domingo, 6 de abril de 2014

1284 - LA LUCHA POR UN MUNDO MEJOR



OBAMA NECESITA UN TRABAJO MEJOR

OBAMA NEEDS A BETTER JOB (EN ESPAÑOL)

Por DAVID SUISSA


Me siento mal por el presidente Barack Obama. He aquí a un hombre inteligente, decente, elocuente, quien tenía todas las cualidades para ser un candidato brillante, pero que de alguna manera terminó en el trabajo equivocado.

Cuando lo veo terminando su segundo mandato, tratando valientemente de parecer en control, aunque claramente está por encima de sus posibilidades, pienso en los días en que mi hija, entonces de ocho años, se enamoró del Candidato Obama.

Fue la fascinación de mi hija con Obama la que alimentó la mía. Nos sentábamos juntos en la noche y mirábamos sus discursos, conmovidos por su habilidad para inspirarnos.

Debido a que su entrega y personalidad eran tan cautivantes, no podíamos menos que absorber su mensaje. Y qué gran mensaje era: Unidad. Oportunidad. Esperanza. Renovación. Optimismo. Una unión más perfecta. Un mundo más perfecto.

En un momento en que Estados Unidos se sentía bajoneado, Obama llegó para elevar nuestra moral, para recordarnos que no hay nada que no podamos hacer, un mensaje que él mismo encarnaba a través de su notable ascenso.

Pero mientras que el destino le dio a Obama las circunstancias perfectas que lo ayudaron para que se disparara a la cima, también le dio un perfecto desastre de crisis que lo saludaron tan pronto como entró en el Salón Oval.

El magnífico candidato heredó una trifecta de desastres: Dos de las guerras más estúpidas en la historia de EEUU, en Irak y Afganistán (mi definición de una guerra estúpida: dilapidar miles de millones de dólares y miles de vidas en un país que ni dan las gracias), combinadas con una crisis económica y fiscal de un tipo del que no habíamos visto en décadas.

Al tope de esos desastres se produjo un problema de su propia creación: nos hizo esperar demasiado. Éste es el efecto secundario de ser un candidato extraordinario. Hace que la gente sueñe. Que se deje llevar por sus promesas. No se administran las expectativas.

Finalmente, horrible la mano o no, Obama tuvo que admitir la responsabilidad de su récord. Durante un tiempo, su elocuencia y confianza en sí mismo hicieron que muchos de nosotros pasáramos por alto sus fracasos. Pero a medida que los problemas y escándalos se apilaban, mientras la "recuperación sin empleo" se convirtió en la nueva normalidad y el lanzamiento del Obamacare en un desastre infame, la magia de Obama se desvaneció.

Sus palabras eran todavía fuertes y optimistas, pero que ya no podían encubrir los fracasos.

De un máximo de 69 por ciento en enero de 2009 su índice de aprobación Gallup se hundió tan bajo como 40 por ciento en marzo de 2014.

Sus admiradores liberales como Amy Goodman le han reprochado por haber prometido "una nueva era de gobierno abierto" que, escribe, "sólo parece otra gran promesa, cínicamente rota."

El año pasado, otra admiradora prominente, la columnista del New York Times Maureen Dowd, escribió: "Lamentablemente, él todavía no ha aprendido a gobernar... Nadie en el Capitolio le tiene miedo"

Evidentemente, los tiranos de todo el mundo tampoco le temen.

¿Y por qué deberían? En el fondo, Obama es un soñador, un predicador, un rey-filósofo. Sencillamente, no está conectado para ser un líder práctico y duro que puede aprovechar su poder.

Seguro, cuando las circunstancias le convienen, puede jugar como un tipo duro y derribar a Bin Laden o enviar aviones no tripulados para matar a más tipos malos.

Pero su verdadera pasión no es el poder duro. Es el poder blando.

Él cree con más fervor en el diálogo y la persuasión que en la disuasión creíble, que es la única que funciona con los matones. Después de verlo violar su propia línea roja en contra del matón asesino que gobierna Siria, pocos aliados o enemigos creen que tiene el estómago para hacer cumplir cualquier línea roja.

Su imprudente predecesor puede haber dado mala fama a la dureza, pero el mismo Obama nunca ha encontrado el punto medio inteligente entre imprudente y desafortunado.

Como resultado, el bamboleo de Obama, los mimos e ilusiones, han debilitado la credibilidad de Estados Unidos y han reducido nuestra capacidad de influir positivamente en el mundo, en todo, desde la lucha contra el calentamiento global a la reducción de la proliferación de armas nucleares, la lucha contra el genocidio en África hasta el enfrentamiento a los tiranos.

Por supuesto, nada de esto importaría si Obama no fuera el líder del mundo libre. Y mientras él ciertamente tuvo sus momentos altos, está claro que ha caído muy por debajo de la grandeza que suscitó en 2008. El carisma que lo hizo una estrella en la mágica travesía de su campaña apenas ha sido lo suficiente para dirigir el trabajo más duro del mundo.

Pero hay una esperanza.

Como yo lo veo, hay un trabajo importante que le permitiría a Obama mostrar realmente su grandeza: presidir las Naciones Unidas.

En esta era de la globalización, ¿se puede pensar en un papel más perfecto para nuestro orador-en-jefe? Cada semana, él debería pronunciar para el mundo un discurso inspirador sobre los temas más cruciales que enfrenta la humanidad.

Él daría curso a resoluciones y proclamaciones, establecería prioridades para luchar contra la injusticia y la curación del planeta, raíz de la flagrante hipocresía que con demasiada frecuencia infecta a la ONU y avergonzaría a los matones al tiempo que honraría a los héroes.

En síntesis, él estaría regodeándose en su elemento, presidiendo un foro mundial donde las ideas, la elocuencia y el "poder blando" importan más que cualquier otra cosa. Él sería el líder inspirador, no sólo del mundo libre sino de todo el mundo.

El presidente Obama todavía tiene 1.000 días para poner fin a su presidencia con una nota alta, y espero que lo haga. Pero la nota más alta que alcanzará, para él y para el mundo, no se encuentra en Washington. Está en la Ciudad de Nueva York.

David Suissa es presidente de TRIBU Media Corp . / Jewish Journal y puede ser contactado en davids@jewishjournal.com.

FUENTE: JEWISH JOURNAL-SUISSA-OBAMA-02/04/14

TRADUCIDO POR ANA

REFLEXIÓN:

La democracia no asegura de manera alguna el éxito de un gobierno. Poder elegir es un derecho que debe ser ejercido con responsabilidad y, aunque nos equivoquemos, por lo menos hemos sido dueños de nuestro destino. De hecho, no existe nadie que pueda asegurarnos que no fracasará.

El caso de los norteamericanos es mucho más riesgoso porque ellos no se interesan demasiado por la política, ni están obligados a votar. Cuando lo hacen no se sienten responsables del peso político que tiene su país para el resto de las naciones.

Las políticas de un gobierno pueden no ser las mejores para cualquier país, pero son una catástrofe si ese país es Estados Unidos y no hay ninguno que pueda sobrevivir si es atacado por una potencia imperialista. La ONU ha demostrado ser poco exitosa para poner de acuerdo al resto de las naciones para defenderlo. La mayor esperanza es Estados Unidos si es su socio, actuando por sí u obteniendo apoyos de otros países si fuera necesario, disuadiendo una invasión y combatiendo al terrorismo internacional. Y esa capacidad no se basa sólo en su poder militar, sino en su acción diplomática y la protección de sus propios intereses económicos en el mundo.

Las Resoluciones de la ONU suelen ser una burla. Allí votan todos, y ya sabemos que en este mundo lo malo abunda.

Habrá naciones que se asocien económicamente en bloque por razones geográficas, harán tratados para protegerse y derribar barreras, pero a la hora de la verdad, no hay modo de enfrentar a un poderoso si no se tiene capacidad militar y esa capacidad sólo la tiene Estados Unidos.

No es necesario que recordemos cómo se pudo derrotar al nazismo. ¿verdad?

Quizá Obama fue una decepción para muchos, quizá hubo promesas incumplidas. No es nuevo, a todos nos pasa, votamos lo mejor que podemos y esperamos con paciencia. Siempre hay quienes permanecen fieles a su elegido y todo es discutible.

Lo que podemos preguntarnos es si este mundo está mejor o peor con los resultados que obtuvo la Administración presidida por Obama. Y me parece que tratar de persuadir no es suficiente para disuadir a los prepotentes, ambiciosos y tiranos. La razón debe ser respaldada por una fuerza cuya amenaza sea creíble. Si lo es nunca será necesario usarla, esa es la única forma de mantener al mundo en paz y es la tesis del autor de este artículo que comparto. Creo que si, que Obama necesita otro tipo de trabajo y el mundo entero necesita un presidente de Estados Unidos que ejerza la muy difícil tarea de liderar al mundo.

ANA

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