domingo, 16 de agosto de 2009

419 - LEYES PARA COMBATIR EL FANATISMO


EL ISLAM EN AMÉRICA

Por Kathy Shaidle


(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA)

PARTE 1: UNA VISIÓN GENERAL DEL ISLAM AMERICANO

Imagine un Súper Bowl donde todos los porristas son varones que rezan en el entretiempo. En esa América, ellos beben Jihad Cola en lugar de Coca y agradecen a Alá cuando ganan un Oscar.

Por suerte esa América es de ficción, una vívidamente descripta en la novela futurista de Robert Ferrigno del 2006, "Oraciones para el Asesino", que transcurre en el año 2040. ¿Pero realmente es demasiado imaginar, en un mundo en el cual un hombre llamado "Barack Hussein Obama" puede ser elegido Presidente, a sólo pocos años después que piratas aéreos musulmanes destrozaran los edificios más altos del mundo en el corazón de la ciudad de Nueva York?

Hoy muchos americanos están felizmente ignorantes o simplemente indiferentes al lento incremento del islam radical entre ellos.

A veces nos enteramos de células terroristas o de sospechosas "mezclas" de musulmanes en las noticias. Sin embargo, estas historias representan sólo la punta de un iceberg islámico que podría muy bien condenar a América. ¿Pero será durante el transcurso de nuestra vida? Esa es una real posibilidad.

Y no le restemos importancia al islam como si fuera "cualquier otra religión". La ley musulmana de la sharía considera a las mujeres inferiores a los hombres y permite que los maridos golpeen ligeramente a sus esposas. La poligamia y el casamiento con novias niñas son aprobadas y alentadas debido al ejemplo del mismo Mahoma, porque entre sus muchas esposas incluyó a una de nueve años. Antisemitismo y esclavitud están consagrados en el Corán como explotación e inclusive violencia contra todos los "infieles".

Los musulmanes radicales han aprendido que no se requieren bombas o el secuestro de aviones para destruir a América. Ellos sólo necesitan usar la propia infraestructura ideológica de América en contra de sí misma.

Usando una especie de ingenioso jujitsu político, los musulmanes radicales aprovechan todo de los derechos de libre expresión y la veneración consagrada en la Constitución de Estados Unidos a la actual atmósfera de hipersensibilidad de corrección política, para imponer su agenda.

Por ejemplo, la "islamización" del sistema educativo está ahora en marcha. Los textos blanquean la sangrienta historia del islam.
Los niños de las escuelas públicas tienen prohibido rezar o recitar el "Juramento de Lealtad" (*) pero están, sin embargo, obligados a representar el "Musulmán por un Día".
Mientras, las universidades ansiosamente introducen bañeras para lavar los pies, habitaciones de rezos musulmanas y cafeterías con comida halal (de acuerdo a la ley islámica).

Cada vez más empleados musulmanes están demandando a compañías por el "derecho" a rehusarse a manipular los "impuros" cerdo o alcohol, o el "derecho" a usar el "hijab" (pañuelo islámico para la cabeza). No es coincidencia que estas compañías incluyen nombres muy conocidos como UPS, Wal-Mart y McDonalds,
los musulmanes radicales están enviando un mensaje a firmas más pequeñas que no tendrán los medios para enfrentar juicios similares en el futuro.

Estas exigencias por alojamiento se extienden inclusive tras las paredes de la prisión, donde los prisioneros musulmanes (adoctrinados por capellanes musulmanes entrenados por extremistas extranjeros), insisten también en obtener un tratamiento especial.

La "guerra judicial" también se está incrementando. Grupos musulmanes ahora demandan costosas y largas acciones judiciales en contra de los críticos del islam y, mientras que la mayoría de estos juicios están actualmente limitados a Canadá y Europa, tienen un efecto intimidante en las editoriales americanas, escritores, periodistas y cineastas.
El año pasado, sólo tomó un par de correos electrónicos amenazadores para persuadir a una importante editorial americana a fin de que cancelara una próxima novela acerca de Mahoma.

Pocos americanos se dan cuenta que la mezquita de su vecindario fue probablemente construida y financiada por ricos simpatizantes terroristas del extranjero. De hecho, el 80 % de las mezquitas americanas son mantenidas por sauditas y sirven como lugar de encuentro seguro para los imanes radicales y dudosas organizaciones de "caridad" con agendas antiamericanas.

El terrorismo islámico también ha encontrado un espacio hogareño en internet donde, de acuerdo a un "think tank" británico, prospera un "califato virtual" (o imperio supremacista musulmán), lejos del alcance de las autoridades.
La web se ha convertido en un lugar invalorable para reclutar, entrenar, comunicar y organizar a musulmanes radicales.

Los americanos que buscan que el gobierno los proteja de estas amenazas no se dan cuenta que las agencias federales subyugadas por la corrección política, en realidad minan la guerra contra el terrorismo.
Pocos musulmanes tienen puestos públicos en Estados Unidos, pero esto puede cambiar si los demócratas empiezan a verlos como una nueva fuente de donaciones y votos.

En los próximos meses yo seré su guía con respecto al crecimiento del islam radical, en casa o en el exterior. Usted aprenderá sobre los voceros musulmanes "moderados" que son todo menos eso, y conocerá escritores y autores censurados por sus gobiernos por criticar al Corán.

Hablaré con expertos en los campos de inteligencia, religión, crimen y política exterior y compartiré sus apreciaciones con usted.

Muchos americanos ya han olvidado lo que ocurrió el 11 de septiembre, o simplemente ya no quieren pensar en eso. Nuestro temor, disgusto o indiferencia es exactamente con lo que cuentan los musulmanes.
Tan agotador y desmoralizador como puede ser educarnos sobre los hechos, debemos recordar que "el precio de la libertad es la eterna vigilancia".

PARTE 2: EL ISLAM EN CÁRCELES AMERICANAS

Cómo las cárceles sirven como incubadoras del islam radical.

Era una pequeña historia (1) en un diario local llamado "the Daily Herald" en las afueras de Everett, Washington, pero se divulgó rápidamente por internet, gracias a ese alarmante reclamo.

La investigación del diario de febrero de 2009 afirmó que la así llamada "Islam de Prisión" era el grupo religioso de más rápido crecimiento en las cárceles de Estados Unidos.

Algunos de esos fieles reclaman afiliación con la Nación del Islam (NOR), un movimiento separatista negro que fue fundado y promovido por dos convictos, Elijah Mohammed y su protegido Malcolm X. Sin embargo, estrictamente hablando, NOR tiene poco en común con el islam ortodoxo, es descripto con más precisión como una seudo-religión política para afro-americanos como una alternativa a la cristiandad "pacifista" y "eurocéntrica".

No obstante, Lawrence Mimiya le dijo al Daily Herald que la mayoría de los musulmanes que hoy están encarcelados son conversos sunníes. Mamiya, un profesor del Vassar College que estudia a los ministros musulmanes en prisión, dice que sólo "uno de cada cinco que se convierte al islam mientras está en prisión, continúa en esa fe una vez que es liberado". (Nota: el número de musulmanes de la población general de Estados Unidos se estima en uno por ciento, u ocho millones de individuos).

Sin embargo, algunos expertos cuestionan la importancia de la estadística de "uno en diez". Por ejemplo, los mismos presos admiten que se convierten al islam solamente para recibir ventajas especiales como alfombras para rezar, incienso y mejor comida "halal" (según la ley religiosa musulmana).

Ese hecho debería hacer reflexionar al lector: después de todo, estas interminables exigencias "religiosas" demuestran el innato sentido de superioridad del islam radical y su exigencia de que sea visto como "especial". Y se complica cuando grupos como el ACLU (American Civil Liberties Union-Unión Americana de Libertades Civiles) presentan demandas para garantizar tal tratamiento especial para los presos musulmanes. Después de un juicio en 2008, por ejemplo:

"El Juez de Distrito americano, Clarence Brimmer, aprobó el miércoles un acuerdo que permite a los prisioneros (Wyoming) recibir comidas religiosas y conservarlas en sus celdas hasta que la próxima comida sea servida. También requiere que la cárcel instale para los prisioneros un microondas nuevo que no será usado para cerdos, lo que está prohibido para musulmanes y miembros de algunas otras religiones."

En otro juicio acordado en noviembre del 2008, se le ordenó a una cárcel de California permitir que las presas musulmanas usen pañuelos para la cabeza distribuidos por el condado,
y a pagar $45.000 en "daños" a las agraviadas.

Robert Spencer de JihadWatch hace notar la irónica insanía de esos juicios:

"Una vez más un musulmán en América exige que no musulmanes alteren sus prácticas y creencias particulares, en lugar de considerar que él tiene que adaptar su propio comportamiento a los valores americanos, ¡especialmente puesto que está en prisión!".

Efectivamente, el islam enseña a los "infieles" que están obligados a pagar la "Jizyah" -un tributo/rescate- a sus superiores musulmanes. Muchos musulmanes radicales ven el botín ganado en juicios parasitarios como una variedad de la Jizyah", un "rescate" con el que ellos subrepticiamente extorsionan hasta que puedan establecer su "califato" en todo el mundo.

No obstante, de alguna forma, la colaboración de ACLU con nuestros enemigos es un ridículo espectáculo secundario cuando se lo compara con implicaciones más serias. Un estudio del 2006 muy bien considerado llamado "Out of the Shadows" (Fuera de las Sombras) (2) simplemente establece lo obvio: que "las muy unidas comunidades de musulmanes en prisión están maduras para radicalizarse y pueden fácilmente convertirse en células terroristas".

Stephen Schwarz, del grupo sin fines de lucro Pluralismo Islámico (3) explica por qué:

"Los capellanes radicales musulmanes, entrenados en una ideología extranjera, con certificados de escuelas financiadas en el exterior y actuando en coordinación para imponer una agenda extremista, han ganado un monopolio sobre las actividades religiosas islámicas en el estado federal americano y en las cárceles y prisiones de las ciudades".

Richard Reid, el así llamado "shoe bomber" y José Padilla, el "dirty bomber", son dos de los más famosos prisioneros musulmanes convertidos que se volvieron terroristas.

Si son capturados y encarcelados después de complotar o cometer actos terroristas, los radicales musulmanes crean más problemas dentro del sistema de prisión internacional, de acuerdo con un informe (4) del 2008 de la Fundación NEFA.

"Mientras están en prisión," según el informe, "los jihadistas han causado serios problemas oficiales al radicalizar a sus compañeros de cárcel planeando fugas, distribuyendo propaganda, ejerciendo control operacional sobre sus organizaciones y urdiendo ataques."

El cambio ha llegado despacio. Sólo recientemente el "Federal Bureau of Prisons" (FBOP) (Oficina Federal de Prisiones) comenzó a realizar un control más riguroso de los antecedentes de los proveedores de servicios religiosos tales como los capellanes musulmanes. De acuerdo al trabajo de investigación del 2007 "Radicalización: Detrás de las rejas y más allá de los límites", el FBOP ha contado con "sólo diez capellanes musulmanes para la totalidad del sistema federal de prisiones. Estos diez capellanes eran responsables de examinar y aprobar a contratistas y voluntarios que entran a las prisiones para proveer servicios religiosos, una tarea hercúlea cuando uno considera que hay miles de contratistas y voluntarios que entran a las prisiones cada mes."

Harvey W. Kushner autor de "La Enciclopedia de Terrorismo" (5), es una autoridad internacionalmente reconocida sobre el tema. Su experiencia de primera mano dirigiendo programas educativos y vocacionales en la prisión Rikers Island de Nueva York le ha dado una perspectiva única sobre la forma en que el sistema opera.

Él explica que,
junto con lo políticamente correcto y la constante amenaza de juicios costosos y frívolos, la burocracia afianzada en el sistema de prisión y la "cultura" hacen difíciles las reformas.
Administradores sobreexigidos encuentran algunas veces beneficioso permitir las actividades de pandillas -islámicas u otras- porque de esa forma los reclusos actuarán como "policías" entre ellos mismos, aunque sean crueles.

Kushner agrega que dado el clima económico actual, las reformas de prisión anti-jihadistas serán ahora inclusive más bajas en la lista de prioridades como nunca antes.

Claramente, los americanos tienen razón para estar preocupados. En algunos aspectos, las mismas instituciones que pensaron en mantener al público seguro,
en realidad están sirviendo como una zona de reproducción accidental para la violencia y el radicalismo.
Puesto que grandes instituciones como la Oficina Federal de Prisiones son notablemente lentas en desarrollarse, sería irreal esperar que esta situación pueda cambiar en el futuro inmediato.

Mientras, después de salir de prisión, los delincuentes musulmanes regresan a la comunidad y obtienen empleo en negocios dirigidos por musulmanes. Junto con restaurantes de comida halal estos negocios (según Harvey Kushner) incluyen equipos de seguridad de la Nación del Islam, empleados por agentes del orden locales para mantener el orden en grandes comunidades afro-americanas.

Algunos ex-convictos inclusive derivan hacia los así llamados complejos musulmanes (6), también vea el suelto de prensa de hoy sobre 35 "complejos" en Estados Unidos donde ellos pueden tener acceso a armas de fuego. Este fenómeno (8) será objeto de la próxima entrega de nuestra serie "Musulmanes en América".

Notas de pie de página:


[1]http://www.heraldnet.com/article/20090201/NEWS01/702019905&news01ad=1

[2]http://www.healthsystem.virginia.edu/internet/ciag/publications/out_of_the_shadows.pdf

[3]
http://www.islamicpluralism.org/contact.htm

[4]
http://www.nefafoundation.org/reports.html

[5]
http://www.harveykushner.com/

[6]
http://frontpagemagazine.com/Articles/Read.aspx?GUID=7C52675D-0E6C-4026-BADE-D2A80C777099

[7]
http://www.rightsidenews.com/200902093626/homeland-security/never-before-revealed-terrorist-training-video-exposes-35-compounds-on-american-soil.html

[8]
http://gatesofvienna.blogspot.com/2005/10/jamaat-ul-fuqra-in-virginia-part-1.html

El nuevo libro de Kathy Shaidle, "La Tiranía del Amable: Cómo Canadá aplasta la libertad en nombre de los derechos humanos, y por qué eso le importa a los americanos", presentando una introducción de Mark Steyn. Shaidle es también asesora en la Sociedad Internacional de Prensa Libre.

(*) "Pledge of Allegiance ": Juramento de Lealtad a la bandera de Estados Unidos y a la nación que representa.

FUENTE: ME&T - 08/08/09 -

COMENTARIO:

El fenómeno del "Crimen de Honor" en países musulmanes es algo que nos produce verdadero horror -entre otras costumbres primitivas- pero cuando ocurre en países no musulmanes indica que hay un error de adaptación al país donde esa cultura es recibida. Cuando una joven comparte la cultura de sus compañeros en la escuela o en su vida social y eso no concuerda con lo que exige el islam puede ser asesinada; ha ocurrido y seguirá ocurriendo porque el islam es sumisión a toda su doctrina y quien no la cumple será castigado hasta con la muerte.

Uno puede tener la religión que elija libremente pero no puede imponer sus costumbres en un país con otra religión o cultura. La fe es una cuestión personal e íntima que debe ser respetada y no debe ser un motivo de fricción en una sociedad que no la comparte.

Este artículo hace hincapié en el error de las leyes que bajo el concepto de respeto por la diversidad toda una sociedad debe someterse hasta el punto en que debe acomodarse a una cultura que la invade. Cuando un musulmán participa de una conferencia recita una plegaria sobre Alá, lo que no corresponde, es una forma de imposición de su fe que no tenemos por qué aceptar entre tantas otras costumbres que los musulmanes tienen. ¿Qué debería hacer un cristiano, judío, budista, ateo o lo que sea para equipararse?

Si las leyes no contemplan este fenómeno como corresponde, pues se deben cambiar las leyes. A medida que se presentan los problemas se deben incorporar situaciones para que todo lo que una sociedad no ha contemplado con anterioridad sea modificado. En particular si tenemos en cuenta que en un país musulmán sus leyes deben ser acatadas estrictamente también por los no musulmanes, la reciprocidad es lo que pone las cosas en su lugar.

La diversidad cultural enriquece a cualquier sociedad pero la imposición de costumbres que alteran la propia cultura es un error mayúsculo que debe ser corregido. Es bueno preguntarse por qué hay musulmanes fuera de sus países de origen, si no es precisamente para huir de esas costumbres retrógradas que no quieren soportar más, sobre todo las mujeres. ¿Y cómo se las puede ayudar si aceptamos que también nos las impongan con velos, plegarias cinco veces al día, vestimenta y demás costumbres que nos son extrañas y que chocan con la libertad que Occidente ha conquistado?

Creo que el problema se debe estar viendo más y mejor hoy en Estados Unidos porque se lo está mostrando y discutiendo. Los derechos humanos empiezan por el respeto al individuo, por su capacidad de tomar decisiones propias, libremente; no es posible obligar a los que no comparten la religión islámica a modificar sus costumbres y, para que no haya juicios absurdos, modificar las leyes es un imperativo para un mundo que hoy está mucho más interconectado que en el pasado.

O seguiremos yendo de mal en peor.

ANA

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