martes, 6 de enero de 2015

1428 - EL DESTINO DEL PUEBLO IRANÍ EN MALAS MANOS


IRÁN Y LAS LIBERTADES INDIVIDUALES

EDITORIAL II DE "LA NACIÓN"

El amplio triunfo electoral del presidente de Irán, Hasan Rouhani, que el año pasado hizo su campaña proyectando una imagen de moderación y reformismo, alentó algunas ilusiones en el sentido de que el escaso margen de libertad del que gozan los iraníes podría ampliarse y sus derechos humanos, frecuentemente violados, comenzarían a respetarse.

Lamentablemente, no ha sido así. Las libertades de los iraníes siguen estando restringidas. Muy particularmente, la libertad de expresión, de la que normalmente depende la vigencia y defensa de todas las demás.

El lamentable caso del corresponsal del diario norteamericano Washington Post Jason Rezaian así lo testimonia. En julio pasado, Rezaian fue arrestado sorpresivamente junto con su esposa, Yeganeh Salehi, y enviados ambos a la terrible prisión de Evin, aquella que está reservada para los mayores enemigos del régimen teocrático.

Allí ha estado desde entonces, en confinamiento solitario, en una celda sin cama. La razón de su detención no se conoce específicamente, desde que sólo se lo acusa, genéricamente, de violar la seguridad del Estado iraní, sin otras explicaciones.

Ese corresponsal no es, sin embargo, el único periodista que ha sido tratado por las autoridades iraníes con una cuota de violencia inusitada. Cabe recordar el caso de la periodista y fotógrafa canadiense Zahra Kazemi, que fue golpeada hasta morir en la citada prisión, y el del periodista Maziar Bahari, también ciudadano canadiense, que trabaja para la revista Newsweek, que fue torturado, también en la cárcel de Evin.

Parece evidente que, más allá de la retórica fácil, las cosas no han cambiado un ápice en Irán. Los derechos humanos son vulnerados abiertamente y las libertades, queda visto, se cercenan sin miramientos. El propio presidente Rouhani parece no preocuparse demasiado por todo esto, atento a que ha designado nada menos que a Mostafa Pourmohammadi ministro de Justicia, quien hasta no hace mucho fue el segundo en la jerarquía de los duros servicios de seguridad de Irán cuando, a fines de la década de los 80, miles de prisioneros políticos fueron ejecutados, una credencial absolutamente nefasta que por sí sola debería haberlo alejado de la posibilidad de acceder a la cartera de Justicia.

Cuando el mundo sigue confiando en poder alcanzar una solución satisfactoria en las negociaciones vinculadas con el peligroso programa nuclear iraní, todo lo dicho no ayuda a alimentar esperanzas de una normalización en Irán.

FUENTE: LA NACIÓN - EDITORIAL II - 05/01/15

REFLEXIÓN:

Esta relación del mundo con Irán es pura política, un diálogo entre diferentes donde un régimen perverso miente y el resto de sus interlocutores quiere creer que dice la verdad. No hay nada que indique que es democrático y respetuoso de los derechos humanos. No es solamente la libertad de expresión la que es vulnerada, sus métodos para aplicar sanciones a los homosexuales, que son ahorcados sumariamente, lo mismo que los supuestos adúlteros, encarcelamiento, latigazos y torturas a quienes critican al gobierno lo señalan como un régimen primitivo, incompatible con la modernidad.

¿Por qué creer que no tiene ambiciones de desarrollar poder nuclear militar si todo indica que oculta información a los inspectores enviados por la ONU? Si no estuviera trabajando en ello permitiría que todas sus instalaciones fueran visitadas, pero la información que se recibe es que lo impide y sigue adelante con sus planes.

Los iraníes son persas y musulmanes chiítas, el resto de los países a su alrededor son árabes y musulmanes sunitas, y ambas sectas siguen librando una larga lucha que nunca terminará. No es sólo Occidente quien se preocupa, todos sus vecinos le temen y nadie se siente seguro si Irán logra tener poder nuclear con fines bélicos.

Sin embargo, siguen las conversaciones para detener su programa nuclear mientras que, al mismo tiempo que se le aplican sanciones económicas, se sigue comerciando con él. Así no se progresa en la búsqueda de una solución que calme a todos.

Irán tiene un gobierno teocrático que sabe manejarse diplomáticamente y sostiene a un régimen como el de Assad en Siria, también de una secta ligada al chiísmo, el alawismo. También arma a otros grupos fanáticos de cualquier secta, son compañeros de ruta en su lucha contra Occidente y sus aliados.

El diálogo con Irán no ha conducido a resolver ninguno de los problemas que tiene Medio Oriente, se intenta que sea parte de la solución aunque se sabe bien que en realidad colabora para que la violencia sea la forma en que la región se mantenga en estado de ebullición permanente.

Irán está pescando en río revuelto, porque los sunitas se matan entre sí, moderados contra fanáticos, y esta tragedia se desarrolla ante nuestros ojos sin que se encuentre la forma de detener las matanzas.

Pura política que no obtiene ningún resultado, mientras el pueblo iraní padece y muere pidiendo auxilio sin que sus ruegos sean escuchados. Hay una deuda pendiente con este pueblo inteligente con un destino no deseado: del Sha directo a un régimen teocrático y siempre la violencia controlando sus vidas.

ANA


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