miércoles, 18 de enero de 2012

980 - DORE GOLD - IRAK REEMPLAZA POLÍTICAMENTE A SIRIA


GOODBYE IRAK. HELLO IRAN! (EN ESPAÑOL)

ADIÓS IRAK. ¡HOLA IRÁN!

Escrito por ADMINISTRADOR

Por DORE GOLD

La retirada final de las fuerzas estadounidenses de Irak hace surgir el interrogante del futuro rol de Bagdad a lo largo del frente oriental de Israel. Históricamente tal vez se olvida que Irak fue, alguna vez, un Estado confrontativo. Con destacada consistencia, Irak, bajo varios gobiernos, envió un tercio de su plan de batalla terrestre contra Israel, moviendo sus fuerzas a través de Jordania en 1948 y, otra vez, en 1967, mientras se unía a las batallas en las Alturas del Golan, en 1973. En 1991, Saddam Hussein lanzó 39 misiles contra Israel. Sin embargo, la derrota de Saddam en 1991 y su derrocamiento en 2003 quitaron, durante 20 años, el factor iraquí de los cálculos estratégicos israelíes ¿Cómo debe tener en cuenta Israel a Irak ahora que EEUU se retiró?

El futuro rol de Irak en Medio Oriente estará, en gran medida, afectado por Irán. Con el surgimiento de los partidos shiítas, luego de la invasión estadounidense a Irak (2003), Irán tuvo muchas oportunidades de influenciar su orientación política. Hay, apenas, ocho grupos shiítas en Irak que mantienen lazos con Irán; la mayoría de los cuales recibieron financiamiento iraní. Eso incluye al Partido al-Dawa del Primer Ministro Mouri al-Maliki, quien partió de Irak en 1979 y vivió en Irán durante ocho años (1982-1990). Los iraníes proporcionaron entrenamiento al Partido al-Dawa de al-Maliki. De hecho, al-Dawa se comprometió en operativos terroristas de parte de Irán en Kuwait junto con shiítas libaneses. De 1990 hasta 2003, al-Maliki vivió en Damasco y trabajó, de modo cercano, a Hezbollah. Desde que se convirtió en Primer Ministro, equilibró, con cuidado, sus vínculos con Teherán, manteniendo una relación laboral con Washington.

Irán fue capaz de influenciar los acontecimientos en Irak post-Saddam. Detrás de la escena, ayudó a formar la coalición de partidos shiítas que eligieron a al-Maliki como “su” candidato a Primer Ministro (2006). El comandante de fuerzas estadounidenses en Irak, General Ray Odierno, dio una entrevista a The Washington Post (octubre, 2008), en la que reveló que había visto informes de inteligencia que indicaban que Teherán sobornó a los líderes iraquíes a fin de evitar la llegada a un nuevo acuerdo entre EE.UU. e Irak, el cual permitiera a las fuerzas estadounidenses permanecer en Irak. En ese momento, Irán presionó a sus aliados en Irak para asegurarse que hubiera una retirada completa de las fuerzas estadounidenses de Irak hacia diciembre de 2011.

En un cable de EE.UU. (marzo, 2009), publicado a través de Wikileaks, el Rey Abdullah de Arabia Saudita confesó al asesor de contraterrorismo del Presidente Obama, John Brennan, que no confiaba en al-Maliki, a quien consideraba “agente iraní”. Esto fue una declaración asombrosa que el monarca saudí hiciera en relación al nuevo líder iraquí (antipatía saudí hacia el chiismo).

Irán tiene otros modos de influenciar los acontecimientos en Irak. Después de 2003, Irán infiltró a miles de Guardias Revolucionarias en Irak que ayudaron a las milicias shiítas. Hacia 2007, con el “surgimiento” de las fuerzas estadounidenses en Irak bajo el General David Petraeus, EE.UU. amenazó a esas fuerzas iraníes que temieron que cualquier escalada llevase a una guerra con EE.UU. Esto implicó su retirada de Irak. Sin embargo, Teherán continuó financiando, entrenando y suministrando armas a varias fuerzas shiítas iraquíes, que fueron llevadas a las bases en Irán.

Claramente, sin la presencia de las fuerzas estadounidenses en Irak, los iraníes serán capaces de infiltrarse en Irak e influenciar su estabilidad interna. El 7 de diciembre, el vice-jefe de operaciones de las fuerzas estadounidenses en Irak, Tte. Gral. Frank Helmick admitió que hay “vacíos de seguridad” en el nuevo ejército iraquí que Washington está dejando detrás. Eso hace surgir interrogantes acerca de si Bagdad tiene la capacidad de enfrentar el desafío iraní sin la ayuda estadounidense.

Irán desarrolló sus relaciones con instituciones religiosas shiítas en Irak, donde las ciudades sagradas shiítas de Najaf donde la tumba de Ali, primer Imam shiíta, fue construida, y Karbala, donde la tumba de su hijo, Hussein (el segundo Imam) está ubicada. En Samarra, se encuentra la sepultura del 10º y 11º Imam; es también donde el 12º Imam desapareció, de acuerdo con la tradición shiíta, hasta que regresó como el Mahdi. Decenas de miles de peregrinos iraníes visitan, cada mes, esos sitios sagrados.

Como con los partidos políticos iraquíes, Irán está proveyendo de dinero a líderes e instituciones shiítas, a pesar que, en el presente, el más alto líder iraquí shiíta, Ayatola Sistani, se opuso en el pasado, a la política iraní en Irak.

En resumen, Irán tiene fuertes intereses estratégicos, económicos y religiosos que buscará en Irak luego de la retirada de EE.UU. Su objetivo principal es asegurarse que Irak nunca más se convierta en un poder fuerte, como en la era de Saddam Hussein, que pueda amenazar la seguridad iraní. Para alcanzar ese objetivo, Teherán intentará reducir a Irak a un estado satélite, que apoyará la estrategia regional de Irán en Medio Oriente. Ya, Irán exige que al-Maliki apoye al acuciado régimen de Bashar al-Assad en Siria, más que a la oposición siria, a la que Turquía está ayudando. Al-Maliki está apoyando la posición iraní.

La retirada estadounidense de Irak produce un cambio estratégico en la situación de Israel en Medio Oriente. Desde 1980 hasta 1988, el expansionismo iraní fue bloqueado por la Guerra Irán-Irak, con excepción de Líbano, al que Teherán explotó como frente contra Israel y Occidente. Desde 1991 hasta fines de 2011, Irak sirvió como barrera estratégica para Irán y, desde 2003, esa barrera fue reforzada por el poderío militar estadounidense. Ahora parece que el muro iraquí está siendo removido por estar, cada vez más, bajo influencia iraní.

Esto dará como resultado la presión iraní cada vez mayor sobre Jordania, para evitar que se convierta en la primera línea para detener la propagación de la influencia iraní que podría, si no se opone, buscar rodear a Arabia Saudita desde el norte y abrir un frente con Israel hacia su parte oriental. Dada esa nueva realidad, EE.UU. y sus aliados deben reforzar la capacidad de Jordania, para enfrentarse a los nuevos desafíos que encarará desde el este dado que Irak entra cada vez más dentro de la órbita iraní. Un nuevo esfuerzo de apoyo a Jordania fue evidente este año cuando los estados del Golfo propusieron al Reino Hashemita como miembro del Consejo de Cooperación del Golfo (GCC).

Más aun: hay implicancias directas de la retirada estadounidense de Irak para Israel. Si Irán perdiera su relación especial con Siria, luego de la caída de Bashar al-Assad, buscará utilizar a Irak como plataforma para escalar en el conflicto con Israel. La nueva situación, surgida como resultado, hace que la lógica estratégica de Israel retenga el Valle del Jordán, de manera imperiosa como su línea delantera dado que, con pesar, las voces líderes en la comunidad internacional lo presionan para retirarse por completo de la Margen Occidental y aceptar las fronteras de 1967.


FUENTE: CIDIPAL-DORE GOLD-GOODBYE-10/01/12

COMENTARIO:

Que un país tenga una identidad religiosa es aceptable, la religión tiene un peso que es parte de su cultura. Pero cuando la religión rige la política dentro del estado y su relación con el resto del mundo se convierte en un factor de enemistad y confrontación. Este es el conflicto fundamental entre los musulmanes y con los no musulmanes.

Si, además, esa religión tiene la obligación de imponerse sobre las otras, dentro de sus países y fuera de ellos, el conflicto se vuelve inevitable. Esto es lo que pasa con el islam.

Si miramos el mapa, muy explícito sobre la dirección que tomará Irak, más la lucha de Irán para que no caiga el gobierno de Siria, se entiende mucho más por qué los árabes no admitirán jamás al estado judío de Israel. Los árabes palestinos pueden vivir libremente en Israel, con algunas prevenciones -dados los atentados que han sufrido los israelíes por parte de los fanáticos- pero los judíos y cristianos no tienen ninguna chance de sobrevivir normalmente en países árabes. Recomiendo este artículo muy esclarecedor en español o éste en inglés.

En el mapa de abajo vemos cómo Siria, un protegido de Irán, tiene un gobierno alauí, que si bien no se lo considera musulmán, ahora se lo tiene como un desprendimiento del chiísmo, secta que domina Irán. Irán no puede perder políticamente a ese gobierno por más que es una minoría siria dentro de un pueblo en su mayoría suní. La lucha dentro de Siria que estamos presenciando es vista como el hartazgo de una mayoría dominada por una minoría en el poder desde hace años. La lectura correcta es que una mayoría suní quiere desembarazarse de una minoría alauí que gobierna. De allí que el Irán chií no lo abandona y sigue sosteniendo a un régimen brutal, porque forma parte de las ambiciones políticas del chiísmo en un mundo árabe de mayoría suní.

Irak, que bajo la dictadura de Saddam Hussein era un régimen más bien laico pero de origen suní, que representaba aproximadamente a un tercio de la población -dos tercios eran chiíes- tiene actualmente como primer ministro a Al Maliki, de confesión chií. Al Maliki, a los pocos días de asumir el poder, emitió una orden de arresto contra el viceministro irakí, de origen suní, con el argumento que fracturaba el gobierno. Está clarísimo. Al Maliki estuvo en el exilio durante 21 años, parte en Siria y parte en Irán: ¿Qué podía esperarse de él?

Sólo de esta forma pueden entenderse los continuos atentados en Irak, una lucha entre estas dos sectas que se retroalimentan, mucho más ahora que Estados Unidos se retiró. Por otra parte, Assad caerá y Siria será gobernada por un gobierno de los Hermanos Musulmanes, suníes, y la lucha continuará. Irán no dejará sin apoyo armamentista a los alauíes/chiíes sirios.

Con este panorama de lucha entre sectas podemos entender que Israel nunca será aceptado en la región, no es una cuestión de la gente, es pura política de sus lideres, es la lucha por el poder que, como vemos en este artículo, se remonta al año 680.

Si Occidente cree que puede cambiar esta historia por su convicción que la religión no puede tener tanto peso político porque en occidente no lo tiene, es parte fundamental de los esfuerzos estériles por cambiar una mentalidad, un enfrentamiento, que lleva sistemáticamente al fracaso. Si no cambia el enfoque sobre la problemática de Medio Oriente nunca entenderá a Israel y sus prevenciones.

En ese sentido creo que Abbas y compañía, Hamás, Irán, Siria, Hezbollá, tienen razón cuando no confían en un acuerdo, no aceptarán ni reconocerán a Israel, sólo quieren echarlo al mar. Sean ellos suníes o chiíes, nunca soportarán a un estado judío.

Israel lo tiene muy claro, tiene algunos "amigos" circunstanciales (a veces y con variantes) como Egipto, Jordania, Turquía, hasta Arabia Saudita y los países del Golfo, que si llegan a serlo es sólo porque son suníes y el enemigo de todos es un Irán, persa y chií, que no abandona sus sueños de conquista.

Pero Irán y compañía tiene el raro privilegio de conquistar día a día más enemigos, amenazando con las represalias propias de un gobierno que cree ser más fuerte que el resto del mundo, sintiéndose amparado por el Mahdí que esperan después de una hecatombe. Terrorífico.

ANA



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