viernes, 4 de mayo de 2012

1037 - LA LUCHA POR BAHREIN


DUELO POR LA POLE POSITION EN BAHREIN

Arabia Saudita e Irán enfrascados en un choque sectario

Por JONATHAN SPYER

El periódico Alsharq Alawsat, patrocinado por Arabia Saudita, informó acerca de una reunión en Qom entre el líder iraquí chií Moqtada al-Sadr y los dirigentes de la oposición de Bahréin. Alsharq Alawsat, con sede en Londres, estaba dispuesto a echar una luz sobre esa reunión, ya que al parecer ofrece pruebas sobre la
implicación de Irán y sus aliados
en el levantamiento contra el gobierno del rey Hamad bin Isa al-Khalifa de Bahréin.

Riad y sus aliados afirman desde hace tiempo que los disturbios en Bahréin son obra de la mano oculta iraní. El argumento es que Irán está fomentando artificialmente las protestas para sustituir a la monarquía de al-Khalifa por una república islámica al estilo iraní. No obstante, a pesar de la reunión de Qom; la situación real es bastante más compleja y ambigua.


La respuesta a los sucesos de Bahréin refleja una lucha de poder sectaria en la que están enfrascados Arabia Saudita y Teherán en el Golfo y más allá de esa región.


Esta disputa tiene poco o nada que ver con la democracia, la soberanía del pueblo, la “Primavera Árabe” o con cualquiera de los otros temas optimistas de 2011. Es una batalla entre una república islámica no democrática chií y una monarquía no democrática sunita.
Esta batalla se desarrolla en un área de interés estratégico vital para el mundo.
Pero los acontecimientos dentro de Bahréin no son simplemente el reflejo de las maquinaciones de los maestros titiriteros de Arabia Saudita o Irán. Provienen del descontento genuino de una población mayoritariamente chií, gobernada por una opresiva opulenta monarquía y una rica élite sunitas.

El pequeño archipiélago de Bahréin está situado en el Golfo Pérsico, frente a las costas de Arabia Saudita. Cerca del 67 por ciento de las reservas mundiales probadas de petróleo crudo están en el Golfo; mientras que el 30% de las exportaciones diarias de crudo del Golfo pasan a través de las aguas costeras de Bahréin.

La Quinta Flota de la Marina de los EE.UU, que vigila la seguridad de la zona, tiene su base en Bahréin desde 1995.

Las razones de Irán para desear ejercer su influencia y lograr el dominio en Bahréin no son difíciles de comprender.
El objetivo principal de la República Islámica es reemplazar a los EE.UU. como garante de los recursos energéticos del Golfo
. Como parte de esto, Teherán está decidido a introducirse en la Península Arábiga. Arabia Saudita, temerosa de las ambiciones iraníes, está igualmente decidida a evitarlo.

Irán tiene una larga historia de reclamos sobre la propiedad de Bahréin y de tratar de sacar provecho de la inestabilidad política interna en la isla. Ya en 1957, el Parlamento iraní declaró a Bahréin como la “provincia catorce” de Irán. En 2009, Nateq Nuri, un asesor del líder supremo Ali Khamenei, reiteró este reclamo de larga data.

La República Islámica también tiene una larga historia de intentos activos de subversión en Bahréin. En 1981, Teherán lanzó un golpe de Estado a través de un grupo islamista chií subsidiario, el Frente Islámico para la Liberación de Bahréin. El golpe tenía la intención de establecer una teocracia chií bajo el liderazgo de un clérigo establecido en Irán, Hojat al-Islam al-Mudarissi. Fracasó. El intento condujo a un reforzamiento de las medidas de seguridad conjuntas entre Arabia Saudita y Bahréin. También fue un factor en el logro de la formación del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG).

El apoyo iraní a la oposición chií en Bahréin se mantuvo en las décadas posteriores.

Sin embargo, las protestas actuales no son un producto hecho exclusivamente en Teherán.
Una investigación independiente establecida por el rey Hamad, para detectar las causas de la sublevación no logró encontrar ninguna prueba del apoyo material iraní. Al-Wifaq, el popular movimiento de oposición que encabezó las protestas, es chií, pero tiene poca simpatía por Teherán y no puede realísticamente ser presentado como un instrumento de los mullahs. Los manifestantes, al menos inicialmente, exigían una transición hacia la monarquía constitucional, aunque a los llamados para que se ponga fin a la monarquía se extendieron rápidamente.

Desde el punto de vista de los vecinos sauditas de Bahréin, no había lugar para la ambigüedad. Los sauditas, en cualquier caso son , a la vez, anti-democracia y anti-chií. El 14 de marzo de 2011, una intervención dirigida por Arabia Saudita ingresó en el país a petición del rey Hamad y aplastó las protestas, empleando balas verdaderas.

La razón de la intervención de Arabia Saudita fue expresada sucintamente por un funcionario saudita no identificado al periódico The Washington Post: “No queremos a Irán 14 millas (aprox. 22 kilómetros) de nuestras costas”.

Las autoridades de Bahréin siguen insistiendo que Irán está involucrado en la subversión y que asiste a las protestas. En noviembre, las autoridades arrestaron a cinco hombres bajo sospecha de conspirar para volar el puente del Rey Fahd, el único viaducto que une a Bahréin con Arabia Saudita. Las autoridades de Manama ahora apuntan que estos individuos están vinculados con la Guardia Revolucionaria iraní y que recibieron entrenamiento militar en Siria.

Las protestas estallaron de nuevo, como telón de fondo del Grand Premio de la Fórmula 1, que se celebró recientemente en Bahréin. Las autoridades continúan con su método de mano dura para suprimirlas.

Cualquiera que sea la verdad con respecto al complot del puente del Rey Fahd; es un hecho de que muchos o la mayoría de los manifestantes en las protestas no están siguiendo conscientemente la línea de Irán.

Pero, al mismo tiempo, también es un hecho que la lógica sectaria expresada por los sauditas (y los iraníes) refleja una realidad que probablemente triunfe sobre las esperanzas de reforma y de mayores libertades sostenidas sinceramente por muchos de los manifestantes de Bahréin.
Al igual que en Egipto, la fundamentación y la naturaleza genuina de las demandas de los manifestantes no debe hacer oscurecer el hecho de que el islamismo político sectario representa la fuerza más poderosa en la región, y que toda campaña política de masas en el mundo árabe, hoy en día, es casi inevitable que tome sus colores.

Los manifestantes quieren la caída de la monarquía. Los elementos principales de la protesta son islamistas chiíes. Si llegan al poder, es casi seguro que se alinearán con Irán. De esta manera, establecerán el pié de apoyo tan buscado por Irán en la Península Arábiga.

La guerra fría entre Arabia Saudita e Irán en el Golfo es una disputa sectaria en la que un lado, el de los sauditas, está ambigua y problemáticamente alineado con Occidente; mientras que el otro, es abiertamente anti-occidental. Los intereses de Arabia Saudita y del CCG son, por lo tanto, problemáticamente, y por ahora, los intereses de Occidente. El gobierno de EE.UU. parece entender esto, principalmente porque no tiene ningún deseo de involucrarse más en ninguna parte del Oriente Medio. Por lo tanto, ha permitido alegremente que Riad coordine la respuesta sunita. Mientras tanto, la cada vez más descarnada rivalidad entre sunitas y chiíes en el Golfo -y más allá de esta zona- bien puede ser la dinámica estratégica clave en la región.

FUENTE: AURORA-SPYER-BAHREIN-03/05/12

REFLEXIÓN:

Interesantísimo artículo que explica, una vez más, el enfrentamiento entre chiíes y suníes, en este caso, en Bahrein. Una constante, detrás de cualquier manifestación por más libertad y democracia quien se queda con el poder son alguna de estas dos expresiones religiosas que luchan desde hace siglos por imponerse una sobre la otra.

La "primavera árabe" fue, en un comienzo, una manifestación auténtica y espontánea, pero finalmente quienes se impondrán no serán los jóvenes seculares sino alguna organización religiosa, la mas importante: los Hermanos Musulmanes. Sin embargo, en países suníes gobernados por monarquías tampoco aceptan a una organización que les disputa el poder que no quieren ceder. En otros sitios una de las dos sectas será la que vencerá o seguirán luchando por el poder político, económico y religioso.

Al Qaeda es lisa y llanamente una organización terrorista que aparentemente está perdiendo adeptos y la información que llega es que dejaría de actuar con células sino que elegiría el método del "lobo solitario", esto es, ataques realizados por individuos aislados.

El único país con un gobierno chií es Irán, que es persa, del otro lado todos son países árabes suníes. Y la lucha continuará.

La caída del régimen de Saddam Hussein ha producido un cambio inesperado, ahora el poder en Irak está en manos de un árabe chií que ha denunciado a su vicepresidente con argumentos que en realidad sólo ocultan el verdadero, el acusado es suní y debió refugiarse en Arabia Saudita.

La lucha entre estas dos sectas continúa en Irak, de allí las diarias y constantes explosiones que se llevan la vida de cientos de irakíes, de un lado o del otro. Gente que hace cola por un trabajo o simples paseantes son las víctimas inocentes cuyos nombres jamás conoceremos, sólo son números en los titulares de los diarios aunque todos sean hermanos, una verdadera tragedia.

ANA




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