domingo, 19 de junio de 2011

864 - DORE GOLD Y LAS RAZONES DE ISRAEL


LA VISIÓN DE LARGA DATA REFERIDA A FRONTERAS DEL 67

Durante décadas, las más grandes mentes estratégicas concluyeron que el Estado judío sólo salvaguardará su futuro conservando fronteras defendibles, más allá de las líneas de 1967.

Por DORE GOLD
 
 
La reciente declaración del Primer Ministro Benjamin Netanyahu de que Israel no puede defenderse con fronteras trazadas a lo largo de las fronteras de 1967 fue cuestionada en ciertos círculos de política exterior. Esas críticas destacaron que Israel luchó con éxito en dos guerras (1956 y 1967), mientras se sustentaba dentro de esas fronteras. Y clamaron que las fronteras no importaban demasiado en una guerra moderna.

Netanyahu tiene razón.

La idea que las fronteras de 1967 no son defendibles rondó durante décadas. En verdad, los arquitectos de la doctrina de seguridad nacional israelí alcanzaron esa conclusión cuando apenas finalizó la Guerra de los Seis Días. El principal problema estratégico que Israel encaró en esa época, fue la enorme asimetría entre su pequeño y prestigioso ejército (que necesitaba ser reforzado con una movilización oportuna de reserva), y los prestigiosos ejércitos de sus vecinos (que podían formar coaliciones en épocas de tensión y explotar la angosta geografía de Israel con aplastantes cantidades). En verdad, Israel ganó en 1967 pero la guerra puso sobre el tapete las muchas vulnerabilidades del país.

En los años que siguieron el principal defensor, para crear nuevos lazos para reemplazar las frágiles líneas desde antes de 1967, fue Yigal Allon, vice-Primer Ministro de entonces. Allon tenía considerable experiencia militar, habiendo comandado el Palmaj (unidades elite de ataque de las fuerzas judías, en la guerra de 1948) que conllevó a la creación del Estado de Israel. En 1976, mientras prestaba servicio como ministro de RR.EE, Allon escribió un artículo para Relaciones Públicas, subrayando la lógica estratégica de su posición y destacando que la frontera de 1967 era una línea de armisticio (desde la Guerra de la Independencia de Israel) y nunca fue prevista como frontera política final. Allon citó al embajador de EE.UU. en Naciones Unidas en 1967, Arthur Goldberg, quien dijo que la línea de 1967 no era ni segura ni reconocida. Dado ese trasfondo, la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, apoyada por EE.UU. y Gran Bretaña, solo llamó a la “retirada de las fuerzas armadas de Israel de los territorios ocupados en el reciente conflicto”, pero no de “todos los territorios”. Además la resolución no especificó la estricta adhesión a la frontera previa a 1967, apoyando que sólo fronteras “seguras y reconocidas” serán establecidas.

Bajo el plan de Allon, Israel podría incluir una parte importante del Valle del Jordan dentro de sus límites. Esa área no está dentro de la frontera previa a 1967, pero es esencial para la defensa. Debido a que se eleva desde una zona de casi 1200 pies por debajo del nivel del mar hacia una empinada inclinación que llega a cimas montañosas de 2000 o 3000 pies por sobre el nivel del mar, sirve como una formidable línea de defensa que permitiría, a una pequeña fuerza israelí, resistir mucho más extensamente que los ejércitos convencionales, dándole tiempo para movilizar sus reservas.

El control del Valle del Jordán, además, le permitió a Israel evitar el contrabando hacia la Margen Occidental del mismo tipo de armas que ingresaron a la Franja de Gaza: misiles, misiles antiaéreos y toneladas de explosivos para ataques terroristas.

Hoy se podría discutir que, luego de la desaparición de Saddam Hussein, Israel ya no tendrá que preocuparse por las fuerzas expedicionarias iraquíes que corren a lo largo del territorio jordano. Sin embargo, la planificación israelí para el futuro no puede basarse en una foto instantánea de la realidad 2011. Nadie puede garantizar lo que será la orientación de Irak dentro de cinco años: una incipiente democracia pro-Occidente o un satélite iraní, fuertemente armado, que subvierta la seguridad de sus vecinos. Los saudíes no están dando ninguna oportunidad y están construyendo un cerco de seguridad a lo largo de la frontera con Irak.

La vulnerabilidad de Israel tiene implicancias regionales. Si se hiciera evidente que la barrera del gran Valle del Jordán, que protegió a Israel durante más de 40 años, ya no está en manos israelíes, entonces el Reino Hachemita de Jordania se convertiría en una posición adelantada y atractiva para los grupos jihadíes que buscan acoplarse a Hamas para llevar a cabo la guerra contra Israel. En 2007, cuando la actividad de al Qaeda en Irak estaba en su cúspide, la organización buscó construir una posición de avanzada en Irbid (Jordania), para reclutar a los palestinos de la Margen Occidental. Ese esfuerzo cayó. Pero, si Israel vuelve a las fronteras de 1967, entonces toda la dinámica de la seguridad regional cambiará y las presiones internas sobre Jordania, sin duda, aumentarán.

Yitzhak Rabin, quien promovió los acuerdos de Oslo en 1993, comprendió mejor que nadie los dilemas estratégicos de Israel en los años por venir. En octubre de 1995, un mes antes que fuera asesinado, se dirigió ante la Knesset y solicitó la ratificación del Acuerdo Interino de Oslo II, que firmó en la Casa Blanca, en presencia del Presidente Clinton. En su discurso, estableció su consideración sobre las futuras fronteras de Israel. Rabin dejó en claro que Israel no se retiraría a las fronteras de 1967 e insistió en mantener unida a Jerusalén. Y, finalmente, como su mentor Yigal Allon, Rabin destacó que Israel se aferraría al Valle del Jordan “en el sentido más amplio de la palabra”.

Es siempre posible encontrar a israelíes que dirán que la frontera de 1967 es la justa. Pero, las mayores mentes estratégicas de Israel desde la Guerra de los Seis Días, no acuerdan con esa postura y concluyeron, de manera abrumadora, que Israel puede salvaguardar su futuro sólo si conserva fronteras defendibles, que significa redibujar la frontera de 1967 para incluir partes de la Margen Occidental cruciales para la supervivencia del país.

Dore Gold, ex embajador israelí ante Naciones Unidas, es presidente del Jerusalem Center for Public Affairs.

FUENTE: CIDIPAL-GOLD-FRONTERAS DEL 67 - 07/06/11 

FUENTE: LOS ÁNGELES TIMES-05/06/11

COMENTARIO:

Si los países que tienen armas más modernas estuvieran dispuestos a usarlas sin reservas ante cualquier ataque de estados contiguos potencialmente enemigos, no se haría tanto hincapié sobre las fronteras. Pero no es así en la realidad, el más fuerte necesariamente debe ser el más responsable.

Israel, un estado judío, está rodeado de países musulmanes que no lo aceptan ahora y quizá no lo acepten nunca. Ha tenido acuerdos de paz con Egipto y Jordania, pero en política nada es eterno, lo que se conviene hoy puede ser rechazado en el futuro por otro gobierno. O bien el enemigo actual puede hacer un acuerdo pero no se sabe cuanto durará.

La realidad indiscutible es que en una región de pueblos musulmanes hay uno que no lo es, nunca dejarán de combatirlo en cuanto tengan la oportunidad. Los árabes todavía querrían recuperar España o Al-Andalus, como ellos la llaman. ¿Que esperanzas hay para Israel?

El "progresismo" no considera estos datos de la realidad porque apunta a que la paz universal es posible, sin embargo, el mundo nunca ha cesado de estar en guerra, intereses de todo tipo o culturas opuestas lo mantienen activo o alerta.

Fronteras seguras para Israel es una forma de evitar enfrentamientos mucho más cruentos, permite librar escaramuzas con armas convencionales y tener tiempo para advertir al mundo para que ayude a detener un rápido ataque que obligue a usar armas más letales.

Esto, siempre y cuando le interese, como en Libia, o que no le convenga involucrarse, como en Siria. Así es la cosa, Mafalda.

ANA

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