domingo, 6 de julio de 2014

1320 - GREENFIELD - ISRAEL Y EL ISLAMISMO EN SU TERRITORIO



NO ES LA OCUPACIÓN, ES EL ISLAM

It’s Not the Occupation, It’s Islam (EN ESPAÑOL)

Por DANIEL GREENFIELD


Los cadáveres de tres adolescentes israelíes asesinados, Naftali, de 16 años, a quien le gustaba jugar al basquet; Gilad, de 16, quien acababa de terminar un curso de buceo y Eyal, de 19, con su guitarra, serán recibidos por el mismo horrible desfile de los que llorando acompañan los féretros de todas las víctimas del terrorismo.

Los reporteros garabatearán algo sobre "asentamientos" y el "ciclo de violencia". Los diplomáticos instarán a la moderación y recordarán a todos que la única solución puede encontrarse a través de las negociaciones con los terroristas. Y los expertos pondrán todo en perspectiva enterrándolos bajo capas de palabras y ponderación, sus ataúdes cubiertos con piedras de olvido.

Pero todas las vacías palabras sobre "ocupación" y "ciclo de violencia", la invocación de una solución pacífica que siempre está a punto de llegar pero nunca llega, los mapas que ceden más territorio a los terroristas, están tratando un problema que no existe.

No se trata de un territorio físico. Se trata de un territorio espiritual. No se trata de nacionalismo. Se trata de islamismo. No se trata de "ocupación". Se trata del islam.

"Yo crié a mis hijos de rodillas en la religión (islámica), son chicos religiosos, honestos y de manos limpias, y su objetivo es traer la victoria del islam", dijo la madre de uno de los asesinos pertenecientes a Hamas. No se trata de una nación palestina. Tampoco de una solución de dos Estados. Ni cuarenta por ciento de esto y sesenta por ciento de lo otro. Se trata de la victoria del islam.

Naftali, Gilad y Eyal fueron asesinados por la misma razón que innumerables personas fueron asesinadas en Siria, Irak, Egipto, Afganistán, Nigeria y Pakistán.

Para no mencionar al Reino Unido y Estados Unidos.

Ellos fueron asesinados en nombre de una guerra religiosa que ha estado ocurriendo durante más de mil años. Los musulmanes no comenzaron repentinamente a matar judíos en 1948 o 1929. No empezaron a matar cristianos por la política exterior de Estados Unidos o por el negocio del petróleo.

Los musulmanes no comenzaron a matar judíos y cristianos por una política exterior. Empezaron a perseguir y matar a sus vecinos cristianos y judíos porque su religión les dijo que lo hicieran.

Hamas, el grupo terrorista que asesinó a los tres adolescentes, no es una organización nacionalista palestina, a pesar de que de vez en cuando cumple ese rol. Su carta fundacional (*) comienza con Alá y termina con Alá. El artículo cinco de sus estatutos establece que el grupo se extiende a "cualquier lugar de la tierra donde haya musulmanes que adoptan el Islam como su forma de vida". Su objetivo es crear un estado islámico. Todo lo demás es secundario.

La Carta Fundacional de Hamas (*) la describe como una parte del "Movimiento de la Hermandad Musulmana" universal. Los terroristas de la Hermandad matan judíos en Israel por la misma razón que matan chiítas en Siria o cristianos coptos en Egipto .

El artículo séptimo de la Carta de Hamas concluye con el infame Hadith islámico, que proclama que los tiempos finales musulmanes vendrán solamente cuando "los musulmanes lucharán contra los judíos (y los matarán); hasta que los judíos se escondan detrás de las rocas y los árboles, y ellos gritarán: ¡Oh musulmán! ¡Hay un judío que se esconde detrás de mí, ven y mátalo!"

Independientemente de la obvia intolerancia genocida, ésta es una cita de un texto que tiene más de mil años de antigüedad. Su autor no estaba predicando el asesinato en masa de judíos por los asentamientos en la Ribera Occidental (Judea y Samaria o Cisjordania para los árabes). En esos tiempos los musulmanes habían subyugado a la población judía de Oriente Medio y la estaban gobernando. Los judíos no eran ninguna amenaza para ellos. La idea de un ejército judío era tan ridícula como viajar a la luna.

El odio que destila ese texto no tiene nada que ver con Israel pero tiene todo que ver con el Islam.

La insistencia en que la política exterior explique el antisemitismo musulmán es tan ahistórica como afirmar que Hitler odiaba a los judíos a causa de la Guerra de Yom Kippur. A excepción de que al menos ambos sucesos ocurrieron en el siglo XX. El islam ha estado odiando y persiguiendo a los judíos durante más de 1300 años, antes del renacimiento del moderno Estado de Israel.

Hay dos maneras de ver la plaga del terrorismo musulmán en todo el mundo. Una es tratar cada conflicto islámico con los cristianos, judíos, budistas, hindúes y una docena de otras religiones, como que se debe a algún agravio político local de cosecha reciente. La otra forma es entenderlo como expresiones locales de una guerra histórica de religión y la continuación de la ola de conquistas que hizo que el islam se convirtiera en una religión universal.

Podemos ser como los seis ciegos que sienten a su alrededor al elefante islámico y asumir que su tronco y sus colmillos son fenómenos totalmente independientes. O podemos abrir los ojos y ver al elefante en la habitación.

La Carta de Hamas comienza con la alabanza del Corán para los musulmanes "las mejores personas" y condena a cristianos y judíos a ser golpeados con humillación "por haber incurrido en la ira de Alá".

Ésta no es una afirmación del nacionalismo palestino. Es supremacía islámica.

No hay nada negociable cuando se trata de supremacía. La supremacía no puede ser apaciguada. El supremacismo no quiere un pedazo del pastel. Quiere todo el pastel. Los aliados lo aprendieron de la manera más dura con Hitler. Lo mismo hicieron los innumerables reinos que intentaron vivir en paz con los ejércitos de los conquistadores mahometanos.

Si Israel nunca hubiera existido Hamas seguiría existiendo, lo mismo que existen las otras ramas de la Hermandad Musulmana en otros lugares de todo el Oriente Medio. Incluso si no existiera el sionismo, la Hermandad Musulmana perseguiría a los judíos bajo su control, al igual que a los cristianos de Egipto y Siria.

Si Netanyahu, Sharon, Begin y un millar de otros villanos israelíes de los apologistas del islam no hubieran nacido, los seguidores de Mahoma habrían continuado matando judíos como lo han hecho durante más de mil años. Si el blanco y azul nunca hubiera ondeado sobre Jerusalén, si los judíos hubieran permanecido oprimidos y perseguidos en las tierras del Islam como los coptos y los zoroastrianos, Naftali, Gilad y Eyal aún habrían sido matados por dos asesinos que fueron criados por sus madres para dar paso a "la victoria del Islam."

No hay una solución política a un conflicto de supremacía. No hay una cantidad de retiradas que puedan hacer que la intolerancia desaparezca. Si un millar de años de humillación y persecución judía no satisfacieron a los antepasados de los asesinos de los tres adolescentes, ¿cómo es que entregar parte de Jerusalén lo conseguirá?

Las soluciones comienzan con la verdad. La verdad es que la violencia islámica contra los judíos no es reciente ni excepcional. El asesinato de judíos por musulmanes, ya sea en Israel o en Bélgica, no es nada diferente de la carnicería musulmana de cristianos. Hindúes, budistas e incluso religiones disidentes musulmanas minoritarias. Estos conflictos no se pueden resolver a través del apaciguamiento. Ellos sólo pueden abordarse por medio de la resistencia.

No son las víctimas de una campaña de mil años de supremacía quienes necesitan apaciguar a sus conquistadores. Se trata de que los conquistadores deben acordar los términos por los horrores que han infligido a través de una campaña de colonialismo y limpieza étnica y buscar el perdón de sus víctimas.

No puede haber paz hasta que los musulmanes entiendan que las conquistas mahometanas fueron una atrocidad genocida que destruyó pueblos y culturas enteras. Sólo entonces podrán honestamente condenar a ISIS por tratar de repetir esas atrocidades. Y sólo entonces serán capaces de vivir en paz con el resto del mundo.

FUENTE: SULTAN-GREENFIELD-ISLAMISMO-02/07/14

(*)

TRADUCIDO POR ANA

REFLEXIÓN:

Dicho de otra manera, si tuviéramos que convivir con organizaciones supremacistas de cualquier color político, ningún país que quiere vivir en democracia lo permitiría. Los nazis no son aceptados, son vigilados y controlados en todos lados. Para poder actuar con su ideología cambian el nombre, disfrazan sus objetivos, pero su historia dice que no hay que confiar en ellos.

Lo mismo con los supremacistas blancos del sur de Estados Unidos, vemos en documentales los desastres que han ocasionado, destrucción de estadios, magnicidios en protesta del orden establecido, persecución de extranjeros, todos sabemos bien que no van a actuar dentro de la legalidad. Los persiguen y neutralizan. Lo mismo con sectas que discriminan a la gente de color, latinos, extranjeros de otras razas o etnias. Ellos también son supremacistas pero blancos, como el Ku Kux Klan. Han sido combatidos y cuando se juzga a un acusado y se comprueba que ha sido tratado con discriminación el juicio se vuelve a hacer en otras ciudades y con otros participantes, donde no haya sospechas de racismo o discriminación. Es decir, la democracia se protege y protege a sus ciudadanos sean como sean.

Esto se entiende en Estados Unidos y en muchas partes del mundo. Cualquier ideología fanática y supremacista, que aspira a imponerse aprovechándose de las leyes del país, está controlada y bajo sospecha. Así es en política.

¿Qué ocurre cuando una religión contiene dentro de sí una ideología supremacista? Es mucho más difícil porque debe haber libertad de religión y, sobre todo, no todos sienten a su religión como una ideología, mucho menos supremacista.

Sin embargo, hay datos que deberían acercarnos a la realidad. Cuando Sisi en Egipto radió a los Hermanos Musulmanes después de la caída de Morsi, significó un toque de atención para el resto de los países. Si él no confió en poder neutralizarlos y convertirlos sólo en una religión sin ideología, por algo lo habrá hecho. Él supo lo que estaba pasando con Morsi cuando lo derrocó. Y el apoyo popular que tuvo como para que la gente volviera a votar a un régimen militar antes que a un gobierno de corte teocrático, indicó que con Morsi no iban por buen camino.

¿Qué pasa en Occidente que no sabe cómo combatirlos? Aceptan, como en Inglaterra, tribunales islámicos, como si la ley en cada país no fuera una sola y para todos igual. Vemos a los fanáticos en las calles amenazando el orden constituido, a la reina usando un pañuelo en la cabeza para recibir a un religioso en lugar de exigir que sean los religiosos los que se adapten a la cultura del país. Así ellos creen que tienen derechos y exigen.

Ni hablar de lo que se les permite en Estados Unidos, comida especial en las cárceles, ventajas para los presos musulmanes que hacen que muchos para aprovecharse de ellas se convierten al islam. Obligación de contratar a musulmanes en comercios que manipulan cerdos o alcohol cuando en realidad no son aptos para esa tarea por razones religiosas, lo mismo con las enfermeras que tiene limitaciones para cumplir con las exigencias de ese trabajo. Y si no los contratan, les hacen juicio por "discriminación". Nada que se parezca a que la ley vigente en un país sea pareja para todos. Es obvio que una empresa selecciona a sus empleados según sus capacidades y disponibilidad para determinados trabajos

Ellos tienen el problema y no encuentran la solución, pero cuando se trata de Israel tratan el problema como si fuera de Israel y no de los musulmanes. Allí se los respeta porque creen en la convivencia hasta que estos grupos fundamentalistas atacan. La actitud de la Comunidad Internacional es querer que hagan la paz a toda costa cuando el fanatismo islámico no quiere aceptar la convivencia sino destruir al estado de Israel como Estado Judío e imponerse por medio del terrorismo.

Israel busca a los culpables, los encuentran, los juzgan, pero no aplican la pena de muerte que ellos aplican en cada atentado, el terrorismo está fuera de la ley. Cada vez que ocurre este tipo de crímenes se vuelve a considerar si estos asesinos merecen la pena de muerte, ya están hartos de ser el pato de la boda. Sin embargo, se mantienen según su cultura y creencias, los encarcelan y viven allí mejor que en los territorios palestinos. La Autoridad Palestina les paga un salario que no reciben los que trabajan en los territorios bajo su control y sus familias son protegidas, porque los asesinos son mártires, héroes. ¿Con ellos se puede hacer algún acuerdo?

Una mujer musulmana dijo que por qué tanto escándalo por la muerte de tres "soldados" israelíes. El ladrón ve a los demás de su propia condición. Para ellos cada joven musulmán es un soldado del islam, para Israel los tres jóvenes eran religiosos, desarmados, inocentes y confiados que encontraron la muerte en manos de asesinos programados para matar. Pertenecían a una familia con graves antecedentes y así fueron formados. Gritos de alegría se oyeron en la comunicación telefónica de uno de los secuestrados. Habían tenido éxito, tarea cumplida.

Los asesinatos de los adolescentes no han sido los únicos ni las últimos, si la Comunidad Internacional respetara la calidad de Israel como estado democrático, el único en Medio Oriente, debería exigir una paz racional y consensuada y fijarse qué hace Israel para protegerse de los fanáticos. Quizá si miraran mejor comenzarían a aprender cómo solucionar sus propios problemas. Porque para aprender se debe ver lo que hacen los que saben.

Claro que para eso deberían olvidar que se trata de respetar lo que hacen los judíos y quizá sea mucho pedir.

ANA

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