domingo, 31 de julio de 2011

894 - EL TERRORISMO NUESTRO DE CADA DÍA


UNA SOCIEDAD EN CAMBIO



Es hora que aprendamos que esto que estamos presenciando es universal y que puede ser controlado, es responsabilidad de los que mandan, a quienes hemos elegido para administrar y ordenar a nuestros países, que no pueden seguir ignorando la realidad que nos golpea.

Hoy día hay mucha información al alcance de todos, libros que enseñan cómo ser un "hit-man", o sea, un sicario, jóvenes que pueden tener acceso a armas para asesinar si roban o matar a un compañero molesto. Desde la escuela hasta el terrorismo a gran escala hay posibilidades que están al alcance de cualquiera.

En los colegios, después de
"
Columbine", las autoridades estadounidenses con la ayuda del FBI, se ocuparon de investigar por qué se producían hechos violentos entre escolares, niños y jóvenes. Cuando llegaron a algunas conclusiones, entrenaron a maestros y profesores a detectar quienes eran posibles candidatos a ser asesinos en potencia de sus compañeros para luego suicidarse. No me equivoco cuando recuerdo que los solitarios, retraídos, los que eran humillados, los que tenían graves problemas familiares o alguna particularidad, eran quienes debían ser observados y auxiliados. Los maestros aprendieron y enseñaron a sus alumnos que por el bien de todos debían ayudar a quienes hasta ayer hostigaban. Y dio resultado, se evitaron muchos casos que iban a producirse cuando se investigó y los posibles candidatos expresaron su furia y luego el alivio.

¿Qué pasa que los gobiernos en lugar de enfrentar un hecho casi cotidiano, como los atentados terroristas, no enseñan a la gente a hacer el mismo trabajo de observación y participación para evitarlos?

En todos los casos, los que cometieron atentados no tenían una conducta natural. Siempre fueron personas solitarias, individuos que vivían aislados no sólo en parajes alejados como el
Unabomber en Estados Unidos o uno más social como Anders Behring Breivik en Noruega, pero también extraño, no se comportaban normalmente. Pero si pudiera recordar todos los casos, casi siempre dieron pistas, todos tenían conductas anómalas, no sólo hablaban, también escribían y nadie los detectó a tiempo.

Los jovencitos en el colegio visten de una forma particular, son agresivos, tienen poca comunicación con sus padres y compañeros, generalmente tienen un solo amigo e ignoran al resto. Los adultos expresan su desacuerdo, Hasan lo hizo, también Abdo, lo mismo ahora Breivik. Cada uno trató de salvarse comunicándose como podían, cuando no quieren salvarse no hablan, cuando sólo quieren matar, no avisan. Es imposible no sacar conclusiones, los verdaderos terroristas no les importa su propia vida, son autómatas y son los que más se delatan por su conducta, no por sus palabras.

Pero no estamos entrenados ni mentalizados para detectar a los confundidos y ayudarlos o denunciarlos si creemos que son un caso perdido. Y si no lo hacemos, si no aprendemos, seremos sus víctimas. Los gobiernos creen que alertar a la población es desatar una caza de brujas, es la manera de no enfrentar un problema que seguirá repitiéndose porque la capacidad de destruir hoy día es enorme. Cualquiera puede adquirir un arma mortífera o fabricar bombas caseras para castigar a la sociedad que critican o que no los comprende.

El terrorista puede ser cualquiera, no tiene ninguna particularidad más que su conducta, observemos y escuchemos cuando dicen estar contra una religión, el sistema o el gobierno de turno.

Para el terrorismo que más se presenta hoy, Noruega creyó estar a salvo porque atacaba a lsrael y apoyaba a los palestinos, pues se equivocó, apareció el terrorista del otro lado. Mucho más astuto, éste no quería morir, no salió a matar a los musulmanes que odiaba y que lo harían una presa fácil para vengarse. Mató a los suyos y sólo podrá recibir la pena máxima en Noruega, 21 años. Y mató a más de 70 personas, muchos eran muy jóvenes. Para completar el cuadro del avestruz, Noruega declara que seguirá buscando la paz, la concordia y la buena voluntad entre los hombres, como si eso tuviera algo que ver con la prevención de los crímenes.

Los fanáticos aprenden, Noruega será un buen país para los chiflados de cualquier signo, el precio que paguen por sus delitos nunca será que le corten la cabeza como a Theo Van Gogh si "ofenden" al islam, o que lo condenen a la silla eléctrica.

Y todos tendrán la oportunidad de declararse insanos o protegidos por quienes están encantados de matar infieles. En un mundo que no quiere aprender es mejor hacerse el tonto en lugar de enfrentar sus responsabilidades, ejecutar a un asesino común es mucho más fácil, no se paga ningún precio porque nadie vendrá a cobrarlo.

Pero pagar por la ineptitud de la supuesta ideología de la paz y el respeto de todos sin distinción, aún de aquéllos que quieren liquidarnos, esa es una factura que recibirá cualquiera de nosotros, de pura mala suerte.

ANA




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