sábado, 5 de mayo de 2012

1039 - PEREDNIK - ISRAEL Y EL RESPETO POR LOS SÍMBOLOS NACIONALES


THE HOPE IN A FLAG AND AN ANTHEM (EN ESPAÑOL) (VIDEO)

LA ESPERANZA EN UNA BANDERA Y UN HIMNO

Por GUSTAVO D. PEREDNIK

(TRADUCIDO POR ANA)

Hatikva
(*)
y la bandera israelí son elementos en los que todos podemos sentirnos representados.



La izquierda política en Israel generalmente defiende la libertad de los árabes israelíes para que expresen su descontento hacia el Estado judío, inclusive hasta el punto de exonerarlos por unirse a la agresión de nuestros enemigos o por darle voz a la invención de la Nakba, es decir, la deslegitimación absoluta de nuestra sociedad.

Durante el Día de la Independencia, una familia árabe en Rakefet rechazó la bandera israelí, y un editorial en el diario Haaretz sugirió reemplazar nuestra bandera por una en la que "todos los ciudadanos puedan identificarse." Esto es, por supuesto, un objetivo imposible.

Cuando hace dos meses, el juez Salim Joubran públicamente se negó a cantar el himno nacional Hatikva, no fue sólo la izquierda quien lo defendió, sino también el Juez de la Corte Suprema, Eliaquim Rubinstein. El periódico Makor Rishon, irónicamente, se quejó porque Joubran no se había puesto las filacterias.

No es divertido ni razonable que Joubran no pueda identificarse con el estado que representa, y en lo que respecta a Rubinstein, quien está dispuesto a exonerar a los no-judíos por no cantar Hatikva ni saludar a la bandera, probablemente tampoco entiende el problema.

Si las palabras de Hatikva o la Estrella de David hablan al corazón de un ciudadano, en un momento determinado, es totalmente irrelevante.

Se espera que los británicos canten "God Save the Queen" (Dios Salve a la Reina), incluso si son agnósticos o no les guste Isabel II. Los holandeses no rechazan su himno porque no sienten que son Guillermo de Orange, y los polacos lo cantan aunque poco se inspiren en el "ejemplo de Napoleón."

Los símbolos son símbolos. Ellos representan los valores de un país. Un juez debería saberlo bien porque la ley en cada país pide que se reverencien los símbolos nacionales, y él debería dar el ejemplo del acatamiento de la ley sin reservas.

¿Sería apropiado que los judíos en los países escandinavos no saludaran su bandera porque tiene en ella un símbolo cristiano? O que los musulmanes de Colombia y Panamá rechazaran sus himnos porque éstos mencionan la cruz?

Si un himno nacional tiene que reflejar el sentimiento de un individuo en una situación particular, Portugal, cuyo himno nacional incluye las palabras "héroes del mar", y "a las armas, a las armas, por tierra y mar", tendría que considerar a los que sufren mareos propios de navegar por mar. La mayoría de los himnos no son cantables por ateos y pacifistas.

El problema no son las letras. Cuando éstas se convierten en el himno de un estado, son obligatorias para cualquier ciudadano leal. Israel no tiene por qué ser el único país cuyo himno y bandera deban adecuarse al estado de ánimo de cada ciudadano.

No se les pide a los irlandeses que se sientan como soldados, que son el eje central del himno del país, ni deben los japoneses sentir la necesidad de "reinar por 8.000 generaciones hasta que los guijarros se conviertan en rocas." Un himno refleja las aspiraciones colectivas en un momento histórico específico, las generaciones siguientes las perpetúan con respeto.

Los versos de Hatikva son adecuados para cualquiera que pueda reconocer la importancia de un estado judío renacido. Alaba la libertad y la esperanza, en contraste con muchos otros himnos que ensalzan la victoria y la grandeza, y otros con un contenido religioso, como el de los Emiratos, "cuya religión es el islam y su guía es el Corán".

El himno francés habla de "el rugido de esos soldados feroces que vienen a degollar a vuestros hijos y mujeres... ¡A las armas, ciudadanos, que una sangre impura riegue nuestros surcos." El Himno Nacional Mexicano proclama "¡Guerra, guerra! Los patrios pendones en las olas de sangre empapad." Estos himnos se cantan porque no fueron hechos a la medida de cada individuo.

No hay ninguna razón para que un bien intencionado ciudadano árabe del estado judío le falte el respeto a nuestro himno o bandera, a menos que él esté en contra de "el alma de un judío que anhela la libertad en nuestra tierra". Para no hablar de que esta tierra reconstruida ha garantizado a sus ciudadanos árabes más libertades civiles que cualquier otro país árabe. Ellas incluyen la libertad de ser nombrado juez de la Suprema Corte de Justicia, aunque no acepte sus símbolos.

Joubran es cristiano. Si hubiera sido jordano ¿habría objetado el himno real acerca de un "Rey de los Árabes del mejor profeta"? Sólo en el libre Israel puede optar por no unirse a sus compatriotas cuando se trata de símbolos.

Si los árabes no se pueden identificar con el Hatikva y la bandera, ¿por qué pueden identificarse con la menorá en nuestro escudo de armas y con el mismo nombre de nuestro estado? ¿También tiene el juez Joubran el derecho de eludirlos?

¿Y por qué enfocarse sólo en el estado judío? Si ésta es la forma, entonces correspondería que en estados no confesionales deberían retirarse las cruces de los lugares públicos. Los discursos de los reyes para Navidad y otras fiestas deberían ser revocados y en los países musulmanes los símbolos que no son apropiados para los no musulmanes deberían ser quitados de sus banderas.

Hatikva es un apropiado símbolo sobre el retorno de nuestro pueblo a nuestra tierra. Con la creatividad de Shmuel Cohen, la pieza combina la música inspirada por el Moldava de Bedrich Smetana con una melodía folclórica rumana. Fue escrito en 1878 por un poeta apasionado que era secretario de un cristiano sionista en esta tierra.

Se convirtió en la canción de varias generaciones de judíos que tomaron el futuro en sus manos -hechas para duros trabajos- después de sufrimientos sin precedentes. A diferencia de muchos otros, la canción no fue compuesta específicamente como un himno, sino que fue la creación espontánea de nuestra experiencia histórica única.

Desde la década de 1880, cuando fue cantada por los valientes pioneros en Rishon Le'Zion, y luego proclamada por el Primer Congreso Sionista, inspiró a los judíos en sus sueños de renacimiento y dignidad. No está contra nadie. Elogia la libertad, que puede disfrutar cualquier persona que quiera vivir en paz con el estado que los judíos han anhelado desde hace siglos. Esta esperanza no debe ser cuestionada.


(*) Hatikva significa esperanza y es el himno de Israel

El escritor es autor de 14 libros sobre judíos y modernidad, y ha dado conferencias en más de cincuenta países sobre Judíos, Civilización Judía e Israel. Dirigió el programa de cuatro años de la Universidad Hebrea y fue jefe del Instituto de Jerusalén para Jóvenes Líderes.

FUENTE: J. POST-PEREDNIK-THE HOPE-01/05/12

REFLEXIÓN:

Este artículo era necesario para explicar un poco más la calidad de "único", cuando se habla del Estado de Israel. No lo es solamente por su larga historia, la tenacidad de su gente, ni tampoco por todo lo que han pasado para llegar a tener su país después de milenios. Es también único por este tipo de cosas que relata el autor.

No tengo duda que en cualquier país del mundo si un ciudadano no honra los símbolos patrios es penado por la ley, ni hablar de un juez que DEBE dar el ejemplo. Todos los países tienen leyes al respecto.

El estado protege a sus ciudadanos pero también los obliga. Israel hace lo que puede en una situación, también única, donde parte de sus ciudadanos, algunos árabes israelíes en el parlamento, dicen representar al pueblo palestino. No dicen que representan a los ciudadanos israelíes árabes. ¿Para qué están allí si no es para defender los intereses exclusivos de quienes los votaron? ¿Es que están allí para defender a todos los árabes palestinos o a los ciudadanos que los eligieron? ¿Entonces para qué los votaron? Perdón por tanta redundancia, pero lo prefiero a ser poco clara.

El disparate de pretender que los símbolos deben tener en consideración a cada persona con una particularidad propia de su origen o religión no se sabe cómo calificarlo. Ningún país lo hace, todos preservan su identidad que hace a la nación con sus particularidades. Es como intentar lavar toda identidad propia de un pueblo que luchó durante toda su historia para tenerla en su propio país. ¿Por qué esa pretensión de universalizarse cuando cada país se siente orgulloso de su propia identidad, cualquiera que sea, buena, mediocre o mala, pero propia? ¿Qué es lo que pasa con algunos judíos que todavía no aprendieron que serlo orgullosamente en su propia tierra costó el sacrificio de generaciones para conservar su identidad? También es único este pueblo que alberga en su seno a toda clase de personalidades que exponen argumentos para justificar lo injustificable. Voy a creer de verdad que tres judíos pueden tener cinco opiniones.

El paralelo de los distintos himnos comparándolos con el himno israelí dice mucho más, habla de esperanza y libertad, no grita "guerra". No lo van a cambiar pero parece que mostrar las uñas trae más paz que la que ha conseguido Israel al día de hoy.

Sin embargo, a pesar de tantas situaciones muy difíciles de entender, Israel está donde está, dándonos el ejemplo... sin que aprendamos.


ANA

VIDEO - Hatikva (La esperanza) - Himno de Israel -
Subtítulos en español - Música en DelaCole.com



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario