jueves, 24 de marzo de 2011

806 - DAITCH - EL LEGADO DE UNA MAMÁ JUDÍA


ESTA GUERRA ENTRE CIVILIZACIÓN Y BARBARIE SERÁ GANADA POR NOSOTROS

Por Dr. NATALIO DAITCH (Buenos Aires)



GABRIEL HOLTZBERG Y SU ESPOSA RIVKA, ASESINADOS EN INDIA-AURORA


Rabi Shimón Bar Yojai decía: “Tres grandes regalos ha dado Dios Todopoderoso a Israel, y todas fueron otorgadas con sufrimiento: la Torá, la Tierra de Israel, y el mundo venidero” (Berajot 5, a). “Darse cuenta” es el título de una película argentina, y si bien no viene al caso ocupar espacio en contar el argumento de la misma, me es útil a los fines de condensar el sentido de todas estas líneas. No hay palabras que puedan expresar todo lo que sentimos los judíos y puede que también muchos gentiles ante la matanza perpetrada en el asentamiento de Itamar.

Lamentablemente y a pesar de todo lo que esto oprime nuestro corazón y todas las lágrimas que se puedan colectar, no es este el primero y seguramente no será el último de los que debamos sufrir los judíos en todo el orbe. Por una cuestión de similitud, aunque con diferencias, el asesinato de los cinco miembros de la familia Fogel disparó en mi cabeza asociar o recordar el ataque perpetrado por terroristas islamistas perpetrados en el Beit Jabad de Mumbai, India, en noviembre de 2008.

En esa oportunidad fueron asesinados el rabino Gabriel Holtzberg y su señora Rivka (foto) junto a otros israelíes que se hospedaban en la Casa Nariman. No cabe duda que si continuáramos recordando atentados y víctimas de árabes-palestinos e islamistas esta carta tendría que ocupar el espacio de un libro.

Y por el momento esto no es posible, aunque en algún sentido sería deseable a los fines de recordar a otros y recordarnos a nosotros mismos con quién estamos tratando y que es lo que podemos esperar de nuestros jurados enemigos. Pero ¿qué quieren lograr los terroristas? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿De dónde abrevan tanto odio? Y ciertamente las respuestas podrían ser: la guerra que ellos entienden libran con Occidente, Estados Unidos e Israel. La guerra de los musulmanes contra los infieles, o contra todos aquellos que no son musulmanes. La guerra con la que aspiran a instalar el gran Califato mundial, etc. Y la fuente de todo este odio y maldad obviamente podría ubicarse en su cultura e historia o tradición con tintes violentos o para algunos (otros no) como una interpretación tergiversada del Corán y sus enseñanzas.

Pasando al segundo bloque de esta reflexión, para nosotros los judíos debería quedar claro que nuestros primos árabes y musulmanes en su gran mayoría no desean la paz con nosotros y estos actos adquieren diferentes significados si son cometidos en la propia Tierra de Israel o en la diáspora, pero apuntan a un mismo fin. Vengarse de los judíos, minar la convivencia entre los judíos y los pueblos vecinos. Vengarse del judaísmo (religión de paz). Exterminar vidas y en Israel intentar su destrucción alentando el desmantelamiento de los asentamientos, a fines de ganar territorios y desde allí continuar atacando a Israel para tratar de destruir al Estado Judío en cómodas cuotas.

Bien se dijo en el funeral de la familia Fogel: “La mejor venganza para Israel es seguir el camino que más irrita a los árabes, que sería el de ampliar los asentamientos y la presencia judía en Judea y Samaria. Sería tropezar con la misma piedra y a una escala mayor y de consecuencias más terribles e imprevisibles para Israel retirarse de Cisjordania como lo hizo Sharón de Gaza”.

Queda claro por las consecuencias que el experimento fue inútil y terminó en un peligroso fiasco, evidenciando lo que ya todos sabíamos: que la calle árabe no desea la paz con Israel. El control casi inmediato de la Franja de Gaza por Hamás, y una lluvia de misiles Kasam sobre las ciudades y localidades del sur, fue la respuesta al enorme esfuerzo humano y colectivo de resignar derechos. La tentación a la revancha y a la venganza es siempre enorme, pero nosotros los judíos tanto en la diáspora como en Israel debemos intentar ganar esta guerra aún perdiendo ciertas batallas. Y no tengo dudas que esta guerra entre civilización y barbarie será ganada por nosotros si demostramos que aún bajo la amenaza del cuchillo de los ismaelitas y de tantas atrocidades cometidas contra nosotros, que a pesar de hacernos padecer lo peor que pueden hacerle a un ser humano, con todo esto somos capaces de ejercitar la resiliencia (salir airosos de vivencias muy traumáticas) y devolver a la vida lo mejor de nuestro potencial que obviamente emana de nuestra cultura y tradición judía. De nuestras fuentes eternas y santas: la sagrada Torá y todas las enseñanzas que de ellas emanan.

En definitiva: los terroristas destruyen vidas y mundos, nosotros construimos vidas y mundos. Ellos viven ahogados en su odio, su propio infierno en la tierra. Nosotros por el contrario podemos hallar el paraíso terrenal en nuestra enorme capacidad de amar la vida.

No es cierto lo que ellos (los terroristas) afirman: que se requiere valor para morir. El verdadero valor es aquel que se necesita para vivir y afrontar todas las vicisitudes de la existencia. Y termino citando a mi madre, Aida Daitch z”l. Ella siempre me decía: “En la vida estamos expuestos a todo”, y “para vivir hay que ser un héroe”. Y como siempre, mi querida madre tenía razón.

nataliodsalud@hotmail.com

FUENTE:
AURORA-DAITCH-CIVILIZACIÓN Y BARBARIE-24/03/11

COMENTARIO:

¿Quién de nosotros no recibió ese mensaje de su mamá? Cuando íbamos a la escuela y algunos eran acosados por otros, lo sufríamos o lo veíamos, lo contábamos en casa y una mamá como todas nos explicaba de qué se trataba la vida. Seguramente cada una nos enseñaba distintas estrategias para soportar o luchar contra la agresión de los otros hasta que fuéramos grandes, algunos pudieron soportarlo bien, otros mal. Pero no nos enseñaron que este era un lecho de rosas, nos enseñaron a ser fuertes y hacer de nuestra vida algo útil, algo que valiera la oportunidad que nos habían dado de vivir. Y nos arrojaron a los lobos, a un mundo que nada tiene de pacífico ni de justo, la justicia era un fin a perseguir. Cada generación hace su aporte y ninguna puede dejar de seguir intentándolo, porque la ambición del poder nos hace injustos.

Pero para una mamá judía el legado debe haber sido mucho más importante, debe haber signado la vida de muchos chicos que debían estar preparados para la discriminación y la agresión del entorno que les tocara. En nuestra cultura vemos a la mamá judía sobreprotectora ¿cómo podía ser de otra manera? Todas las madres lo son, pero mucho más quien sabe a qué está expuesto su hijo, la discriminación es una de las cosas más terribles que nos pueden pasar.

Hoy creemos que Israel es un lugar seguro para sus hijos, sin embargo, a los 18 años los ven partir al ejército, varones y mujeres, como si la historia de la que no pueden desembarazarse continuara.

Una vez leí sobre una mamá israelí que le recomendaba al jefe de la compañía a la que recién había ingresado su hijo que lo cuidara, el joven oficial le contestó que su mamá también le recomendaba que se cuidara.

Las madres israelíes todavía temen por sus hijos, hasta cuando toman un autobús en su propia patria. La justicia todavía es una materia pendiente que el mundo tiene para con Israel y sus hijos.

ANA

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