Occidente heredó los códigos morales del pueblo judío: honrarás a tu padre y a tu madre..... ¨Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio¨: EINSTEIN Frase de la sabiduría Judía:"No te acerques a una cabra por delante, a un caballo por detrás y a un tonto por ningún lado" Proverbio Judío
domingo, 2 de marzo de 2008
64. PIPES-RESISTIR LA SHARÍA
RESISTIRSE A LA LEY ISLÁMICA
por Daniel Pipes
Los occidentales contrarios a la aplicación de la ley islámica (la sharía) contemplan con consternación cómo avanza ésta con cada vez más fuerza en sus países: harenes cada vez más normalizados, el líder de una iglesia aprobando la ley islámica, una juez que se basa en el Corán para dictar sentencia, tribunales musulmanes clandestinos que imparten justicia. ¿Qué se puede hacer para detener el avance de este sistema legal medieval tan profundamente enfrentado con la vida cotidiana moderna, que oprime a la mujer y que convierte en ciudadanos de segunda clase a los no musulmanes?
Un primer paso consiste en que los occidentales creen un frente unido contra la sharía. Frente a una hostilidad casi unánime, los islamistas retroceden. Por ejemplo, observe la retirada la semana pasada por parte del Consejo de Relaciones Americano-Islámicas (CAIR) en un conflicto concerniente a los perros lazarillo utilizados por los ciegos.
Tradicionalmente los musulmanes consideran a los perros animales impuros a ser evitados, generando una aversión que se vuelve problemática cuando el tendero o el taxista musulmán se niega a prestar servicio a los occidentales ciegos que dependen de perros adiestrados. Yo he recogido 15 casos así en mi weblog, en "Taxistas musulmanes vs. perros-lazarillo": 5 en Estados Unidos (Nueva Orleáns, Cincinnati, Milwaukee , Brooksville, Fl.; Everett, Washington); 4 de Canadá (Vancouver, dos veces en Edmonton, Fort McMurray, Alberta); 3 en el Reino Unido (Cambridge, dos veces en Londres); 2 de Australia (Melbourne, Sydney); y 1 de Noruega (Oslo).
Las noticias hablan de taxistas musulmanes que rechazan de manera grosera a pasajeros en potencia, gritándoles "Perros no, perros no, fuera, fuera"; "saque a ese perro de aquí"; o "Perros no, perros no". El ciego acaba rechazado, humillado, abandonado, insultado y hasta herido, obligado a bajar en medio de la lluvia, en medio de ninguna parte, llegar tarde a una cita u obligado a perder un vuelo.
Las organizaciones islamistas respondieron inicialmente a este problema apoyando a los taxistas anti-caninos. La Asociación Musulmana de Canadá señalaba que los musulmanes en general califican de sucia la saliva del perro. CAIR se hacía eco de esta afirmación en una ocasión, afirmando que "la saliva de los perros invalida la pureza ritual necesaria para la oración". En otra ocasión, el director de CAIR, Nihad Awad, afirmaba que "los pueblos de Oriente Medio en especial... han sido adoctrinados en una especie de miedo a los perros" y justificaba el rechazo de los conductores a los perros lazarillo considerando que "tienen miedo genuino y actúan de buena fe. Se actuó en concordancia con sus creencias religiosas".
Sin embargo, cuando la policía y la justicia entran en escena, los derechos legales de los ciegos a sus necesidades básicas y su dignidad casi siempre se imponen a la repulsa musulmana hacia los perros. El propietario o el taxista musulmán acaban invariablemente amonestado, multado, obligado a asistir a cursos, cesado y hasta encarcelarlo. El juez que concluía que el comportamiento de un taxista era "una deshonra total" habló por muchos.
CAIR, al darse cuenta de que su enfoque había fracasado tanto en el tribunal de la ley como en el de la opinión pública, súbita y ágilmente cambiaba de bando. En una cínica maniobra, por ejemplo, organizaba a 300 taxistas en Minneapolis para proporcionar paseos gratuitos a los participantes de una conferencia de la Federación Nacional de Ciegos. (Escéptico ante este dudoso plan, un funcionario de la Federación respondía: "Estamos realmente incómodos... con la oferta de paseos gratuitos. No creemos que solucionen nada. Creemos que los taxistas tienen que darse cuenta de que la ley dice que no rechacen a una persona ciega"). Y por fin, la semana pasada, la delegación canadiense de CAIR difundía una declaración instando a los musulmanes a acomodar a los pasajeros ciegos de taxis, citando un miembro de la junta diciendo que "el islam permite que se utilicen perros por parte de los deficientes visuales".
La capitulación de CAIR enseña una importante lección: cuando los occidentales se ponen de acuerdo en rechazar una ley o tradición islámica concreta y cierran filas contra ella, los islamistas occidentales tienen que ajustarse a la voluntad de la mayoría. Los perros lazarillo para los ciegos representan solamente uno de muchos temas de consenso; otros tienden a implicar a la mujer, como los maridos que propinan palizas a las esposas, la ropa de burqa, la mutilación genital femenina o los crímenes "de honor". La unidad occidental también puede obligar a los islamistas a denunciar sus posturas predilectas en áreas tales como la esclavitud o las prácticas económicas respetuosas con la sharía.
Otras prácticas derivadas del islam no existen (aún) en Occidente pero sí prevalecen en el mundo musulmán. Incluyen el castigo a una mujer por ser violada, la explotación de los hijos como terroristas suicida o la ejecución de los declarados culpables por crímenes tales como convertirse del islam a otra religión, el adulterio, tener un hijo fuera del matrimonio o la brujería. La solidaridad occidental puede extraer concesiones también en estas áreas.
Si los occidentales nos mantenemos unidos, la sharía está condenada. Si no, nosotros estamos condenados.
Jerusalem Post - 21/02/08
Comentarios de los lectores en inglés:
http://www.danielpipes.org/article/5475
COMENTARIO:
Aceptar una ley extraña a las leyes occidentales no es "diversidad", la ley es una sola, sobre todo cuando ella defiende los derechos humanos que en las leyes de la sharía no se contemplan. Este es un ejemplo de cómo se puede si se quiere, de lo contrario en lugar de avanzar retrocedemos.
VER POSTS Nº 43 y Nº 76
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Ya sé que este comentario es muy anecdótico, pero aún así te lo dejo: Desconocía el dato sobre la repulsión que el Islam siente hacia los perros. Yo comparto mi vida con un pastor de Brié, (33 kilos de pelos, 62 cm hasta la cruz y dicilitros de esas babas impuras) y sí me había dado cuenta del temor que infunde a mis vecinos musulmanes, aunque yo lo achacaba al desconocimiento (muchos occidentales se cambian de acera cuando paso). El articulo me da claves para entender ese comportamiento, absurdo como tantos otros. Por fortuna para los perros, no se los comen como hacen los chinos
ResponderEliminarGracias MAR por tu comentario. En este artículo del Dr. Pipes hay varios temas que chocan con las costumbres de occidente. En mi opinión la diversidad enriquece, pero deja de ser un aporte a la propia cultura cuando se contrapone a las leyes y costumbres del lugar que acoge al extranjero. En este caso particular es inaceptable y adaptarse es obligatorio, o bien ese inmigrante y, aunque no lo sea, creyente de costumbres tan peculiares debe habitar en países que compartan sus sentimientos o hábitos. Es así de fácil, sería aberrante lo opuesto, es decir, que la mayoría acepte una práctica ajena que es contraria a su cultura. Es un buen comienzo para ayudar a quienes pueden, luego de esa adaptación, llevar a sus países de origen las conquistas de occidente. Ver a esas mujeres cubiertas de manera tal que no tienen individualidad, sino que permanecen en un anonimato obligado por una costumbre que no les permite elegir, es una de las cosas que más saltan a al vista. A ellas mismas ni se les ocurre que hay otro modo de vivir, porque están formadas para aceptarlo y no sabrían elegir otra cosa, no saben que EXISTE otra forma de vida. Por eso el velo y la burka no deben ser permitidos, en mi opinión nadie puede elegir ocultarse como si hubiera algo que esconder. Entiendo que es difícil trazar la línea divisoria entre lo que se pueda admitir como enriquecedor y lo que no, pero creo que si nos remitimos a lo que está determinado por los "derechos humanos" nos permite aceptar o rechazar una costumbre ajena. El Post Nº 73, es un ejemplo de cómo esas costumbres pueden hacerse fuerte si no se las combate. Es recomendable para abundar sobre este tema leer el Post Nº 46 y ver al final el sitio de YouTube:
ResponderEliminarCONDICIONES PARA EL INMIGRANTE, http://es.youtube.com/watch?v=ksG-9njluTg. Saludos, ANA.
Estoy totalmente de acuerdo contigo. Para que una nueva costumbre o una nueva manera de entender la vida nos enriquezca ha de poder ser contrastada y discutida. No se trata de cambiar a nadie, pero tampoco ceder ante imposiciones de cosas que rechazamos. Por ejemplo, carecería de importancia que una mujer llevara burka si al dia siguiente pudiera salir a la calle sin él, con la misma libertad con la que tú o yo elegimos ponernos falda o usar pantalones. Incluso sería un asunto menor si no se tratara de la marca de propiedad de un hombre (marido, hermano, padre o lo que sea). Y el asunto, como dices, se complica más cuando encima pretende imponerse a quien ni practica su ley ni ganas que tiene. Pero ya dicen los cásicos que no hay mejor cieg que aquel que no quiere ver, y nuestra sociedad está en la ONCE y sin perros lazarillos
ResponderEliminarHola Mar, es bueno tener la misma mirada sobre un problema, se trata finalmente de libertad, consideración y respeto recíproco, nadie debe ser excluido. Bienvenida a mi blog.
ResponderEliminarHAY QUE PLANTAR CARA ANTE LAS ACCIONES YA NO TERRORISTAS SINO DISCRIMINATORIAS DELOS INMIGRANTES MUSULMANES HACIA LA POBLACION ESPAÑOLA QUE LOS HEMOS RECIBIDO COMO MINIMO BIEN
ResponderEliminarHola ANÓNIMO: Da para pensar tu comentario... ¿Cómo es posible que el inmigrante discrimine a quien lo acoge en su tierra? ¿Cómo es posible y por qué ocurre este fenómeno? La única explicación que encuentro es que deben ser muchos o, peor, ¿les tendrán miedo? Si fueran muchos habría que parar ya esa inmigración, si les tuvieran miedo habría que ser más severos con cualquier actitud o conducta que alterara las leyes de la sociedad que los ha recibido. Si el problema subsiste con su descendencia, habría que monitorear qué educación reciben en sus mezquitas donde enseñan las leyes de la sharía, contrarias al respeto de los derechos humanos. Para lograr esto con quienes no aprecian haber sido aceptados por una sociedad occidental, cuando en realidad han huido de sus países de origen, debería ser una política de estado el esclarecimiento de la población del peligro que ellos representan si, como bien decís, "no se les planta cara". Bienvenido a mi blog.
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