miércoles, 11 de septiembre de 2013

1186 - IVAN ELAND - ALGUNAS VERDADES SOBRE EE.UU-SIRIA




LOS ESTADOS UNIDOS SE ARREPENTIRÁN DE UNA INTERVENCIÓN EN SIRIA

La intervención de los EE.UU. en Siria es una pendiente resbaladiza. Si las medidas militares iniciales no funcionan, la presión se pondrá a favor de una acción más férrea utilizando el argumento de que la credibilidad estadounidense se encuentra aún más en la picota.

Por IVAN ELAND

Cuando los expertos debaten las opciones militares a favor de cualquiera de las numerosas intervenciones foráneas de los Estados Unidos, la mayor parte de ellos adopta alguna versión del enfoque de política exterior de “los Estados Unidos como la policía del mundo”. Por lo general, ellos o bien ignoran la cuestión de por qué la particular nación tomada como objetivo es estratégica para los intereses vitales de los Estados Unidos o simplemente afirman que ese tema es irrelevante, porque cualquiera que sea la tragedia que se haya producido se trata de una crisis humanitaria de proporciones épicas.

Este predecible debate está actualmente aconteciendo acerca de la intervención de los EE.UU. en Siria. Nos ocupamos primero de la segunda de las aseveraciones diciendo que si bien los cientos de personas asesinadas en el supuesto ataque con armas químicas más reciente y las más de 100.000 almas muertas en la guerra civil siria son algo realmente trágico, quedan empequeñecidas si se las compara con otros conflictos recientes mucho más letales en los que los Estados Unidos no hicieron nada. Los Estados Unidos no intervinieron militarmente en el Congo, donde más de 5 millones de personas han sido asesinadas, en Sudán, donde la guerra civil y la hambruna mataron a 2 millones de personas, y en Ruanda, donde la tribu hutu mató a 800.000 miembros de la tribu tutsi. Incluso si los Estados Unidos hubiesen podido haber intervenido y haber hecho algo efectivo para mejorar a estos sitios -improbable si las recientes debacles estadounidenses en Afganistán, Irak y Libia son algún indicio- la doctrina de la “responsabilidad de proteger” defendida por la embajadora estadounidense ante la ONU Samantha Power y otros es contraria al derecho internacional por una razón. En el sistema mundial de Estados-nación, en el que sólo la autodefensa está reconocida como una excusa legítima para la utilización de la fuerza, la “responsabilidad de proteger” es ilegal debido a la tremenda propensión que tiene para causar muchas más muertes dado su enorme potencial para el abuso. Por ejemplo, los Estados Unidos han utilizado muchas veces la excusa “humanitaria” para la intervención, pero la ausencia de intervención en los casos más atroces arriba mencionados y la existencia de otras agendas subyacentes en los casos de intervención de los EE.UU. evidencian el potencial para la explotación cínica; otra grandes potencias han hecho lo mismo.

Incluso si uno acepta esa dudosa doctrina, ¿por qué siempre tienen que ser los Estados Unidos los que asumen la responsabilidad? Sus defensores sostienen que es debido a que los Estados Unidos son la “nación indispensable”, lo que significa que los Estados Unidos son el único país con un ejército lo suficientemente poderoso como para realizar este tipo de intervenciones exitosas. Sin embargo, otras naciones poseen fuerzas que pueden ser utilizadas para este tipo de intervenciones y el mantenimiento de la paz, a pesar de que el mundo estaría mejor y probablemente tendría muchas menos muertes en general si todas las naciones respetasen el derecho internacional y se mantuviesen fuera de los asuntos de otras naciones tanto como sea posible, incluso en los casos en los que la gente está haciendo cosas estúpidas para sí mismos en brutales guerras civiles.

En cuanto a las armas químicas, la hipocresía también reina aquí. En primer lugar, las armas químicas han matado a muchas menos personas a lo largo de la historia humana que las balas y las bombas convencionales, en la guerra civil de Siria, es menos del 1 por ciento de las más de 100.000 personas asesinadas en lo que va del conflicto. Las armas químicas apenas han sido un “arma de destrucción masiva” en comparación con las municiones convencionales. También, en 1988, cuando Saddam Hussein, luego de recibir el apoyo de los EE.UU. en su guerra con los iraníes, utilizó armas químicas contra su propio pueblo, los Estados Unidos no sólo no lo atacaron sino que hicieron la vista gorda y le prestaron otros mil millones de dólares (billón en inglés) seis meses más tarde.

Al afirmar que cualquier uso significativo de armas químicas en la guerra civil siria era una línea roja que implicaría la intervención de los EE.UU, Barack Obama cayó en la trampa de su propia retórica, como John F. Kennedy reconoció que lo hizo durante la Crisis de los Misiles cubanos. Kennedy admitió que si no hubiese pronunciado un discurso señalando que cualquier misil nuclear soviético instalado en Cuba sería una grave amenaza para la seguridad de los EE.UU, nunca habría tenido que hacer algo respecto del despliegue soviético que en realidad no cambiaba el estratégico equilibrio nuclear entre las superpotencias. Del mismo modo, Obama se acorraló en una esquina retórica en este caso.

Más importante aún, aunque lo que acontece en Siria puede tener relevancia estratégica para las potencias regionales vecinas de Turquía, Israel y Arabia Saudita, tiene poca importancia estratégica real para los Estados Unidos, que se encuentran a medio mundo de distancia. Sin embargo, los principales países vecinos afectados, Turquía e Israel, han hecho muy poco para ayudar a estabilizar a Siria y desean que la intervención de los EE.UU. haga el trabajo sucio por ellos. De hecho, Turquía y Arabia Saudita están ayudando a los rebeldes sirios, que ahora se encuentran dominados por los radicales islamistas que podrían muy bien ser peores que el gobierno de Assad en Siria.

Un argumento a favor de la intervención de los EE.UU. en Siria es considerarla como un mensaje a Irán para que tome en serio las amenazas de los Estados Unidos hacia su programa nuclear, respecto del cual Obama también se ha metido en un aprieto al afirmar que no permitirá que Irán obtenga armas nucleares. Sin embargo, las opciones militares para impedir que Irán consiga armas nucleares o una capacidad nuclear nunca han sido muy creíbles, los ataques con bombas probablemente no alcanzarán a todas las instalaciones nucleares de Irán y es probable que sólo espoleará a Irán para acelerar el programa a fin de disuadir nuevos ataques. De hecho, la limitada intervención de los EE.UU. en Siria no sólo puede fracasar en intimidar a Irán, sino actuar como un acelerador nuclear similar.

La intervención de los EE.UU. en Siria es una pendiente resbaladiza. Si las medidas militares iniciales no funcionan, la presión se pondrá a favor de una acción más férrea utilizando el argumento de que la credibilidad estadounidense se encuentra aún más en la picota. Con una deuda nacional de 17 billones de dólares (trillones en inglés) y una fatiga bélica debido a Afganistán, Irak y Libia, el público estadounidense, como lo demuestran los sondeos de opinión, no tiene estómago para el profundo involucramiento en Siria que anhelan los expertos.

TRADUCIDO POR GABRIEL GASAVE

Ivan Eland es Asociado Senior y Director del Centro Para la Paz y la Libertad en The Independent Institute en Oakland, California, y autor de los libros Recarving Rushmore: Ranking the Presidents on Peace, Prosperity, and Liberty, The Empire Has No Clothes, y Putting “Defense” Back into U.S. Defense Policy.

FUENTE-DIARIO EXTERIOR-IVAN ELAND-EE.UU-SIRIA-05/09/13

REFLEXIÓN:

Antes que nada hay que reconocer que todo lo que dice Ivan Eland es cierto, como de costumbre. Todo es verdad, pero no toda la verdad o por lo menos no lo dice en este artículo.

Efectivamente, Estados Unidos no debería ser la policía del mundo y los norteamericanos están hartos de serlo, pero cuando las cosas se ponen feas y el mundo se hace el desentendido y apacigua al enemigo, el que pone las armas y la gente para finalmente enfrentarlo es Estados Unidos.

Decir esto implica que si al fin de cuentas se tendrá que hacer cargo de las debilidades del resto de Occidente, justifica que actúe antes de que las cosas se salgan definitivamente de control.

Así ocurrió en Libia, donde las fuerzas europeas no tenían ni municiones para seguir bombardeando. Mientras Europa vive plácidamente, ocupándose de sus propios asuntos, Estados Unidos se mantiene alerta y armado, listo para proteger a Occidente y a sus propios intereses en el mundo.

Era evidente que Obama no quería intervenir en Siria militarmente, intentó que el Congreso le tirara un salvavidas para no hacerlo, pero finalmente -y a tiempo- el que se lo proporcionó fue Rusia. Y todo queda como está.

Y uno se pregunta ¿para qué tantos buques armados en la zona para finalmente no atacar? Es posible pensar que era la única forma en que alguien le creyera a Obama que su amenaza era verdadera, porque Obama no es Reagan ni Bush. Es Obama, un joven senador que dijo lo que el pueblo americano quería escuchar y lo eligió presidente. Nada que ver con el protagonismo internacional que, bueno o malo, siempre tiene y tendrá Estados Unidos. Es la única potencia occidental, lejos, aislada, y hasta el atentado de las torres -hoy se cumplen 12 años- era un lugar seguro, difícil de vulnerar.

Leyendo todas las noticias hay una que nos hace dudar de todo. Shimon Peres, un socialista que aboga por la paz, declaró que Siria no es confiable. Es decir, él no cree que nada de lo que se prometa ahora será un paso hacia la paz en la región.

No está legitimado por las leyes internacionales entrometerse en un país con conflictos internos, pero ya desde un principio Assad estaba masacrando a su gente, que había protestado pacíficamente. En ese momento el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas podía haberlo detenido, porque habría estado defendiendo los Derechos Humanos de los sirios.

Ahora ya no hay nada que hacer, Siria es hoy un campo de batalla donde todos son enemigos de todos, los primeros que protestaron pacíficamente han sido barridos por grupos jihadistas, terroristas de todo origen y simples bandidos.

No le falta razón a Assad cuando dice que, AHORA -no al principio de esta guerra civil- los terroristas quieren derrocarlo. Pero él se lo buscó. Ahora ambos bandos están siendo armados, y veremos quién se queda con el botín.

Las armas químicas no son apropiadas para una guerra a la antigua, estado contra estado, las armas convencionales si. Cuando se ataca con armas convencionales se hace puntería, se trata de vencer al enemigo y no matar a los civiles, se trata de destruir bienes para debilitarlo y finalmente vencerlo.

Assad usó armas químicas porque no quiso destruir sus propios bienes, sino al enemigo, y con él desanimar a la gente para que no le diera protección.


No hay otra explicación para que las haya usado. Porque sin duda él fue quien las usó. Decir que un grupo pudo tenerlas e implementarlas es muy poco creíble.

Con esa decisión dio un argumento a Occidente para decidirse a atacarlo o amenazarlo. Pero él sabía bien que este mundo no quiere otra guerra, mucho menos sin el acompañamiento del Consejo de Seguridad y de Rusia en particular. Y se burló de todos -y lo sigue haciendo- poniendo a todos en la picota.

Ahora esta guerra civil se ha convertido en una guerra de facciones, los sunitas fanáticos -en sus diferentes versiones- contra todos los demás. Y los que con seguridad finalmente ganarán son los que comercian con las armas, todos. Y el que perderá es el pueblo sirio que huye hacia donde puede.

Entonces ¿por qué intervino Obama?

Siria es el primer paso para debilitar a Irán, el verdadero enemigo de Estados Unidos, de Occidente todo y de los sunitas. Hace mucho que Arabia Saudita y los países del Golfo, socios de Occidente, le pedían que lo detuvieran, sin éxito.

Y ahora Irán seguirá adelante protegido por la posición de Rusia que lo apoya simplemente porque es el enemigo declarado de Estados Unidos. Así se mueven las piezas de este partido de ajedrez que es la lucha entre la jihad de todos los colores, los chiítas persas enemigos de los árabes sunitas y los adversarios ideológicos contra un Occidente que no quiere guerra y, porque la evita, tarde o temprano la tendrá. Y será mucho peor con un Irán armado nuclearmente.

Lo que ha propuesto Rusia con respecto a las armas químicas no es fácil de implementar, pero Assad rápidamente aceptó la inspección de sus instalaciones, no sin insistir que las armas químicas fueron usadas por los rebeldes y no por él. No está claro -y no parece que vaya a acceder a ello- si permitirá que la Comunidad Internacional, como lo propuso Rusia, se haga cargo de ellas para destruirlas.

Pero el proceso es muy largo y costoso, poco viable, pero sirvió para que Obama detuviera la votación del Congreso -a favor o no de una intervención estadounidense en Siria- hasta ver cómo se puede manejar esta nueva situación.

Pase lo que pase, la región está convulsionada, los refugiados sirios son un problema para todos, son muchos y no se los puede abandonar. Si esto termina algún día, gane quien gane, algunos volverán y otros no, dependerá de quien se quede con el poder, porque las venganzas estarán a la orden del día.

Hay algo notorio, Siria amenaza que si es atacado, él atacará a Israel. Irán hace mucho que lo amenaza. Lo que significa que, como siempre, intentarán que Israel sea el pato de la boda.

Obviamente, Israel no se involucra, no necesita hacerlo, de cualquier forma en que se resuelva el conflicto, él estará en la mira de los fanáticos. Aunque, sin duda, el debilitamiento de Siria le conviene porque eso complica las capacidades de Irán para seguir con su proyecto nuclear, el verdadero problema de Israel y del resto del mundo.

Pero, pensándolo bien, esta guerra será muy larga y no se sabe quién quedará en pie, no necesita de Obama ni de Occidente para que Siria quede debilitada, de eso se están encargando los mismos sirios.

ANA

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