miércoles, 27 de noviembre de 2013

1218 - PISANI - CRÍTICAS EN EL CAPITOLIO



ESCEPTICISMO EN EE.UU. POR EL ACUERDO CON IRÁN

Varios republicanos y algunos demócratas cuestionarios la iniciativa de Obama

Por SILVIA PISANI - LA NACIÓN

WASHINGTON.- El primer día de acuerdo con el enemigo regaló la imagen de un Barack Obama llamativamente solo en la defensa de la apuesta diplomática más arriesgada que haya intentado desde que llegó a la Casa Blanca, al apostar por la creación de un "espacio de confianza" con Irán en materia nuclear.

Del otro lado, las críticas y el escepticismo se alzaban como un coro entre republicanos e incluso algunos demócratas. Entre ellos, legisladores cercanos al llamado "lobby judío", que suele inclinarse por posiciones más afines al gobierno israelí en materia de política exterior.

Repartidos entre quienes reconocen el derecho de "darle una oportunidad a la diplomacia" y quienes advierten sobre "la trampa" en la que supuestamente cayó el gobierno demócrata, ese indicador del ánimo colectivo que suele ser la Bolsa de Nueva York reaccionó con tibieza. Con una modesta suba del 0,05%, el indicador por excelencia Dow Jones reflejó ese estado de ánimos repartidos. "Si alguien esperaba campanadas de entusiasmo por el discurso de una nueva etapa, no ha sido el caso", fue uno de los comentarios escuchados.

La prensa más reconocida del país dividió sus opiniones. Los influyentes The Washington Post y The New York Times publicaron editoriales en los que, si bien con cautela, reconocían la necesidad de darle una oportunidad a la diplomacia. El Post, especialmente, hizo un llamado a "no petardear" el acuerdo antes de tiempo. "El quiebre del acuerdo con Irán", tituló, en cambio, el influyente sitio online Político, uno de los más seguidos en medios políticos de esta ciudad. "El escepticismo es enorme dentro del Capitolio", aseguró.

Las primeras 24 horas fueron fiel reflejo de ello. El principal bastonero de la idea fue el propio Obama, que ayer la defendió en un acto público. Otro tanto hizo, cuando no estaba en vuelo, el secretario de Estado, John Kerry. Pero de allí para abajo, las argumentaciones en favor parecieron ceder espacio ante la virulencia con que cuestionaron los críticos.

"¿Desde cuándo le creemos a Irán?", arrancó el líder del bloque republicano en la Cámara de Representantes, Eric Cantor. No es que su opinión sea decisiva, pero sentó el tono de lo que dirían muchos republicanos a lo largo de la jornada.

Las apelaciones a "una trampa" y a haber puesto en manos del enemigo la posibilidad de recuperarse económicamente para volver con más fuerza fueron constantes en el día.

Más inquietante para la Casa Blanca fue tomar nota de la posición de quienes suponen algunas de sus espadas en el Senado. El neoyorquino Charles Schumer, uno de los operadores de confianza de Obama, fue el primero en mostrar escepticismo. "Es un error relajar las sanciones económicas porque fueron ellas y ninguna otra cosa las que trajeron a los iraníes a la mesa de negociación", previno. En el fondo, se mostró convencido de que el entendimiento "no es proporcional" y que cede demasiado en favor de Teherán.

Otra de las espadas demócratas, el senador por Nueva Jersey y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, Robert Menéndez, no parecía tampoco muy satisfecho. "Estamos listos para votar más sanciones en cuanto sea necesario", previno.

La noticia cayó, sin embargo, en una semana atípica. La celebración, pasado mañana, del Día de Acción de Gracias tiene a la administración funcionando en una rara media máquina. Las dudas esenciales que no destrabó la difusión del acuerdo no ayudaron mucho tampoco. La interpretación que hizo Kerry sobre el futuro inmediato del uranio enriquecido en Irán -diametralmente opuesta a la celebración que hizo el régimen de Teherán- no sumó demasiado.

Si bien el plazo del acuerdo es de seis meses para probar la confianza de los negociadores, la coincidencia ayer era que no había tanto tiempo. En mayo próximo, que es cuando en teoría caduca el acuerdo, la puja con miras a las elecciones legislativas de noviembre no dará mucho margen de movimiento.

"Si hay un error o si el acuerdo fracasa, nadie en la Casa Blanca querrá correr ese riesgo con las elecciones a sólo seis meses", escuchó LA NACIÓN. Eso, en los hechos, acotaría los plazos de maniobra con que nace el acuerdo.

Del otro lado, la realidad es que las alternativas no eran más atractivas, entre ellas, la de la salida armada. Entre ese escenario y el escepticismo de las primeras horas, la Casa Blanca intenta defender la apuesta más audaz de su diplomacia.

FUENTE -
LA NACIÓN-PISANI-ESCEPTICISMO EN EE.UU-26/11/13

REFLEXIÓN:

Estos comentarios desde Washington sobre el acuerdo señalan que inclusive funcionarios del mismo gobierno lo critican.

Hasta el menos informado puede darse cuenta que cuando un oponente está debilitado es el momento que no debe desaprovecharse para obtener lo que se le estaba exigiendo, sin embargo, se optó por darle más tiempo y posibilidades para recuperarse y seguir adelante con la opción nuclear con fines bélicos. Si no fuera así, ¿por qué se limitó la inspección de la OIEA? Si no tenía nada que esconder habría tenido amplia libertad para examinar las instalaciones.

El efecto negativo de este acuerdo ya se ha visto con las declaraciones triunfalistas de Rouhani, la diplomacia no sirvió para que Irán detuviera sus planes, lo que sirvieron fueron las sanciones. Entonces, ¿por qué volver a la diplomacia, a la buena fe para con un gobierno que durante años ha estado entreteniendo al mundo con sus declaraciones pacifistas mientras amenaza a otro con el exterminio?

Un observador desinformado podría pensar que las potencias occidentales han actuado como si no tuvieran razones para presionarlo, que las acusaciones sobre su apoyo a Assad de Siria y a elementos terroristas en la región son infundadas y que en realidad no quieren seguir hasta el final porque Irán ha estado actuando de buena fe hasta el presente. Que no tienen argumentos de peso para tener inconvenientes con un gobierno que no merece ser presionado sino que merece ser creído.

Pero la realidad es todo lo contrario. Irán ha estado pasando armas a Siria, al Hamás de Gaza y al Hezbollah de El Líbano. Ha sembrado aún más la discordia entre sunitas y chiítas en su intento de ser un protagonista líder en la región. La actitud de Occidente no puede entenderse -si estamos considerando lo que sale a la luz y no lo que está oculto- y sólo sirve para que se salga con la suya o que esta política dispare un enfrentamiento armado que nadie en su sano juicio desea.

Hay quienes pueden correr el riesgo de que esta decisión no los afecte directamente y que pueden darse un tiempo que otros no tienen. Estos son los que no pueden correr ningún riesgo con un gobierno teocrático, fanático y agresivo como lo ha estado demostrando Irán hasta el día de hoy. Y también en Estados Unidos se están dando cuenta de los errores de esta administración y del resto de las potencias que han elegido una opción que en lugar de hacerlo retroceder lo ha envalentonado.

Es posible que al permitir que Irán se convierta en una potencia bélica los intereses de las potencias europeas hayan prevalecido por sobre los intereses de EE.UU. pero, si así fuera, indicaría que esta Administración estadounidense estaría realmente comenzando su retirada de la zona, dejando a sus aliados históricos de la región librados a su suerte para enfrentar a un Estado agresivo y dominante.

En ese caso, esta Administración habría encendido la mecha de una confrontación que un Premio Nobel de la Paz debía ser capaz de evitar, si lo hubiera merecido. ¡Ay! de la incompetencia de los políticos cuando les falta conocimiento, claridad de ideas y, sobre todo, coraje.

ANA

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