viernes, 30 de marzo de 2012

1020 - INFOBAE-KOBELINSKY-REVOLUCIONES ÁRABES DEL 2011


"NO HAY PRIMAVERA ÁRABE, HAY DOBLE REGRESIÓN"

Por FERNANDA KOBELINSKY

Aymeric Chauprade, doctor en Ciencias Políticas de La Sorbonne, advierte sobre una vuelta al "Islam arcaico" y a una "no aparente recolonización" de la región. El geopolítico francés analizó las revoluciones de 2011.

"Las monarquías han sido menos golpeadas por las revoluciones. Hasta el momento, sólo en los Estados seculares se han tumbado Gobiernos. Es que la legitimidad de los presidentes árabes es débil frente a los reyes locales por una sencilla razón: la religión", afirmó Chauprade en su disertación "Cambios en el mundo islámico y el significado de la primavera árabe", conferencia organizada por la Escuela de Estudios Orientales de la Universidad del Salvador, en Buenos Aires.

El geopolítico francés explica este fenómeno por la división entre política y religión que los Estados autoritarios como Túnez, Egipto o Siria imponían. Éstos son ejemplos del nacionalismo árabe en declive. Según explicó, esta corriente se reconoce primero étnicamente y después como islámicos. La concepción supone el intento por importar la modernización occidental secular, pero a través del autoritarismo.

Sin embargo, fracasan por varias razones. Más allá del naufragio en la cuestión palestina, motor de la corriente, Chauprade identifica la corrupción como uno de los factores que echan por tierra el proyecto. "En el nacionalismo árabe, el ascenso social quedó bloqueado por una casta hereditaria, mientras que el Islam político -otras de las grandes corrientes que desarrolla- trabaja en la base social".

De esta forma, analiza el triunfo de los partidos religiosos en las elecciones post primavera árabe en Túnez o Egipto. "Hace no más de 10 años, en el sur del Líbano, hasta los cristianos decían que Hezbollah era bueno, por sus ayudas en materia de justicia social", graficó. Y agregó: "El mundo árabe es básicamente islámico, porque la legitimidad política no se define como en las sociedades occidentales. Uno de los problemas de estos Estados es que no lograron clausurar la legitimidad de la religión".

Para Chauprade, las revoluciones sorprendieron a los analistas políticos occidentales, porque, en especial en Europa, existe un doble desconcierto sobre la región. "Confundieron el crecimiento económico con la estabilidad política. Además, tomaron sus deseos como realidades: pensaron que porque Túnez o Egipto eran aliados de los Estados Unidos, eso significaba estabilidad".

Sobre el futuro de la región, el geopolítico francés vaticina que Túnez y Egipto mantendrán su unidad y, eventualmente, lograrán estabilidad -"aun cuando en Egipto el 10% de los coptos se sientan cada vez más amenazados"-. Sin embargo, en Libia, Yemen, Bahrein y Siria, la situación es distinta. Según afirmó, "no se puede reducir el análisis a la contraposición de un dictador con su pueblo".

Chauprade insiste con que los escenarios son complejos. "En Libia hay un juego extremadamente complicado entre tribus. Muammar Khadafi logró una alianza con una de las tribus más importantes, pero lo que subyacía era una guerra civil preexistente entre este y oeste". "En Siria -sigue el geopolítico- la represión es tan dura porque si el régimen colapsa se teme la venganza islamista".

Sobre el caso sirio, resaltó el papel de Rusia como freno para la caída de los Al Assad. "Moscú decidió que no abandonará a su aliado confiable, ya que si cae, el próximo en colapsar será Irán. Y ése es el objetivo final", afirmó. Además, detalló la importancia de nuevos factores internacionales: "Hay intereses que van más allá de los debates por la democracia. Por ejemplo, el gas y el petróleo".

Chauprade apuntó que la región experimenta una total desintegración de los Estados árabes que serán reemplazados por pequeñas comunidades: "En Irak ya no se vota entre derecha e izquierda, sino entre sunnitas y chiítas; en Libia se votará por tribus; en Siria, entre alawitas, sunnitas y cristianos". "Nada mejor para los Estados Unidos que ser los controladores de este nuevo juego y así neutralizar el poder árabe", concluyó.


FUENTE:
INFOBAE-KOBELINSKY-PRIMAVERA ÁRABE-29/03/12

COMENTARIO:

La realidad se impone sobre las teorías, esto se detecta cuando vemos dónde se produjeron las revoluciones que fueron interpretadas como la "Primavera Árabe". Ellas ocurrieron en países con gobiernos más seculares que religiosos y no donde hay fuertes dictaduras religiosas.

Esto era bastante obvio, debía estar a la vista de los expertos, sin embargo, Occidente vio en ellas un "despertar" de las sociedades árabes, hartas de sus dictadores, que parecían tener su origen en los jóvenes de Facebook y el acceso a la información que proveía Internet, pero era un espejismo.

Si bien es cierto que hubo mucha juventud involucrada en esas manifestaciones, finalmente han sido superadas por organizaciones religiosas, porque en el mundo árabe la religión es lo verdaderamente importante. No hay partidos políticos al estilo occidental, no hay propuestas por cambios políticos sino la lucha por el poder de las sectas islámicas, las que finalmente se están apoderando de ellas. Pero Occidente interpretó estas rebeliones bajo su punto de vista, que no es el del mundo árabe.

En todos los casos, el grito "Alá es grande" (Allahu Akbar) estuvo presente, nada que ver con una manifestación en cualquier país occidental, donde la religión no tiene ese peso. Pero ese grito que todos comparten representa a distintas sectas que están organizadas bajo un liderazgo diferente. Cuando se analiza lo que ocurre en Egipto o Siria, vemos que detrás de esos movimientos rebeldes hay una masa de seguidores que responden al sunismo. En Siria, donde es mayoría, quiere derrocar a un gobierno alawí (un desprendimiento del chiísmo); en Egipto, los Hermanos Musulmanes, que no podían actuar libremente bajo el gobierno de los militares, su poder político está creciendo. En Irán, aunque muchos querrían ver derrotado a este gobierno, son en su mayoría chiíes, y también gritan Allahu Akbar.

Todo esto significa que Occidente interpretó a su manera y con sus parámetros, algo inexistente. Estas situaciones deberían ser resueltas por los mismos árabes, de esto se trata. Ellos deben defender a su gente cuando es masacrada por Assad de Siria. Las razones humanitarias para actuar serían maravillosas si detrás de ellas no estuvieran los intereses.

En ese sentido y sólo en ese caso, Occidente tiene la obligación de participar de manera desinteresada para detener las matanzas en Siria y no aprovecharse de la circunstancia, eso explica la posición de Rusia y China, que no permiten que le birlen un proveedor de bienes que necesita y un buen cliente. Mientras, la Liga Árabe y la ONU, ¡desde hace un año!, se van en declaraciones cuando la gente sigue siendo masacrada en Siria. Turquía, al mismo tiempo que recibe a los refugiados sirios tan suníes como su propia gente, sigue haciendo su juego, flirteando con Irán mientras aparentemente representa a Estados Unidos en su intento para que Irán, por lo menos, detenga su programa nuclear. Con eso se conformaría.

Pero, recordemos otra vez, la gente está siendo asesinada en Siria, porque el mundo entero, también, se conforma con la palabra de un mentiroso consuetudinario que se burla de todos.

ANA



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