miércoles, 7 de mayo de 2014

1296 - ISRAEL CELEBRA LOS 66 AÑOS DE SU INDEPENDENCIA


FOTO: VIRTUAL JERUSALEM

ISRAEL DESAFÍA TODAS LAS PROBABILIDADES

VIDEO: Israel Defying all odds

Dijo Ben Gurión:

"En Israel, para ser realista, hay que creer en los milagros."


Las imágenes son tan contundentes como los números y cuando uno los ve no puede más que pensar que Israel es "el" milagro del siglo XX. Y nos enseña mucho.

Nada había en el abandonado desierto de sus orígenes para suponer que en tan pocos años podrían transformarlo en lo que es hoy. Sólo era un pueblo laborioso que se proponía retornar a su tierra; se despedían diciendo: "El año que viene en Jerusalén".

Y para un pueblo tan antiguo "sólo" les tomó 2.000 años "volver". ¿Qué significaba? ¿Cuál era el motor para que esa consigna, ese deseo se transmitiera de generación en generación?

Algunos pensarán que era su religión, es posible. Pero hay judíos no creyentes...

¿Sería su cultura? Puede ser, pero en realidad la mantuvieron a pesar de las persecuciones, y en algunas partes fueron respetados, no rechazados.

¿Buscaban un éxito que no tenían en otros países? De ninguna manera, los judíos siempre se destacaron a pesar del hostigamiento y la discriminación.

Entonces, ¿por qué dejaron la comodidad y el confort de lo logrado para empezar una nueva vida en un lugar inhóspito para construir desde el trabajo de la tierra?

Cada cual puede tener su propia teoría, yo tengo la mía. Hace años tenía una amiga judía y un día, sin ninguna razón especial, le pregunté "¿qué es ser judío?" . Y me dio la respuesta clave: "Yo nunca supe qué era ser judía hasta que me lo hicieron sentir." Yo, sin darme cuenta, también se lo había hecho sentir. Aunque mi relación era tan natural como con cualquier otro compañero, mi pregunta indicó que tenía conciencia que había algo extraño en el trato a un judío.

Entonces entendí y lo entiendo ahora. Ser judío fuera de Israel es ser "diferente", pero no como puede serlo cualquiera de otro origen evidente a los ojos, asiático o africano. Es ser mirado diferente y esa mirada tiene 2.000 años de antigüedad, para bien o para mal.

Israel es la prueba de que nosotros los hicimos diferentes, que querían su lugar en el mundo donde fueran un pueblo más en esta tierra. Y nos demostraron que con nuestra forma de verlos los hicimos exitosos, ahora de verdad tenemos por qué envidiarlos. Nadie hizo de un desierto, en sólo 66 años, un país como Israel. Aunque, claro, no es un pueblo más, ni un país más, es un ejemplo a imitar. Mientras otros países más ricos se debaten para no caer, Israel, rodeado de enemigos, se yergue seguro de sí mismo, atrae capitales, exporta tecnología.

Los que vuelven cumplen el sueño de sus mayores, sólo en su tierra se sentirán verdaderamente libres. Y aunque para algunos con una vida ya hecha el retorno sea imposible, no lo es para sus jóvenes descendientes que quieren recobrar su verdadera identidad. Si de allí los echaron debían volver, sólo en su tierra estarían completos y saldarían una cuenta pendiente. Un pueblo con coraje y buena memoria.

Tantos años dejaron su huella, sigue siendo un país tan perseguido como lo fue su gente y eso rebela. Sin embargo, allí están, erguidos y orgullosos. Tienen por qué.

¡Feliz aniversario Israel!

ANA

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