sábado, 4 de junio de 2011

853 - MOSHÉ ROZÉN EXPLICA LA NAKSA PALESTINA


44 AÑOS Y 6 DÍAS

Por MOSHÉ ROZÉN

Desde Nir Itzjak ~ Israel

Cuando se habla de Medio Oriente es casi un lugar común referirse a los territorios ocupados por Israel: la virtual anexión israelí de la ribera occidental del Jordán, tierras cuya propiedad reclaman los pobladores palestinos que las habitaron o que arribaron a ellas y -enfrentados a ellos, Biblia en mano como alegato- los colonos instalados tras la Guerra de los 6 Días.



Ciertamente, un tema que enciende fuertes pasiones y eclipsa otros focos de conflicto en la región. Los medios periodísticos internacionales dedican mayor atención a Judea y Samaria que -tomemos un ejemplo de los últimos días- a la violenta e incontrolable masacre desatada por el gobierno sirio contra los manifestantes opositores.

En Israel, quien dice "territorios" establece, mecánicamente, un tópico de absoluta diferenciación entre izquierdas y derechas, "palomas" y "halcones".

En estos días se cumplen 44 años del acontecimiento que produjo un giro total en la historia del Estado de Israel, a 19 años de su fundación.

La Guerra de 1967 no sólo modificó el mapa militar y político de Oriente Medio: el triunfo israelí introdujo en el discurso israelí una concepción de expansión territorial como recurso de seguridad, idea que hasta la Guerra de los 6 Días era patrimonio del sionismo revisionista, por entonces minoritario y opositor a la tendencia moderada, formulada tradicionalmente por la corriente sionista laborista predominante.

Para entender la raíz psicológica del viraje registrado en la sociedad israelí desde 1947 debemos indagar en distintos procesos económicos y sociales, como también en fenómenos inmigratorios que incidieron en desmedro de la cultura sionista laica del tronco laborista, en favor de una alianza entre sectores del judaísmo religioso ortodoxo con partidos liberales y revisionistas.

Pero, en mi opinión, tenemos que comprender el clima social imperante en Israel en días previos a esa guerra.

A fin de mayo de 1967, Israel percibe que se avecina una tormenta bélica. Para muchos de sus ciudadanos, sobrevivientes del Holocausto, se repite la amenaza de muerte y la pesadilla de persecución.

Desde El Cairo, Nasser -deseoso de "tirar a los judíos al mar"- consolida un pacto militar tripartito entre Egipto, Siria y Jordania. El monarca saudita Feisal se apresura a definir el próximo emprendimiento bélico como "Guerra Santa". El 4 de junio por la mañana, Irak se incorpora al acuerdo militar diseñado por Nasser. Siria y Líbano se añaden a la estrategia de asfixiante asedio contra Israel. Más de medio millón de efectivos militares de la órbita árabe disponen un cerco mortal.

A las siete y media de la mañana del día cinco de junio, Israel resuelve tomar la iniciativa: su flota aérea, de producción francesa, logra demoler a la aviación militar egipcia, neutralizando el programa nasserista de agresión. En el norte, la infantería israelí doblega, tras intensos combates, a la artillería siria que acosó a la Galilea.

Por eso, cuando se habla ahora de la "Naksa" (o "Najsa"), es importante recordar el origen de este concepto en la cultura política árabe: la Naksa es la expresión del desastre ocasionado a sus propios pueblos por la dirigencia de los estados árabes. En 1967, nacionalistas y panarabistas, laicos e islamistas hasta entonces duramente enfrentados, resuelven deponer las armas y poner coto a años de sangrientas hostilidades entre los distintos países árabes.

La reconciliación, originada en la derrota conjunta, apunta a unificar esfuerzos para reducir los efectos de ese fracaso militar contra Israel. No es producto de la solidaridad árabe-musulmana: es resultado de la frustración.

COMENTARIO:

Para los que estamos aprendiendo siempre nos llamó la atención los diferentes nombres que se le da a la región que Israel ocupó después de la Guerra de los 6 días. Todos la llaman West Bank, Ribera Occidental en español, o Cisjordania, así la llaman, por supuesto, los palestinos. Los judíos más enfocados en su historia la llaman Judea y Samaria, una legítima tierra judía que recuperaron después de 1967.

La historia define las cosas con más realismo, ese territorio no era un objetivo a alcanzar por el Estado de Israel, quizá lo fuera para los más religiosos, pero no para los que en ese momento tenían el poder político. Entonces ocurrieron los evidentes preparativos para el ataque árabe que no alcanzó a concretarse porque Israel pegó primero.

A partir de ese momento hubo un gran cambio en Israel. Aún hay quienes se aferran a la idea que la paz es posible, el intercambio de territorios por un acuerdo de paz, a pesar que no hay ningún indicio de que los palestinos la deseen. Es decir, hay un sector que piensa retener esos territorios como moneda de cambio y que no desean permanecer allí. Y creo que tampoco lo desea la mayoría israelí si el estado contiguo "fuera" un socio para la paz.

Este "fuera" es el problema que lo complica todo, porque no lo hay y mientras no se tenga un estado socio y no un enemigo dispuesto al ataque en cualquier momento, más cerca y mejor armado si Israel no lo controla, no tiene más remedio que seguir allí para impedir que haya otro "Gaza", pero mucho más peligroso porque sería la suma de los dos.

Este artículo de Rozén nos explica que el pueblo israelí ha evolucionado, no hay una clara posición como antaño de "halcones" y "palomas", la realidad obliga a enfrentar nuevas situaciones, reconocer los nuevos desafíos basados en hechos en lugar de aferrarse a las teorías.

Del otro lado vemos exactamente lo mismo que hace 44 años y más lejos todavía, el mundo árabe se enfocará en sus diferencias -que son muchas- después de terminar con Israel, si lo lograra. Por ahora, todo está como era entonces. Todos juntos contra Israel. Ellos son muchos, millones en varios estados que lo rodean, y sólo la frustración los une, es de esperar que también se unan para hacer lo que les conviene.

Los israelíes también tienen lo suyo, ellos también discuten y se pelean, sólo que el peligro que enfrentan es tan inminente que no parece que la sociedad esté dividida entre "halcones" y "palomas", sino entre realistas e idealistas, éstos, a pesar que la realidad les golpee en la cara.

ANA

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5 comentarios:

  1. Ana,
    lo que está en juego es la calidad democrática y judía del Estado de Israel. Otros 44 años más de dominio van a dificultar el carácter nacional judío de nuestro país (por una cuestión demográfica) y -obviamente- el sentido republicano, a menos que el pueblo palestino reciba derecho de voz y voto_y aquí volvemos, entónces- al debate sobre el riesgo de reducir el peso de la condición judía como mayoritaria en la ciudadanía israelí.
    Ariel Sharon, en el verano del 2005, respondió con el inicio de la desconexión territorial.

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  2. Moshe:

    Gracias por aportar más luz sobre la particular circunstancia de Israel, un estado construido en un "barrio" -como solemos decir los argentinos- inhóspito, que NUNCA lo aceptará allí. Partiendo de esta premisa, casi todo lo demás está en discusión. La calidad democrática y judía del Estado de Israel no está en juego, DENTRO DEL ESTADO.

    ¿Realmente alguien puede tener interés en incorporar a Israel a un territorio como Cisjordania, con una población que está formada para odiar al judío? Creo que los árabes palestinos no son bien recibidos por nadie, empezando por Jordania, quien en realidad debería hacerse cargo de ellos, pero Septiembre Negro fue su experiencia y les bastó. O sea, nadie los quiere, tampoco Líbano -que desde que ellos están no paran de tener problemas- y mucho menos Israel. En Cisjordania votan cuando los dejan (Israel no tiene nada que ver) y no tienen buenas opciones; actualmente Abbas es un presidente de facto, hace rato que debieron tener elecciones y no llegan a nada. Con respecto a Israel y gracias a la buena colaboración de Obama ni siquiera quieren sentarse a la mesa, una razón más que suficiente para cortarles el chorro de dinero.

    Si Cisjordania fuera un estado, cualquier cosa que hiciera contra Israel sería "casus belli" e Israel respondería de estado a estado, pero no lo es, entonces debe controlar que no haya terroristas, no tiene más alternativa para defender a su gente.

    FUERA DEL ESTADO, Israel debe comportarse lo más civilizadamente posible, respondiendo a su moral, con las dificultades propias de un estado en guerra permanente. ¿Por qué esta salvedad? No porque el ESTADO pierda su calidad moral sino porque en una guerra cada soldado lucha por su vida de la manera que puede y es muy difícil que todos respondan ciegamente a ella. En cuanto a esto las malas noticias son tapa de cualquier medio, porque las buenas no hacen titulares. Cuando leo algún escándalo en contra, del que se hacen eco todos y que luego resultan falsos, pienso en cuántos se comportaron de acuerdo a las instrucciones de restricción y moral judía que no salen en los diarios. Y son 63 años de guerra encubierta o declarada.

    Si te referís al derecho de voz y voto DENTRO DEL ESTADO, los árabes o cristianos -léase no/judíos- lo tienen. Alguno de sus representantes en la Knesset en lugar de abogar por sus representados del ESTADO DE ISRAEL, declaran representar a los árabes-palestinos de FUERA DEL ESTADO, algo increíble, porque estos representantes no está cumpliendo con su deber y son abiertamente enemigos del Estado de Israel. Uno de ellos, acusado de colaborar con Hamás durante la guerra, huyó, pero su familia SIGUE RECIBIENDO EL SALARIO DE ESTE supuesto traidor. Eso sólo lo hace Israel. Podría seguir con estos temas sobre la moral de Israel, lo que para mi no está en juego.

    Cisjordania podría declarar su estado, ya, si su dirigencia comprendiera que Israel no va a cometer el mismo error que en Gaza, "cualquier sabio se sienta sobre un hormiguero, pero sólo un tonto permanece sobre él". Lo que significa que Israel tendrá que imponer condiciones porque no tiene más remedio, no porque le guste. Se retiró confiadamente de Gaza con el resultado de tener muchos israelíes muertos y muchos más que vivieron un infierno y lo siguen viviendo, a misilazos todo el tiempo. ¿Cómo serán esos hombres del mañana que crecieron bajo el fuego de ocho años de ser blanco de estos trastornados? Sharón probó y se equivocó, me parece que si yo entiendo qué pretenden los árabes en la región, él tenía que saberlo y no tuvo más remedio que desconectarse sin tomar precauciones como las que deberán tomar en Cisjordania el día que lleguen a algún acuerdo. El error de Gaza no se puede cometer dos veces. (sigue)

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  3. (continuación)

    Entonces le doy la razón a Lieberman, los que quieran vivir en Israel deberían firmar y jurar lealtad al Estado de Israel porque por lo menos, aunque pertenezcan a una población musulmana o cristiana, deben ser leales a la patria donde nacieron y a la que pertenecen, con todos sus derechos y OBLIGACIONES. Eso lo hace cualquier país normal de este mundo. Si sos un traidor vas en cana. Si querés tener la ciudadanía tenés que jurar lealtad. Todo ciudadano de Israel tiene derecho a voz y voto y la demografía no es un peligro tan grande porque si bien los árabes tienen un alto índice de natalidad, Israel tiene mucha inmigración judía que no va a poner en riesgo el carácter judío del Estado.

    El problema es cómo es el carácter judío de hoy, que ha cambiado con la creación del Estado. ¿Debe agachar el lomo como lo tuvieron que hacer los judíos de la diáspora para complacer al mundo y poder sobrevivir? ¿Descollar para ser aceptado y respetado? ¿Guardar dinero para que sea más difícil expropiarles el fruto de su trabajo? ¿Ese es el carácter judío? Pues es posible que lo haya sido por más de dos mil años y gracias a su capacidad de adaptación ahora tienen su estado, su identidad y su cultura pisando su propia tierra.

    Pero el carácter judío de hoy es otro, también moral pero aguerrido, orgulloso y decidido a hacer todo lo que sea necesario para conservarla.

    Mi comentario es largo pero el tuyo es muy corto y no sé si te interpreté bien. Te pido que me aclares si no entendí, tu presencia y opinión en mi blog es muy importante.

    Un abrazo.

    ANA

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  4. Evidentemente, el tema es complejo y no resiste esquemas reductivos.
    Mi opinión es compartida por muchos israelíes: el viernes tres de junio último, el matutino Haaretz publicó las memorias de Ben Gurión sobre las guerras de Israel; el fundador del Estado de Israel abandonó su sueño del "Tercer Reino" (de Judea) cuando vislumbró -con lucidez profética- las implicancias
    políticas y morales del la conquista (de Samaria y Judea).

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  5. ¿Podés enviarme la dirección precisa del artículo? No sé quién lo escribió ni el nombre del artículo, me ahorrás trabajo. ¿Hay alguien que quiere conquistar Judea hoy día? Leer e informarse evita el reduccionismo.
    Un abrazo.

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