viernes, 14 de agosto de 2015

1481 - JONATHAN SPYER - INFLUENCIA DE IRÁN EN IRAK


LA FÓRMULA DE TEHERÁN

El apoderamiento de Irak

Por JONATHAN SPYER

A fines de junio, viajé a Irak para investigar el papel que desempeñan las milicias chiís apoyadas por Irán en ese país.

 Una observación detallada de las milicias, sus actividades y sus vínculos con Teherán es muy valiosa para entender lo que probablemente suceda en el Oriente Medio tras el cierre del acuerdo nuclear entre las potencias del Grupo 5+1 y Teherán.

Actualmente, Irán se está apoderando sigilosamente de Irak. Las acciones de Teherán en Irak dejan al descubierto la naturaleza de la estrategia regional iraní.

Ellas demuestran que, actualmente, Irán no tiene quien lo iguale en la promoción de una guerra muy al estilo del siglo XXI, que combina el reclutamiento y la manipulación de lealtades sectarias, el establecimiento y el patrocinio paciente de organizaciones que son tapaderas políticas y paramilitares, y la participación de estos grupos en la guerra irregular y clandestina, todo ello en sintonía con la agenda liderada por la República Islámica.

Con la conclusión del acuerdo nuclear, y gracias al dinero contante y sonante a punto de fluir hacia las arcas iraníes, el escenario está ahora dispuesto para un aumento exponencial en escala y efecto de estas actividades en toda de la región. Entonces, ¿qué está pasando en Irak, y qué es lo que se puede aprender del mismo?

El poder en Bagdad está efectivamente hoy en manos de una confluencia de milicias chiíes conocidas como el Hash al Shaabi (Movilización Popular). Esta iniciativa reúne a decenas de grupos armados, entre ellos algunos muy pequeños y recientemente formados. Sin embargo, sus principales componentes deben ser familiares para los estadounidenses que recuerdan la insurgencia chií iraquí contra EEUU a mediados de la última década. Ellos son: la Organización Badr, el Asaib Ahl al Haq, el Kataeb Hizballah y el Sarayat al Salam (que es el nuevo nombre del Ejército del Mahdi de Muqtada al Sadr). Todas estas son las milicias de larga data. Todos estos grupos son abiertamente pro-iraníes por naturaleza. Todos ellos tienen sus propios vínculos bien documentados con el gobierno iraní y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria.

El Hash al Shaabi fue fundado el 15 de junio de 2014, tras una fatwa emitida por el venerado clérigo chií iraquí Ali al Sistani, un día antes. Sistani instó a una jihad limitada en momentos en que las fuerzas del Estado Islámico (ISIS) se dirigían masivamente hacia Bagdad. Las milicias se aglutinaron, bajo los auspicios del jefe de la Fuerza Quds de Qassem Suleimani y su mano derecha iraquí Abu Mahdi al Muhandis.

Debido a la precaria actuación del ejército iraquí; las milicias chiís se convirtieron, de hecho, en la única fuerza que se encuentra entre el Estado Islámico y la capital iraquí. Ahí radica la fuente de su fortaleza. El poder político crece, como enseñó otro gran estratega de la guerra irregular, desde el caño del fusil. En el caso de Irak, no existe un instrumento en las manos del gobierno electo que pueda oponerse a la voluntad de las milicias.

Las milicias, por su parte, en su iteración política, también son parte del gobierno.

En el curso de mi visita, viajé en lo profundo de la provincia de Anbar con los combatientes del Kataeb Hizballah, llegando a sólo ocho millas (trece kilómetros) de la ciudad de Ramadi. También fui a Baiji, el frente clave al norte de la capital, acompañando a los combatientes de los Cuerpos de Badr.

En todas las áreas, observé una estrecha cooperación entre las milicias, el ejército y la policía federal.

Estos últimos están esencialmente bajo el control de las milicias. Mohammed Ghabban, de Badr, es el ministro del Interior. El Ministerio del Interior controla la policía. El líder de Badr, Hadi al Ameri, sirve como ministro de Transporte.

En teoría, el comité Hashd al Shaabi responde al primer ministro iraquí, Haider al Abadi. En la práctica, nadie ve que el comité juegue otro rol que no sea más que un papel de enlace.

La estructura de toma de decisiones real para la alianza de las milicias pasa por Abu Mahdi al Muhandis y Hadi al Ameri, hacia Qassem Suleimani, y luego directamente al Líder Supremo, Ali Khamenei.

Nadie en Irak imagina que cualquiera de estos hombres estén tomando órdenes de Abadi, que no tiene una fuerza armada propia, cuyo partido político (Dawa) sigue siendo dominado por el ex primer ministro Nouri al Maliki y sus asociados, y cuyo gobierno depende de la protección militar de las milicias chiís y su apoyo político. Cuando entrevisté al Muhandis en Baiji, fue bastante abierta con respecto a la fuente de la fuerza de las milicias:


“Contamos con la capacidad y las potencialidades proporcionadas por la República Islámica de Irán”.

El genio del método iraní es que no es posible localizar un punto preciso donde termina la influencia iraní y donde comienza el "gobierno". Todo está entrelazado. Esta actividad militar y política pro-iraní depende a nivel de base del empleo exitoso y la manipulación del fervor religioso. Esto es lo que hace de los combatientes de Hashed capaces de enfrentarse sus los rivales jihadistas del Estado Islámico (ISIS). Dice el general de división Juma'a Enad, comandante operativo en la Provincia de Salah al Din

“El punto fuerte Hashed es el lado espiritual, la fatwa de jihad. Como el Estado Islámico”.

Así que esta es la fórmula de Teherán. La posesión de un poderoso cuerpo estatal (la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria) cuya única razón de ser es la creación y el patrocinio de las organizaciones político-militares locales para servir a los intereses de Irán. La existencia de una población en un determinado país disponible para el adoctrinamiento y la movilización. La creación de organismos aliados (proxy) y el subsecuente control pastoril de ellos tanto en cuanto a su la influencia política como militar, con cada elemento complementando al otro. Y, por último, la cosecha de los beneficios de todo esto en términos de poder e influencia.

Esta fórmula ha conseguido en la actualidad la dominación iraní del Líbano y de grandes partes de Siria, Irak y Yemen. Los eventos actuales en Irak constituyen un perfecto caso de estudio de la aplicación de este método, y los resultados que pueden traer. ¿Existe la probabilidad de que Irán cambie esta fórmula ganadora como consecuencia de la provisión repentina de un aumento de dinero resultante del acuerdo nuclear? Este es sin duda la esperanza de los autores del acuerdo. Es difícil ver en qué se basa.

El acuerdo en sí mismo demuestra que Irán puede continuar empujando por este camino, mientras que paga sólo un precio menor, así que ¿por qué cambiar? Espere, en los próximos meses, más manifestaciones de la fórmula Teherán en Oriente Medio.

Fuente: PJmedia.com -Jonathan Spyer es director del Rubin Center of Global Research in International Affairs Center en el Centro Interdisciplinario de Herzliya y miembro del Middle East Forum.

FUENTE: AURORA-SPYER-IRÁN EN IRAK-12/08/2015

REFLEXIÓN:

Basta ver el aire triunfal de los negociadores iraníes cuando se celebró el acuerdo para darse cuenta que algo anda mal, si sólo nos detuviéramos en ello.

Lo peor es que manifiestan abiertamente que no permitirán las inspecciones necesarias para determinar si están cumpliendo con lo que acaban de firmar.

Spyer revela la situación interna en Irak, imprescindible para entender lo que realmente pasa allí. Atentado tras atentado, muertos y heridos producto del terrorismo que no discrimina. Una población expuesta que no tiene refugio en su propio país. Un acuerdo que se sostiene sobre la base que una fórmula ganadora puede cambiar si tiene más poder económico.

El dinero les sirve sólo para continuar con su agenda sectaria, éste es el punto.

ANA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario