miércoles, 30 de abril de 2008

100. LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y CENSURA



EL PODER DE LAS PALABRAS


Creo que a partir del siglo XX se lograron los avances más importantes y de todo tipo; en ciencia y tecnología fueron tan extraordinarios que podemos prever un futuro capaz de ofrecer a la humanidad lo necesario para su supervivencia y el goce de la vida.


En todos los ámbitos, nada puede detener la evolución del pensamiento y la imaginación, en particular la ciencia debe ser controlada para que no dañe en lugar de ser un aporte, sin embargo, no es posible detenerla cuando excede los límites de lo beneficioso más que por un acuerdo entre las naciones y la responsabilidad de cada generación ante la historia; la ética de su época y las religiones observan sus avances para que sus efectos sean positivos y no un camino abierto hacia la autodestrucción. No siempre sus juicios son acertados y en ningún caso deben aceptarse como axiomas en una sociedad moderna, donde todo se pondera y se discute cuando cada cual expone sus razones. Eso también es libertad.

Sin libertad no es posible imaginar y crear para ofrecer al mundo el fruto de las ideas en las artes y en las ciencias. Todos los progresos son posibles porque la mayor conquista de la era moderna es su pleno ejercicio, es evidente que la civilización se detuvo en períodos de oscurantismo y que se desarrolló cuando el hombre pudo expresarse sin ataduras.

Criticar es un elemento indispensable para que la humanidad no pierda el rumbo, para que el camino que elija sea hacia adelante; se superan y se corrigen los errores que antiguamente se imponían, cuando el hombre estaba limitado por los poderes a decir sólo lo que no atentaba contra sus intereses.

Hoy se está gestando una vuelta al pasado, se está tratando de limitar la libertad de expresión de muchas formas, pero la peor es el terror que acobarda a los débiles, a los que temen y no quieren perder nada de lo duramente construido, sin considerar que en la guerra que se ha planteado será inevitable perder algo para preservar lo importante, la libertad de criticar, denunciar y condenar lo debido. No reaccionan frente a la amenaza de culturas retrógradas que finalmente los arrollarán como en el pasado, porque no hay nada que permanezca inmutable, lo que se conquistó se puede perder si no se lo defiende, y si todo cambia debemos estar muy atentos para preservar lo logrado y seguir avanzando.

La libertad de expresión es la gran conquista del hombre, nos ofrece ideas y opciones, nada influye más en la formación de cada individuo y también en la opinión pública, a través de los medios. Pero por poderosos y parciales que estos puedan ser, siempre están sujetos al criterio del hombre moderno que ha aprendido a pensar e interpretar. Si le quitamos ese aprendizaje entonces sí los medios podrán moldear su pensamiento según su conveniencia.

Sin embargo, hoy hay países avanzados que se abstienen de votar en la UN cuando la propuesta es limitar de alguna forma lo que es el factor que posibilitó el desarrollo de su propia cultura. Triste y vergonzoso. Otros proponen la "observación de los medios" como amenaza para desalentar la crítica, también es otro paso atrás. Todo sirve para imponerse por la fuerza o apelando a la ley, que no siempre es ecuánime si se la sabe manipular desde el poder.

Más que ningún otro argumento en contra de la censura o autocensura que estamos presenciando, es identificar a quienes proponen algún modo de limitar la libertad en las artes o en los medios, para que no sean expuestos a la luz pública sus despropósitos.

¿Quiénes son? ¿Los que viven en libertad o los que esclavizan? ¿Los respetuosos de otras ideas o los fanáticos? ¿Los que pueden mostrar sus logros o los que pretenden imponer las miserias de un pasado olvidado por el progreso? ¿Los demócratas, los populistas o los dictadores?

ANA

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