lunes, 13 de abril de 2015

1452 - SCHVINDLERMAN - EL ESTADO PALESTINO E ISRAEL


LOS RIESGOS ESTRATÉGICOS DEL ESTADO PALESTINO

Por JULIÁN SCHVINDLERMAN

Desde la firma de los Acuerdos de Oslo, los palestinos reclaman un estado independiente en las fronteras previas a 1967, lo que equivale a decir en las fronteras trazadas por las líneas de cese de fuego al fin de la guerra de la independencia de Israel, en 1949. Dejando de lado las opiniones ideológicas y las consideraciones históricas, desde un punto de vista estrictamente militar tales fronteras presentan riesgos de seguridad que todo observador honesto no puede desconocer. Denominadas por el ex canciller israelí Abba Eban “fronteras Auschwitz”, ellas encapsulan el máximo riesgo geográfico del país: su falta de profundidad estratégica.

Las dimensiones de Israel son inconcebiblemente pequeñas. En su línea directa más estrecha, apenas catorce kilómetros separan a Cisjordania de la costa mediterránea israelí. El Margen Occidental está a tres kilómetros del aeropuerto internacional del país y a pocos de su parlamento. El triángulo Jerusalem-Haifa-Tel Aviv -área que reúne al 70% de la población y al 80% de la infraestructura económica del país-, está a minutos de distancia de ciudades palestinas. Un jet de guerra puede cubrir el trecho que separa al río Jordán del mar Mediterráneo en tres minutos. Esa es la distancia entre Jordania e Israel, Cisjordania está entre ellas. En otras palabras, Israel carece de profundidad territorial defensiva. No dispone del espacio geográfico mínimo para repeler una agresión terrestre. En octubre de 1973, los israelíes fueron sorprendidos por el ataque sirio y egipcio durante la Guerra del Iom Kipur, cuyas tropas avanzaron treinta kilómetros antes de ser frenadas por el ejército israelí. Si este mismo ataque hubiera arrancado desde las fronteras de 1967, en vez de las de 1973, y si las formaciones árabes se hubieran adentrado en territorio israelí la misma extensión, entonces la nación judía hubiera dejado de existir.

Hasta los años noventa, era tradicional en Israel ver a un potencial estado palestino en Cisjordania como un riesgo militar intolerable. El Acuerdo de Oslo modificó los parámetros ideológicos en la sociedad israelí, pero desde una óptica estratégica este sigue siendo el caso. Aún en la era de los misiles, los que sobrevuelan vastas extensiones terrestres y dan en su objetivo con precisión, la posesión de territorio defensivo sigue siendo crucial. Las guerras, al fin de cuentas, se siguen ganando con tropas en el terreno. Por eso los kurdos y los rebeldes sirios y el gobierno iraquí esperaban presencia en el terreno de soldados estadounidenses para que diesen combate a los jihadistas del Estado Islámico; cosa que finalmente hizo Irán. Las bombas desde el aire ayudan, sin lugar a dudas, pero la derrota enemiga sigue estando marcada por el simbolismo de la bandera plantada en tierra conquistada. Estados Unidos es la potencia líder en misiles balísticos, y aun así controla bases militares en zonas clave a lo largo y ancho del mundo.

Antaño, en tiempos de Saddam Hussein, el escenario de una alianza palestino-iraquí inquietaba a los militares israelíes. Hoy ese riesgo se ha disuelto, pero fue reemplazado por otro peor: una posible alianza palestino-iraní. Mil quinientos kilómetros separan a Irán de Israel, y sin embargo Teherán posee fronteras militares con el estado judío: en Gaza por medio del grupo islamista sunita Hamas y en el sur del Líbano por medio del movimiento islamista chiíta Hezbollah. Aún si el estado palestino eventual fuese pacífico y un aliado confiable de Israel (un gran “si”), nada asegura que no podrá sucumbir a fuerzas radicales agresivas, tal como ya ha acontecido en porciones de Siria e Irak con el Estado Islámico, en el sur del Líbano con Hezbollah y en la propia Gaza con Hamas. La denominada primavera árabe ha probado con aterradora persuasión que líderes históricos pueden ser velozmente reemplazados por un nuevo orden de poder. ¿Quién puede garantizar a los israelíes que el septuagenario Mahmoud Abbas o su sucesor seguirán estando en el gobierno permanentemente? Ningún interlocutor sincero realmente puede. De ahí que las consideraciones de seguridad sigan siendo relevantes para el análisis defensivo israelí.

Por supuesto que los palestinos tienen derecho a alcanzar su independencia, y a tener su propio estado, y a dar forma a su singular destino como una nación soberana. Y es igualmente válido que sus simpatizantes internacionales apoyen su causa, y pidan por ellos, y los respalden. Pero en algún punto sería saludable que unos y otros dejasen por un instante de lado los eslóganes a propósito de la indispensabilidad de las fronteras de 1967 y considerasen, aunque más no sea como posibilidad remota, que las preocupaciones de seguridad asociadas a un estado palestino son para Israel legítimas y muy, muy reales.

FUENTE: COMUNIDADES Nº 581-SCHVINDLERMAN-ESTADO PALESTINO-ABRIL 2015

REFLEXIÓN:

Nada mejor para comprender lo que podría pasar en Israel si perdiera el territorio actual que le da seguridad que ver lo que está pasando con el estado Islámico en los países donde ha hecho pie. Cuando el Estado Islámico comenzó  su invasión sólo tenía armas individuales, no tenía misiles, ni barcos, ni aviones, sólo gente armada, es decir, invadió y tomó palmo a palmo territorio que no estaba protegido. Siembra el terror y mata indiscriminadamente. Ahora se ha apoderado de otras armas más letales que estaban en manos del gobierno a cargo del territorio tomado y muchos se han plegado a él, incluidos militares que enseñan a usarlas.


Obliga a quienes lo enfrentan a actuar de la misma forma, cuando el EI es atacado por aire matan también indiscriminadamente, mueren combatientes y también civiles. Por eso es difícil desalojarlos. De allí que las fronteras deben ser seguras, no pueden estar expuestas ni en Israel ni en ninguna parte del mundo.

Es cierto que "Estados Unidos es la potencia líder en misiles balísticos, y aun así controla bases militares en zonas clave a lo largo y ancho del mundo" pero necesita también apoyo en el terreno de las fuerzas militares nacionales, lo que no siempre resulta suficiente.

¿Cuántos ataques sufrieron fuerzas estadounidenses en países extranjeros? El terrorismo es eficiente y los soldados que se supone responden al gobierno suelen ser enemigos con quienes los soldados norteamericanos deben confraternizar hasta que los asesinan por la espalda. Y no hay forma que Estados Unidos se defienda en el país que lo acoge sin hacer un desatino. Recordemos qué pasó con el Embajador en Libia o el atentado a los marines en Beirut en 1983. Cualquier base estadounidense puede ser atacada exitosamente y lo único que quieren los soldados es volver a casa. La pregunta que se hacen es ¿Qué estamos haciendo aquí? Ese es el comienzo de la derrota.

Hemos leído las experiencias de los soldados que han podido volver a casa y cuentan que se sentían inseguros, que compartir su vida en una base militar extranjera con nacionales era un riesgo que no podían evitar. Muchos fueron asesinados estando desarmados.

Cuando Obama dice que Israel es su aliado y que siempre velará por su seguridad y supervivencia miremos qué hace Estados Unidos por los países que han sido invadidos. Ahora mismo Rusia lo hizo en Ucrania y los países del Báltico tiemblan.

Estados Unidos quiere irse de todos lados, refugiarse en sus fronteras y clamar en la ONU, y con eso no basta.

Los judíos saben bien que si no se cuidan ellos nadie lo hará, por más promesas que haya y que pueden olvidarse según quien esté en el gobierno.

El destino de este pueblo cambió con la creación del Estado de Israel y para defenderlo debe, indispensablemente, tener fronteras seguras. Con su territorio defendido por su propia gente y suficientemente grande como para evitar los posibles ataques de los asociados de Irán -que pregona que su objetivo primordial es destruir a Israel- que permanentemente amenazan a Israel con ataques que pueden venir desde los cuatro puntos cardinales, como lo explica Schvindlerman.

Ese territorio que los palestinos disputan no lo conquistó Israel, lo arriesgaron los árabes y lo perdieron. Y la historia no puede volverse atrás, no se puede actuar como si esos hechos, que casi terminan con el Estado de Israel, no hubieran ocurrido. Ocurrieron y enseñaron.

Los palestinos deben tener un estado pero no a costa de la seguridad de Israel. No necesita soldados extranjeros ni promesas, necesitan fronteras que el enemigo no pueda cruzar. Muchos lo saben y muchos lo entienden, precisamente porque desearían la desaparición del Estado de Israel por eso apoyan la causa palestina. Pero muchos más defienden la posición de los palestinos simplemente por ignorancia, siempre se apoya al más débil sin darse cuenta que sin fronteras seguras el Estado débil sería Israel.

ANA

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