CONMEMORACIÓN DEL DÍA INTERNACIONAL DEL HOLOCAUSTO EN ALEMANIA
Al observar este dibujo, seguramente a cada uno de nosotros nos podrá decir algo diferente como para hacer una reflexión, les dejo la mía.
Se conmemora el Día Internacional del Holocausto en Alemania y el Presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, pasa revista a las tropas de otra generación de alemanes, una muy distinta a aquélla que tanto daño hizo a su pueblo y al resto del mundo que las enfrentó.
Veo a jóvenes armados, son alemanes, lucen erguidos y su arma apunta al cielo. Su uniforme no nos recuerda al de aquellos que apuntaban a sus conciudadanos opositores, minusválidos o judíos. Todos ellos alemanes, todos inermes ante la fuerza de su propio estado que los persiguió.
No hay una expresión en su aspecto general que nos transmita nada especial y así debe ser, su gobierno ha tomado la decisión de ser el que ha asumido la responsabilidad para que aquella historia no se repita y sus fuerzas armadas están para defender a una Alemania que se esmera para que hoy sea una aliada leal del pueblo que otrora persiguió. Ese pueblo ya no es alemán, ahora tiene, y para siempre, una nacionalidad que lo protegerá de los malvados.
Una mujer emblemática, a la que se considera la figura política más importante de la Unión Europea, Ángela Merkel, ha hecho la diferencia con más dureza y convicción que cualquiera de sus pares. No es grandilocuente ni lo necesita, sólo la asiste la razón y sus ojos azules nos dicen más que cualquier discurso escrito por algún asesor brillante.
Frente a esa fila de jóvenes robustos camina un hombre mayor, no tiene más armas que la tenacidad y fortaleza de su estado que lo protege, pero también luce erguido y seguro, un joven país construido con sus propias manos lo observa. Parece estar solo, parece sereno, parece no lucir ningún uniforme aunque es un combatiente desde hace muchos años.
También parece no tener ninguna insignia que distinga sus méritos, su grado, su arma, su nacionalidad. Sin embargo, y aunque no lo parezca, sí la tiene, y no está solo, lleva de la mano a seis millones de almas que están poblando todo el espacio cuando él las representa. Son aquellos que perdieron su vida pero que han sido sucedidos por nuevas generaciones de un pueblo muy antiguo que permanece, que ha revivido con una nacionalidad y un territorio al que tendrá que defender por mucho tiempo.
Hay quien todavía se niega a reconocer al Estado Judío de Israel, esta es una simbólica prueba de su existencia y del respeto que despierta.
Pensar en el milagro del renacimiento de Israel y la supervivencia del pueblo judío a pesar del horror, apenas ayuda a superar el pasado. Sólo ellos, con su innata alegría y poder para transformar la realidad para sí y para el mundo entero, nos permiten esbozar una sonrisa.
ANA
Se conmemora el Día Internacional del Holocausto en Alemania y el Presidente del Estado de Israel, Shimon Peres, pasa revista a las tropas de otra generación de alemanes, una muy distinta a aquélla que tanto daño hizo a su pueblo y al resto del mundo que las enfrentó.
Veo a jóvenes armados, son alemanes, lucen erguidos y su arma apunta al cielo. Su uniforme no nos recuerda al de aquellos que apuntaban a sus conciudadanos opositores, minusválidos o judíos. Todos ellos alemanes, todos inermes ante la fuerza de su propio estado que los persiguió.
No hay una expresión en su aspecto general que nos transmita nada especial y así debe ser, su gobierno ha tomado la decisión de ser el que ha asumido la responsabilidad para que aquella historia no se repita y sus fuerzas armadas están para defender a una Alemania que se esmera para que hoy sea una aliada leal del pueblo que otrora persiguió. Ese pueblo ya no es alemán, ahora tiene, y para siempre, una nacionalidad que lo protegerá de los malvados.
Una mujer emblemática, a la que se considera la figura política más importante de la Unión Europea, Ángela Merkel, ha hecho la diferencia con más dureza y convicción que cualquiera de sus pares. No es grandilocuente ni lo necesita, sólo la asiste la razón y sus ojos azules nos dicen más que cualquier discurso escrito por algún asesor brillante.
Frente a esa fila de jóvenes robustos camina un hombre mayor, no tiene más armas que la tenacidad y fortaleza de su estado que lo protege, pero también luce erguido y seguro, un joven país construido con sus propias manos lo observa. Parece estar solo, parece sereno, parece no lucir ningún uniforme aunque es un combatiente desde hace muchos años.
También parece no tener ninguna insignia que distinga sus méritos, su grado, su arma, su nacionalidad. Sin embargo, y aunque no lo parezca, sí la tiene, y no está solo, lleva de la mano a seis millones de almas que están poblando todo el espacio cuando él las representa. Son aquellos que perdieron su vida pero que han sido sucedidos por nuevas generaciones de un pueblo muy antiguo que permanece, que ha revivido con una nacionalidad y un territorio al que tendrá que defender por mucho tiempo.
Hay quien todavía se niega a reconocer al Estado Judío de Israel, esta es una simbólica prueba de su existencia y del respeto que despierta.
Pensar en el milagro del renacimiento de Israel y la supervivencia del pueblo judío a pesar del horror, apenas ayuda a superar el pasado. Sólo ellos, con su innata alegría y poder para transformar la realidad para sí y para el mundo entero, nos permiten esbozar una sonrisa.
ANA
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