jueves, 22 de mayo de 2014

1301 - EGIPTO Y LOS AUTORITARISMOS



LA GUERRA POR OTROS MEDIOS

El mariscal Sisi aplasta a los Hermanos Musulmanes

Por JONATHAN SPYER


Desde el golpe de Estado del 3 de julio de 2013, el gobernante de facto de Egipto, el mariscal de campo Abdel Fattah al Sisi ha seguido una política clara e intransigente hacia los Hermanos Musulmanes y los islamistas.

Sisi ha bloqueado cualquier retorno de los Hermanos a la política, en lugar de aquello ha buscado maniobrarlos en abierta confrontación con las autoridades. Para eso, ha rechazado toda distinción real entre la Hermandad y las corrientes jihadistas más extremistas y abiertamente insurgentes.

Al hacer eso, Sisi y sus colegas dieron vuelta lo que lentamente se había convertido en una creencia popular en Occidente y en parte de la región, en otras palabras, la idea de que los Hermanos Musulmanes eran una organización política legítima, y que su ascenso era posiblemente benigno, y probablemente inevitable.

Hasta el momento, la política de Sisi ha tenido un éxito relativo. Ha provocado una campaña de desobediencia civil masiva por parte de la Hermandad y sus partidarios -como sus instigadores probablemente sabían que sucedería-. Las autoridades de El Cairo también están tratando con el continuo problema del terrorismo en el norte del Sinaí.

Los grupos jihadistas a veces logran atacar al oeste del Canal de Suez. Pero en términos de poder, nada de eso representa una amenaza a la continuidad del gobierno del mariscal de campo.

Recientemente, una serie de acontecimientos reflejan aún más el carácter rígido e inflexible de la contrarrevolución egipcia.

Un tribunal de la ciudad de Minya aprobó las condenas a muerte de 683 partidarios de los Hermanos Musulmanes y del gobierno del derrocado presidente Mohamed Morsi. Entre los condenados está el Guía Supremo de los Hermanos Musulmanes, Mohammed Badie.

Siendo el funcionario de más alto rango de la Hermandad en Egipto, Badie fue sin duda el hombre más poderoso de ese país durante el gobierno de Morsi.

Él y otros 682 islamistas fueron declarados culpables de atacar una comisaría en Adawa, el 14 de agosto de 2013, y del asesinato del policía, Mamdouh Kotb Mohamed Kotb, tras la disolución, por parte de las autoridades egipcias, de la protesta de la Hermandad en la Plaza Rabaa de El Cairo.

Las sentencias deben ser ratificadas por el gran muftí de Egipto, antes de que puedan llevarse a cabo. Se ha fijado el 21 de junio como plazo límite para la ratificación. Es probable que una gran proporción de las condenas a muerte sean conmutadas. De las 529 condenas a muerte dictadas, en marzo, contra los partidarios de la Hermandad, 37 fueron confirmadas.

Además, las autoridades egipcias ordenaron la prohibición del “Movimiento Juvenil 6 de abril”. Establecido en 2008, el grupo tuvo un papel destacado en la caída del ex presidente Hosni Mubarak, en enero de 2011.

El Tribunal de Asuntos Urgentes confirmó la prohibición de las actividades del grupo, acusándolo de participar en "el espionaje y la difamación del Estado". El “Movimiento 6 de abril” se dispone a apelar la prohibición.

Las elecciones presidenciales y parlamentarias en Egipto se llevarán a cabo en los próximos meses, según ha sido programado.

Es probable que Sisi sea elegido presidente en los comicios previstos para el 26 y 27 de mayo. Las elecciones parlamentarias tendrán lugar a fin de año. El movimiento “Tamarod”, que apoyó el golpe de Estado, ha dicho que va a competir como partido político en las elecciones.

Mientras tanto, la campaña de desobediencia civil de la Hermandad sigue consumiéndose. Un hombre murió en un enfrentamiento entre partidarios del movimiento y la policía en un funeral en el delta del Nilo. Partidarios de la Hermandad también trataron de bloquear una autopista principal en el área metropolitana de El Cairo, lo que condujo a una docena de arrestos.

Los países occidentales han expresado su preocupación por las medidas draconianas adoptadas por Sisi. El senador estadounidense, Patrick Leahy, presidente del Subcomité de Asignaciones del Senado, se ha negado a firmar la ayuda militar para Egipto tras el anuncio de las 683 condenas a muerte. Alemania convocó al embajador egipcio en Berlín para protestar en contra de las sentencias.

Ciertamente, el enfoque de Sisi es paradigmáticamente diferente de la respuesta occidental a los disturbios de la "Primavera Árabe", de 2011-2012.

En su reciente libro de memorias “Duty”, el ex secretario de Defensa de EEUU, Robert Gates, describe cómo el presidente, Barack Obama, hizo caso omiso al consejo de sus más altos funcionarios de seguridad nacional cuando comenzaron los disturbios en contra de Mubarak.

Preocupado -Gates sostiene- por no aparecer en el "lado equivocado de la historia", e influenciado sobre todo por sus asesores de seguridad Denis McDonough, John Brennan y Ben Rhodes, el presidente llamó a Mubarak para exigir su renuncia.

Ese acto hizo que la caída de Mubarak fuese inevitable. Asimismo, fijó el tono de lo que luego se convirtió en la creencia popular sobre la inevitabilidad y deseabilidad de esa caída, y puso en marcha los acontecimientos que condujeron a la subsecuente victoria de los Hermanos Musulmanes.

En cambio, Sisi y sus colegas han adoptado la opinión, con respecto a los Hermanos Musulmanes y sus aliados, de que la política debe significar la continuación de la guerra por otros medios.

Esta conclusión es compartida por los partidarios regionales claves de Sisi, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos -y por Israel-. Se deriva de la comprensión de que los propios Hermanos Musulmanes -al igual que otros movimientos totalitarios- consideran a la política como un método de hacer la guerra por otros medios; por lo que cualquier respuesta eficaz al movimiento debe involucrar un enfoque similar.

La nueva administración política que se dispone a surgir este año no va a representar un ejemplo brillante de democracia para el mundo árabe. Es probable que combine elementos autoritarios y representativos, y que sea acompañada de algún ardiente intento islamista de insurgencia.

Sin embargo, pondrá de manera concluyente punto final a la posibilidad del surgimiento de un Irán sunita en el Nilo. Por ello, Sisi seguirá disfrutando de la gratitud silenciosa de los opositores de Irán en Jerusalén, Riad y en otras partes de la región..

FUENTE- AURORA-SPYER-EGIPTO-SISI-08/05/14

REFLEXIÓN:

Este artículo dice mucho más que lo que está escrito, mérito del autor, que se destaca entre todos por su poder de síntesis.

Nos dice que hay una guerra, no entre democracia y autoritarismo, sino entre autoritarismo militar y autoritarismo religioso.

No es lo que en su momento Obama y sus asesores interpretaron cuando se produjo el movimiento contra Mubarak, y creyeron que sería para Egipto un paso hacia la democracia.

Hoy Egipto está como en la era de Mubarak, pero peor, porque Sisi es mucho más duro con los Hermanos Musulanes que lo que era Mubarak. Creyeron que Morsi, que pertenecía al movimiento de los Hermanos Musulmanes y que había renunciado a ellos para poder ser candidato -los HM se habían comprometido a no presentar candidato propio y por eso Morsi renunció a ese Movimiento- llevaría a una elección donde el pueblo elegiría libremente a un presidente al estilo occidental.

En lugar de ello, Morsi actuó como lo que es, un miembro de los Hermanos Musulmanes que intentó imponer la agenda de su movimiento, que no era la de todo el pueblo que lo votó. Por eso comenzaron en Egipto las manifestaciones en contra de la instauración de un régimen de corte religioso, con la posibilidad de convertirse en uno teocrático al estilo de Irán, aunque sunita.

Y todo volvió a fojas cero, pero en lugar de Mubarak ahora el candidato que seguramente ganará será Sisi y los militares seguirán teniendo el poder.

Lo que se entiende es que se trata de una guerra entre autoritarios, por ahora la democracia, la elección de los pueblos por un gobierno donde la religión no tenga peso, sino las instituciones de la república, parece que sólo es privativo de Occidente.

En los países donde la religión es fundamental para la mayoría de sus fieles, las instituciones no cuentan. Parece que Occidente todavía no lo ha entendido y no actúa apoyando rebeliones que aspiran a tener gobiernos democráticos, aunque sólo sirven para que la guerra entre autoritarismos echen por tierra los deseos de los que entregaron su vida para, finalmente, cambiar a un dictador por otro.

Educar para aprender a elegir es la respuesta.

ANA

Repito este texto:

"...si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía."

Mariano Moreno (Patriota Argentino) en su Prólogo a la traducción de "El contrato social" / 1810

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