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miércoles, 11 de abril de 2012
1026 - INFOBAE - HARISSI - LA REBELIÓN EN SIRIA
EL CONFLICTO EN SIRIA EXACERBA LAS TENSIONES RELIGIOSAS EN ORIENTE MEDIO
Por MOHAMAD ALI HARISSI
Los enfrentamientos desde hace más de un año oponen a una mayoría sunita a la minoría alauita en el poder. Varios expertos observan las repercusiones que podría traer en la región. Más de 10 mil personas han muerto en la violenta represión llevada a cabo por el régimen de Bashar Al Asad de la rebelión que prendió primero en los barrios y regiones sunitas del país. Inicialmente pacífica, la protesta se ha militarizado progresivamente y ahora los combates más frecuentes son los que oponen a los "desertores" al ejército y a las milicias favorables al régimen.
El mundo árabe se muestra profundamente dividido frente a este conflicto. "La situación en Siria las acentúa", asegura Paul Salem, director para Oriente Medio del Centro Carnegie, con sede en Beirut. A su juicio "se combinan una escalada regional" entre Irán y los países del Golfo y "una tensión religiosa".
El analista iraquí Ibrahim al Sumaidai observa también una crispación entre la "media luna chiita" (Irán, Irak, Siria y una parte de Líbano) y "países como Arabia y Catar que quieren poner fin al régimen de Bashar Al Asad por motivos religiosos".
Siria está gobernada desde medio siglo por la minoría alauita, una emanación del chiismo. Arabia Saudita y Catar están dirigidos por wahabitas, quienes defienden una interpretación estricta de la religión y consideran herejes a los chiitas y a otras ramas del islam. Los dos países quieren armar a los rebeldes sirios mientras que los países de mayoría chiita como se oponen y rechazan la salida de Al Asad.
Estas tensiones se hicieron patentes en la cumbre árabe de Bagdad el pasado 29 de marzo. El primer ministro catarí Cheikh Hamad explicó que "el bajo nivel de representación de países del Golfo era un mensaje al gobierno de Irak". "No estamos de acuerdo con toda la política de Irak respecto a una parte (de la población) incluidos los sunitas, que están marginalizados", hizo saber.
Por su parte, el primer ministro chiita iraquí Nuri Al Maliki también se mostró firme ante Catar y Arabia Saudita. "Rechazamos el envío de armas (a la oposición) y todo proceso que lleve a un derrocamiento del régimen porque agravaría la crisis en la región", dijo el domingo. "Estamos en contra de la injerencia de algunos países en los asuntos internos de Siria y esos países tienen intención de interferir en los asuntos internos de todos los países árabes", acusó.
Al mismo tiempo, Catar, y luego Arabia Saudita, recibían al vicepresidente iraquí sunita Tarek Al Hashemi, reclamado por la justicia de su país y en conflicto "confesional" con Maliki.
Para Mahjub al Zuwairi, profesor en la Universidad de Catar, "la discordia religiosa empezó en 2003", cuando una coalición liderada por los Estados Unidos derrocó a Sadam Husein, poniendo fin a décadas de poder sunita.
Para este profesor jordano, los países del Golfo tienen "una postura unificada" respecto a Irak, que es considera como "secuaz de Irán en lo que se refiere a Siria". "Irak teme que un poder salafista (radical sunita) suceda a Bashar Al Asad y considera que su sistema laico es mejor que un régimen sunita", apunta Sumaidai.
Para el ex consejero (chiita) para la seguridad nacional iraquí, Muafaq al Rubaie, "al adoptar una postura confesional sobre Siria, los países (dirigidos por los sunitas) del Consejo de Cooperación del Golfo juegan con fuego y corren el peligro de provocar un incendio en toda la región".
Fuente: AFP
FUENTE: INFOBAE-AFP-HARISSI-TENSIONES-08/04/12
COMENTARIO:
Lo que comenzó en Siria como una nueva "primavera árabe" donde la gente pedía más democracia y libertad, termina -como siempre en Medio Oriente- en un enfrentamiento entre suníes y chiíes. Detrás de ellos, una población mayoritaria suní y una minoría alawí (un desprendimiento del chiísmo) en el poder, se alinean los países donde alguna de estas sectas dominan.
Al Assad ni siquiera pensó en satisfacer esas demandas pacíficas donde la religión no tenía peso, simplemente reprimió, como hizo su padre en el pasado. Por falta de criterio político, ahora Siria se ha convertido en un campo de batalla donde nadie quiere ceder terreno.
Los países de mayoría suní no están dando el apoyo armamentista que podría sostener la rebelión que ya tiene un tinte religioso que no tenía al comienzo, mientras que los países que responden al chiísmo, que no quieren que Assad caiga, lo asisten con armas. De esto trata la masacre de Siria.
La brutalidad del régimen, atacando barrios donde suponen que puede haber rebeldes ha hecho que éstos se retiraran para proteger a la población civil de ser atacada, pero igual los tanques entran y la gente trata de huir como puede, no tienen comida, agua, ni asistencia para los heridos. Los rebeldes no tienen suficientes armas porque nadie se las provee y los desertores tampoco llevan consigo armamento como el que tiene Assad, tanques y aviones.
Es imposible saber la verdad porque no hay prensa allí, hubo periodistas occidentales asesinados por los bombardeos en un edificio que los alojaba y la información puede ser parcial. Pero hay fotos e informes de ONGs que evidencian la matanza.
Puede que Assad tarde en caer, pero finalmente tendrá que abandonar el poder porque la comunidad Internacional no lo aceptará después de lo que ha hecho. Lo que no se sabe es cuándo ocurrirá ni cómo será Siria después de Asad. Por ahora, Irán necesita de Assad y viceversa.
Pero, también Turquía aspira a tener control sobre Siria, forma parte de las ambiciones de Erdogan ser el referente en medio Oriente. Rusia y China no permiten la interferencia de Occidente, Asad sigue matando aunque varias veces prometió una tregua, inclusive hoy se iniciaría la última prometida. Es difícil creer que cumplirá hasta que no haya destruido toda oposición, por lo menos es lo que ha hecho hasta ahora.
El problema que subyace en estos enfrentamientos es que si por razones humanitarias se ayuda a la rebelión, se estaría colaborando para que tomen el poder los Hermanos Musulmanes y el país saldría de la órbita del chiísmo (Irán) para formar parte del grupo de países suníes. Es poco probable que, a la larga, un régimen laico pueda fortalecerse en países islámicos, el pueblo responde más que a ninguna otra cosa a la religión, éste es el punto.
Las fotos que llegan muestran una gran destrucción de barrios y viviendas, la información que llega no deja espacio para la esperanza de salvar vidas mientras Asad esté en el poder, lamentablemente, no lo dejará por voluntad propia.
ANA
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