PRONÓSTICOS ACERTADOS
Es interesante releer artículos antiguos para saber cómo evolucionaron los acontecimientos pasados los años. En este caso son cinco, y se ve claramente que el autor acertó en su pronóstico. Nada cambió en todo este tiempo porque la paz no se construye sobre pueblos que, armados, sólo presuponen más guerra y enfrentamientos.
En la cultura islámica la tregua no es más que una oportunidad para rearmarse más y mejor, porque su objetivo es la guerra permanente hasta vencer a su enemigo. Desde el principio el autor de esta nota alerta sobre la imposibilidad de la paz y explica por qué hasta Bush lo preveía, según las medidas que tomaba y para que el fracaso no fuera propio.
Hoy la situación de enfrentamiento es la misma de entonces, la pretensión de paz cuando el enemigo está dividido entre grupos armados no es posible, lograr un acuerdo con uno de ellos no implica que los demás lo acepten y la tregua no tiene sentido.
La única posibilidad de paz es lograr el desarme de los fanáticos, que precisamente no es lo que se hace y la primera víctima es el propio pueblo palestino que vive en permanente zozobra.
UNA TREGUA NO ES LA PAZ - 23/06/2003
OPINIÓN - Por Claudio Uriarte
"Simplemente porque exista un problema, eso no significa que deba haber una solución."
Las lecciones de esta máxima, formulada con característico sarcasmo por el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, empiezan a ser experimentadas de nuevo en estos días por su rival multilateralista Colin Powell -al frente de un Departamento de Estado cada vez más parecido a las Naciones Unidas-, y por Condolezza Rice, asesora de Seguridad Nacional de George W. Bush (y, a los efectos prácticos, poco más que su secretaria). Porque Bush, después de otro acto electoral en el lanzamiento de la Hoja de Ruta en Aqaba junto a Ariel Sharon y Mahmud Abbas, prudentemente eligió luego delegar la tarea en Powell y en Rice. Esta delegación, contrariamente a lo que quieren sugerir los periodistas adictos a los cócteles del Departamento de Estado, implica una degradación de la misión. Pero no porque la Casa Blanca no quiera la paz, sino porque los jefes de campaña de Bush se han dado cuenta de que la paz no tiene demasiadas chances.
La última versión de la esperanza es la "tregua" que anunciarían hoy Al Fatah, Hamas y Jihad Islámica -aunque ya hubo una fracción de la primera facción que se desmarcó del compromiso- y el acuerdo entre Israel y los palestinos para evacuar Gaza. Este resultado es claramente indicativo de las limitaciones intrínsecas de la Hoja de Ruta, en el sentido de que no aporta nada nuevo y entroniza como actores del proceso diplomático a quienes de modo explícito y principista están en contra de cualquier proceso diplomático.
Bush acordó con Israel esta semana que no le importaba una tregua, sino el desarme de las organizaciones radicalizadas. Esto tenía un aparente sentido: si el plan de paz iba a implementarse, no era conveniente que estuviera al veto armado de Hamas, Jihad Islámica o incluido las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa (que, solamente por ser laicas e integrar el movimiento Fatah de Yasser Arafat, tienen mejor reputación que las otras dos). En otras palabras, no era conveniente que la Hoja de Ruta fuera desplegada sobre una colección de polvorines. Pero esto era equivalente a dar por sentado que existía un actor central palestino efectivamente decidido y comprometido a ejecutar la Hoja de Ruta. Cuando la demanda de Bush fue transmitida al coronel Mohamad Dahlan, nuevo ministro de Seguridad del novísimo primer ministro palestino Mahmud Abbas, Dahlan la rechazó sobre la base de que comprometía sus esfuerzos para acordar una tregua. Pero si los palestinos hoy ofrecen una tregua para desviar la actual presión por el desarme, no es aventurado pensar que mañana exigirán un precio más alto -como Jerusalén- sólo para mantener la tregua.
El proceso de paz es entonces una especie de subasta y referéndum permanente entre las distintas facciones palestinas, sin que nadie pueda garantizar el comportamiento del conjunto. O puesto de otro modo: el nuevo liderazgo de Mahmud Abbas se parece mucho al viejo de Yasser Arafat, como la Hoja de Ruta se parece mucho al proceso de Oslo; Abbas, como Arafat, se presenta como el titular de una serie de organizaciones incontrolables, o que demandan complicados arreglos sólo para que se queden quietas durante los dos o tres días de visita de un dignatario norteamericano, y muchas veces ni siquiera eso. Si Arafat no era un socio para la paz, no es claro por qué habrá de serlo Abbas. El acuerdo palestino-israelí para la evacuación israelí de Gaza no altera tampoco las cosas, y en el fondo no es ninguna novedad: Israel nunca quiso Gaza; Gaza no forma parte de la Israel bíblica ni figura en los reclamos de los sectores más irredentistas de la Israel actual, y el proceso de paz de 1993 también empezó por el retiro israelí de Gaza, y no derivó en ninguna paz. Tierras por paz, tierras por guerra, un ejemplar análisis del proceso de paz de Julián Schvindlerman publicado por Galerna, ilustra abundantemente el punto.
El otro equívoco es postular que la política exterior norteamericana es automáticamente proisraelí. Aunque Bush apoye a Sharon frente a los atentados, el Departamento de Estado, al denunciar ritualmente el "ciclo de violencia" en la región, pone en un mismo plano de legitimidad a Israel y a Hamas. Pero eso desemboca en fracasos seriales, donde hay proceso pero no paz, porque la misma existencia ambigua del "proceso" significa que sus árbitros son las organizaciones radicalizadas. No es ningún misterio, en estas condiciones, que Hamas haya apoyado, con su "tregua", un "proceso" que ella vuelve a estar en condiciones de romper.
FUENTE: PAGINA 12
Me soprende que haya sido el diario argentino antiisraeli Pagina 12, precisamente el que publico este articulo. Pues nunca desde que lei ese diario se publicaron textos de opinion en lo referente al conflicto arabe-israeli que no fueran furibundamenta antiisraelies o antinorteamericanos (y no me refiero solo a los textos de opinion, sino tambien a sus articulos "informativos").
ResponderEliminarEsa es la importancia que tiene recuperar textos antiguos, comprobar cómo se cambia según los tiempos políticos y por lo tanto, parciales. A mi me impactó cómo el articulista vio desde un principio, y lo dice claramente, que hasta para Bush la "Hoja de Ruta" no tenía futuro.
ResponderEliminarNi se me ocurre juzgar a nadie, simplemente voy a dar una opinión que puede despertar muchas críticas.
Tengo la impresión que Olmert resistió el embate de imposiciones absurdas como un político avezado, lo que otros no pudieron resistir. No entregó territorio, siguió instalando asentamientos, no firmó ningún acuerdo de paz; aguantó todo el tiempo y simplemente "conversó" hasta que Bush se fuera y dejara de presionar. No es poco cuando estamos hablando de años...
La historia lo juzgará.
Gracias por visitarme.