EN IRÁN, ELLAS HACEN LA DIFERENCIA
ACTUALIZACIÓN-AURORA-IRAN-MUJERES QUE PROTESTAN-09/03/2011
NASRIN SOTOUDEH
Hay muchos hombres que arriesgan su libertad y su vida pero cuando se es mujer en estos países donde se aplica la Sharía, las mujeres no están tomando riesgos, ellas saben con certeza que serán castigadas. Hay muchas, y todas actúan sabiéndolo. Para los que vivimos en un mundo donde la barrera del género se ha superado, aunque normalmente una mujer tiene que ser mucho más talentosa que cualquier hombre si está en competencia con él, esto nos deslumbra, el coraje no es algo que todos tenemos.No hay ningún signo exterior que indique que estamos frente a estas mujeres excepcionales. En este caso, la foto nos muestra a una mujer con mucha serenidad en su mirada, manos frágiles y actitud segura, pero el pañuelo que cubre su cabeza lo dice todo. Ese es el símbolo exterior que pertenece a una religión donde la mujer no tiene los mismos derechos que los hombres. Entonces uno sabe que hay una incongruencia entre los que esta mujer hace y la forma en que se nos presenta; el pañuelo nos dice que pertenece a una cultura donde la mujer debe ser sumisa y en algunos países debe cubrirse totalmente. Si no lo hiciera sería un delito penado por la ley islámica.
Los musulmanes fanáticos que viven en países occidentales aplican por sí mismos las penalidades violando a mujeres que no son musulmanas porque las consideran prostitutas. Esta forma de pensar a las mujeres como una tentación para el hombre, nos habla de una cultura primitiva, como si los hombres no debieran tener el autocontrol que les permita comportarse como seres humanos y respetarlas.
Sin embargo, la comunidad internacional civilizada trata a estos países como a sus iguales, se olvida de lo que hacen con la MITAD DE SU GENTE, las mujeres, y no quiere asumir que aceptándolos como son, sin exigirles respeto por los derechos humanos de todos, las están traicionando.
ANA
ARTÍCULO DE RUBÉN KAPLAN EN RADIO JAI:
NASRIN SOTOUDEH, UNA GRAN MUJER CONDENADA EN IRÁN
PARA ESTAS MUJERES QUE NO SE DOBLEGAN:
INVICTUS
Desde la noche que sobre mí se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
William Ernest Henley
(1849–1903)
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