Occidente heredó los códigos morales del pueblo judío: honrarás a tu padre y a tu madre..... ¨Es más fácil destruir un átomo que un prejuicio¨: EINSTEIN Frase de la sabiduría Judía:"No te acerques a una cabra por delante, a un caballo por detrás y a un tonto por ningún lado" Proverbio Judío
lunes, 30 de marzo de 2009
326 - LA DURA BATALLA POR OCCIDENTE
EL "DIÁLOGO" CON EL ISLAM Y SU RETROCESO
Por RAPHAEL ISRAELI
(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA)
En las vísperas de estas pascuas del 2009, nos encontramos con el anuncio que el gobierno británico ha cesado sus negociaciones con el principal Consejo Musulmán de Gran Bretaña (MCB), y también que la organización judía de Francia ha discontinuado su "diálogo" con los musulmanes franceses. En ambos casos las razones que citan son las mismas.
Es decir, el doble juego que los grupos musulmanes estaban realizando: por un lado buscando "diálogo" con sus interlocutores como un medio de coexistencia y para suavizar las dificultades en las comunicaciones, pero por otro apoyando a Hamás, que no quiere ningún diálogo con Israel. Las partes no musulmanas en estos "diálogos" tardaron en despertar a esta realidad, que la cultura musulmana entendió "diálogo" no como un camino para facilitar el acercamiento y entendimiento por medio de la negociación y la clarificación, sino como un medio para dar legitimidad al monólogo que ellos desean que oigan y escuchen sus interlocutores. Cuando, después de varios años de vanos encuentros, los participantes no musulmanes finalmente entendieron, se retiraron de tal ejercicio una vez que se dieron cuenta que la otra parte no respondía como debía.
Algunas mentes ingenuas en occidente llegan a creer que el diálogo y las negociaciones con los radicales musulmanes son posibles, que modificarán esas actitudes y que llegarán a una coexistencia entre musulmanes y sus rivales. El problema es que el diálogo ha sido tratado en occidente como si fuera una política real mientras que en los hechos es una no-política diseñada para llenar un torpe vacío y hacer que la realeza, como el Príncipe Carlos, y los legisladores, se sientan virtuosos por estar "haciendo algo". Pero mientras los europeos han entrado regularmente en un "diálogo" de buena fe con los musulmanes con la intención de encontrar puntos en común con sus frecuentemente indisciplinados interlocutores, para los musulmanes "diálogo" significa una cosa completamente diferente. Para ellos significa la sumisión de una cultura y religión inferior, a la propia que es superior, la que ellos buscan imponer a las otras. Los musulmanes esperan inspirar en los occidentales y los israelíes una conversión a una visión islámica del mundo. Cualquier cosa que sea menos que eso es vista por ellos como un despreciable "fracaso del diálogo" y como una señal para recurrir a amenazas de violencia o a actos de terrorismo. Ellos tienen una buena práctica en ello mientras que los occidentales se han amilanado en esta etapa de su historia. Excepto por los Estados Unidos, ellos raramente creen que vale la pena luchar. Ni siquiera tienen el estómago para una pelea de duración ilimitada. Prefieren más bien capitular que investigar profundamente el significado de tolerancia, entendimiento, diálogo y paz con los islamistas.
El problema de hoy radica en la yuxtaposición de un islam renaciente por un lado y por el otro un occidente de poca auto-estima, inseguro de sí mismo, de sus valores, e inclusive sin saber qué cosas defiende. Su pueblo ha hecho una virtud de la auto-gratificación instantánea, por lo que invierte casi nada para el futuro, tanto, que han dejado de tener hijos. Su modo de vida preferido sólo alcanza a la "cultura de la tarjeta de crédito". Ellos lo quieren todo y lo quieren instantáneamente. Sin importar que sus gobiernos ya no puedan obtener fondos de los impuestos para cubrir los exorbitantes títulos de bienestar, o si algún azar financiero servirá a los pensionados del futuro. Resumiendo, occidente se ha convertido en una desgracia para sus propios herederos en una aguda inversión de su fortuna cuando en los comienzos del siglo XX el Imperio Otomano Musulmán era considerado el "hombre enfermo de Europa", por lo que no era un desafío para un confiado occidente. El anterior Secretario de Defensa de los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, se apartó de lo obvio cuando hizo una distinción entre la "vieja" y la "nueva" Europa, excepto por su ansiedad en tomar algunos (necesariamente en un corto plazo) de los beneficios económicos después de emerger del control soviético, la precipitada prisa de la "nueva" Europa por unirse a los Estados Unidos, que los contaminará inevitablemente con la enfermedad generalizada de occidente.
Hay otra desventaja con este constante recurso al "diálogo". Hace que los pueblos occidentales crean que sus gobiernos están haciendo algo constructivo para evitar la violencia o las amenazas de violencia en el futuro. En realidad, nada puede estar más lejos de la verdad, porque esta no-política simplemente sirve para envalentonar y, al mismo tiempo, habilita a esos musulmanes que los gobiernos occidentales han elegido, para actuar como intermediarios con la más amplia comunidad musulmana. Invariablemente los gobiernos occidentales los han elegido en su mayor medida porque ellos son activistas, y por lo tanto son prominentes en su comunidad, mientras los gobiernos se reconfortan con la imprudente creencia que estas figuras representan al islam "moderado". Sin embargo, esos musulmanes han estado viviendo en Europa por un tiempo suficientemente largo como para adecuar su vocabulario precisamente de acuerdo a quienes tienen del otro lado de la mesa. Hablan con los occidentales el lenguaje de la paz, reconciliación, y buenos deseos y reservan sus verdaderos pensamientos y creencias para sus compañeros musulmanes. En otras palabras, ellos aprendieron a "trabajar el sistema" así de admirablemente. En efecto, estos líderes musulmanes "moderados" extraen una concesión tras otra de los políticos que construyen poder en occidente, haciendo que el "diálogo" sea de una sola vía. Ellos entran en cada sesión con la plena intención de probar los límites de las concesiones que pueden extraer, y es raro que el ministro de un gobierno se arriesgue a decepcionarlos, de lo contrario, al día siguiente las primeras planas de los diarios seguramente inflamarían a la comunidad musulmana.
Aquí yace el valor de la propensión a la sobreactuación de los musulmanes en todo el mundo por cada desprecio percibido, real o imaginado, demostrando su ira a toda voz y violentamente. También aparece aquí el temperamento, porque a diferencia de otros pueblos que experimentan enojo o humillación, muchos musulmanes no pueden o no quieren contener estos sentimientos Uno sólo debe recordar los orquestados "días de ira" de Arafat en los primeros días de la intifada contra Israel a fin de entender el agudo contraste con los occidentales, los musulmanes hacen de la celebración de su enojo un fetiche. Tal incontrolada conducta es impensable en occidente pero no por falta de provocación, particularmente desde el once de septiembre. Los funerales son manipulados también para ventilar su cólera y su furia, emoción, confusión general e improvisados disparos. La desvergonzada falta de dignidad inclusive cuando debería ser una lóbrega ocasión, es agitada ante los ojos occidentales. Los cuerpos son elevados y rebotados a lo largo de las rutas de una forma que sería considerada como una falta de respeto hacia el muerto en otras culturas. Se ha sabido de cuerpos que han caído al suelo entre el tumulto y otras procesiones se volvieron caóticas, como fue grabado para la posteridad en el caso del funeral del Ayatollah Khomeini de Irán.
La explosión del affaire de las historietas en Europa y Medio Oriente en 2006, que ocasionó muchas muertes, boicots, furia y demostraciones de los musulmanes en todo el mundo porque algún oscuro artista se atrevió, en un oscuro diario, a dibujar a Mahoma en términos despectivos, en sí misma no sólo apunta a la patológica sensibilidad de los musulmanes, sino también a su obtusa actitud hacia los otros en sus "diálogos". Cuando el presidente de Irán promete eliminar al pueblo judío y borrar a Israel del mapa, ninguna de estas organizaciones dialoguistas musulmanas eleva su voz en protesta, ninguna tampoco protestó como algo natural cuando las iglesias cristianas fueron incendiadas, en todo el mundo islámico, o cuando la tumba de José y las sinagogas de Jericó fueron quemadas y destruidas por palestinos durante la intifada. Sólo importa herir la reputación de Mahoma y se justifica el uso de la violencia, mientras que la verdadera noción de respeto por las otras religiones simplemente no existe. Por lo tanto, el diálogo se hace únicamente para instilar en las mentes occidentales el respeto por el islam y sus valores, como claramente atestigua la Resolución de la Comisión de Derechos Humanos recién adoptada en Ginebra. Como más y más organizaciones occidentales y judías finalmente han entendido el significado de "diálogo" por parte de sus interlocutores musulmanes, ellos podrían tratar, finalmente, de hacerlo más igualitario, recíproco y quizá más eficiente.
FUENTE: MIDDLE EAST AND TERRORISM - MARZO/2009
COMENTARIO:
No encontré esta noticia que me parece importantísima, el éxito o fracaso de una interrelación es el resultado de lo que se experimenta, no lo que uno desea que sea. Y todo lo que dice este artículo es real. Se trata de hablar el mismo idioma, de un intercambio en igualdad de conceptos, de lo contrario no tiene sentido y se tienen que intentar otros caminos.
Entristece lo que tan bien describe el autor como la actual actitud de la "nueva Europa", que no quiere ver lo obvio y que no está dispuesta a la lucha en defensa de lo que tanto le costó obtener. Es dejarse vencer sin siquiera presentar batalla ante el regreso de un pasado al que no se decide o no sabe todavía cómo enfrentar. Bien se dice que el que pierde la memoria está condenado a repetir su historia. ¿Habrá perdido la memoria o simplemente ya da por perdida esta guerra entre una civilización que no encuentra su rumbo hacia un futuro mejor y se rinde sin luchar para defenderlo?
Entender que un diálogo de este tipo no tiene sentido es un buen comienzo, es hora de emprender otras estrategias que aseguren la supervivencia del occidente de progreso que cambió la historia del mundo y cuyos valores deben prevalecer ante el ataque del fanatismo retrógrado.
Reciprocidad es la palabra que puede resolverlo todo.
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