viernes, 26 de diciembre de 2008

230 - LA ONU Y LOS DERECHOS HUMANOS


LA DIFAMACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

Por Hillel Neuer *

(Traducción libre de ANA)

Por cuarto año seguido la Asamblea General de la ONU, la semana pasada, ignoró los argumentos de los defensores de los derechos humanos y pasaron una resolución condenando la "difamación de la religión" (
defamation of religion) especialmente con respecto al islam.

Los optimistas aclamaron la movida citando el cambio de varios "si" a abstenciones, pero la realidad es que la totalitaria iniciativa se está extendiendo a otros cuerpos de la ONU y ahora amenaza con reescribir el núcleo del tratado de derechos humanos de la era de la post-guerra.

La campaña de la Organización de la Conferencia Islámica (OIC), un bloque de 56 estados de la ONU, comenzó en 1999 con resoluciones anuales en la desacreditada y ahora difunta Comisión de Derechos Humanos. Inmediatamente después del 9/11, en la guerra contra el terrorismo islámico, y especialmente después de la controversia que se encendió después del 2005 cuando un diario danés publicó historietas de su profeta, los estados islámicos persiguieron con creces la batalla diplomática.

Los que propusieron la última resolución argumentan que su intención es proteger de la discriminación a los creyentes, particularmente a los musulmanes que viven en países occidentales.

En realidad las resoluciones presentan una amenaza mayor a las premisas y principios de la ley internacional de Derechos Humanos y daña tanto a los musulmanes como a los no musulmanes. La ley internacional ya protege a las víctimas de la discriminación religiosa, con garantías, bajo la Declaración de los Derechos Humanos de 1948, así como con el Contrato Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966. Sin embargo, esta resolución no habla de la prohibición en Arabia Saudita de cualquier otra práctica religiosa más que el islam, ni sobre la opresión de los bahais en Irán, o de la persecución de los cristianos en Egipto, Irak y Pakistán.

En realidad, de acuerdo con el defensor de la libertad religiosa designado por la misma ONU, Asma Jahangir de Pakistán, existen acuerdos internacionales que protegen contra "inminentes actos de violencia o discriminación en contra de un individuo o grupos específicos", incluyendo los que se basan en la religión.

En otras palabras, la OIC no está realmente tratando de proteger de daños a individuos, sino que más bien protege a un conjunto de creencias del cuestionamiento o debate y prohíbe cualquier discusión sobre el islam que pudiera desafiar las ortodoxias de un estado o que ofenda la sensibilidad islámica.

El preciso término "difamación de la religión" es una distorsión. El concepto legal de difamación protege la reputación de individuos, no creencias. También requiere un examen de la veracidad o falsedad de las observaciones desafiadas, una determinación que nadie, especialmente en la ONU, está en capacidad de tomar a su cargo en lo que concierne a cualquier religión.

¿Qué es lo que está en riesgo? Potencialmente, mucho. Si las resoluciones sobre difamación se implementaran en todo el mundo, se volvería imposible protestar legalmente contra la violencia perpetrada en nombre de una religión a causa del riesgo de ofender a los creyentes. "Las acusaciones por difamación", Jahangir escribió recientemente, "podría sofocar la legítima crítica o inclusive la investigación de prácticas y leyes que parecieran ser violatorias de derechos humanos pero que son, o por lo menos se perciben, como sancionadas por alguna religión."

Protegiendo a musulmanes

En demasiados países se dice que la religión persigue a minorías, mujeres y homosexuales, o justifica actos de violencia y terrorismo. Las leyes internacionales deberían proteger a quienes protestan por tales crímenes y no a quienes justifican los crímenes y suprimen el disenso.

Además, el enfoque de la resolución sobre la fe islámica es tan discriminatoria como engañosa.

El borrador inicial de Pakistán en 1999 en realidad se tituló "Difamación del islam". A pesar del amplio título, la resolución singulariza al "Islam y a los musulmanes en particular" como las primeras víctimas que necesitan protección, no especificando a ninguna otra fe religiosa o comunidad.

Similarmente, otra de sus principales preocupaciones es que "el islam es frecuente y equivocadamente asociado con las violaciones a los derechos humanos y al terrorismo".

Sin embargo, la resolución no habla acerca de la prohibición en Arabia Saudita de cualquier otra práctica religiosa que no sea el islam, sobre la opresión de los bahais en Irán, la persecución de los cristianos en Egipto, Irak y Pakistán; sobre la pena de muerte por conversión desde el islam en Irán, Arabia Saudita y Sudán, y la incitación al odio a los judíos en los libros de texto y en las pantallas de televisión a través del todo el mundo árabe, incluyendo imágenes antisemitas de judíos de aspecto religioso.

Las víctimas más grandes de las leyes sobre blasfemia son los musulmanes con mentalidad reformista, especialmente las mujeres. Por ejemplo, Sayed Pevek Lambaksh, de 23 años, (él) languidece en una prisión afgana porque "difamó" al islam haciendo circular un artículo que criticaba el status de las mujeres musulmanas. Similarmente, Pakistán persigue a musulmanes ahmadi reclamando que su interpretación de la fe es una afrenta no válida al "verdadero" islam. Musulmanes -no daneses- son las primeras víctimas de esta campaña.

Todo esto está ocurriendo no sólo en la Asamblea General, sino a través de toda la ONU.

Considere el año pasado:

En marzo, el Consejo de Derechos Humanos, bajo control islámico, reescribió el mandato del controlador sobre la libertad de expresión En lugar de escudriñar las restricciones gubernamentales sobre la libre expresión, se le requiere ahora que vigile el "abuso" de esa libertad, es decir, la difamación del islam.

En junio, después que un representante de una ONG habló en el consejo acerca del uso de la sharía para justificar las violaciones a los derechos de las mujeres, el presidente del consejo reglamentó que cualquier mención negativa a la ley de la sharía quedaba prohibida. El activista fue interrumpido 16 veces, con Egipto diciendo que el islam no debía ser "crucificado en este consejo".

En octubre, la ONU emitió el borrador de una declaración para la próxima conferencia sobre racismo de Durban II, repleto de provisiones que censuran "la difamación de musulmanes, su fe, y sus creencias."

Sin embargo, lo que más golpeó a los estados occidentales fue la propuesta de la última semana de un subcomité de Durban II, presidido por Argelia, para que revise la Convención sobre la Eliminación de Discriminación Racial, introduciendo una prohibición sobre difamación de la religión. A diferencia de resoluciones declaratorias esto alteraría la ley del tratado, afectando directamente los sistemas legales en todo el mundo.

La última semana el mundo celebró el 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Sin embargo, en la ONU, el núcleo de sus principios está bajo asalto.


* Hillel Neuer es director ejecutivo de UN WATCH, una organización de derechos humanos en Ginebra (www.unwatch.org). Los puntos de vista expresados en este comentario son del propio autor y no necesariamente reflejan los de RFE/RL.

FUENTE: UN WATCH
Monitoring the United Nations
UN Watch Briefing

News and Analysis from UN Watch in Geneva
Vol. 184 Dec. 22, 2008

Radio Free Europe/Radio Liberty, broadcast in 28 languages to 20 countries.

December 22, 2008

COMENTARIO:

Es difícil tratar de comprender cómo actúa la ONU sobre los Derechos Humanos en el mundo, pero en particular cómo lo hace en los países donde rige la sharía, que es parte del islam. Si no se la puede criticar se está privando a sus habitantes de toda defensa, estamos presenciando desconcertados la forma en que la ONU acepta como "difamación" lo que debería ser SU OBLIGACIÓN denunciar si cumpliera con los objetivos que le competen.

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