigue en este camino, se sumará a la campaña bélica. Siria, aun si cambiara de Gobierno, lo secundará con gran empeño. Egipto será otra de las patas de la mesa en caso que los Hermanos Musulmanes sigan acaparando poder o que se deje a los grupos fundamentalistas afines a Al Qaeda realizar sus acciones sin oposición. Hezbollah desde el Líbano aportara su arsenal almacenado bajo la mirada ciega de la ONU en estos últimos tiempos.

Hamás, al que seguramente se sumará la Autoridad Palestina en pos del objetivo mayor, casi se ve como un bebé de pecho al lado de esos grandes enemigos que nos acechan. Mientras tanto, el Gobierno de Israel trata de minimizar los hechos agradeciendo ayudas recibidas bajo presión, sugiere que el primer ministro turco no dijo lo que dijo y que volverán a ser amigos pronto, muestra su inmovilidad ante el planteo palestino en la Asamblea General que se realizará este mes en la ONU y pretende esconder hechos irrefutables que tienen que preocupar aun al ciudadano más distraído de este país.


FUENTE:
AURORA-PTASEVICH-PRIMAVERA ÁRABE-15/09/11

COMENTARIO:

Este artículo echa luz sobre una realidad que Occidente se niega a ver, la supuesta primavera árabe que todos interpretamos como el despertar de pueblos sojuzgados por tiranías, ahora estamos comprobando que están saliendo de una para caer en otra. Y no se ve una salida democrática, están tratando de desembarazarse de sus dictadores por la fuerza y crearán otros que también utilizarán la fuerza para permanecer.

Todavía hay expertos que creen que esto no es así, que los pueblos árabes aspiran a la libertad y la democracia como el mayor bien que puede tener un país para vivir en armonía consigo mismo y el resto del mundo, pero la realidad es otra y muy distinta. Son generación tras generación, toda una cultura que se sostiene sobre el poder del más fuerte, sus leyes son de otra época, apuntan al escarmiento y la venganza. Así todavía practican el crimen por honor en Occidente aunque los autores sean encarcelados de por vida. Una simple acusación o susurro sobre la honestidad de una mujer o inclusive casi una niña la condenará a muerte con el beneplácito de la comunidad.

La homosexualidad también es condenada y las ejecuciones deben ser presenciadas por todos para sembrar el terror, estén o no de acuerdo con la pena que se aplica. ¿Qué tiene que ver esto con el concepto de justicia, igualdad y libertad de cada individuo? ¿Cómo puede esto ser incorporado a la cultura de los países que ya han recorrido el largo camino hacia el respeto de los derechos del individuo simplemente porque es un ser humano?

En ninguno de estos países donde se producen las manifestaciones antigubernamentales quieren que haya tropas extranjeras, saben que si se les permite entrar no las podrán sacar fácilmente y se apoderarán de los bienes que tengan. Irak, Afganistán, Libia, son ejemplos de lo que puede pasar. Ahora se habla mucho de Haití, entraron para ayudar y se siguen quedando sin que la población tenga la ayuda desinteresada que necesitan.

Todos persiguen sus propios intereses, aunque al principio pueden responder a razones absolutamente humanitarias, pero después permanecen y sacarán la mejor tajada que puedan.

Por eso prefieren armas y no gente, los "asesores" no son bienvenidos, ellos quieren el poder para seguir su camino según su cultura y sus costumbres. No nos hagamos ilusiones creyendo que persiguen sacudirse el yugo de milenios para aspirar a la libertad de conciencia y acción, a la política como medio para el progreso. Estos pueblos saben que aunque les hagan pozos para sacar el agua que necesitan para vivir también harán otros para extraer lo que Occidente necesita y que ellos tienen.

Nos separan mil años de cultura, de lentos avances que ellos tendrán que hacer por sí mismos, por ahora, son tribus que se están peleando por el poder.

Cuando veamos en las manifestaciones a tantas mujeres como hombres podremos creer que están avanzando hacia la libertad y la justicia para todos. Ellas están librando su propia batalla dentro de una cultura que también las tiene sometidas en sus países o en Occidente. Cuando ellas ganen su guerra creeremos que hay un cambio verdadero, esto que vemos es más de la misma cosa.

ANA

 

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