viernes, 31 de diciembre de 2010

745 - GLICK - GUERRA ETERNA CONTRA ISRAEL


THE WARS OF 2011 (ESPAÑOL)

Por CAROLINE B. GLICK

(TRADUCIDO POR SUSANA KOHAN - ´SHOSH´)

Israel debe estar preparado para dos cosas en este próximo año: Una guerra de misiles con Hamás y una guerra política con Fatah.

El domingo miles de enemigos de Israel se reunieron en el puerto de Estambul para darle la bienvenida al buque del terror turco-árabe "Mavi Mármara". Engalanada con banderas palestinas la multitud coreaba "Muerte a Israel", "Abajo Israel" y "Alá akbar" con el entusiasmo típico de Hezbolá.

Los manifestantes turcos se comprometieron a apoyar a Hamás la próxima vez que haya guerra con Israel. Puede que no tengan que esperar mucho para cumplir esa promesa. Durante las últimas dos semanas Hamás ha aumentado su cantidad de misiles sobre Israel a más de 30 lanzamientos. La semana pasada, un misil que casi cae sobre una guardería, hirió a una niña.

Desde la operación "Plomo Fundido", hace dos años, Irán ha ayudado a Hamás a incrementar masivamente sus misiles y otras capacidades militares. Hoy en día el grupo terrorista que gobierna Gaza (Hamás) tiene misiles capaces de alcanzar Tel Aviv. Se ha avanzado además en misiles antitanques. El portavoz de Hamás, Abu Obeida, dijo el sábado: "Ahora estamos más fuertes que antes de la guerra y nuestro silencio en los dos últimos años fue sólo para evaluar la situación."

Esta evaluación no ha atenuado el objetivo de Hamás de aniquilar a los judíos de Israel. Como el colega de Obeida, Ahmed Jaabari, dijo el sábado:
Los judíos de Israel tienen dos opciones, "la muerte o salir de las tierras palestinas".

Los comandantes de las Fuerzas de Defensa Israelí (FDI) están tomando en serio estas bravuconadas de Hamás. Recientemente varios han dicho que el poder de disuasión de Israel se ha erosionado. Otra operación "Plomo Fundido" es sólo cuestión de tiempo, advierten.

Mientras tanto, Fatah, -a veces rival y otras veces hermano de Hamás- está preparando su próxima ronda de guerra política junto con muchos de sus simpatizantes en el mundo. A pesar de algún reciente reposicionamiento táctico, su objetivo es claramente seguir con
su plan de proclamar un Estado independiente con el apoyo internacional, como máximo en los próximos 9-12 meses.

Con este fin, Fatah y sus aliados están operando en múltiples frentes. El 24 de noviembre la Asamblea General de la ONU aprobó una resolución para celebrar la "Conferencia Durban III" a llevarse a cabo el 21 de septiembre. La primera conferencia, celebrada en Durban -Sudáfrica- en septiembre de 2001 es principalmente recordada como un pogromo diplomático contra Israel y los judíos que complementó la guerra armada contra Israel.

Mientras los judíos estaban siendo asesinados en pizzerías en Jerusalén, los enemigos de Israel se reunieron para negarles sus derechos humanos. Ellos se valieron de pancartas anti-racistas para afirmar que no es racista matar ni incitar al asesinato de judíos.
Los judíos fueron señalados y condenados como la única nación en el mundo cuyo movimiento de liberación nacional -el Sionismo- es racista.

Pero aún más importante que su servicio de glorificar a los terroristas suicidas y a sus comisarios políticos y sólo tres días antes del asalto jihadista del 11 de septiembre en los EE.UU, la primera "Conferencia Durban I" fue la cuna del anteproyecto para iniciar una guerra política contra Israel. En la conferencia de las ONGs que se realizó junto con Durban, los autoproclamados grupos de "derechos humanos" de todo el mundo acordaron que su trabajo era criminalizar al estado judío para aislarlo política, diplomática y económicamente. Según sus organizadores más importantes confirmaron, el trabajo de los "activistas" sería llevar a cabo una jihad no violenta para complementar el trabajo de los "luchadores de la resistencia" masacrando a los niños y a sus padres en Israel.

La conferencia de Durban II realizada en Ginebra en 2009, se suponía que revigorizaría la guerra política que se lanzó en 2001. Pero fue un fracaso.
El único jefe de Estado que quedó presente para abordar el asunto fue el dictador iraní Mahmoud Ahmadinejad y allí aprovechó la ocasión para instar nuevamente a la destrucción del Estado judío.

Para evitar otro fracaso, los palestinos y sus partidarios decidieron que el 10º Aniversario de Durban se llevara a cabo simultáneamente con la apertura de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Su objetivo es hacer coincidir Durban III con la Asamblea de la ONU para conseguir que todos los jefes de estado que ya estarán en N. York se les unan en su guerra política contra Israel.

Tienen razones para ser optimistas.
Aunque Canadá e Israel han anunciado que boicotearán Durban III, el gobierno de Obama ha estado notablemente menos dispuesto a apoyar ese boicot.

Dado el marco ostentoso que tendrá Durban III, los palestinos y sus amigos confían que van a disfrutar de una repetición de la misma virulenta y anti-judía conferencia de hace una década.
Esta resolución aboga claramente por ese resultado haciendo un llamamiento a "la sociedad civil, y a las otras ONGs a organizar y apoyar" Durban III contribuyendo con un alto porcentaje de asistencia.

Para los líderes de Fatah y para los "no-electos" presidente Mahmoud Abbas y su primer ministro, Salam Fayyad,
la Conferencia Durban III será la culminación de su actual campaña para ilegitimar a Israel.

La semana pasada la Autoridad Palestina anunció que pedirá al Consejo de Seguridad de la ONU que apruebe una resolución anti-semita que defina como ilegal la construcción en Judea, Samaria y Jerusalén. Esta movida encaja muy bien con la declaración de Abbas durante el pasado fin de semana:
"Palestina" debe estar libre de judíos. Como él mismo dijo, "Si hay un estado palestino independiente con Jerusalén como su capital, no deberá quedar ni un solo israelí en el estado. Cuando un Estado palestino sea establecido, no habrá ninguna presencia israelí."

Hasta la fecha ninguna de estas propuestas racistas para negar los derechos básicos de los judíos a sus hogares y a sus tierras, sólo porque son judíos, no ha encontrado oposición por parte de ningún gobierno ni grupo de derechos humanos.
Y si el gobierno de Obama permite que este pedido de resolución antisemita avance en la ONU, esta movida sería una gran victoria para la guerra política contra Israel.

Esa guerra ya ha tenido algunas victorias importantes. La decisión de los cinco gobiernos sudamericanos de reconocer a "Palestina árabe" dentro de las líneas de armisticio de 1949, como la decisión de un número de estados europeos -siguiendo a EE.UU.- de elevar el estatus diplomático de la OLP constituyen ventajas tácticas.

La Secretaria de Estado, Hillary Clinton, señaló este mes que el gobierno de Obama está totalmente a favor de la guerra política de Fatah contra Israel. En su discurso en el Instituto Brookings, el 10 de diciembre ella dijo que la administración Obama apoya el plan de Fatah para construir hechos de base que le dificultarán a Israel mantener su control sobre Judea, Samaria y Jerusalén.

Después de mencionar la presencia judía en las áreas como "ilegítima", Clinton declaró: los EE.UU. "van a profundizar el apoyo a los esfuerzos palestinos para la construcción de su estado."

Entre otras cosas, ella se comprometió a continuar con la formación y el despliegue de un ejército palestino en Judea y Samaria, y presionar a Israel para que retire el ejército israelí de esas áreas.

Según sus propias palabras: "Como las fuerzas de seguridad palestinas son cada vez más profesionales y capaces creemos que Israel va a facilitar esos esfuerzos. Y esperamos ver una reducción significativa en las incursiones de las tropas israelíes en zonas palestinas."

Este es el lineamiento de los planes de guerra de los palestinos para 2011. Hamás lanzará una guerra misilística ilegal para provocar un ataque del ejército israelí sobre Gaza. Irán, Siria, Hezbolá, Turquía, la ONU y una amplia gama de ONGs y de gobiernos de izquierda desde Noruega hasta Brasil apoyarán esta guerra ilegal.

Fatah intensificará su guerra política. Su campaña será apoyada por los EE.UU, la Unión Europea, la ONU y una amplia gama de organizaciones no gubernamentales y gobiernos de izquierda.

El propósito de estas dos campañas -que se complementan entre sí y que probablemente culminarán en la ONU en septiembre- es debilitar militar y políticamente a Israel con el propósito de destruirlo en su momento de mayor plenitud.

¿Qué debe hacer Israel? En primera instancia, debe decidir que su objetivo no es sólo capear esta tormenta, sino ganar estas dos guerras. (política y militar)

En los últimos días hemos sido testigos de una pelea ligeramente entretenida entre el ministro de Defensa Ehud Barak y el ex primer ministro Ehud Olmert. Olmert acusó a Barak de no haber derrotado a Hamas durante la Operación Plomo Fundido. Y dijo: "Barak hizo todo lo posible para defender a Hamás y para evitar su caída como gobierno terrorista en Gaza".

Barak respondió a esta andanada acusando a Olmert de "Churchillianismo falso" por no haber podido derrotar a Hezbolá en la guerra de 2006.

Irónicamente, por supuesto, ambos tienen razón. Llevaron a Israel a la guerra con extrema incompetencia. Ambos se negaron a unificar las estrategias necesarias para salir victoriosos.

Ahora que en Israel se anticipa una repetición de la operación "Plomo Fundido", el Primer Ministro Binyamin Netanyahu debe asegurarse que cuando las fuerzas de defensa israelíes actúen lo hagan con decisión para salir victoriosos. Si esto significa despedir a Barak, entonces él debe ser despedido.


Lo mismo ocurre en el ámbito político. La ofensiva palestina debe toparse con una contraofensiva bien informada sobre la estrategia adecuada para lograr la victoria. El Ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Lieberman, mostró el punto de partida el pasado domingo cuando les dijo a los embajadores de Israel que la paz con los palestinos es imposible. Pero eso no es suficiente.

Cualquier estrategia para ganar una guerra política debe comenzar con un claro reconocimiento de la realidad. La paz es imposible, porque tal como Hamas, Fatah es también el enemigo. Sus dirigentes rechazan nuestro derecho a existir. Ellos quieren construir un Estado que estará en guerra con nosotros y están luchando denodadamente junto a Hamás para ilegitimar y destruir a Israel con la ayuda de EE.UU. y otros países.

Una guerra política contra Fatah requiere de una participación activa para desacreditar a sus miembros y líderes. En la actualidad Fatah está ejecutando una campaña de difamación contra los soldados israelíes y sus comandantes acusándolos de criminales de guerra. Israel debe presentar quejas válidas contra los terroristas de Fatah y sus dirigentes políticos ante los foros judiciales internacionales y extranjeros.

Fatah utiliza a la ONU para ilegitimar a Israel. Delegaciones israelíes deberían presentar a diario ante la ONU pedidos de condena por los esfuerzos palestinos para criminalizar y llevar a cabo crímenes de guerra contra Israel.


Israel también debe movilizar a sus aliados para buscar apoyo. Debemos pedir a nuestros amigos en el Congreso de EE.UU. para que los fondos para la Autoridad Palestina y la UNRWA sean eliminados. La Autoridad Palestina es un sindicato criminal terrorista que usa dólares de los contribuyentes estadounidenses para financiar el terrorismo y llenar los bolsillos de los amos del terror. La UNRWA, que se supone es una organización de asistencia social, reconoce abiertamente que emplea a terroristas, permite que sus escuelas y campamentos se utilicen como centros de adoctrinamiento para la jihad y como plataformas de lanzamiento de misiles. El Servicio de Investigación del Congreso ha respondido que es imposible afirmar que los fondos de EE.UU. para la UNRWA no se usen para financiar al menos indirectamente a grupos terroristas.

En Israel el gobierno debe suspender todas las transferencias de impuestos a la Autoridad Palestina. Se debe prohibir el despliegue del ejército palestino entrenado en Judea y Samaria. Se debe rechazar la presión de EE.UU. para limitar las operaciones antiterroristas de las fuerzas de defensa israelíes en Judea y Samaria.

El gobierno debe prohibir las operaciones militares y políticas de todas las organizaciones que prestan asistencia a los palestinos, debe apoyar las demandas legales colectivas en contra de la Autoridad Palestina por parte de las víctimas israelíes del terrorismo árabe ante los tribunales locales; debe suspender la entrega de visas diplomáticas a los representantes de países como Gran Bretaña, donde personal militar y políticos israelíes tienen prohibido viajar debido a las operaciones de "guerra legal" palestinas.

El gobierno debe implementar el plan de Netanyahu de ondas abiertas para alentar la puesta en marcha de una red privada de noticias en todo el país al estilo de Fox News.

Los palestinos ven claramente a 2011 como el año decisivo en su guerra para destruir a Israel. El gobierno de Netanyahu tiene que reunir fuerzas para esta batalla. Estas son las batallas que podemos ganar. Pero para hacerlo, debemos comprometernos a salir victoriosos.

FUENTE:
J.POST-GLICK-WARS OF 2011-28/12/10

COMENTARIO:

No hay solución fácil para un pequeño país judío en medio de un mar de países árabes. Si además tiene en contra al viejísimo antisemitismo, o como se lo llame correctamente: judeofobia, todo disfrazado como antisionismo; y si le agregamos la ideología que lo considera el "Pequeño Satán", esa misma que aplaudía a Stalin y ahora apoya a cuanto régimen violador de los DD.HH. exista en la ONU, sólo porque se supone que es amigo del "Gran Satán", entonces Israel está en un serio apuro.

Para empezar a encontrar una respuesta a los ataques de tantos enemigos, lo importante es reconocer que los tiene, uno por uno. Que no desaparecerán porque se niegue a verlos, están y son muy activos. Y cuando uno tiene un enemigo declarado -aunque trate de ocultarse- lo mejor es ser muy fuerte y disuadirlo para que sepa que no puede vencernos. Porque no hay mejor defensa que un buen ataque. Glick enumera los problemas y pasa al ataque.

Atacar no significa usar las armas, sino tenerlas y estar dispuesto a usarlas y, más que nada, tan poderosas como para disuadir al enemigo, que cuando crea que está más fuerte no tenga duda que Israel estará más fuerte todavía como para vencerlo y también más determinado.

Se vence cuando el enemigo no se atreve a emprender la batalla, y esto es lo que le ha permitido a Israel progresar y convertirse en un país del primer mundo en medio de millones cuyo mayor logro es gritar que son mejores, cuando huyen a donde los reciban porque sus países los han condenado a la miseria, la ignorancia y la guerra eterna.

¿Es que Israel puede hacer todo lo que debería? ¿Todo le es permitido? ¿Es que no tiene la posibilidad de equivocarse? ¿Es que sus líderes son impolutos? ¿Tanto le exigimos a Israel y nada a sus enemigos? ¿Serán ellos incuestionables?

Cuando no se previó que Hamás ganara las elecciones en Gaza con el voto de un pueblo traicionado por la corrupción de Al Fatah, ¿no se equivocó el mundo entero al permitir que una organización a la que ellos mismos calificaban de terrorista participara? ¿No le pusieron a Israel, a sus puertas, a un enemigo que lo torturó con un constante bombardeo hasta que tuvo que reaccionar? ¿Lo ayudó ese mismo mundo que se equivocó?

¿Pagan ellos el error o lo está pagando Israel?

¿Qué pretenden ahora? ¿Que Al Fatah, que usa a un insulso y amigable anciano como Abbas, cuyo único mérito es decir que no a todo, sólo para que consiga apoyo militar y económico para construir un estado que, sin control efectivo, se convertirá en otra Gaza?

¿Pagarán ellos el error o lo pagará nuevamente Israel?

Israel está en riesgo y sus estrategias cambiarán tanto como las de sus enemigos. ¿No lo habrá hecho a la perfección hasta ahora? No le fue demasiado mal y cada vez aprendió un poco más.

Ahora está frente a una situación nueva, necesita nuevos amigos y los consigue, los amigos de siempre, ¿lo siguen siendo?


ANA

jueves, 30 de diciembre de 2010

744 - LA DIPLOMACIA NO REEMPLAZA A LOS ACUERDOS


LA ILUSIÓN DE LOS INEXISTENTES LÍMITES DE 1967

Por ALAN BAKER

La conducción palestina determinó, con sus esfuerzos, presionar a gobiernos extranjeros y a Naciones Unidas a fin que reconozcan, de modo unilateral, el estado palestino en los límites del 67.

Pareciera que esa campaña obtuvo un primer triunfo (diciembre, 2010) cuando Argentina y Brasil decidieron reconocer al estado palestino dentro de los que describieron como “límites del 67”.

Pero esos límites nunca existieron y carecen de fundamento histórico (en la ley o en los hechos). La única línea que, alguna vez, existíó fue la de desarme de 1949, definida como pendiente hasta que se alcance un acuerdo de paz estable. Los acuerdos de desarme declararon, de modo terminante, que esas líneas no revisten importancia política o legal y que no influirán en las negociaciones futuras en el tema de los límites.

La
resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas de 1967, reconoció la necesidad de una negociación que llevaría a límites seguros y reconocidos.

Juristas destacados y delegaciones de Naciones Unidas, incluidas representaciones de Brasil y Jordania, reconocieron el hecho que las líneas anteriores no pueden ser consideradas como límites internacionales.

La serie de acuerdos entre la Autoridad Palestina e Israel (1993-1999) autoriza, otra vez, la intención y compromiso de las partes a debatir el tema de los límites fijos.

Durante todas las etapas de la negociación (entre Israel y los palestinos), nunca se aprobó la decisión con respecto al límite basado en las líneas del 67.

La conducción de la Autoridad Palestina aceptó que todas las cuestiones de acuerdo estable se resolverían sólo por medio de negociaciones entre las partes. “La Hoja de Ruta” (2003), reiteró la necesidad de negociación sobre límites finales.

FUENTE:
CIDIPAL-LIMITES DE 1967-23/12/10

Fuente: Jerusalem Center for Public Affairs.

COMENTARIO:

Algo de bueno tiene la ONU, el poder de veto de las grandes potencias, porque si las cosas importantes dependieran del voto de una banda de países que sólo responden a sus intereses de grupo podrían ocurrir sucesos muy lamentables. Nunca hubo aceptación de la partición, entonces ¿qué límites puede tener un estado inexistente, uno que no quiso serlo cuando tuvo la oportunidad y cuya dirigencia aprovechó varias oportunidades para atacar, desde el principio, cuando Israel todavía no estaba en condiciones de defenderse?


"La Guerra de los Seis Días, también conocida como Guerra de junio de 1967 en la historiografía árabe, fue un conflicto bélico que enfrentó a Israel con una coalición árabe formada por Egipto, Jordania, Iraq y Siria entre el 5 y el 10 de junio de 1967. Tras la exigencia egipcia a la ONU de que retirase de forma casi inmediata sus fuerzas de interposición en el Sinaí (UNEF), el despliegue de fuerzas egipcias en la frontera y el bloqueo de los estrechos de Tirán, Israel, temiendo un ataque inminente, lanzó un ataque preventivo contra la fuerza aérea egipcia. Jordania respondió atacando las ciudades israelíes de Jerusalén y Netanya. Al finalizar la guerra, Israel había conquistado la Península del Sinaí, la Franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén Este (incluyendo la Ciudad Vieja) y los Altos del Golán." (
WIKIPEDIA)

La ONU siempre actúa cuando Israel está ganando las guerras que jamás emprende, es una constante, e Israel se retira. Lo mismo ocurrió en la última guerra del Líbano cuando debía desarmarse a Hezbollah, según la
resolución 1701, lo que no sólo no se cumplió sino que se armó más y actualmente domina al gobierno de Líbano. Y todavía Hezbollah se ufana que ganó esa guerra, la ONU siempre interviene para salvarlos.

Las fuerzas de la ONU se retirarán el día que Hezbollah y todos sus socios les pidan que se retiren cuando se sientan lo suficientemente fuertes como para atacar a Israel. Y cuando éste tome el territorio que arriesgaron volverán a exigir a la ONU que proteja los derechos que expusieron.

Esta historia es repetitiva. Si ahora los dirigentes palestinos, los de siempre, quieren recuperar el territorio que ocupaban simplemente tienen que negociar fronteras y condiciones, porque perdieron. Si hubieran ganado no habría ni siquiera un Israel para negociar, ya los habrían echado a todos.

ANA


743 - PARA UN PACIFISMO RESPONSABLE


MATAR SIN CULPA

Una canadiense pacifista escribió a las autoridades de su país quejándose del trato que se da a los terroristas detenidos en Afganistán.

Le contesta el Ministro de Defensa

Estimada Ciudadana Comprometida:

Gracias por su carta en la que expresa la preocupación por el trato que damos a los terroristas taliban y de Al Qaeda en manos de las Fuerzas Armadas Canadienses.

En atención a las quejas que recibimos de ciudadanos comprometidos como usted, hemos creado un nuevo Programa de Pacifismo e Integración para los terroristas.

De acuerdo con ese Programa, hemos decidido seleccionar un terrorista y colocarlo bajo la dependencia de la familia de usted.

El próximo lunes tendrá usted en su casa a Alí Mohamed Amé Ben Mahmud (puede llamarlo simplemente Amé).

Espero que puedan tratarlo amablemente tal como exige usted en su carta de protesta. Lo más probable es que necesite usted contratar a algunos ayudantes para esa misión.

Cada semana nuestro Departamento le va a hacer una Visita de Inspección para comprobar que se tienen en cuenta los principios de buen trato que exige usted en su carta.

Debo advertirle que Amé es un psicópata extremadamente violento, pero confiamos en que, con la sensibilidad que usted manifiesta en su carta, logrará superar ese inconveniente.

Insistimos en que su huésped resulta extremadamente eficiente en el combate cuerpo a cuerpo y que puede matar con un lápiz o un cortauñas. Además, Amé es experto en fabricar artefactos explosivos con productos caseros; así que tenga bien guardados esos productos a menos que en su opinión esa decisión pueda ofender la sensibilidad de Amé.

El terrorista no querrá relacionarse con usted o con sus hijas (excepto sexualmente) puesto que él considera a las mujeres como meros objetos. Ese es un aspecto muy sensible, puesto que se le han observado tendencias violentas respecto a las mujeres que no cumplen con el atuendo islamista, así pues, confío en que a usted no le moleste llevar el burka permanentemente

De ese modo contribuirá Usted a respetar la cultura y las creencias que manifiesta en su carta.

Gracias otra vez por su preocupación, estamos reconociendo a las personas como usted e informaremos a nuestros conciudadanos de su cooperación.

Buena suerte y que Dios la bendiga.

Atentamente,

Gordon O’Connor.
Ministro de Defensa.

FUENTE:
ANSWERS.YAHOO

COMENTARIO:

Me llegó la traducción de esta carta y me pareció útil comentarla. Nadie debe poner en duda que no estamos hablando de Derechos Humanos, porque cuando se vulneran es tan grande el daño que hace a quien sufre el agravio como al que lo inflinge. Se trata de hacerse responsable de lo que se exige.

El terrorista no es una persona normal, no es un profesional militar que cumple con las leyes de la guerra y que si las viola será castigado. Es un individuo cuya misión es matar indiscriminadamente, a propios y extraños, y a quien se le enseña que eso está bien, no tiene ningún código moral. Su misión es lisa y llanamente matar, morir es también algo por lo que su familia será premiada con dinero u otros beneficios, es un incentivo para algunos que en su sociedad no tienen otra forma de ayudar a su familia. No es así en todos los casos, hay quienes no lo necesitan pero han sido captados y están orgullosos de cumplir un mandato que los exime de toda culpa.

Este es el punto, matar sin culpa es un indicio de enfermedad mental, entonces merecen un trato especial que los aparte de los seres que habiendo cometido un delito aún pueden tener una conducta previsible.

En ningún caso podemos legitimar la violación de los DD.HH. de cualquier individuo pero la sociedad debe protegerse de quienes no tienen en cuenta los DD.HH. de los demás. Esta carta sirve para que podamos establecer la diferencia aunque sea imposible llevar a la práctica la supuesta respuesta.

ANA


miércoles, 29 de diciembre de 2010

742 - NAVIDAD 2010 Y LA REDENCIÓN DE LOS PECADOS


RESOLUCIONES PARA EL 2011


La reunión familiar es obligada, si tenemos suerte nadie discutirá y sólo existirá el espíritu navideño: los reencuentros con alegría. Nunca entendí por qué se bebía tanto y mucho menos entendí por qué se bailaba y se usaba pirotecnia. Creo que todo lo que hacemos es más una costumbre que revivir el significado que tiene la Navidad. No sé qué pasa en todos los casos en nuestro querido país, sé que en otros se reza y se le da un sentido más religioso. Pero con el paso de los años he sentido los cambios que el tiempo y la experiencia nos van dejando.

Este año tengo ganas de contar lo que siempre me ha preocupado. ¿De verdad vamos cambiando con cada Navidad? ¿Somos mejores? ¿Deseamos serlo? ¿Ofrece la Navidad un camino distinto porque Jesucristo nació para enseñarnos cuál era el mejor?

Si de algo me puede servir la Navidad es para la introspección, de lo contrario, sólo sigue siendo una costumbre de mi cultura. Este año fue diferente, estoy más preocupada que nunca antes por el futuro de nuestra humanidad, quizá porque fui asumiendo algunas responsabilidades cuando empecé a saber un poco más y me interesé por aportar algo para que nosotros, los cristianos, intentemos de verdad reparar nuestras culpas cambiando nuestras actitudes.

Reitero, no conozco las religiones, ni siquiera la que fue mía, pero sé que Juan XXIII
dijo:

«Quiero abrir las ventanas de la Iglesia para que podamos ver hacia afuera y los fieles puedan ver hacia el interior».

He tomado algunos párrafos de
"NOSTRA AETATE", Del Concilio Vaticano II, de octubre 1965, "SOBRE LAS RELACIONES DE LA IGLESIA CON LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS"

Y sobre la religión judía dice:

"Al investigar el misterio de la Iglesia, este Sagrado Concilio recuerda los vínculos con que el Pueblo del Nuevo Testamento está espiritualmente unido con la raza de Abraham."

"...y que la salvación de la Iglesia está místicamente prefigurada en la salida del pueblo elegido de la tierra de esclavitud. Por lo cual, la Iglesia no puede olvidar que ha recibido la Revelación del Antiguo Testamento por medio de aquel pueblo, con quien Dios, por su inefable misericordia se dignó establecer la Antigua Alianza, ni puede olvidar que se nutre de la raíz del buen olivo en que se han injertado las ramas del olivo silvestre que son los gentiles." (...)

"Recuerda también que los Apóstoles, fundamentos y columnas de la Iglesia, nacieron del pueblo judío, así como muchísimos de aquellos primeros discípulos que anunciaron al mundo el Evangelio de Cristo." (...)

"...según el Apóstol, los judíos son todavía muy amados de Dios ..."

"...Como es, por consiguiente, tan grande el patrimonio espiritual común a cristianos y judíos, este Sagrado Concilio quiere fomentar y recomendar el mutuo conocimiento y aprecio entre ellos..."

Entonces, hoy, después de leer mucho sobre la titánica lucha del pueblo de Israel por la supervivencia de su estado, hogar de todos los judíos que han logrado salir de la esclavitud, regresar a su tierra y hacerla florecer para ellos y el mundo entero, siento que los pecados por nosotros cometidos serán redimidos cuando los reconozcamos, nos arrepintamos y, sobre todo, cuando reparemos el daño.

El "buen olivo" fue perseguido por el "olivo silvestre" durante dos milenios, quiero creer que hay arrepentimiento pero sé que no hay la suficiente reparación. Hoy ya no podemos vernos de esa forma, somos un mismo árbol y una parte de él, ahora mismo, está nuevamente en peligro. Si algo le pasara nos estaría pasando a todos los que somos parte del mismo tronco.

¿Somos conscientes de nuestra propia destrucción? ¿Y de nuestra responsabilidad? Si hay un Díos, espera de nosotros y de la humanidad entera, que luchemos y nos hagamos oír en defensa de nuestros hermanos mayores.

A la luz de lo que recomienda nuestra Iglesia, si no los reconociéramos como parte nuestra, si esta vez no reparáramos el mal que hicimos y no los ayudáramos...

¿Qué excusa tendríamos para que el Dios universal nos perdonara?

ANA


domingo, 26 de diciembre de 2010

741 - ADOLESCENCIA EN POLÍTICA INTERNACIONAL


FOR THE PRICE OF A BARREL OF OIL (ESPAÑOL)

POR EL PRECIO DE UN BARRIL DE PETRÓLEO

Por DANIEL GREENFIELD


(TRADUCIDO POR ANA)

Siguiendo los pasos de Chávez y Castro, los regímenes de Brasil y Argentina han declarado que reconocen a la Autoridad Palestina de Abbas, "como un estado libre e independiente dentro de las fronteras definidas en 1967". La Autoridad Palestina, por supuesto, no es ni libre ni independiente. Es una dictadura que se niega a celebrar elecciones libres. Ni ningún otro tipo de elecciones. No tiene libertad de expresión ni libertad de religión. Ni ningún otro tipo de libertad.

Tampoco es independiente. La
Autoridad Palestina está financiada por Estados Unidos y la UE. No tiene ninguna economía. Los únicos empleadores significativos son la misma Autoridad Palestina (totalmente subvencionada por donantes extranjeros), la UNRWA (totalmente subvencionada por donantes extranjeros) e Israel. Si Brasil y Argentina hubieran declarado que el Bronx es ahora un estado libre e independiente, tendría más credibilidad, porque el Bronx tiene más de una economía local y un mayor estándar de derechos humanos que los que tienen los viejos gángsters de Fatah de Arafat.

Aunque todos, desde la Administración Obama hasta Thomas Friedman, le gritan a Israel que le den a esos seniles terroristas su propio estado, tercamente se niegan a ver que Abbas, Fayad y el resto de la banda, ni siquiera pueden gobernar el territorio que ya tienen.
Abbas se quejó la semana pasada, "No puedo ser el presidente de una Autoridad que no existe en tanto continúa la ocupación israelí en Cisjordania."

Pero cuando Israel se retiró de Gaza, entregó el territorio a Abbas y a la Autoridad Palestina. Abbas y la Autoridad Palestina no pudieron controlarlo ni vigilarlo con la policía. Como resultado, Hamas tomó el control de Gaza. Así, mientras Abbas se disculpa por "ocupación", no hay israelíes en Gaza, pero tampoco la puede gobernar. A pesar del entrenamiento y las armas estadounidenses, las milicias de la AP (sus salarios son pagados por los contribuyentes estadounidenses) huían como ratas de Hamas.

Israel tuvo que lanzar operaciones de rescate de emergencia para salvar a los matones de Abbas, incluyendo a un tal
Jamal Abu Al-Rub, que quería que la gente lo llamara 'Hitler´, Jamal "Hitler" fue un asesino y terrorista que ganó una elección al Parlamento de la Autoridad Palestina. Pero cuando Hamás desfiló, 'Hitler' y todos los pequeños Hitlers salieron corriendo. Israel tuvo que salvar a muchos de los pequeños Hitlers de Abbas, quien habló a lo grande a la hora de matar judíos, pero que no pudo resistir y luchar.

Zakaria Zubeidi, el jefe de Jenin de las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa de la Autoridad Palestina,
dijo que la pérdida de Gaza fue el resultado de la incompetencia y la corrupción, o peor aún, una estrategia alternativa de Abbas para poder desalojar a Hamas del Parlamento de la AP. Eso significa que tanto Abbas como su gente eran tan incompetentes que no podían vigilar a una región de la que Israel se retiró completamente. O que Abbas eligió deshacerse de Gaza para impedir que Hamas lo desafiara políticamente.

Ahora bien, si Abbas y la Autoridad Palestina no pudieron mantenerse en Gaza, ¿serán capaces de aferrarse a cualquier otro territorio del que Israel se retire? Y antes que Abbas exija una parte de Jerusalén o de cualquier otro territorio, ¿no se le debería pedir que tomara primero el control de Gaza?

Si se le dio el control de una región y lo perdió, ¿no sería un prerrequisito restablecer el control sobre ella para que pueda exigir más territorio?

Bajo el gobierno de la Autoridad Palestina, Gaza tuvo una inundación de aguas residuales que mató a casi una docena de Personas. Los terroristas que hace pocos años no pudieron administrar el sistema del alcantarillado de una sola aldea beduina ahora insisten en que están listos y capaces de gobernar la mitad de una de las más grandes ciudades del mundo. Y con el visto bueno de los diplomáticos y de los columnistas de los periódicos, sostienen que ellos pueden tener a Jerusalén inmediatamente. ¿Por qué esperar? Las inundaciones de aguas residuales de mañana comienzan con las rendiciones de hoy.

¿Y cuál es la base moral para pretender la mitad de Jerusalén? Porque en 1948 los ejércitos de siete naciones árabes-musulmanas invadieron Israel para tratar de destruirla. La Legión Árabe, supervisada por oficiales británicos, logró apoderarse de Jerusalén Este y expulsó a su población judía. Jordania anexó Jerusalén Este. Gran Bretaña reconoció su acto de limpieza étnica. Ahora Israel está siendo condenado por deshacer esa limpieza étnica con la liberación y reunificación de Jerusalén de 1967. Los judíos que viven en Jerusalén oriental son denunciados como "colonos", mientras que los árabes que destruyeron el barrio judío y se apoderaron de los hogares judíos son tratados como legítimos residentes.

Las cleptocracias de Lula da Silva de Brasil y de Cristina Fernández, de Argentina, han reconocido oficialmente un estado palestino en esas fronteras con limpieza étnica. Su apoyo a la cleptocracia de Abbas no es sorprendente. Entre el afecto Lula da Silva por el monstruoso dictador de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, y el endeudamiento de Cristina Fernández con el dictador de izquierda venezolano, Chávez, así como el papel clave en la política exterior que desempeña el muy zalamero Héctor Timerman, que estaba tan cómodo apoyando a las juntas mientras trabajaba para Human Rights Watch; éste es un caso en que pájaros del mismo plumaje vuelan juntos.

Estas decisiones no se motivaron por los derechos humanos, sino por la sombra creciente del islam sobre América Latina.

Los lazos de amistad entre Israel y los países de América Latina se basaban en las relaciones comerciales y en la anterior considerable población judía en algunas partes de Latinoamérica. Desde entonces el caos político y económico, en particular por las dictaduras de izquierda y de derecha, han logrado reducir significativamente la población judía de América Latina. Mientras tanto, la población árabe y musulmana de Latinoamérica ha continuado creciendo. A diferencia de Europa, los musulmanes no son propensos a tomar el control sólo a través de la demografía, sino que se han apoderado de muchas empresas comerciales y han llegado a jugar un papel muy destacado en la política, con
numerosos presidentes árabes en países latinoamericanos. El comercio con el mundo musulmán ha eclipsado el comercio con Israel. Y la última ola de gobiernos latinoamericanos de izquierda han tomado el liderazgo de Chávez en la formación de vínculos estrechos con dictaduras musulmanas.

Pero tan despreciables como Lula Da Silva y Fernández pueden ser, su comportamiento no es fundamentalmente nada diferente a los de Norteamérica y Europa. El apoyo de Occidente para un Estado palestino no se basa en la justicia histórica, porque contrariamente a las nauseabundas descargas vertidas por cada medio de comunicación, no hay tal cosa como un pueblo palestino. El nombre fue utilizado como una denominación geográfica por los romanos y los griegos. Nunca fue el nombre de una nación o un grupo étnico. Tampoco afirma ninguna singularidad cultural, porque, una vez más, no hay tal cosa. Los "árabes palestinos" son parte de una red regional de familias y tribus. Por último, no están preparados para un autogobierno. Ellos no tienen ninguna economía, ley u orden. Tampoco tienen derechos civiles ni ningún sistema de justicia. Sólo son una pequeña camarilla de terroristas que se convirtieron en funcionarios que viven del dinero robado a Norteamérica y la Unión Europea, que dirigen todo y hacen todas las reglas.

Así que, ¿cuál es entonces la base de esta urgente necesidad irrefrenable de crear un estado palestino? Porque el mundo musulmán lo quiere. El mundo musulmán lo exige. No porque sea de alguna utilidad para ellos. Kuwait limpió étnicamente a cientos de miles de árabes palestinos con la aprobación de la Administración Bush después de la Guerra del Golfo. A pesar de ser en sí mismo y en su mayoría, palestino, el gobierno jordano está tratando de deshacerse de la mayor cantidad posible de ellos. Pero no se trata de la paz o del nacionalismo de un pueblo de ficción dirigido por una organización terrorista que se acostumbró a insistir en que Palestina es realmente el sur de Siria, se trata de llevar a cabo una guerra contra Israel. Un Estado palestino sólo tiene un propósito. La destrucción de un estado de la región, y único, no musulmán y no árabe.

Los gobiernos occidentales no piensan de esa manera. O por lo menos no abiertamente. Pero ellos están siguiendo las órdenes en marcha de los reyes, jeques y príncipes que sí lo piensan. Ellos no pueden andar a los besos con Ahmadinejad de la forma en que lo hace Lula Da Silva, pero si lo hacen con la familia real saudita, que en realidad no es mejor. Después que los terroristas saudíes asesinaron a 3.000 norteamericanos, el gobierno de Estados Unidos sigue insistiendo en seguir las órdenes de Arabia Saudita para hacer cumplir su "proceso de paz" con Israel. Y el cómplice saudí, el Tío Tom Friedman, grita con furia indignado contra Israel porque se niega a prohibir a los judíos que construyan sus viviendas en una zona que es el equivalente israelí de California, Texas y Nuevo México.

Detrás de todas las mentiras y la ira, está la oscura mano del Islam. El viejísimo apriete de la intolerancia musulmana y la furia genocida dirigida a una minoría antigua que se atrevió a proclamar su independencia. El mundo musulmán está en camino a la destrucción de la diversidad religiosa del Líbano. Todo el proyecto del estado palestino casi acabó con los cristianos de Israel. Pero su verdadero objetivo son los judíos. Y de Norte a Sudamérica, y del otro lado del Atlántico, la mayor parte del mundo está demasiado ansiosa por ayudar los objetivos genocidas de esa política. Lo que el mundo musulmán no pudo ganar mediante la guerra, intenta ganarlo a través de las sucias manos de los políticos infieles que venderán su civilización y sus almas por el precio de un grasiento barril de petróleo.

FUENTE:
SULTAN KNISH-FOR THE PRICE-14/12/10

COMENTARIO:

Lo que pasa con los gobiernos "progresistas" latinoamericanos actuales, tan defensores de los Derechos Humanos, de las democracias representativas y enemigos acérrimos de los golpes de estado, es incoherente con el apoyo que están dando, poco a poco, todos ellos, a la creación de un Estado Palestino de forma ilegal y no consensuada con los Organismos Internacionales.

Hay que aplaudir al lobby árabe que los ha convencido que el actual gobierno del territorio de Cisjordania es un igual, "progresista", defensor de los derechos humanos, democrático, y enemigo de los golpes de estado, como lo han logrado los latinoamericanos. Porque la AP no tiene ninguna de esas características que tanto le costó obtener a Latinoamérica.

Un gobierno progresista es aquel que enseña los valores de la libertad, ejerce la plena vigencia de la democracia en elecciones libres, rechaza la limpieza étnica, defiende los derechos humanos, se ocupa por el bienestar de su pueblo, repudia los golpes de estado y aboga por la paz y el entendimiento entre las naciones. No es esto lo que hace la Autoridad Palestina y mucho menos los grupos con los que está asociada. Y con los que intenta seguir asociándose, como el Hamás de Gaza, que no da un paso atrás en su camino hacia el pasado y la implementación de la Sharía para todos, aunque no sean musulmanes. Créase o no todavía hay no musulmanes en Gaza.

Los palestinos son obligados a no comprar productos israelíes (no tienen libertad para elegir qué les conviene más y hasta se les ha quemado lo que habían comprado sin reponerles lo perdido), no hay elecciones, su gente no puede trabajar libremente con quien le paga mejor que su gobierno (en este caso los israelíes), no permiten que en un futuro estado haya un sólo judío en su territorio, conserva atávicas costumbres que no respetan los derechos humanos modernos (aún se comportan como tribus donde una se pelea brutalmente con la otra por problemas insignificantes), y enseña a su pueblo a odiar al Estado de Israel manteniendo una guerra eterna que no cesará con la creación de su estado, de forma tal que demuestra que no tiene el menor interés en una paz y entendimiento con su vecino.

Todo esto es ignorado no sólo por los gobiernos latinoamericanos que uno a uno están apoyando la creación de un Estado Palestino sin ningún sustento legal, como ha sido acordado desde siempre, sino que Europa y Estados Unidos lo sigue manteniendo, una forma de darle la razón a la vez que deslegitima a Israel, aunque adolezca de todas estas fallas que no pueden admitirse en un estado moderno.

Los gobiernos latinoamericanos están tan encantados con su nueva posición internacional de países progresistas y democráticos, que no pueden distinguir la diferencia entre Israel y sus vecinos y las razones que ambos tienen para no llegar a nada después de tantos años. Eligen a quien parece ser el más pobre y aparentemente desamparado (aunque sea todo lo contrario), no se preguntan por qué habiendo recibido tanto dinero de todo el mundo (muchas más veces que cualquier otro grupo de desplazados por guerras) su población es pobre, en lugar de averiguar y saber por qué permanece en esa situación y quién es responsable. Gobiernos políticamente adolescentes que creen saberlo todo, en lugar de mirar qué hacen sus mayores y por qué.

Para que esto esté sucediendo debe haber una falla muy grande en el supuesto exitoso lobby judío, la mayor es que el mundo entero esté convencido que es exitoso.

ANA


viernes, 24 de diciembre de 2010

740 - DERECHOS LEGALES A ISRAEL Y PALESTINA


LEGAL RIGHTS AND TITLE OF SOVEREIGNTY OF THE JEWISH PEOPLE TO THE LAND OF ISRAEL AND PALESTINE UNDER INTERNATIONAL LAW (ESPAÑOL)

DERECHOS LEGALES Y TÍTULO DE SOBERANÍA DEL PUEBLO JUDÍO EN LA TIERRA DE ISRAEL Y PALESTINA SEGÚN EL DERECHO INTERNACIONAL

Por Doctor HOWARD GRIEF

(TRADUCIDO POR SUSANA KOHAN)

Este artículo es un detallado análisis histórico-legal para quien desee conocer la verdad.

El objetivo de este trabajo es establecer de manera clara y precisa los Derechos Legales y el Título de Soberanía del pueblo judío sobre la Tierra de Israel y Palestina según el Derecho Internacional. Estos derechos se originaron en el Acuerdo global, político y jurídico concebido durante la Primera Guerra Mundial y fueron puestos en vigor en los años de la posguerra entre 1919 y 1923. En lo que se refiere al Imperio Turco-Otomano el acuerdo abarcaba los derechos y demandas de la Organización Sionista, del movimiento nacional árabe, de los kurdos, los asirios y los armenios.

Como parte de este acuerdo los árabes recibieron la mayor parte de las tierras que antes estaban bajo la soberanía turca en el Medio Oriente, mientras que la totalidad de Palestina a ambos lados del Jordán, estaba reservada exclusivamente para el pueblo judío como su Hogar Nacional y para el futuro Estado Independiente.

Bajo este Acuerdo que hicieron las Principales Potencias Aliadas , -Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón- no habría anexión de los territorios turcos conquistados por parte de ninguna de las potencias como se había previsto en el Acuerdo de Sykes-Picot del 9 y del 16 de Mayo de 1916. En lugar de eso, esos territorios, incluyendo los pueblos para los cuales fueron designados, se colocarían bajo un Régimen del Mandato y serían administrados por una potencia importante hasta que estuvieran listos para valerse por sí mismos.

El sistema del Mandato fue establecido y regulado por el artículo 22 del Pacto de la Liga de las Naciones contenido en el Tratado de Versalles y en todos los otros tratados de paz firmados con las potencias centrales -Alemania, Austria-Hungría, Bulgaria y Turquía.

El Pacto fue una idea del presidente de EE.UU. Woodrow Wilson y en él figura un programa de catorce puntos [8 de enero de 1918].

Mientras que el artículo 22 del Pacto de la Liga de las Naciones se debió al trabajo de Jan Christiaan Smuts quien formuló los detalles del memorandum que llegó a llamarse: "La Resolución de Smuts", la que fue oficialmente aprobada por el Consejo de los Diez el 30 de Enero de 1919. En esa resolución Palestina, como se previó en la Declaración de Balfour, fue designada como uno de los estados a ser creados para el pueblo judío.

La Creación Oficial del País tuvo lugar en la Conferencia de Paz de San Remo donde la Declaración de Balfour fue adoptada por el Consejo Supremo de las Principales Potencias Aliadas como base para la futura Administración de Palestina, que en adelante sería reconocida como el Hogar Nacional Judío.

En el momento del nacimiento de los Derechos Legales del Estado Judío Independiente, ellos obtuvieron esos derechos legales junto con el Título de Soberanía; así, Palestina (JUDÍA) se creó como un Estado "bajo el Mandato" y por ninguna otra razón como no fuera la de reconstituir el antiguo estado judío de Judea en cumplimiento de la Declaración Balfour y las disposiciones generales del Artículo 22 del Pacto de la Liga de las Naciones.

Esto significó que desde el comienzo Palestina ya era legalmente un Estado judío, el cual en teoría, iba a ser guiado hacia su Independencia por el Mandante o Administrador quien además actuaba en calidad de Tutor, quien debía tomar las medidas políticas, administrativas y económicas necesarias para establecer el Hogar Nacional Judío. El principal medio para lograr esto fue fomentar en gran escala la inmigración judía a Palestina, lo cual llevaría a Palestina a ser un Estado Judío Independiente, no sólo jurídicamente, sino también demográfica y culturalmente.

Los detalles del proyectado Estado Judío Independiente fueron establecidos en tres documentos básicos, que pueden llamarse los Documentos Fundacionales de Palestina bajo El Mandato y El Estado Judío Moderno que de allí surgió. Estos fueron:

1) La Resolución de San Remo,

2) La Resolución del 25 de abril de 1920, y

3) El Mandato de Palestina conferido a Gran Bretaña
por parte de las Principales Potencias Aliadas y confirmado por la Liga de las Naciones el 24 de julio de 1922 y por el Acuerdo de Límites Franco-Británico del 23 de diciembre de 1920.

Estos Documentos Fundacionales fueron complementados con el Convenio Anglo-Estadounidense del 3 de diciembre de 1924 el que apoyaba el Mandato sobre Palestina.

Es de suma importancia recordar que estos documentos fueron la fuente o manantial de los derechos legales judíos y del título de Soberanía sobre Palestina y la Tierra de Israel bajo Ley Internacional; porque es creencia casi universal, pero totalmente falsa que fue la Asamblea General de las Naciones Unidas [Resolución de Partición del 29 de noviembre de 1947] quien hizo nacer al Estado de Israel. De hecho, la resolución de la ONU fue una abrogación ilegal a los derechos judíos legales y al Título de Soberanía en lugar de una afirmación de dichos derechos o creadores de ellos [ya verán por qué].

La Resolución de San Remo convirtió a la Declaración Balfour del 2 de noviembre de 1917, [declaración de la política británica manifestando su apoyo con el objetivo del movimiento sionista para crear un estado judío] en una Ley Obligatoria de Derecho Internacional que requería el cumplimiento específico por parte de Gran Bretaña y su activa cooperación para crear el estado judío.

Comienza el retroceso de los Británicos.

En la Declaración de Balfour y según la declaración del Gobierno Británico, éste "sólo se comprometía a hacer todo lo posible" para facilitar el establecimiento en Palestina de un Hogar Nacional para el pueblo judío. Pero en virtud de la Resolución de San Remo de abril 24 y 25 de 1920, las Principales Potencias Aliadas actuando como un grupo de cohesión, acusaron al gobierno británico y lo hicieron responsable de poner en práctica legalmente la Declaración de Balfour. De este modo se impuso una ley obligatoria sobre Gran Bretaña para asegurar que ella garantizara que el hogar nacional judío fuera debidamente establecido.

El Gobierno Británico aceptó (sólo al comienzo) esta obligación legal dado que Palestina era considerada un activo valioso y un conveniente centro estratégico de comunicaciones, lo que constituía una necesidad vital para proteger los vastos intereses del Imperio Británico que se extendían desde Egipto hasta la India. Gran Bretaña tenía miedo de enfrentar a cualquier otra potencia mayor que ella misma [especialmente Francia o Alemania] quienes estaban posicionadas a lo largo del canal de Suez.

El término "Hogar Nacional Judío" significaba: un estado instituido por el gobierno británico reunido en sesión del Consejo de Ministros quienes aprobaron la Declaración de Balfour del 31 de octubre de 1917. Ese fue también el significado original de esa frase [Hogar Nacional Judío] emitido por el comité del programa que elaboró el Programa de Basilea en el primer Congreso Sionista en agosto de 1897 y también fue el significado que le dio Theodor Herzl, el fundador de la Organización Sionista.

La palabra "casa" u "hogar" como se utiliza en la Declaración Balfour y posteriormente en la Resolución de San Remo, era simplemente el eufemismo de la palabra "estado", originalmente usado por la Organización Sionista cuando el territorio de Palestina estaba sujeto a las reglas del Imperio Otomano, y fue así para no despertar una fuerte oposición por parte del Sultán y de su gobierno contra el propósito sionista -erigir un estado legal judío- ya que implicaría una pérdida potencial de territorios para el Imperio.

No había duda en la mente de los autores del Programa de Basilea y de la Declaración de Balfour acerca del verdadero significado de esta palabra. Y lo reforzaron agregando el adjetivo "nacional" a la palabra "hogar". Sin embargo, como resultado de no usar la palabra "estado" directamente e incluso intentando ocultar su verdadero sentido cuando se utilizó por primera vez para designar el objetivo del sionismo, esto proporcionó munición de guerra a los que trataron de evitar la aparición de un estado judío o para los que vieron al "hogar" sólo en términos culturales.

La frase "en Palestina", escrita en la Declaración Balfour y que ha generado mucha controversia, se refiere a todo el país, incluyendo Cisjordania y Transjordania. Era absurdo imaginar que esta frase podría ser utilizada para indicar que sólo una parte de Palestina estaba reservada para el futuro Hogar Nacional Judío, ya que ambos fueron creadas al mismo tiempo y se utilizan indistintamente. Así, con el término "Palestina" se señalaba la ubicación geográfica del futuro Estado Judío Independiente.

Si "Palestina" hubiera significado un país dividido y con áreas para los judíos y otras áreas para los árabes, ello se hubiera explicitado en la Declaración de Balfour durante su redacción, aprobación y más tarde adopción por parte de las principales potencias aliadas. Ninguna alusión por el estilo se hizo en los largos debates ocurridos para trazar la Declaración de Balfour y asegurarle una aprobación internacional.

Por lo tanto, carece de base jurídica o conceptual afirmar que la frase "en Palestina" estaba limitada a sólo una parte del país. Por el contrario, Palestina y el Hogar Nacional Judío eran sinónimos, como se evidencia en la segunda mitad de la Declaración Balfour, la que se refiere a las comunidades no-judías existentes en Palestina, indicando claramente la totalidad del país. Evidencia similar existe en el preámbulo y en los términos de la Carta del Mandato.

La Resolución de San Remo sobre Palestina combinó la Declaración de Balfour con el artículo 22 del Pacto de la Liga de las Naciones. Esto significó que las disposiciones del artículo 22 eran aplicables a los judíos exclusivamente, que establecerían su Hogar en el estado en Palestina.

No hubo ninguna intención de aplicar el artículo 22 a los árabes del país, como concluyó erróneamente la Comisión Real para Palestina que intentó basarse en el artículo 22 para justificar la partición de Palestina, además de otras razones que adujo.

La aplicabilidad del artículo 22 solamente para el pueblo judío, incluía no sólo a los residentes judíos en Palestina sino además a la enorme cantidad que llegarían en el futuro. La prueba de esto se encuentra en la Resolución de Smuts que pasó a ser el artículo 22 del Pacto.

En concreto, se nombra a Palestina como el país elegido para la aplicación del artículo 22. No cabe duda que, cuando Palestina fue nombrada en el contexto del artículo 22, estaba ligada exclusivamente al Hogar Nacional Judío, tal como se indica en la Declaración Balfour. Todos eran conscientes de este hecho, incluidos los representantes de los países del movimiento nacional árabe, como lo demuestra el acuerdo entre el Emir Feisal y el Dr. Chaim Weizmann, de fecha 3 de enero 1919, así como una importante carta enviada por el Emir al futuro Juez de la Suprema Corte de EE.UU, Felix Frankfurter, con fecha 3 de marzo de 1919. En dicho escrito, Feisal, caracterizado como "moderado y adecuado" habla de las propuestas sionistas presentadas por Nahum Sokolow y Weizmann ante el Consejo de los Diez, en la Conferencia de Paz de París el 27 de febrero de 1919, que pedía que Palestina se convirtiera en una comunidad judía, para el bien común y con amplios límites.

Más tarde los dirigentes árabes adujeron que la Declaración Balfour y el Mandato de Palestina eran incompatibles con el artículo 22 del Pacto, esto quedó totalmente desvirtuado por la Resolución Smuts -precursora del artículo 22- la que específicamente incluía a Palestina dentro de un marco legal.

La Resolución de San Remo sobre Palestina se convirtió en el artículo 95 del Tratado de Sevres -que tenía por objeto poner fin a la guerra con Turquía- y aunque este tratado nunca fue ratificado por el Gobierno turco Nacional de Kemal Ataturk, la Resolución conserva su validez como un acto independiente de Derecho Internacional al ser insertada en el preámbulo del Mandato de Palestina que fue confirmado por 52 estados.

La resolución de San Remo es el documento base sobre la cual el Mandato se construyó y al cual debían atenerse. Por ello es el documento base de la fundación del Pre-Estado de Israel y el corolario logrado del Estado Pre-Sionista. Se ha descripto apropiadamente a San Remo como la Carta Magna del pueblo judío. Es la mejor prueba de que toda Palestina y la Tierra de Israel pertenecen exclusivamente al pueblo judío bajo derecho internacional.

El Mandato de Palestina implementó tanto la Declaración Balfour como el artículo 22 del Pacto de la Liga, es decir, la Resolución de San Remo. Estos cuatro actos fueron las piedras angulares de la estructura legal que se creó con el propósito de lograr el establecimiento de un estado judío independiente. La Declaración de Balfour, en esencia, establece los principios y el propósito de lograr un estado judío. La Resolución de San Remo le dio el sello del Derecho Internacional y el Mandato brindó todos los detalles y los medios para la realización del estado judío. Como se ha señalado, la obligación principal de Gran Bretaña como Mandante, Administrador y Tutor fue la de crear las condiciones adecuadas políticas, administrativas y económicas para asegurar el estado judío. Los 28 artículos del Mandato fueron dirigidos a ese objetivo, incluidos los artículos que no mencionaban específicamente el Hogar Nacional Judío. El Mandato Británico también creó el derecho al retorno de los judíos a Palestina y el derecho a establecer asentamientos en las tierras por todo el país con el fin de crear el previsto estado judío.

Al asignar el Mandato de Palestina a Gran Bretaña, se formó una alianza contractual entre las Principales Potencias Aliadas y Gran Bretaña, las potencias eran las Mandantes y Gran Bretaña era la Mandataria. Las Principales Potencias Aliadas designaron al Consejo de la Liga de las Naciones Unidas como Supervisor de Gran Bretaña para asegurar que todos los términos de la Carta del Mandato fueran estrictamente observados.

El Mandato fue redactado como una Decisión del Consejo de la Liga de las Naciones, confirmando el mandato más que haciéndolo parte de un tratado firmado entre Turquía y Las Altas Potencias Contratantes, como previamente se había decidido.

Para garantizar el cumplimiento del Mandato, el Mandatario [Gran Bretaña] tenía que presentar un informe anual ante el Consejo de la Liga de las Naciones acerca de todas sus actividades y las medidas adoptadas durante el año para efectivizar los objetivos del mandato y para el cumplimiento de sus obligaciones. Esto también creó una relación contractual entre la Liga de las Naciones y Gran Bretaña.

Los primeros borradores del Mandato para Palestina fueron formuladas por la Organización Sionista y se presentaron ante la delegación británica en la Conferencia de Paz de París en 1919. El contenido, el estilo y el molde del mandato fue de este modo determinado por la Organización Sionista.

La Delegación Británica asistente a la Conferencia de Paz elaboró un proyecto propio. Habiendo dos borradores, sionistas y británicos trabajaron conjuntamente en la formulación de un proyecto común. Esta cooperación mutua de trabajo tuvo lugar mientras Arthur James Balfour era ministro de Relaciones Exteriores, pero no continuó cuando Lord Curzon, el Secretario de Relaciones Exteriores reemplazó a A. J. Balfour el 24 de octubre de 1919.

Comienzo de la Traición.

Curzon se hizo cargo personalmente de la redacción del Mandato en Marzo de 1920. Inmediatamente él cerró las puertas a la Organización Sionista dejándola fuera de la participación directa en la redacción propiamente dicha. El líder sionista Chaim Weizmann era regularmente informado de los nuevos cambios realizados en el proyecto y podía hacer comentarios sobre ellos.

Los cambios introducidos por Curzon derrumbaron el evidente cariz judío del Mandato, pero no tuvieron éxito en apartarlo de su real objetivo: la creación de un Estado Judío.

La participación de la Organización Sionista en la redacción del Mandato confirma que el pueblo judío era el beneficiario exclusivo de los derechos nacionales consagrados por el mandato. Ninguno de los árabes fue jamás consultado sobre los términos del mandato antes de la presentación de este instrumento al Consejo de la Liga para la confirmación, el 6 de diciembre de 1920. Por el contrario, los derechos civiles y religiosos de todas las comunidades religiosas existentes en Palestina -ya fueran musulmanes o cristianos- fueron salvaguardados así como los derechos civiles y religiosos de todos los habitantes de Palestina, sin distinción de raza ni de religión.

Los derechos de los árabes, como individuos o como miembros de comunidades religiosas [no como una nación] quedaron jurídicamente garantizados. Adicionalmente, no se debía causar ningún daño a sus situaciones económicas o financieras por causa del esperado crecimiento de la población judía.

Ya comenzaban a buscar excusas para no cumplir con lo pactado.

Originariamente se intentaba que la Carta del Mandato delimitara las fronteras de Palestina, pero ello implicaba comenzar un largo proceso de negociaciones con Francia [sobre la fronteras del norte y nordeste de Palestina con Siria]. Se decidió por lo tanto fijar estos límites en un tratado aparte, lo cual se hizo en la Convención de Límites franco-británica del 23 de diciembre de 1920. Las fronteras se basaron en una primera fórmula planteada por el primer ministro británico, David Lloyd George, cuando conoció a su homólogo francés Georges Clemenceau en Londres el 1 de diciembre de 1918 y se definieron así: Palestina se extendía desde las antiguas ciudades de Dan hasta Beersheba. Esta definición fue aceptada de inmediato por Clemenceau, lo que significaba que las fronteras de Palestina incluían todas las áreas del país habitadas por las Doce Tribus de Israel durante el período del Primer Templo. Abarcaba toda la Palestina histórica, tanto al este como al oeste del río Jordán. Las mismas palabras "de Dan a Beersheva" implicaron que la totalidad de la Palestina judía sería reconstituida como un estado judío.

Aunque La Resolución de San Remo no delineaban específicamente las fronteras de Palestina, fue entendido por las Principales Potencias Aliadas que éste sería el criterio a utilizar en la delineación de dichas fronteras.

Sin embargo, cuando las reales negociaciones de límites comenzaron después de la Conferencia de Paz de San Remo, los franceses -ilegal y obstinadamente- insistieron en seguir la ya desaparecida línea de Sykes-Picot para la frontera norte de Palestina. Esto fue acompañado por estallidos de sentimientos anti-semitas y anti-sionistas. Igualmente se acordó prolongar esta frontera para incluir Galilea, pero quedaron excluidas todas las fuentes de agua del Valle del río Litani y de sus tierras colindantes. Como resultado, algunas partes de la Palestina histórica en el norte y noreste se excluyeron ilegalmente del Hogar Nacional Judío.

El Acuerdo de Límites de 1920 fue modificado y reemplazado por otro acuerdo anglo-francés respecto a la línea fronteriza entre Siria y Palestina el 3 de febrero de 1922, y entró en vigor el 10 de marzo de 1923. Este Acuerdo quitó ilegalmente la parte del Golán que ya había sido incluida en Palestina por el Convenio de 1920, y propuso la inclusión del Mar de Galilea dentro del Hogar Nacional judío, e hizo otros ajustes territoriales pequeños.

Los negociadores británicos y franceses no tenían derechos legales para eliminar o excluir cualquier "territorio de Palestina" de los límites de Palestina, sino que sólo debían asegurar que todo el territorio se incluyera. El intercambio de cierto "territorio palestino" por otro "territorio palestino" entre Gran Bretaña y Francia fue prohibido como una violación a la fórmula de Lloyd George la cual había sido aceptada en La Conferencia de Paz de San Remo.

Medalla de Oro para Churchill por el Artículo 25 (Sabotaje).

La Convención de 1920 también incluía a Transjordania dentro del Hogar Nacional Judío, pero una intervención de último momento del gobierno de los EE.UU. retrasó innecesariamente la confirmación del mandato pendiente. Esto le dio una oportunidad inesperada a Winston Churchill, -el nuevo Secretario Colonial puesto a cargo de los asuntos de Palestina- para cambiar el carácter del mandato: en primer lugar, insertó un nuevo artículo (artículo 25) que permitía la separación provisional de Transjordania y Cisjordania. En segundo lugar, redefinió el Hogar Nacional judío [ya no significaba un Estado Judío sino que él lo limitó a la idea de un centro cultural o espiritual para el pueblo judío]. Estos cambios radicales se introdujeron oficialmente en el Libro Blanco de Churchill, el 3 de junio de 1922 condujeron directamente al sabotaje del Mandato.

A partir de ese momento los británicos nunca se apartaron de esa falsa interpretación que le dieron al Hogar Nacional judío, lo cual terminó con la esperanza de lograr el ansiado estado judío bajo sus auspicios.

La cuestión de qué estado, nación o entidad podía ejercer soberanía sobre un territorio bajo mandato desató un gran debate en todo el período del Mandato, y jamás se dio una respuesta definitiva. Esto es muy sorprendente porque el Tratado de Versalles, firmado el 28 de junio de 1919 y ratificado el 10 de enero de 1920, [en el artículo 22] declaró resueltamente que los estados que antes regían los territorios bajo Mandato ya habían perdido su soberanía como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Eso significaba que Alemania ya no tenía soberanía sobre sus antiguas colonias en África y el Pacífico, mientras que Turquía ya no tenía soberanía sobre sus posesiones en el Oriente Medio antes de la firma del Tratado de Versalles.

La fecha en que el cambio de soberanía sucedió, pudo solamente haber sido el 30 de enero de 1919, la fecha en que el Consejo de los Diez decidió de manera irrevocable la adopción de la Resolución de Smuts, que ninguno de los territorios [antes alemán o turco] volverían a manos de sus previos dueños. [IGUALMENTE: "marche preso"]

Estos territorios fueron colocados en manos de las Principales Potencias Aliadas y Asociadas para su traspaso. En el caso de Palestina esa decisión fue tomada en favor del pueblo judío en la reunión de la Conferencia de Paz de San Remo que tuvo lugar el 24 de abril 1920, cuando la Declaración Balfour fue adoptada para la creación y administración del nuevo país de Palestina que, hasta entonces, no había tenido una existencia oficial. Dado que la Declaración de Balfour se hizo en favor del pueblo judío, fue delegada a ellos la soberanía teórica o nominal de toda Palestina. Sin embargo, durante el período del Mandato, fue el gobierno británico y no el pueblo judío quien ejerció los atributos de la verdadera soberanía, mientras que la soberanía en el sentido puramente teórico o nominal residía en el pueblo judío.

Esta situación se reflejó en la Carta del Mandato, donde los componentes del Título de Soberanía del pueblo judío sobre Palestina se mencionan específicamente en los tres primeros considerandos del preámbulo, a saber: el artículo 22 de la Declaración Balfour y la conexión histórica del pueblo judío con Palestina. Estos tres componentes del Título de Soberanía fueron las bases para la reconstitución del Hogar Nacional Judío en Palestina, tal como declaraba especialmente el tercer considerando del preámbulo. Por otra parte, como el pueblo judío estaba bajo la tutela de Gran Bretaña durante el Período de Mandato, fue este último quien ejercitó los atributos de soberanía judía en Palestina, como confirma el artículo 1 del Mandato, el cual otorga plenos poderes de legislación y de administración a la Mandataria. [salvo que esto pueda estar limitado por otros términos del mandato].

Esta situación se mantuvo así mientras el mandato estuvo en vigor y el pueblo judío viviendo en Palestina no podía actuar por si mismo y por lo tanto no podía ejercer la soberanía que le habían otorgado las Principales Potencias Aliadas en virtud del Derecho Internacional.

El momento decisivo de cambio se produjo el 14 de mayo de 1948, cuando los representantes del pueblo judío y de la Organización Sionista, ambos en Palestina, proclamaron la Independencia del Estado judío cuyas fuerzas militares mantenían solamente una pequeña porción del territorio asignado inicialmente para el Hogar Nacional Judío. El resto del país estaba en posesión ilegal de los Estados árabes vecinos que no tenían derechos soberanos sobre las zonas que ocupaban ilegalmente, y que fueron históricamente parte de Palestina y de la Tierra de Israel y nunca se trató de buscar la independencia árabe ni la creación de otro Estado árabe.

Por esta razón Israel heredó los Derechos Soberanos del pueblo judío sobre Palestina y tiene el derecho legal de mantener todas las tierras liberadas en la Guerra de los Seis Días que fueron incluidas dentro el Hogar Nacional Judío en la época del Mandato. Las fronteras de la Palestina Judía se fijaron en 1920 y 1923.

Por la misma razón, Israel no puede ser acusado por nadie de "ocupar" tierras en virtud del derecho internacional que eran claramente parte del Hogar Nacional Judío o la Tierra de Israel. Así, el debate actual se centra en que Israel debe devolver los "territorios ocupados" a sus "supuestos propietarios árabes" con el fin de obtener la paz. Esta es una de las mayores falsedades del Derecho Internacional y de la diplomacia.

Lo más sorprendente acerca de la soberanía Israelí sobre Palestina es que el Estado de Israel, cuando por fin tuvo la oportunidad de ejercer su soberanía sobre todo el país al oeste del Jordán y luego de la victoria en la Guerra de los Seis Días de junio de 5-10 de 1967, NO LO HIZO -excepto en el caso de Jerusalén-.

El Parlamento Israelí, sin embargo, aprobó una enmienda a la Ley de la Administración de 1948, la adición de la sección 11B, que le permitía esa posibilidad y se basaba en la idea de que Israel ya poseía la soberanía. Israel ni siquiera tuvo que imponer la legislación vigente sobre la soberanía aprobada por el gobierno de Ben Gurion en septiembre de 1948, conocida como la Ordenanza de Poderes y Área de Jurisdicción, que le exigía incorporar inmediatamente cualquier área de la Tierra de Israel, y a la cual el Ministro de Defensa había definido por proclama como territorios mantenidos por las Fuerzas Armadas de Israel.

Los derechos legales de Israel y el título de soberanía sobre toda la Tierra de Israel -específicamente en lo que respecta a Judea, Samaria y Gaza- sufrió un duro revés cuando el gobierno del primer ministro Menajem Beguin aprobó el Acuerdo de Camp David para la Paz en el Oriente Medio, en virtud del cual se propuso que las negociaciones se llevarían a cabo para determinar el "estatus final" de esos territorios.
La frase "estatus final" era sinónimo de la palabra "soberanía".

Fue imperdonable que Begin y sus asesores legales, incluyendo a Aharon Barak, el futuro Presidente del Tribunal Supremo de Israel, -quienes sabían que la soberanía había sido ya otorgada al pueblo judío- hayan aprobado ese acuerdo.

La situación llegó a ser mucho peor, alcanzando el nivel de traición a la patria cuando el Gobierno del Primer Ministro Yitzhak Rabin firmó la Declaración de Principios (DOP) con la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y acordó darle el 90% o más de Judea y Samaria, y la mayor parte de Gaza durante un período de cinco años con el fin de "lograr una solución pacífica justa y duradera para una reconciliación histórica por medio de un proceso de acuerdo político" con los árabes de Palestina.

La entrega ilegal del territorio a la "Autoridad Palestina", originalmente llamado "El Consejo" en el artículo IV de la Declaración de Principios usando la palabra "jurisdicción" se ocultó la palabra: "soberanía" en dicho artículo. Un mayor disimulo se mostró en la referencia al "retiro de las fuerzas militares israelíes de Judea, Samaria y la Franja de Gaza" para disfrazar el acto ilegal de transferir partes propias del Hogar Nacional Judío a la OLP.

Para entender por qué ni siquiera Israel cree en su propio Título de Soberanía sobre lo que se denomina erróneamente "territorios ocupados", incluso por los principales políticos y juristas en Israel, es necesario localizar las causas en el período del Mandato:

1. La no ratificación del Tratado de Sevres de 10 de agosto de 1920 con Turquía, que contenía la Resolución de San Remo sobre Palestina y la no inclusión de la Resolución de San Remo en el Tratado de Lausana del 24 de julio de 1923. Esto dio la errónea impresión de que la situación legal de Palestina como un todo, nunca había sido establecida definitivamente como perteneciente al Hogar Nacional Judío bajo Derecho Internacional y que Turquía no perdió su soberanía hasta la firma de este último tratado.

2. La no ejecución de la mayoría de los términos del mandato dentro de la propia Palestina, de acuerdo con su real propósito y significado por parte del gobierno británico y de la Judicatura Británica administradora, los cuales servilmente trabajaron para su gobierno hasta llegar al punto de abuso de autoridad.

3. La mala interpretación deliberada del significado del mandato por parte del gobierno británico al incluir obligaciones de igual peso que supuestamente se había comprometido en favor de los árabes de Palestina, cuando jamás habían existido tales obligaciones, en particular la obligación de crear instituciones auto-gobernadas para su propio beneficio, obligaciones que por el contrario, habían sido previstas para el Hogar Nacional Judío y no para los árabes.

4. La emisión de varios libros blancos comenzando con el Libro Blanco de Churchill, el 3 de junio de 1922 y culminando con el Libro Blanco de Malcolm MacDonald del 17 de mayo de 1939, cuyo efecto era anular las disposiciones fundamentales del mandato y evitar que el estado judío en toda Palestina jamás llegara a existir durante la administración británica del país. Lo que los británicos hicieron al gobernar Palestina fue esencialmente poner en práctica sus falsas interpretaciones del Mandato. Esto dio vuelta La Carta del Mandato y cumplió los oscuros objetivos de que el Estado Judío fuera irrealizable.

5. La introducción ilegal del artículo 25 en la Carta Mandato que después de su solicitud el 16 de septiembre de 1922 separó a Transjordania del Hogar Nacional Judío y también tuvo un efecto dañino sobre la administración de Cisjordania fomentando la falsa idea de que los árabes tenían derechos nacionales no sólo a las partes quitadas al Hogar Nacional Judío del Jordán, sino también a las partes restantes de Palestina.

El resultado final del sabotaje británico, de la interpretación errónea, de la distorsión y la negación directa de que el mandato era sinónimo de los derechos legales judíos y del título de soberanía sobre toda Palestina como se había previsto en la Resolución de San Remo, fue que el Mandato se hizo tan borroso, ofuscado y confundido que para cuando el Mandato terminó, no volvió a ser entendido ni tomado como verdadero. Ni siquiera los expertos jurídicos de la Agencia Judía de Palestina ni la Organización Sionista pudieron asegurar la soberanía judía sobre todo el país en ningún documento oficial o memorándum presentado ante el gobierno británico o ante La Liga de las Naciones . [no hay peor ciego que el que "no quiere ver"].

La mutilación de la Carta Mandato fue continuada por las Naciones Unidas cuando esta nueva organización mundial examinó la cuestión de Palestina. El 31 de agosto de 1947, el Comité Especial de las Naciones Unidas para Palestina (UNSCOP) propuso un plan ilegal de partición que reconocía derechos nacionales a los árabes en el oeste de Palestina, específicamente en las áreas del oeste de Galilea, Judea, Samaria, la llanura costera del sur desde Ashdod, hasta la frontera egipcia y una porción del oeste de Negev incluyendo Beer Sheva, y lo que llegó a ser Eilat.

Al parecer, a los miembros del Comité representado por 11 estados y encabezado por el sueco Emil Sandstrom Presidente del Tribunal Supremo, no se les ocurrió pensar que la ONU no tenía la autoridad legal para dividir el país en favor de los árabes de Palestina, ya que ellos no eran los beneficiarios nacionales del Mandato ni tenían derecho a la libre determinación.

El pisoteo de los derechos legales del pueblo judío sobre la totalidad de Palestina por parte de las Naciones Unidas fue una clara violación del mandato, ya que éste prohibía la partición y también el artículo 80 de la Carta de las Naciones Unidas que, en efecto, impide la alteración de los derechos de los judíos concedida en virtud del Mandato o aunque un fideicomiso fuera creado para reemplazarlo, lo cual sólo podría hacerse mediante un acuerdo previo realizado por los Estados directamente interesados.

El plan de partición ilegal, con algunas modificaciones territoriales hechas al plan original presentado por UNSCOP, fue aprobado por la Asamblea General el 29 de noviembre de 1947 como la Resolución 181 (II).

La Agencia Judía de Palestina, aquilatando la pérdida de seis millones de judíos en el Holocausto y tratando de salvar algo de la mala administración británica de Palestina, aceptó esta resolución ilegal. De esta manera, se dio crédito a la falsa idea de que Palestina pertenecía a los árabes y judíos por igual, lo cual era una idea totalmente ajena a la Resolución de San Remo, al Mandato y al Acuerdo de Límites Franco-Británico del 23 de diciembre de 1920.

La Agencia Judía debería haberse basado en estos tres documentos exclusivamente al declarar el Estado judío en toda Palestina, aún si hubiera sido incapaz de controlar todas las áreas del país, siguiendo el ejemplo de lo que se hizo en Siria y el Líbano durante la Segunda Guerra Mundial.

Otra faceta de la historia que se refería a la negación ilegal a los derechos legales judíos y al título de soberanía sobre Palestina, fue la actitud adoptada por el gobierno de Estados Unidos hacia el famoso Libro Blanco británico de 17 de mayo de 1939. Los Estados Unidos estuvieron de acuerdo con la administración británica de Palestina de conformidad con el Mandato cuando firmaron y ratificaron la Convención anglo-estadounidense del 3 de diciembre de 1924.

Esto imponía una obligación solemne sobre el gobierno de los EE.UU. para protestar ante cualquier violación británica de este tratado, en el que se había repetido cada palabra, jota y tilde de la Carta de Mandato en el preámbulo de la Convención, independientemente de que la violación afectara los derechos de América o los del pueblo judío. Sin embargo, cuando el Libro Blanco se publicó en el año de 1939, el gobierno de EE.UU. no movió un dedo para señalar las ilegalidades contenidas en la nueva declaración de política británica que hizo añicos la Declaración Balfour y el Mandato, y trajo una inmensa alegría a la parte árabe.

EE.UU. aceptó el argumento increíble británico que los cambios en los términos del mandato efectuado por el Libro Blanco no requerían el consentimiento de Estados Unidos porque ningún derecho estadounidense fue dañado, argumentación demostrablemente falsa.

Esta pasividad de EE.UU. frente a la perfidia británica, que fue denunciada con fuerza por el venerable David Lloyd George e incluso por Winston Churchill -quien había contribuido a la traición al pueblo judío y a sus derechos sobre Palestina- le permitió al gobierno británico salirse con la suya al cometer la mayor violación en la historia del Derecho Internacional y en el momento exacto en que el pueblo judío estaba a punto de sufrir la mayor catástrofe de su historia. No cabe duda de que el Holocausto pudo haber sido enormemente prevenido, o sus terribles efectos pudieron haber sido mitigados si los términos del Mandato se hubieran implementado debidamente, ya que hubieran permitido una afluencia masiva de judíos hacia su Hogar Nacional.

La falta de acción estadounidense contra el gobierno británico fue particularmente imperdonable teniendo en cuenta el hecho de que los artículos del Mandato formaban parte del derecho interno estadounidense y los EE.UU. fue el único estado que podría haber forzado a los británicos a repudiar el malévolo Libro Blanco y devolverle sus derechos a los judíos de Europa para que pudieran refugiarse en su patria.

Tanto el Mandato como la Convención anglo-estadounidenses han dejado de existir. Sin embargo, todos los derechos del pueblo judío conferidos por el Mandato mantienen plena vigencia. Esto es consecuencia del principio legal de derechos adquiridos, tal como se aplica al pueblo judío, significa que los derechos que adquirieron o fueron reconocidos como pertenecientes a ellos cuando Palestina fue creada legalmente como el Hogar Nacional judío, no se ven afectados por el cese del tratado o los actos de Derecho Internacional que fueron la fuente de esos derechos.

Este principio ya existía cuando la Convención anglo-estadounidense llegó a su fin simultáneamente con el Mandato de Palestina [en mayo 14 y 15 de 1948].

Desde entonces, ha sido codificada en el artículo 70 (1) (b) de la Convención de Viena de 1969 sobre el Tratado de Derechos. Este principio del Derecho Internacional se aplica incluso si una de las partes en el tratado no cumple las obligaciones impuestas a ella, como fue el caso con el gobierno británico en relación al Mandato de Palestina.

Otro componente del Principio de Derechos Legales Adquiridos es la doctrina de estoppel, que también es de gran importancia en la preservación de los derechos nacionales judíos. Esta doctrina prohíbe a cualquier estado negar lo que ya se había admitido o reconocido por otro tratado u acuerdo internacional. En la Convención de 1924, los Estados Unidos reconocieron todos los derechos garantizados al pueblo judío por el Mandato, en particular el derecho de los asentamientos judíos en Palestina o en cualquier lugar de la Tierra de Israel. Por lo tanto el gobierno de EE.UU. está legalmente impedido hoy de negar el derecho de los judíos en Israel a establecer asentamientos en Judea, Samaria y Gaza, los cuales han sido aprobados por el gobierno de Israel. Adicionalmente, los Estados Unidos también están excluidos de protestar por el establecimiento de estos asentamientos, ya que se basan en derechos que están insertados en la ley interna de EE.UU. después de la Convención de 1924 y que fue ratificado por el Senado de los EE.UU. y proclamado por el presidente Calvin Coolidge, el 5 de diciembre de 1925.

Esta convención ha terminado, pero no han caducado los derechos concedidos por ella al pueblo judío. La política estadounidense que se opone a los asentamientos judíos en Judea, Samaria y Gaza es un tema que pide a gritos una Revisión Judicial en la Corte de EE.UU, ya que viola los derechos legales judíos anteriormente reconocidos por los Estados Unidos y que aún se conservan como parte de sus derechos internos. Una acción legal para revertir esta política podría poner fin a la iniciativa estadounidense para promover el llamado: "estado palestino", el cual anularía los derechos ya existentes de los asentamientos judíos a establecerse en todas las áreas de la tierra de Israel que cayeran bajo su dominio ilegal.

La amenaza más grave para los derechos legales judíos y el título de soberanía sobre la Tierra de Israel aún proviene de la misma fuente que siempre ha luchado por el regreso de los judíos a su patria, a saber: la mezcla de gentiles de habla árabe que habitan en esa tierra junto a los judíos.

Ya no se llaman a sí mismos sirios o árabes, sino "palestinos". Esto ha resultado en un cambio de la identidad nacional. Los palestinos eran los judíos durante el período del Mandato, pero los árabes adoptaron ese nombre después que los judíos de Palestina establecieron el Estado de Israel y comenzaron a ser llamados israelíes
. El uso del nombre "palestinos" para los árabes no se afianzó hasta 1969, cuando las Naciones Unidas reconocieron la existencia de esta supuesta nueva nación, y comenzaron a aprobar resoluciones confirmando desde aquel momento los derechos inalienables árabes sobre Palestina.

La idea de que tal nación existe es el mayor engaño del siglo 20 y no ha disminuido en el siglo 21. Este engaño está fácilmente expuesto porque los "palestinos" no poseen ninguna historia distintiva, ni de lenguaje o cultura, y no son diferentes en el sentido etnológico de los árabes que viven en los países vecinos de Siria, Jordania, Líbano e Irak.

El mismo nombre de la supuesta nación no es de origen árabe y deriva de letras con raíz hebrea. Los árabes de Palestina no tienen ninguna conexión o relación con los antiguos filisteos de los que tomaron su nombre.

Es extremadamente irónico y asombroso que la llamada "nación palestina" haya tenido su mayor impulso gracias a Israel quien permitió que una "administración palestina" se asentara en Judea, Samaria y Gaza bajo el "liderazgo" de Yasser Arafat.

Que los árabes de Palestina e Israel exijan los mismos derechos que el pueblo judío viola la ley internacional auténtica que fue creada por la Resolución de San Remo, por el Mandato y por la Convención franco-británica de 1920.

Esto es parte de la locura mundial que viene ocurriendo desde 1969 cuando al "pueblo palestino" se le brindó reconocimiento internacional ya que el derecho internacional el único y auténtico fue sustituido por un sucedáneo de la Ley Internacional creado por LAS RESOLUCIONES ILEGALES DE LAS NACIONES UNIDAS.

La Cuarta Convención de Ginebra de 1949 y el Reglamento de La Haya de 1907 son actos de derecho internacional genuinos, pero no tienen aplicación directa o relevancia para la condición jurídica de Judea, Samaria y Gaza, que ya son territorio integral del Hogar Nacional Judío de la Tierra de Israel bajo la soberanía del Estado de Israel.

Estos actos se aplicaron únicamente a la ocupación árabe de los territorios judíos, como ocurrió entre 1948 y 1967, y no para el caso del gobierno israelí sobre la patria judía. El engaño del pueblo palestino y sus supuestos derechos sobre la tierra de Israel, así como la farsa que resulta de citar una ley pseudo-internacional para apoyar su invento. Este invento debe ser expuesto y debe terminar.

Los árabes de la Tierra de Israel han desencadenado una guerra terrorista contra Israel para recuperar lo que consideran "su patria ocupada". Sus objetivos son fantasías basadas en un mito enorme y en mentiras; fantasías que nunca podrán ser realidad pues eso significaría la conversión de la Tierra de Israel en un país árabe.

Depende del Gobierno de Israel tomar las medidas necesarias para remediar lo que se ha convertido en una situación intolerable que amenaza a los judíos con la pérdida de sus derechos inamovibles a su única patria
.

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Howard Grief nació en Montreal, Canadá e hizo aliá en 1989. Se desempeñó como Asesor Legal para el profesor Yuval Neeman en el Ministerio de Energía e Infraestructura en materia de Derecho Internacional relativo a la Tierra de Israel y a los derechos judíos. Él es abogado y notario con sede en Jerusalén, así como además, es especialista en Derecho Constitucional Israelí. En octubre de 1993, escribió el primero de varios artículos denunciando los acuerdos ilegales que hizo Israel con la OLP que aparecieron en las páginas de Nativ y en otros medios. Él es el fundador y Director de la Oficina de Derecho Constitucional de Israel.

Este artículo fue publicado en "Nativ en línea", febrero de 2004 # 2.

Http://www.acpr.org.il/ENGLISH-NATIV/02-issue/grief-2.htm

Se trata de Ariel Centro de Investigación de Políticas (ACPR) Documento de Política # 147.

jueves, 23 de diciembre de 2010

739 - SPYER - LA SUMISIÓN DE LÍBANO A HEZBOLLAH


MUNDO ÁRABE: ¿PELEAR O HUIR?

Arabia Saudita se rehúsa a confrontar solo a Irán

Por JONATHAN SPYER

La revelación de que los sauditas han tratado de crear una opción militar para las fuerzas anti iraníes en el Líbano es el último detalle que cae en la categoría de “sorpresas no sorprendentes” revelada por los cables de Wikileaks.

Esto no pretende ser una expresión de decepción. La confirmación de una sospecha es una de las experiencias más agradables que pueda tener un investigador.

Desafortunadamente, los problemas que subyacen al pedido del canciller saudita y el desaire del embajador de Estados Unidos no han desaparecido. Los mismos mecanismos funcionan hoy en el Líbano.

Los acontecimientos dominantes siguen beneficiando a Irán y sus aliados.

Por un lado, la solicitud del canciller Saud al-Faisal para crear una fuerza capaz de resistir a Hizbollah suena a algo de obvio sentido común. El pedido se hizo en un momento en que Hizbollah se dedicaba a completar un período de 18 meses de rebelión contra el Gobierno electo en el Líbano apoyado por Arabia Saudita y Estados Unidos. Hizbollah y sus aliados lanzaron algo parecido a un golpe de Estado contra las autoridades, derrotando la débil resistencia y tomando el control de Beirut Occidental.

El Líbano estaba al borde de la guerra civil. Era evidente que todo el proyecto de Hizbollah y el intento de construir un Líbano independiente y soberano se enfrenta al intento armado de Irán y Siria para destruirlo por medio del uso de una fuerza militar de vasallos. Las Fuerzas Armadas Libanesas, divididas en líneas sectarias y con un numeroso elemento de chiítas, eran inútiles como un instrumento para defender la soberanía del Estado. Ellas se habrían dividido y habrían dejado de existir si se le hubiera pedido luchar contra Hizbollah, y hubieran sido derrotadas en el improbable caso si hubieran tratado de hacerlo. En tales circunstancias, las dos duras opciones para los garantes internacionales del “14 de Marzo” del Gobierno eran: pelear o rendirse.

Pero en un examen atento, Faisal al-Saud no estaba exactamente proponiendo lo primero en esta reunión. Los sauditas, siendo sauditas, no se comprometen a participar en ninguna lucha, ellos mismos.

Por el contrario, Saud le propuso en 2008 al embajador americano en Irak, David Satterfield, la creación de una fuerza árabe, compuesto por tropas de países árabes, sin nombrarlos, bajo los auspicios de la ONU y con el respaldo de Estados Unidos, UNIFIL y la OTAN, para destruir a Hizbollah.

En sus detalles, la propuesta de Arabia Saudita suena algo alucinante, y uno puede entender la cauta respuesta de Satterfield con su promesa de que Obama estudiaría cuidadosamente cualquier decisión árabe al respecto. A los sauditas, generalmente, les gusta que los americanos pelen por ellos, y la propuesta suena a un ejemplo de eso. Habría habido poco apoyo en los Estados Unidos, en 2008, a un enredo mayor de las fuerzas americanas en un país de Oriente Medio.

La razón por la cual estamos averiguando sobre esta propuesta dos años más tarde es porque nada ocurrió posteriormente. Hubo una decisión árabe después del golpe de Hizbollah de mayo de 2008, pero no fue en favor de una defensa del Gobierno libanés.

Por el contrario, los saudítas, que tantearon a sus aliados estadounidenses y los encontraron renuentes, concluyeron que desde que la lucha no era una opción, el único camino que quedaba era el acomodamiento.

De ahí, las concesiones que hicieron más tarde los clientes sauditas del “14 de Marzo” en las negociaciones de Doha, incluyendo la cesión de poder de veto a Hizbollah sobre las decisiones del Gobierno.

Mientras que el talento de los sauditas como organizadores parecen modestos ante este caso, la claridad de su análisis es, una vez más, impresionante.

Saud señaló correctamente que Irán estaba avanzando en una serie de “frentes regionales”, refiriéndose a Irak y los palestinos como los otros dos. Señaló, también con razón, que una victoria de Hizbollah implicaría una “toma de posesión iraní” del Líbano.

Esto nos lleva a las lecciones para lo que sucede hoy en día.

Acomodamiento en realidad significa sumisión. La respuesta de los sauditas a la falta de voluntad americana para apoyar al Gobierno electo del Líbano fue la de buscar un acercamiento con Siria, y formalizar un aparato para estatal de Hizbollah en el Líbano y su condición de organización supra gubernamental.

El resultado ha sido que el avance de Irán hasta ese momento se formalizó cada vez más como un tipo de decoración.

El siguiente episodio en este proceso puede estar dentro de poco sobre nosotros. Hizbollah amenaza con renovar la guerra civil si sus miembros son acusados por el Tribunal Especial sobre el Líbano por el asesinato del ex primer ministro Rafik Hariri.

Los sauditas están hablando una vez más con los sirios para encontrar la manera de “contener“ el impacto de las acusaciones. Esto es, en efecto, lo que parecen estar tratando de refinar el próximo acto de rendición.

Está claro que incluso si los miembros de Hizbollah son acusados, ningún mecanismo existe para detenerlos. Las amenazas de Hizbollah e Irán, en las últimas semanas, están destinadas a disuadir a sus opositores nacionales y regionales de siquiera pensar en tratar de poner en práctica cualquier decisión del tribunal. Y estas amenazas parecen haber funcionado. Así que la reunión entre Satterfield y el ministro de Asuntos Exteriores saudita representa una instantánea en un proceso más amplio que está en marcha en la región durante la última década.

Es una visión fascinante sobre la profundidad de los temores de Arabia Saudita, y la comprensión sutil de las relaciones de poder sobre lo que Riad es capaz.

Por desgracia, las autocracias árabes son incapaces de mantener los límites de su sistema por sí mismos, y esta es la razón por la que los iraníes han penetrado con éxito este sistema en varios de sus puntos más débiles.

Saud al-Faisal, después de haber identificado correctamente el problema, sólo podía pedirles a los estadounidenses que conduzcan para hacerle frente. Con la solicitud en letra muerta, la Casa de Saud ha tratado de acomodarse a los nuevos hombres fuertes, cediéndoles su punto de avance actual.

Pero en el largo plazo, esto tampoco funcionará. Los iraníes y sus amigos tienen ambiciones que no pueden ser acomodadas.

Así que en el largo plazo, estaremos de nuevo para luchar o huir.

Evidentemente, no hay una tercera vía.

FUENTE:
AURORA-SPYER-MUNDO ÁRABE-16/12/10

COMENTARIO:

No es que el Primer Ministro de Líbano no lo haya intentado, hizo todo lo posible para que su gobierno no cayera en manos de Hezbollah, pero finalmente aceptó que para evitar una guerra interna no tenía más remedio que
desconocer las conclusiones del Tribunal de La Haya.

"El diario libanés A-Diar, editado en Beirut, informó hoy en su primera página que el Primer Ministro libanés, Saad Hariri, decidió desconocer las conclusiones del Tribunal Internacional de La Haya, que investiga el asesinato de su padre, el ex Primer Ministro Rafic Hariri (febrero, 2005).

Según el informe, Hariri dijo que resolvió renunciar a las conclusiones del Tribunal “A favor de los intereses libaneses”. Hariri fue citado al decir, “El gobierno de Líbano se dirigirá a Naciones Unidas para actuar a favor del fin de las acciones del Tribunal y anular el protocolo de trabajo entre éste y el gobierno”. Agregó que estará al lado de Hezbollah si es acusado y no apoyará la continuidad del trabajo del Tribunal. “Luché mucho y no podré luchar más hasta acá”, dijo Hariri. (CIDIPAL)


Esta fue la opción de Hariri frente a las amenazas de Nasrallah cuando afirmó que si alguno de sus hombres era acusado tomaría el control de Líbano, más o menos lo mismo que hizo el Ayatollah Khamenei de Irán que declaró que el
Tribunal para el Líbano era inválido.

Todo esto porque efectivamente el TEL (Tribunal Especial para Líbano) está por acusar a miembros de Hezbollah del asesinato de Rafic Hariri. ¿Qué otra cosa podía hacer ante la inoperancia de Estados Unidos y Arabia Saudita? Los árabes siempre apoyan al "caballo fuerte", liderazgo que ahora tiene un Irán a quien Occidente no se decide a frenar. Nadie quiere un enfrentamiento, lo que es aprovechado por Irán que sigue avanzando haciendo aliados. Esto es sólo el comienzo del aislamiento de Israel en Medio Oriente, Jordania
reduce su alianza con Israel, se ha debilitado la relación Turquía-Israel y Siria sigue en la misma posición. Israel ha ido perdiendo estas alianzas que habían durado bastante tiempo porque todos están apostando a Irán y ninguno de ellos quiere quedar afuera, como si supieran que será el vencedor en esta carrera por el poder en Medio Oriente.

Sin embargo, hay una razón que no tienen en cuenta, Israel no puede perder ni una sola guerra.

ANA