EL HOMBRE Y EL FUTURO
Nadie puede quitarnos la posibilidad de soñar, es privativo del hombre. Los animales no planifican racionalmente, no escriben su historia ni prevén su futuro. Cuando la elefante lleva a su manada por el largo camino que conduce al agua lo hace porque lo aprendió por experiencia y le va enseñando a las nuevas generaciones el camino para cuando no esté... pero no escribe. El hombre transmite su experiencia de muchas formas pero también se atreve a soñar. Evalúa, sopesa las posibilidades, aprende, muchos repiten y algunos se atreven a imaginar algo mejor.
Los menos trabajan por ese sueño que quizá no podrán ver, pero igual ofrecen su vida para los que vendrán. Ese hombre especial no lo hace por instinto, piensa y actúa, elige sacrificarse generosamente porque es un ser humano, porque es capaz de amar al otro y, también, es capaz de hacerlo sin esperar nada a cambio. Sólo lo colma la felicidad de aportar lo suyo a esta larga cadena de la historia.
Entonces, para empezar este nuevo año les dejo una poesía, una cita y una canción para seguir soñando...
ANA
SEMBRANDO
De aquel rincón bañado por los fulgores
del sol que nuestro cielo triunfante llena;
de la florida tierra donde entre flores
se deslizó mi infancia dulce y serena;
envuelto en los recuerdos de mi pasado,
borroso cual lo lejos del horizonte,
guardo el extraño ejemplo, nunca olvidado,
del sembrador más raro que hubo en el monte.
Aún no se si era sabio, loco o prudente
aquel hombre que humilde traje vestía;
sólo sé que al mirarle toda la gente
con profundo respeto se descubría.
Y es que acaso su gesto severo y noble
a todos asombraba por lo arrogante:
¡hasta los leñadores mirando al roble
sienten las majestades de lo gigante!
Una tarde de otoño subí a la sierra
y al sembrador, sembrando, miré risueño;
¡desde que existen hombres sobre la tierra
nunca se ha trabajado con tanto empeño!
Quise saber, curioso, lo que el demente
sembraba en la montaña sola y bravía;
el infeliz oyóme benignamente
y me dijo con honda melancolía:
Siembro robles y pinos y sicomoros;
quiero llenar de frondas esta ladera,
quiero que otros disfruten de los tesoros
que darán estas plantas cuando yo muera.
—¿Por qué tantos afanes en la jornada
sin buscar recompensa?— dije. Y el loco
murmuró, con las manos sobre la azada:
«Acaso tú imagines que me equivoco;
acaso, por ser niño, te asombre mucho
el soberano impulso que mi alma enciende;
por los que no trabajan, trabajo y lucho;
si el mundo no lo sabe, ¡Dios me comprende!
Hoy es el egoísmo torpe maestro
a quien rendimos culto de varios modos:
si rezamos, pedimos sólo el pan nuestro.
¡Nunca al cielo pedimos pan para todos!
En la propia miseria los ojos fijos,
buscamos las riquezas que nos convienen
y todo lo arrostramos por nuestros hijos.
¿Es que los demás padres hijos no tienen?...
Vivimos siendo hermanos sólo en el nombre
y, en las guerras brutales con sed de robo,
hay siempre un fratricida dentro del hombre,
y el hombre para el hombre siempre es un lobo.
Por eso cuando al mundo, triste, contemplo,
yo me afano y me impongo ruda tarea
y sé que vale mucho mi pobre ejemplo
aunque pobre y humilde parezca y sea.
¡Hay que luchar por todos los que no luchan!
¡Hay que pedir por todos los que no imploran!
¡Hay que hacer que nos oigan los que no escuchan!
¡Hay que llorar por todos los que no lloran!
Hay que ser cual abejas que en la colmena
fabrican para todos dulces panales.
Hay que ser como el agua que va serena
brindando al mundo entero frescos raudales.
Hay que imitar al viento, que siembra flores
lo mismo en la montaña que en la llanura,
y hay que vivir la vida sembrando amores,
con la vista y el alma siempre en la altura».
Dijo el loco, y con noble melancolía
por las breñas del monte siguió trepando,
y al perderse en las sombras, aún repetía:
«¡Hay que vivir sembrando! ¡Siempre sembrando!...»
Marcos Rafael Blanco Belmonte
RUBENSADA
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”
Bertold Brecht
IMPRESCINDIBLE
IMAGINA - JOHN LENNON (SUBTITULADO)
Feliz 2010 Ana, que este año sea mejor que el anterior, creo que todos nos lo merecemos.
ResponderEliminarSaludos
Tersites
Gracias Tersites, por tus buenos deseos que retribuyo y por tu compañía que me alienta a seguir trabajando.
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