sábado, 19 de diciembre de 2009

498 - LIEBERMAN: EL NUEVO ANTISEMITISMO


EL NUEVO ANTISEMITISMO NIEGA LA EXISTENCIA DE ISRAEL




Itongadol/.- "Antisemitismo clásico junto al financiamiento iraní y el antisemitismo islámico, constituyen el avivamiento del odio contra los judíos y la des-legitimación del Estado de Israel". Así afirmó el Canciller Avigdor Lieberman, quien disertó en el Congreso del Foro Global de Lucha contra el Antisemitismo, que se desarrolla en Jerusalem.

Según el Canciller, se trata de lo que ya se convirtió en un ataque complejo, que ocupó la atención de los organismos antisemitas del mundo. "Los que están tras ello, traspasaron el límite. Piden demoler, pedazo a pedazo, el Estado judío. Niegan el derecho del pueblo judío a la autodeterminación. Convocan al boicot académico, sanciones económicas y acumulan apoyo entre los elementos políticos a lo largo del mundo.Su posición es hipócrita", acusó Lieberman. “Hace poco vimos cómo los organismos de derechos humanos trabajaron, afanosamente, a favor de negar la legitimidad de Israel, a través de la adopción del Informe Goldstone, en el Consejo de DDHH de Naciones Unidas".

Lieberman mencionó a Irán en su mensaje. "Da miedo, que solo unos pocos años después de la Shoá, observamos el hecho que un estado apoya el antisemitismo. Irán niega la Shoá, convoca a la eliminación del Estado de Israel y aspira a la adquisición de armas nucleares. Todo nos recuerda lo sucedido hace 70 años".

Luego de su discurso, el Canciller continuó expresándose sobre el fenómeno:”Es un ejemplo de la hipocresía de los organismos que intentan, de manera obsesiva, apelar el derecho a la existencia del Estado de Israel, 60 años después de la Shoa".

"El antisemitismo moderno vistió forma de anti-israelismo, odio al sionismo y al Estado de Israel. En lugar de decir: ¡Tiremos los judíos al mar! hablan de un mundo sin sionismo y sin Israel".

FUENTE:
ITON GADOL-EL NUEVO ANTISEMITISMO-17/12/09

CIDIPAL

COMENTARIO:

Aunque se ha criticado mucho la designación de Lieberman como Ministro de Exteriores de Israel, porque no se lo considera precisamente muy "diplomático" para ese cargo, me parece que fue una elección que sirve para que Israel sea escuchado más atentamente en todo el mundo. Cada declaración suya tiene más prensa que si lo dijera cualquier otro funcionario, y no se anda con vueltas como los diplomáticos, dice lo que piensa y lo que hay que decir, como en este caso.

Desconozco si su personalidad frontal puede ocasionar algunos inconvenientes, pero creo que si ponemos en una balanza los pro y los contra de su designación, el resultado está a favor del Estado Judío, porque tal parece que este mundo todavía se niega a reconocer las realidades con las que se tiene que enfrentar y ésta es quizá la peor de todas.

Si no existiera este nuevo antisemitismo, la solución de los problemas de la región sería muchísimo más fácil, pero hay que decirlo fuerte y claro, como lo hace Lieberman, para que se enfrenten con sus bajezas.


OTRO INTERESANTE ARTÍCULO

EL NUEVO ANTISEMITISMO

Por UMBERTO ECO

EL mes pasado, en respuesta a la guerra en Gaza entre Israel y Hamas, el pianista Daniel Barenboim pidió a los intelectuales de todo el mundo que firmaran una declaración proponiendo una iniciativa nueva para resolver el conflicto (fue publicada recientemente en The New York Review of Books).

A primera vista el intento es casi descaradamente obvio: el objetivo básico es aportar todos los medios posibles para presionar en favor de una mediación vigorosa. Lo que es significativo, sin embargo, es que un gran artista israelí sea responsable por tal iniciativa.

Es una señal de que las mentes más lúcidas y los pensadores más profundos de Israel están pidiendo a la gente que dejen de preguntarse cuál bando está en lo correcto y cuál está equivocado, y que en lugar de eso trabajen para lograr la coexistencia de ambos pueblos. Si es así, uno podría entender las protestas políticas contra el gobierno israelí, de no ser por el hecho de que tales manifestaciones generalmente están teñidas de antisemitismo.

Si no son los propios manifestantes quienes expresan explícitamente una posición antisemítica, en estos días es la prensa. He visto artículos que mencionan -como si fuera la cosa más obvia en el mundo- “manifestaciones antisemíticas en Ámsterdam” y cosas similares. Para estas fechas esto parece tan normal que parece anormal encontrarlo anormal. Pero preguntémonos si definiríamos una manifestación contra la administración de Merkel en Alemania como antiaria, o una manifestación contra Berlusconi en Italia como antilatina.

En este espacio pequeño resulta imposible resumir el problema de siglos de antigüedad del antisemitismo, sus resurgimientos ocasionales, sus raíces diversas. Cuando una actitud sobrevive durante 2000 años, huele a fe religiosa -a creencias fundamentalistas-. El antisemitismo podría ser definido como una de las muchas formas de fanatismo que han envenenado nuestro mundo a lo largo de siglos. Si mucha gente cree en la existencia de un diablo que hace planes para llevarnos a la condenación eterna, ¿por qué no iba a creer en una conspiración judía para dominar al mundo?

El antisemitismo, como todas las actitudes irracionales e impulsadas por una fe ciega, está lleno de contradicciones; sus adherentes no se dan cuenta de ellas, pero las repiten sin sentirse apenados por ello. En las obras clásicas del antisemitismo del siglo XIX, por ejemplo, se recurría a dos lugares comunes según lo exigía la ocasión. Uno era que los judíos, quienes vivían en lugares atestados y oscuros, eran más susceptibles que los cristianos a las infecciones y enfermedades (y, en consecuencia eran más peligrosos). Por razones misteriosas, el segundo lugar común era que los judíos eran más resistentes a las plagas y otras epidemias, además de ser sensuales y aterradoramente fecundos, y por tanto eran invasores amenazadores del mundo cristiano.

Otro lugar común era ampliamente empleado tanto por la izquierda como la derecha, y como un ejemplo cito un clásico del antisemitismo socialista (Alphonse Toussenel, Les Juifs, Rois de l’Epoque, 1847) y un clásico del Antisemitismo Católico Legitimista (Henri Gougenot des Mousseaux, Le Juif, le Judaisme et le Judaisation des Peoples Chretiens, 1869). Ambos libros aseguran que los judíos no practicaban la agricultura y por tanto estaban alejados de la vida productiva de los países en los que residían. Por otra parte, estaban completamente dedicados a las finanzas, y eso quiere decir a la posesión de oro. Dado lo cual, siendo nómadas por naturaleza e impulsados por sus esperanzas mesiánicas, podrían fácilmente abandonar los Estados que los habían acogido y llevarse todas sus riquezas con ellos. No comentaré sobre el hecho de que otras obras antisemíticas de ese período, hasta incluyendo el notorio Protocolos de los Ancianos de Zion, acusaban a los judíos de tratar de apoderarse de las propiedades con tierras con el fin de tomar posesión de los campos. Como hemos dicho, el antisemitismo está lleno de contradicciones.

Una característica destacada de los israelíes es que cuentan con métodos ultramodernos para cultivar la tierra, creando granjas modelo y cosas semejantes. De forma tal que si combaten, es precisamente para defender el territorio en el cual se han asentado en forma estable. Esto, más que cualquier otro factor solo, es lo que los árabes y antisemitas tienen contra ellos, y de hecho la meta principal de este último grupo es la destrucción del Estado de Israel.

En resumen, al antisemita no le agrada si un judío vive por cierto tiempo en un país que no sea Israel. Si, no obstante, un judío opta por vivir en Israel, esto tampoco agrada al antisemita. Soy perfectamente consciente, por supuesto, de la objeción de que el lugar que ahora es Israel fue en un tiempo territorio palestino. Dicho esto, no fue conquistado mediante violencia en gran escala y la matanza de los nativos, como fue el caso en Norte América, o incuso mediante la destrucción de Estados gobernados por sus propios monarcas legítimos, como fue el caso en Suramérica, sino en el curso de migraciones lentas y asentamientos que inicialmente no encontraron oposición.

En cualquier caso, mientras algunos se sienten irritados cuando aquellos que critican las políticas israelíes son acusados de antisemitismo, quienes traducen instantáneamente cualquier crítica de las políticas israelíes en términos antisemíticos me dejan con un sentimiento aún mayor de inquietud.

* Novelista y semiólogo italiano. Traducción de Hector Shelley. c.2009 Umberto Eco/L'Espresso - 28/02/09 -

FUENTE:
EL ESPECTADOR-EL NUEVO ANTISEMITISMO-ECO

COMENTARIO:

Me parece que ser pocos y exitosos en todas las áreas, conservando su identidad y tradiciones donde quiera que estén y a pesar de todo, debe ser la causa por la que el antisemitismo se recicla y no desaparece.

VIDEO MUY RECOMENDADO:

ACERCA DE LA JUDEOFOBIA-01/12/09-EL REJUNTE-G. PEREDNIK

2 comentarios:

  1. Te corrijo un pequeño error, Ana, que es repetido por Perednik hasta el cansansio (y lamentablemente tiene toda la razón): el antisemita no odia a los judíos/Israel por lo que hace, sino por lo que es. Aunque no hiciera nada, el antisemita algo inventaría.

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  2. Hola Andrés: gracias por este mensaje que me permite explayarme sobre este complejo tema.

    Ese concepto está también repetido hasta el cansancio en este blog, porque no tengo duda que es así.

    Pero da para mucho el concepto, porque uno es lo que hace, no lo que dice o lo que los demás imaginan. El pueblo judío no necesita hacer nada MALO para que algunos antisemitas lo odien y, como digo al final, quizá es todo lo contrario. Y lo peor que ha hecho es seguir SIENDO JUDÍO, a pesar de todo. ESO PARA EL ANTISEMITA ES IMPERDONABLE.

    Pero, el resentido puede volverse antisemita por todo lo bueno que el pueblo judío hace y es.

    A veces recibo algunos comentarios de esos que dicen: "qué se creen que son, el pueblo elegido", bla, bla, bla. Esa gente simplemente no entiende nada, y sólo son resentidos, fracasados que no pueden bancarse el éxito de los demás, particularmente si es un pueblo entero, en cualquier lado, y mucho menos ahora que logran defender su estado y seguir creando para todos, y a quien pueden endilgarle con mucha facilidad la responsabilidad de su propio fracaso. Léase "el lobby judío", "el dinero judío" y cualquiera de las otras estupideces que dicen.

    No reconocen -y no voy a nombrar todo lo que el pueblo judío da a la humanidad porque sería interminable- su cuantioso aporte a las ciencias y las artes y, sobre todo, no pueden apreciar que no nos odien. Porque nos lo mereceríamos.

    Esa es una de las cualidades que más aprecio, quizá porque yo siento mucha vergüenza por estar del otro lado de esta historia terrible de tantísimos años y encima que todavía subsista. Es indignante y por algo tengo este blog.

    Dejo de lado al antisemita que padece esa enfermedad incurable, como bien dice Perednik, es decir, que no tiene remedio. Con esos no hay que perder el tiempo.

    Un abrazo.

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