NETANIAHU, LIVNI Y EL ESTADO PALESTINO
Por MARIO ABLIN
Los encuentros entre Biniamín Netaniahu y Tzipi Livni no prosperaron. El desacuerdo gira alrededor de la fórmula ya conocida: "dos Estados para dos pueblos", que Livni pretende poner en boca de Netaniahu sin éxito.
Quizás si ambos analizaran el alcance y contenido del término "Estado palestino", verían que están más cerca uno del otro de lo que realmente creen.
En una reciente entrevista concedida por el líder del Likud, designado por el presidente Shimon Peres para formar Gobierno, al periódico Washington Post, el futuro primer ministro eludió dar una respuesta tajante a la pregunta de si apoyará el principio de dos Estados para dos pueblos en las negociaciones a mantener con los palestinos.
El entrevistado prefirió responder con una frase no comprometedora: "Los palestinos podrán gobernar su propia vida y no amenazar a Israel”.
Esa renuencia de Netaniahu a proclamar su disposición favorable a la constitución de un Estado palestino es precisamente el punto de discordia que hizo fracasar sus encuentros con la titular de Relaciones Exteriores, clausurando así la posibilidad de formación de un Gobierno de coalición amplio con participación de Kadima.
Según ha trascendido, en su encuentro con Livni, Netaniahu lanzó al aire varias preguntas que quedaron sin una respuesta clara. ¿Acaso está usted de acuerdo que los palestinos reciban el control completo del espacio aéreo sobre su territorio?, ¿qué puedan crear un ejército propio?, ¿qué puedan celebrar tratados con otros países, como Irán por ejemplo?, o que controlen en forma exclusiva los pasos fronterizos de Israel a la Franja de Gaza, a través de los cuales puedan ingresar todo tipo de armamento.
Esas preguntas lanzadas por Netaniahu no son ciertamente interrogantes ligeros, sobre todo después de la experiencia trágica de Israel a resultas de la agresión palestina desde la Franja de Gaza en los últimos años, especialmente teniendo en cuenta la cercanía de los posibles futuros territorios palestinos a centros poblacionales e instalaciones críticas de Israel, incluido el Aeropuerto Internacional Ben Gurión, ubicado en el centro del país.
Los interrogantes que Netaniahu planteara a Livni en sus encuentros no han tenido hasta ahora una respuesta clara por parte de su interlocutora y tampoco el partido Kadima ha analizado oficialmente esos cuestionamientos tan críticos, a fin de aclarar cual es su posición respecto al alcance de la soberanía que estarían dispuestos a atribuir a un futuro Estado palestino si se llegare finalmente a un acuerdo para su creación.
A efectos de aportar elementos para poder comprender la problemática complejidad del tema de la soberanía estatal, consignamos algunas cuestiones que deberían ser tenidas en cuenta por el liderazgo político, al momento de negociar con los representantes palestinos.
Según Max Weber, "el Estado es aquella comunidad humana que dentro de un determinado territorio, reclama para sí el monopolio de la violencia física legítima”. Un atributo esencial de todo Estado es la soberanía. Se entiende, en su acepción clásica, que "la soberanía es el derecho de los Estados para organizarse y regirse con independencia de toda intromisión política externa".
Ahora bien, el liderazgo político de Israel en general, y Tzipi Livni en particular, y también los integrantes de la próxima coalición de Gobierno, incluso los partidos de oposición y cada ciudadano israelí deberían preguntarse a sí mismos si estarían dispuestos a aceptar la creación de un Estado palestino que goce de soberanía amplia que le permita regirse con independencia de toda intromisión política externa."Si acaso la respuesta a esa pregunta fuere ´No´, entonces sería preciso tener bien en claro cuales podrían ser los atributos del futuro Estado, pero en el marco de una soberanía limitada”.
La idea de concertar con la Autoridad Palestina la creación de un Estado con soberanía limitada encuentra una apoyatura intelectual en el pensamiento de Stephen Krasner, profesor de Derecho Internacional en la Universidad de Standford en Estados Unidos.
Krasner, en su libro titulado "Soberanía: hipocresía organizada", establece que la regla de la soberanía según la cual el Estado tiene derecho exclusivo al control sobre una determinada área de gobernabilidad y la población de un territorio dado, no es una regla absoluta. Según Krasner, Estados pequeños o relativamente débiles pueden organizarse según una modalidad de "soberanía compartida", es decir, pueden limitar ciertos alcances de su soberanía o encomendar ciertas funciones del Estado a organismos transnacionales. Ese modelo de soberanía compartida podría ser apropiado para un futuro Estado palestino, modalidad que podría ser considerada aceptable por la mayoría del público israelí.
Un Estado de ese tipo gozaría de soberanía legal completa, con reconocimiento internacional y representación diplomática propia. Asimismo, tendría soberanía doméstica con el monopolio de autoridad interna en todo su territorio.
Como contrapartida, el Estado palestino a establecerse estaría limitado en el control de su espacio aéreo, el espacio electromagnético, los pasos fronterizos, la posibilidad de formar y desarrollar su propio ejército y la capacidad de celebrar tratados militares con otros países.
Esos aspectos de la soberanía estatal de un futuro Estado palestino a los cuales Israel pondría reparos, podrían en parte ser ejercitados por dicho Estado según el sistema de "soberanía compartida” incorporando organismos internacionales y veedores israelíes en el funcionamiento de las áreas estatales que resultaren pertinentes y creyeran oportunos.
Otro modelo institucional posible para un eventual Estado palestino, que va más allá del modelo convencional del Estado nacional con soberanía completa, sería el de "Estado regional".
Según esa concepción, el marco regional hace que el tradicional Estado-nación vaya cediendo o delegando partes de su soberanía, por lo que a través de lo supra nacional, o una eventual federación con Jordania, ciertas decisiones pasarían a ser exclusivas de la región o la federación y no tanto del Estado-nación.
En función de los conceptos antes analizados, cabría preguntarse si acaso Tzipi Livni y Biniamín Netaniahu no están mucho más cerca uno del otro de lo que realmente piensan. Quizás si dejaran de hablar en consignas y analizaran la problemática a fondo comenzarían a entenderse mucho mejor.
El geopolítico inglés Halford J. Mackinder expresó que "la democracia se rehúsa a pensar estratégicamente hasta que se le obliga a hacerlo para propósitos de defensa".
En ese sentido, es hora que el liderazgo político israelí comience a pensar estratégicamente.
FUENTE: AURORA
COMENTARIO:
No creo que se encuentre una solución fácil para la confrontación que subsiste entre israelíes y palestinos, este artículo ofrece algunas posibilidades bastante realistas. Es imposible que lo que sucedió en Gaza pueda volver a repetirse y deberá encontrarse la solución adecuada según la experiencia vivida. Gaza es la prueba que Israel lo intentó y no resultó, deberían tenerlo muy en cuenta los que insisten sobre la creación de un estado palestino como si la experiencia de Gaza no hubiera existido. Ellos no ven el problema en su justa dimensión porque no lo han sufrido o porque son incapaces de ver lo obvio. Los árabes palestinos sobrevivirán, hagan lo que hagan, acierten o se equivoquen, los israelíes no pueden decir lo mismo cuando esa población que reclama su estado como cualquier otro sólo aspira a borrar a Israel del mapa. Los que están tan determinados para que exista ese nuevo estado ni siquiera consiguen que sus líderes, aunque sea de palabra, se comprometan a respetarlo. NI SIQUIERA DE PALABRA OBTIENEN UN COMPROMISO. ¿Qué les pasa que no lo comprenden?
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