sábado, 5 de diciembre de 2009

488 - STEINER - EL EFECTO NEGATIVO DEL NOBEL


EL ALETEO DE LA PAZ

Casi todo el mundo quedó sorprendido, para bien o para mal, por el otorgamiento del premio Nobel de la Paz al presidente Obama. En verdad, cada entrega tiene su trasfondo.

Por NATALIO STEINER (*)

Casi todo el mundo quedó sorprendido, para bien o para mal, por el otorgamiento del premio Nobel de la Paz al presidente Obama. En verdad, cada entrega tiene su trasfondo.

En Israel y en los círculos diplomáticos internacionales todos saben que Shimon Peres movió cielo y tierra para recibirlo junto a Itzjak Rabin y Yasser Arafat en mérito a los acuerdos de Oslo de 1993. También Elie Wiesel lo deseó como pocos y cuando se lo dieron en 1986 frente a las cámaras de TV dijo con exagerada humildad : "¿Por qué yo? ¿Por qué yo?".

En 1906 recibió el Nobel de la Paz el presidente norteamericano Theodore Roosevelt, por sus méritos en la mediación que pusiera fin a la guerra ruso-japonesa en 1904. Curioso.
Fue el mismo Roosevelt que dijera alguna vez "ninguna victoria en paz es más importante que una decisiva victoria militar". El otorgamiento del premio fue un paso político de Noruega que hasta entonces no era independiente y quería el apoyo americano. Los diarios escandinavos dijeron que el comité que otorgó el premio se burlaba de si mismo.

Obama parece haber apostado a la famosa frase de Martín Luther King "yo tengo un sueño". Obama es un excelente orador pero los premios Nobel de Literatura y de la Paz son siempre más conflictivos que los otros.

El escritor israelí, Shai Agnon, tuvo conceptos algo descalificatorios hacia su rival en el Nobel, la poetisa judía Nelly Sacks y Winston Churchill, que condujo al mundo libre a un triunfo frente a Hitler, se sorprendió al recibir el Nobel de Literatura y no de la Paz.

Nadie sabe como reaccionó Obama en el momento que recibió la buena noticia pero seguramente ratificó su política dialoguista y multilateral. Su discurso, en algo hace recordar a Menajem Beguin y Anwar el Sadat que apostaron a poner fin a las guerras entre Israel y Egipto.¿Cómo lograron ambos líderes zanjar diferencias e ideologías tan disímiles? Para Begin fue difícil por su trayectoria e ideología; a Sadat le costó la vida. Sin embargo la paz entre los países, aún fría, sigue.

Obama en su camino sigue diciendo "no más guerras" y piensa en resolver todos los conflictos por vía del diálogo. Por el momento es incierto. Ha llevado más soldados a Afganistán; EE.UU. aún no salió de Irak y en absoluto está claro que haya convencido a los iraníes de abandonar sus proyectos nucleares,Guantánamo no ha sido cerrada; y lo más importante: no ha podido quebrar la dureza de las posiciones palestino-israelíes.

En el mundo de hoy viven 1.400 millones de musulmanes y tan solo menos de 14.000.000 de judíos. Cuando Obama habla de paz entre Israel y los musulmanes, ¿por qué número se impresionará más? Desde Genkis Khan nadie ha vencido a los musulmanes. Por crear un clima de paz, no se debe ganar un Nobel.

Obama despertó muchas expectativas en su famoso discurso en la universidad de El Cairo. Cuando ahora dice que hará todos los esfuerzos necesarios para justificar el Nobel, no parece algo sencillo en el Medio Oriente. Israel ya afirmó su compromiso de dos estados para dos pueblos pero ni Hamas ni Abu Mazen están de acuerdo con el carácter judío de Israel (¿debiera ser un estado árabe más?). Ambos factores esperan ideas nuevas de la administración Obama.

Sin embargo, hay algo más profundo y delicado en la entrega del Nobel a Obama y perjudicial para Israel: El comité noruego ha dado una señal clara que no desea que haya un conflicto bélico entre EE.UU. e Irán. Si fracasan los esfuerzos diplomáticos para frenar a Irán, ¿cómo hará un premio Nobel de la Paz para montar un operativo militar? Queda claro que el coronado premio Nobel no podría tomar un camino bélico contra un país que no ha atacado al suyo pero sí amenaza a aliados. Por ello resultará paradójico que la absurda entrega del Nobel a Obama es la que puede precisamente llevar a la guerra dado que le despeja a Irán el camino para una nuclearización militar.

El premio Nobel de la Paz a Obama es la paloma que aparece antes de la primera batalla. Obama decidirá como se la verá en la última.

(*) Lic. NATALIO STEINER (Prof. Historia Judía): co-director y fundador del PERIÓDICO "COMUNIDADES", docente, periodista, conferencista, ensayista, columnista y colaborador de diversas publicaciones. Más de 1.100 conferencias dictadas. Co-autor del libro: "Para que el Mundo No Olvide" (2007).


FUENTE: RADIO JAI - El aleteo de la paz - 03/12/09

COMENTARIO:

Todo indica que el Premio Nobel tendría una fuerte influencia en la actitud ya pacifista de Obama pero, como bien dice el autor de este articulo, lo más probable es que precipite los acontecimientos. Nada peor para todos que Irán se convenza que no se hará nada para detener sus ambiciones. Lo que el premio consigue es que Irán continúe cada vez más desembozadamente con sus pretensiones de ser, él también, una potencia nuclear. Si Ahmadinejad cree que le será permitido con tal de mantener esta paz de incierto futuro, seguirá adelante.

Pero el premio sólo lo recibió Obama, el resto del mundo, incluidos los países musulmanes que rodean a Irán, no lo quieren con capacidad nuclear. Es decir, lo que haga un pequeño país con mucha prensa, no cambiará lo que se deba hacer para impedir que un estado teocrático que realmente amenaza la paz, logre que no se pongan de acuerdo las grandes potencias para detenerlo.

Obama ha fijado un nuevo plazo para fin de año, otro más, para advertirle a un delirante que no puede enfrentar a un establishment que no lo considera un miembro responsable del selecto club de potencias nucleares. Si por ahora alimenta a todos los grupos terroristas que pululan en Medio Oriente sin tener armas nucleares, ¿qué se supone que haría si las tuviera?

Nadie quiere guerra, nadie quiere violencia, todo el mundo está intentando que la paloma de la paz no se convierta en un halcón, depende de Irán lo que el mundo todo se decida a hacer.

Un premio con mucho prestigio no es suficiente para que el establishment no haga lo necesario para detener esta locura antes que sea demasiado tarde. Y no dependerá sólo de Obama.



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