martes, 29 de diciembre de 2009

504 - RUBIN - EL CARTEL DE AUSCHWITZ, HOY


CÓMO EL CARTEL DE AUSCHWITZ QUE DECÍA "EL TRABAJO LOS HACE LIBRES" EXPRESA EL PENSAMIENTO Y LA POLÍTICA ACTUALES DE OCCIDENTE

ENGLISH: HOW THE AUSCHWITZ SIGN CLAIMING THAT "WORK MAKES FREE" EMBODIES CURRENT WESTERN THINKING AND POLICY

Por BARRY RUBIN



(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA)

El robo y luego la recuperación del famoso cartel a la entrada de Auschwitz -"Arbeit macht frei", "el trabajo los hará libres"-, esa reliquia del Holocausto, ha captado otra vez la atención internacional. Desestimando simplemente a ese letrero como "cínico", pocos entienden su significado en el contexto y las implicancias subyacentes para el pensamiento judío y para Israel, hoy.

En esos tiempos -y esto estaba muy claro en las ciudades de Europa del Este como la de mis abuelos en Polonia- los judíos eran usados por los alemanes para trabajos forzados. Mientras muchos eran afectados a la reparación de caminos (una tarea extremadamente importante durante la guerra, cuando las carreteras eran muy usadas por los nazis para propósitos militares), la tala de árboles u otros trabajos manuales, otros trabajaban en sus profesiones habituales.

Los alemanes, por supuesto, querían ganar la guerra, la que estaban librando, a pesar de sus victorias y en contra de difíciles pronósticos. Inclusive después que los franceses fueron derrotados y los británicos se retiraron a través del Canal, el combate fue feroz contra los soviéticos, y el Reino Unido siguió luchando. En términos pragmáticos los alemanes necesitaban mano de obra judía. Después de todo, ellos difícilmente podían recibirla bajo mejores circunstancias. A los judíos no se les pagaba por el trabajo, se les negaban bienes de consumo y su raciones de comida eran mínimas.

En resumen, la estrategia alemana hacia los judíos -enfocada en los trabajos forzados- tenía sentido en términos pragmáticos. Y la civilización occidental está gobernada por el pragmatismo. Uno hace lo que es beneficioso para los intereses materiales propios. El comportamiento alemán tenía sentido.

No era difícil explicar, también para la abrumadora mayoría de los judíos bajo la ocupación alemana, la matanza de judíos que ellos ya conocían. En algunos casos era una represalia por los alemanes matados por los partisanos, en otros era un puro acto de crueldad o acciones de un oficial sádico. O podía ser percibido por el objetivo pragmático de mantener a los judíos intimidados, para hacer un llamado a los cristianos antisemitas locales bajo la misma ocupación o para realizar acciones en contra de judíos que eran conocidos por sus opiniones anti-nazis.

Por lo que fuera, parece que para aquellos que miraban hacia atrás desde una posición de mucho mayor conocimiento, esta comprensión pragmática tenía sentido en términos de toda la historia pasada (incluyendo la historia judía) y de los acontecimientos que la gente ya conocía. Es cierto, Hitler había escrito sobre la exterminación de los judíos pero eso era considerado sólo una ideología. En la sociedad occidental, la gente se había vuelto cínica con respecto a las ideologías o por lo menos a las ideas que eran contrarias a sus intereses propios inmediatos. Esto era sólo demagogia.

Así, se podía esperar que si los judíos realmente trabajaban duro y no causaban demasiados problemas, sobrevivirían, por lo menos la gran mayoría, como había pasado durante tantas persecuciones anteriores. Esa era su experiencia de vida y su experiencia histórica. Por supuesto, esto se complementaba bien con una ilusión, algunas veces una expresión de deseos que fomentó la ceguera sobre sucesos que eran claramente visibles, pero esta línea de razonamiento dio una amplia base lógica para esa ilusión.

Y así, el trabajo hace libre. No era sólo un sarcástico acto de burla sino una medida de control real. Si los judíos creían que estaban en Auschwitz para trabajar duro a cambio de sus vidas, serían más dóciles y más fáciles de manejar. Ese sentimiento estaba destinado a ser tomado seriamente y, casi siempre, por lo menos hasta finales de la guerra, lo fue.

Entender todo esto es de vital importancia por razones históricas. Los judíos que se convirtieron en víctimas no eran simples cobardes, tontos u ovejas, sino personas que con frecuencia creyeron que estaban usando su ingenio para sobrevivir, una vez más, a un terrible pero último pogromo pasajero. Sin importar cuánto eran hambreados o maltratados, ellos podían soportar el hambre y aguantar los golpes con la confianza que algún día esto, también, iba a terminar. Por supuesto, ellos a menudo no tenían otra opción y querían creerlo, lo que era bastante racional, por cierto antes de mediados de 1942.

En este momento vacilo en continuar. La analogía del Holocausto ha sido demasiado a menudo usada y mal usada. Más aún, muchos pensarán que yo, gratuita o ligeramente, exagero lo que estoy por decir. Pero considere esta explicación seriamente y usted entenderá mejor nuestra propia era.

La clave aquí es la obsesión occidental por el pragmatismo, la desestimación de la ideología y la ilusión que cree que el conflicto puede ser negociado o por lo menos reducido a un nivel tolerable a través de la paciencia y la concesión. Estas fueron también las ideas fundamentales que animaron a ambos, a la mayoría de los judíos europeos y a las expectativas de la mayoría de los líderes y observadores occidentales con respecto al tratamiento de los judíos durante la guerra (y en muchos casos también las intenciones alemanas antes de la guerra). Esta manera de pensar aún está mucho entre nosotros.

Por lo tanto, no se cree que los islamistas radicales, y en muchos casos los nacionalistas árabes militantes u otros más, realmente quieren significar lo que dicen. En lugar de ello, se espera que ellos van a actuar de acuerdo a estrechos intereses personales e individuales. Que ellos van a preferir ser ricos que correctos o revolucionarios. El Ayatollah Ruhollah Khomeini, arquitecto de la revolución islámica de Irán, ridiculizó este concepto como si se pensara que la revolución se había hecho con el propósito de bajar el precio de las sandías.

El engaño y el auto-engaño de occidente está también reforzado por el hecho que la principal experiencia contemporánea en este aspecto ha sido con un cansado y cínico comunismo, largamente privado de su fuego revolucionario. Esto fue bien simbolizado por un régimen soviético que estaba interesado principalmente en su auto-engrandecimiento y deseo de permanecer en el poder. Esto fue seguido por los acuerdos con el régimen comunista chino que parecía ser fanáticamente revolucionario pero que más tarde se aplicó a hacer dinero y evitar problemas en el exterior. La respuesta a Khomeini fue la declaración de Deng Xiaoping, el arquitecto de ese momento, quien expresó la siguiente visión de la ideología: "No importa si el gato es negro o blanco mientras cace ratones." Se puede argumentar, con alguna justificación, que después de cincuenta años esto es lo que ha pasado con el nacionalismo árabe.


Entonces, sí, las revoluciones se moderan, se cansan y se aplican a redecorarse con caros mobiliarios. Este es precisamente el destino por el que el actual régimen iraní está luchando para evitar que le suceda. Además, está la creencia que el Ser Supremo está guiando sus pasos. También está la creencia de los islamistas -pro y anti-Irán- que ellos no lo han estado intentando por suficiente tiempo y que finalmente ganarán. Y la creencia que sus enemigos son débiles y están cerca de rendirse cuando ellos tienen tales armas secretas como los atentados suicidas y pronto las armas nucleares.

Entonces, a pesar que es fácil creer que ellos realmente no quieren significar lo que dicen, es probable que no sea cierto que nunca harían nada "anti-pragmático", por lo menos no a menos que antes hayan sido controlados durante muchas décadas. O si ellos perciben que han fracasado o han sido vencidos, lo que actualmente está muy lejos de suceder. ¿El régimen de Siria prefiere la ayuda de occidente en lugar de una alianza con Irán? ¿Será Irán responsable en el uso de armas nucleares? ¿Están Hamás y Hezbollah ansiosos por ser moderados? ¿Están los palestinos a punto de hacer la paz con Israel? ¿Pueden los dólares americanos comprar a los talibán de Afganistán?

La respuesta a esta pregunta que más atrae a la mayoría de los líderes e intelectuales occidentales es "sí". Después de todo , "ellos" deben ser como "nosotros" y supuestamente es arrogante o inclusive racista pensar de otra forma. No es necesario decir que los alemanes eran mucho más parecidos a los americanos y a los británicos, sin embargo, lo que pasó realmente pasó. Para decirlo francamente, la ideología y el liderazgo demagógico transformó a los amantes de Mozart en los constructores de Auschwitz.

Es más fácil, menos dolorosa, una solución mucho más rápida que haga que desaparezca el problema. Sin embargo, debajo de esos pensamientos está la idea que ellos no deben creer en su propia ideología y que no harían nada que fuera en contra de sus intereses o bienestar material.

Permítanme subrayar aquí este punto. No estoy diciendo que los radicales islamistas, los nacionalistas árabes o aquellos que sostienen varias otras ideologías extremas de hoy son "fascistas" o "nazis". Esto es simplista, no creíble y por sí mismo engañoso. Ellos tienen su propia historia, visión del mundo, ideología y objetivos. Pero ellos tienen también ciertas cosas específicas en común: una ideología en la que realmente creen, profundo odio genocida hacia otros, disposición a sacrificarse en nombre de estos principios y una profunda creencia que ellos van a ganar inclusive si sus enemigos piensan que esto es ridículo.

Por supuesto, los alemanes perdieron la Segunda Guerra Mundial y su anti-pragmatismo apresuró esa derrota. También esto vale la pena tener en mente. Este es un factor que debe ser usado en la creación de una estrategia por parte de los estados democráticos y en el pensamiento de su gente. No obstante, suponer que ellos actuarán de la forma contraria no fortalecerá esa resistencia.

Pero la más grande de todas las amenazas a occidente es el error de creer que si somos realmente educados y evitamos ofender, que si hacemos concesiones o si trabajamos realmente duro, estaremos libres de su amenaza. Nosotros hemos colocado nuestros propios letreros a la entrada de nuestras universidades y ministerios de exteriores que son el preciso equivalente de "Arbeit macht frei".


Barry Rubin is director of the Global Research in International Affairs (GLORIA) Center and editor of the Middle East Review of International Affairs (MERIA) Journal. His latest books are The Israel-Arab Reader (seventh edition), The Long War for Freedom: The Arab Struggle for Democracy in the Middle East (Wiley), and The Truth About Syria (Palgrave-Macmillan).

To read and subscribe to MERIA, GLORIA articles, or to order books. To see or subscribe to his blog, Rubin Reports.

FUENTE:
THE RUBIN REPORT-AUSCHWITZ SIGN-21/12/09

COMENTARIO:

Otros tiempos, diferentes protagonistas, la misma actitud anti-pragmática que acelerará otra vez el proceso, los mesiánicos no pueden interpretar la realidad más que a través de su ideología. Esto por un lado, del otro, un occidente tan confiado en las bondades de su pensamiento democrático, el que será capaz de extenderse por el poder de la razón hasta que la realidad lo obligue a enfrentar un problema que no se solucionará estando sólo a la defensiva, esperando racionalidad en su oponente. No la hubo y no la habrá.

Lamentablemente esta época se caracteriza porque la capacidad de daño es inmensamente superior si se deja madurar al huevo de la serpiente, translúcido, lo vemos crecer diariamente. Asoman sus intenciones disfrazándose en todo el mundo, en las universidades, en los medios, en todos los ambientes donde se lo legitima como una ideología de paz y entendimiento, y nosotros ayudamos.

El cartel ya no es una reliquia del pasado, nosotros lo hemos reinventado.

POST RECOMENDADO:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario