ENTENDER EUROPA
Por DANIEL PIPES
"IN EUROPE, REMORSE HAS TURNED TO MASOCHISM"
"Nada es más occidental que el odio a Occidente". Eso escribe el novelista y ensayista francés Pascal Bruckner en su obra ´La tyrannie de la pénitence´ (2006), hábilmente traducida al inglés por Steven Rendall y recientemente publicada por Princeton University Press como ´La tiranía de la culpa: un ensayo del masoquismo occidental´. "Todo el pensamiento moderno", añade, "se puede reducir a denuncias mecánicas de Occidente, haciendo hincapié en la hipocresía, la violencia, y la abominación de este último".
Exagera, pero no mucho.
El autor muestra cómo los europeos se ven a sí mismos como "el enfermo del planeta", cuya enfermedad origina cada problema que tiene el mundo no-occidental (lo que él llama el Sur). En cuanto el hombre blanco puso el pie en Asia, África o América, la muerte, el caos y la destrucción siguieron los pasos. Los europeos se creen nacidos del estigma: "El hombre blanco ha sembrado de dolor y ruina los lugares a donde ha ido". Su piel blanca avisa de su deficiencia moral.
Estas declaraciones provocadoras sostienen la brillante polémica de Bruckner que defiende que el remordimiento europeo por los pecados del imperialismo, el fascismo y el racismo se ha apoderado del continente hasta el extremo de ahogar su creatividad, destruir su autoconfianza y agotar su optimismo.
Bruckner en persona reconoce las manchas de Europa, pero también la alaba por la autocrítica: "No hay duda de que Europa ha alumbrado monstruos, pero al mismo tiempo ha dado a luz teorías que hacen posible entender y destruir estos monstruos". El continente, sostiene, no puede ser sólo una maldición, dado que sus sublimes logros complementan sus peores atrocidades. Esto es lo que él llama "la prueba de grandeza".
Paradójicamente, es la misma disposición de Europa a reconocer sus defectos lo que suscita el auto-odio, porque las sociedades que no practican la introspección no se laceran. La fuerza de Europa es así su debilidad. Aunque el continente "más o menos ha vencido a sus monstruos" como la esclavitud, el colonialismo o el fascismo, decide revolcarse en el peor de su historial. De ahí el título del libro, "La tiranía de la culpa". El pasado, con su violencia y agresión, se congela en el tiempo, una carga de la que los europeos nunca esperan zafarse.
El Sur, por el contrario, es considerado inocente a perpetuidad. A medida que el colonialismo se desvanece en el olvido, los europeos se culpan valientemente de la difícil situación de los pueblos otrora colonizados. La eterna inocencia significa la infantilización de los no occidentales; los europeos actúan como si ellos fueran los únicos adultos, una forma de racismo en sí misma. También ofrece una manera de anticiparse a las críticas.
Esto explica el motivo de que los europeos pregunten lo que ellos "pueden hacer por el Sur en lugar de preguntar lo que el Sur puede hacer por sí mismo". También explica el motivo de que, tras los atentados de Madrid en 2004, un millón de españoles se manifestaran no contra los autores materiales islamistas, sino contra su propio primer ministro. Y peor aún: el motivo de que vieran a los civiles españoles "desgarrados por el acero y el fuego" como la parte culpable.
Como se observa en los atentados de Madrid y en un sinfín de actos de violencia más, los musulmanes tienden a tener las actitudes más hostiles hacia Occidente, y los palestinos se cuentan como los más hostiles de los musulmanes. Que los palestinos se enfrenten a los judíos, las víctimas más graves de la criminalidad occidental, les convierte en el vehículo ideal para refutar perversamente la culpa occidental. Para empeorar las cosas, mientras los propios europeos se desarman, los judíos cogen la espada y se sirven de ella sin vergüenza.
Europa se exonera de los delitos contra los judíos ensalzando a los palestinos como víctimas, sin que importe lo virulentamente que actúen, y retratando a los israelíes como los Nazis definitivos, al margen de lo imprescindible de su legítima defensa. De esta forma la cuestión palestina "vuelve a legitimar de forma discreta el odio a los judíos". Los europeos se centran en Israel con tal intensidad que se podría pensar que el destino del planeta va a decidirse "en una pequeña franja de territorio entre Tel Aviv, Ramalah y Gaza".
¿Y Estados Unidos? Al igual que "Europa se redime del crimen de la Shoah culpando a Israel, [también] se exonera de los pecados del colonialismo culpando a Estados Unidos". Excomulgar a su vástago estadounidense permite a Europa pavonearse. Por su parte, Bruckner rechaza esta salida fácil y expresa su admiración por América y su orgullo del país. "Mientras América se reafirma, Europa se cuestiona". También señala que, en caso de necesidad, los condenados de la tierra invariablemente recurren a Estados Unidos y no a la Unión Europea. Para él, Estados Unidos es "el último gran país de Occidente".
Él espera que Europa y América cooperen de nuevo, porque cuando lo hacen, "logran resultados maravillosos". Pero sus propias evidencias apuntan lo improbable de esa perspectiva.
FUENTE: PIPES-ENTENDER EUROPA-27/04/10
NATIONAL REVIEW ONLINE
COMENTARIO:
Siempre hay culpa cuando se tiene conciencia, nadie está exento de cometer errores y a veces también crímenes. Pero, ¿eso nos hace estúpidos o injustos? ¿Eso nos permite sacarnos las culpas cargando a otros con ellas?
El arrepentimiento no basta, también se debe reparar a la víctima. Este es el tema más difícil porque no se puede volver atrás la historia. Lo que el hombre blanco hizo es repudiable, los negros americanos lo saben muy bien cuando para dormir a sus hijos los amedrentaban diciéndole que si no se dormían "iba a venir el diablo blanco". Nada más claro sobre qué significaba el blanco para un negro estadounidense. Pero lo han superado o lo siguen intentando. Y no les ha llevado siglos, como a Europa, algo de lo que pueden estar muy orgullosos.
Lamentablemente, demostrando que han superado esa discriminación, han elegido a un hombre que no es negro sino mulato, que no es de raíces americanas, cuya formación no es cristiana y que se educó con la elite americana. Nada que ver con Martin Luther King. Además de ser muy inteligente es bastante soberbio e inexperto. Tres particularidades que hacen posible que se equivoque y mucho. El tiempo dirá.
Con respecto a qué hacen Europa y Estados Unidos con quienes fueron sus víctimas en el pasado, no tiene ningún sentido tratarlas hoy como sus víctimas, en realidad las "ex-víctimas" que tienen el poder son sus socios en negocios internacionales, y todos están muy mezclados. No se puede decir el poder del dinero americano, europeo o de cualquier parte del mundo. Sólo hay intereses y la gente, esos pueblos que otrora fueron esquilmados por occidente, son hoy empobrecidos por la misma casta que hace negocios con el occidente de hoy. Los mantienen en la ignorancia, los sojuzgan y esclavizan como ayer lo hicieron las grandes potencias. Pero esta vez por sus propios líderes.
¿Esto es culpa de occidente? En parte lo sigue siendo, nada más evidente que lo que las grandes compañías petroleras hacen en África y donde pueden explotan minerales a "cielo abierto" y envenenan las aguas cuando los dejan. Pero si cada uno de los que tienen intereses dejara ese lugar otro lo ocuparía, el dinero y el poder los hace buitres.
El mundo está dividido porque cada cual quiere imponer su cultura y su ideología. En ese sentido hay un occidente que aprovechó su momento histórico y progresó, que avanzó hacia una sociedad más justa, que dejó atrás las barbaridades y se civilizó, internamente. Hay una Europa que se ufana de su cultura de muchos siglos y hay una América que pone el cuerpo cuando las cosas se ponen feas. Es hora que se pongan de acuerdo y defiendan juntas lo que han conquistado y que, por cultura, comparten.
¿Qué hacen los países que tienen lo que a occidente le falta y por lo que ganan enormes sumas de dinero? Petróleo, gas, minerales, su "progreso" es la involución, hacia allí se esfuerzan por llevar a su gente y además nos lo quieren imponer a nosotros. Es hora que occidente decida qué quiere hacer con su futuro, si golpearse el pecho mientras disfruta del presente o si se decide a defender lo logrado y apoya a quien, como Israel, se ha esforzado por renacer de sus cenizas -y no es un eufemismo- en lugar de llorar por un pasado mucho más doloroso que cualquier culpa que occidente pueda sentir.
No comparto totalmente la idea que occidente actúa como lo hace hoy para reparar su pasado, lo hace por comodidad, porque es más fácil apaciguar a los peligrosos que apoyar a quienes no lo son. Esto no tiene nada que ver con la culpa, es egoísmo, porque no es el occidente de hoy quien cargará con este nuevo pecado, son las generaciones futuras, ellas sí, las que tendrán que soportar las consecuencias de la falta de coraje que un país mucho más pequeño y aislado como Israel, en soledad, enfrenta.
ANA
Qué análisis más certero...! No puede ser que occidente sea culpable de todo lo que al llamado tercer mundo le sucede y especialmente al mundo musulmán, que no olvidemos tiene en sus manos el poder del dinero hasta el punto que no sabe donde esconderlo.Es algo que en su declive occidente tiende a asumirlo como algo penoso sin valorar que casi todos los pueblos son dueños de su destino. Mira Israel, que como cabeza de puente está siendo bombardeado, vipilendiado y ofendido tanto por unos, sus compañeros culturares, como los otros, musulmanes declarados así mismos enemigos hasta la muerte.El peor enemigo que tiene occidente, quitando a Israel( aunque su izquierda es del todo inconcebible)es el sentido de culpabilidad cuando no tiene por qué tenerlo sino en casos muy concretos y no es precisamente los musulmanes los que más deben protestar. La conquista emprendida por estos no acabará hasta que occidente de pliegue y el camino que este ha emprendido no es otro que el que al islam más interesa.
ResponderEliminarOccidente está muerto. Sólo Israel resiste.
Saludos Ana
Israel resiste porque en ello le va la supervivencia, cuando Occidente llegue a ese mismo punto, también resistirá. Cada atentado con víctimas totalmente inocentes, turistas que no saben lo que puede esperarles en medio de un conflicto interno que no perciben tan cercano es el llamado de atención. Visitar esos países es la verdadera aventura convertida en riesgo personal, ayudarlos si, pero desde lejos. Y ayudar de verdad a quienes dentro de su propio país y cultura desearían también tener una vida mejor en lugar de ser obligados a volver al pasado. Médicos, enfermeras, asistentes sociales que se arriesgan por amor al prójimo y son tomados como corderos. No hay conciencia del riesgo, no tiene sentido. Ellos allá y nosotros aquí es la respuesta, hasta que el tiempo lime las diferencias que por ahora son insalvables. Gracias por tu mensaje, saludos.
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