miércoles, 13 de febrero de 2008

35. EL FANATISMO ACOSA A TODOS



MARK STEYN NO ESTÁ SOLO por BROOKE M. GOLDSTEIN

COMENTARIO:

Si leemos el artículo cuya dirección está abajo, en inglés, nos enteramos de las prácticas que también se están utilizando para acallar las voces -como es en el caso del prestigioso periodista Mark Steyn- que señalan las fallas de una religión que no logra desembarazarse de los fanáticos que la dominan. Ya no está solo Bin Laden y su terrorismo que, valga la redundancia, ATERRORIZA, ahora atacan con juicios a quienes con rigor se atreven a denunciarlas, lo que también ATERRORIZA. Ambas prácticas consiguen el mismo fin.


Indicar cuáles son las fuentes de financiación del fanatismo islámico no debería ser punible en ningún país democrático, argumentando falsamente que se está sembrando la semilla de la discriminación en toda una religión y sus creyentes. Todo lo contrario, debería ser considerado un acto de valentía cuando se enfrenta a semejantes enemigos y, en lugar de penarlo: enaltecerlo y protegerlo. Una forma de vencer a estos audaces es iniciarles un juicio por sumas siderales que ningún periodista o publicación puede soportar, ellos tienen mucho dinero y lo usan de ambas formas, con la violencia de las armas o con las armas que les provee las leyes que cualquier país civilizado tiene y que sirven a sus propósitos. Varios, entre ellos Francia, Gran Bretaña y Canadá, admiten estas acciones legales y hay muchos juicios en danza para que este tipo de denuncias puedan tener éxito, ya que están contempladas en códigos que aún no se han actualizado. Para eludir este ataque los acusados pagan multas o directamente retiran la publicación del mercado y, además, ¡se disculpan!

El artículo cita varios casos, muchos, demasiados para un mundo que no termina de darse cuenta que estamos en guerra. Los que amamos la libertad de conciencia, de pensar, creer en quien se nos plazca y vivir sin ser encadenados a nada que no provenga de nuestra propia convicción, sin por ello ser acosados y perseguidos como "infieles", estamos aún desprotegidos por las mismas leyes que hemos creado. Es hora ya de que estos países cambien sus códigos y protejan con la ley la libertad de decir lo que se piensa, que no haya en ellos resquicios que obligue al que tiene la valentía de denunciar, a retractarse y disculparse por haberse arriesgado a decir lo obvio y que está a la vista de todos, las víctimas claman por justicia.


Una que no está a la altura del conflicto actual entre civilización y barbarie.

Comentario que surge de la publicación Honest Reporting.

Artículo de referencia: THE AMERICAN SPECTATOR - 15/01/08

http://spectator.org/dsp_article.asp?art_id=12567

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