lunes, 20 de septiembre de 2010

672 - SCHVINDLERMAN Y LOS PREJUICIOS


LA LEGITIMIDAD DE ISRAEL

Por JULIÁN SCHVINDLERMAN

Ningún Estado en la actualidad está siendo amenazado como el Estado de Israel lo está. Sobre él recaen regularmente fatuas genocidas emitidas por jeques islámicos radicales, su bandera es quemada en manifestaciones desde Gaza hasta Islamabad, son vociferados llamados a su destrucción por parte de un Estado–miembro de la ONU (la República Islámica de Irán), y en los últimos años solamente ha sido víctima de una cantidad tal de atentados terroristas y ataques con cohetes que hacen de su seguridad nacional la pesadilla de cualquier estratega. Israel vive bajo permanente estado de asedio psicológico y militar.

Y sin embargo, Israel es la nación más incomprendida del mundo… y la más condenada. Sólo a Israel –el único Estado judío entre 200 en el globo– se le cuestiona su derecho a existir, y sólo a esa pequeña nación se la interroga continuamente a propósito de su legitimidad.

Ningún otro país es tan cotidianamente comparado al colonialismo europeo, a la Sudáfrica del apartheid, incluso a la Alemania nazi. Esto conlleva a su aislamiento global.

Al presentar al Estado israelí como un estado paria más allá de toda civilidad, se lo ubica en oposición a la opinión pública mundial. Pues ¿quién toleraría a un país que se comporte conforme a las ideologías más atroces del siglo XX?

En consecuencia, resultará vital clarificar acerca de la naturaleza de Israel, su historia y su presente. Como las restricciones de espacio atentan contra esta mayúscula empresa, limitémonos a postular lo siguiente. Si Israel fuese un Estado apartheid, ¿cómo se explica la existencia de diputados árabes en su Parlamento? ¿De académicos y estudiantes árabes en sus universidades? ¿De jueces árabes en su Corte Suprema? ¿Incluso de miembros árabes en el Gabinete nacional? ¿Acaso son las mezquitas e iglesias árabes de Israel profanadas y sus poblados atacados? En rigor, la población árabe de Israel goza de mayores libertades políticas y derechos civiles que sus hermanos árabes en países de mayoría y gobierno árabes.

Si Israel fue un producto del colonialismo europeo para servir de frente a sus intereses en el Medio Oriente, ¿entonces por qué arrestó y ahorcó la Oficina Colonial británica a combatientes sionistas en la lucha independentista? ¿Por qué impuso Gran Bretaña restricciones a la inmigración judía a Palestina, llegando incluso a retornar barcos de refugiados judíos al infierno nazi? Si el Estado judío era una lanza colonial ¿por qué se abstuvo Londres en la votación de la ONU que validó el establecimiento de Israel en 1947? En rigor, los pioneros judíos que labraron la tierra en Palestina, secaron pantanos, trazaron redes eléctricas, construyeron escuelas y hospitales, museos y orquestas musicales, no estaban al servicio de ningún imperio.

Si Israel fuese un ente nazi, ¿no deberíamos estar viendo a los árabes y a los palestinos ser arrancados de sus hogares y enviados en trenes a campos de exterminio? ¿No debiéramos oír de selecciones, ejecuciones, fosas comunes, y gaseamientos? ¿No debiéramos ver cotidianamente pogromos antiárabes y multitudinarias manifestaciones callejeras israelíes clamando por el aniquilamiento de la minoría árabe y de la población palestina? En rigor, la acusación es tan descabellada que el intento de refutarla luce indigno.

La creación de Israel en 1948 fue justificada, como lo es su preservación como un Estado judío en la actualidad. Israel es el único Estado no árabe-musulmán en una región habitada por una veintena de estados árabes (más la Autoridad Palestina), y si nos extendemos más hacia el Oriente hallaremos otros 37 estados islámicos no-árabes en los cuales los musulmanes han podido ejercitar su derecho a la autodeterminación nacional.

Quien se manifieste a favor de la autodeterminación nacional de los musulmanes (y de los demás pueblos) menos el judío, claramente está incurriendo en un acto discriminatorio, y como tal acto discrimina negativamente contra los judíos, resulta incuestionable que es un acto basado en un prejuicio.

Israel deriva su legitimidad de la conexión histórica del pueblo judío con la Tierra de Israel –respaldada jurídicamente mediante el reconocimiento extendido por las Naciones Unidas al momento de su fundación como estado moderno– y, en palabras de José María Aznar, “del mismo derecho a la autodeterminación nacional reclamado por todas las naciones”.

FUENTE:
SCHVINDLERMAN-LEGITIMIDAD-17/07/10

LA PRENSA (PANAMÁ)

COMENTARIO:

Cuando no se tiene razón se apela a la fuerza, esto es lo que está pasando entre Israel y la dirigencia palestina. Israel fue atacado desde el mismo momento de su creación como estado, contrariando lo que habían decidido los organismos internacionales. Los mismos que en lugar de ayudar a un estado legitimado por ellos lo abandonó a su suerte, pero desde entonces siempre venció a sus agresores, hasta el día de hoy. La fuerza tampoco sirvió para derrotarlo. Schvindlerman explica con argumentos irrefutables las falsedad de las acusaciones que se esgrimen para justificar el acoso permanente que sufre Israel.

Lo que no se puede entender es por qué la comunidad internacional toma partido en contra de Israel, esto siempre será algo imposible de asimilar. Si no fuera así, no habría guerra en Medio Oriente, no habría una dirigencia palestina que es mantenida por los desinformados contribuyentes de todo el mundo en un grado que no se puede comparar con la ayuda que reciben otros pueblos mucho más necesitados que los palestinos.

Uno se pregunta si todo esto no será obra de un poder maquiavélico para vender armas, si el antisemitismo es todavía tan fuerte, si es por la necesidad de no enemistarse con quienes proveen de petróleo al mundo, todos países que apoyan a la dirigencia palestina que no ceja en su pretensión de echar a los judíos de su patria. Nada puede explicarlo, pero lamentablemente Israel sigue teniendo mala prensa, sufre boicots y es difamado fácilmente, la opinión pública se guía por los titulares. Si no hubiera guerra en Medio Oriente ¿qué otro titular mejor atraparía la atención de un lector para que comprara la revista
"Time", por ejemplo?

Mucha gente importante toma partido por Israel y ayuda con su presencia y declaraciones, pero es el pueblo israelí quien pone el cuerpo y trabaja duramente para mantenerse fuerte y capaz de resistir los ataques. Sin embargo, esta guerra dejaría de existir si la opinión pública supiera a dónde va a parar el dinero de sus impuestos, esa es la guerra que hay que ganar, la del esclarecimiento.

Sólo es necesario que la gente sepa escuchar las razones de Israel y las sinrazones de la dirigencia palestina que ni siquiera tiene compasión por su propio pueblo.

ANA


2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con tus opiniones del tema, Ana.
    Cariños, deseo que estés muy bien.

    Muchas Gracias Total

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  2. Gracias Clara por acompañarme, leer un artículo como éste nos hace levantar la presión, la injusticia es tan evidente. Un abrazo.

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