lunes, 9 de marzo de 2009

313 - EUROPA: VIEJA, CIEGA, SORDA PERO NO MUDA


EL PROBLEMA JUDÍO DE EUROPA


Distintas encuestas muestran un panorama preocupante. Los judíos tienen cada vez peor prensa en Europa. Y el brote antisemita -del que tanto se habla últimamente- se muestra cada día más real y más terrible.

*Por Denis MacShane

Mientras Europa enfrenta sus viejos demonios de desplome financiero y pérdida de empleos, un viento del pasado sopla a través del continente. La política de centro- derecha moderada y la democracia de la izquierda liberal que tomaron el poder en 1945 están dando paso a un nuevo populismo viejo. La retórica de la izquierda y la derecha gana terreno, y la manifestación obvia es el regreso del antisemitismo como una ideología organizadora. Considere las cifras: según una encuesta de Pew, el porcentaje de alemanes que tiene una visión negativa de los judíos escaló de 20 por ciento en 2004 al 25 por ciento hoy.

En Francia, con el mayor número de judíos en Europa, el 20 por ciento de la población ve a los judíos desfavorablemente, arriba del 11 por ciento de hace 4 años. En España, las cifras son aún más llamativas: las visiones negativas de los judíos crecieron de 21 por ciento en 2005 a casi uno de cada dos este año. En Gran Bretaña, donde las cifras se mantuvieron en cerca de un 9 por ciento por un tiempo, abunda la evidencia anecdótica de una animosidad creciente: los jóvenes que regresan de la Escuela Libre Judía en Londres están asustados de ir en micros públicos a causa de los ataques. Sus padres contratan micros privados, mientras la Policía londinense es incapaz de contener los ataques antisemitas. En Manchester, en un cementerio judío se tuvo que lavar una esvástica nazi de sus muros.

El antisemitismo también está en la ideología del Partido Nacionalista Británico, el partido político de más rápido crecimiento en Gran Bretaña. Hasta hoy, el partido de derecha obtuvo un escaño en la Asamblea de Londres, y en elecciones locales de este año, el PNB duplicó sus concejales locales. El partido evita las declaraciones públicas sobre los judíos y trata de mantener su islamofobia bajo control. Pero las únicas publicaciones serias del líder del PNB, Nick Griffin, siguen los tópicos antisemitas tradicionales. En su libro “Who are the Mindbenders?”, Griffin enlistó a judíos británicos que, dijo, eran los controladores secretos de los medios de comunicación, acusó a los inmigrantes judíos de cambiar sus nombres para ocultar su origen y calificó las cámaras de gases del Holocausto como una “tontería poco científica”.

Junto con el PNB y su odio a los judíos están los ideólogos islamitas antisemitas de Gran Bretaña. Gordon Brown —el partidario más fuerte de Israel en Europa— y su gobierno laborista han hecho más que cualquier otro para promover a los musulmanes británicos como ministros del gobierno, como miembros del Parlamento o pares, y Downing Street celebra festivales y logros musulmanes en una manera que asombraría a los residentes previos del edificio. Tanto en sus gobiernos laboristas como en los conservadores, Gran Bretaña toleró el crecimiento de un fundamentalismo islámico arraigado en textos clásicos que denuncian a los judíos. Se requirió de los bombardeos de Londres en julio de 2005 para quitarle la venda de los ojos a una clase política que se negaba a ver el crecimiento del extremismo ideológico.

La encuesta de Pew sobre la opinión pública muestra una tendencia problemática en España, un país del que los judíos fueron expulsados en 1492 y las sinagogas son monumentos históricos. El flujo masivo de trabajadores inmigrantes del norte de África, combinado con el lenguaje antiisraelí de las élites intelectuales y comunicadoras españolas de la izquierda liberal, tal vez expliquen el misterio del antisemitismo en una nación con pocos judíos. Bajo el gobierno comunista, Polonia aprobó una política antisemita aun después de que la mayoría de los judíos polacos había sido exterminada. La indulgencia de España con el islamismo tal vez esté creando el mismo fenómeno de sentimientos antijudíos en un país sin judíos.

Al mirar al este, fue pasmoso —pero tal vez no debió ser sorprendente— ver los rostros de este nuevo populismo este año, cuando miles de austríacos acudieron al funeral de Jörg Haider, el extremista de derecha que se presentaba a sí mismo como un patriota austríaco pero no se molestaba en ocultar sus visiones antijudías. “No hay mayor insulto para un político alemán que ser acusado de tener sangre judía”, proclamó Haider. La política antijudía resuena también en Hungría, Bulgaria y Rumania, que enviaron políticos al Parlamento Europeo para establecer un grupo de extrema derecha junto a los derechistas antijudíos de Francia e Italia. En Polonia, el porcentaje de quienes tienen opiniones desfavorables sobre los judíos aumentó de 27 en 2004 a 36 este año, y en esta parte de Europa el objetivo ahora es Israel y su apoyo en EE.UU, y el vocabulario preferido es de “sionistas” y el “lobby” en vez de “judíos” y “conspiración”. Va bien con la xenofobia.

Mientras se pierden empleos y baja el bienestar, la política de culpar al extraño sólo puede crecer. La política europea de derribar las fronteras, que costó mucho esfuerzo, y de tratar de legislar por la tolerancia se hará más difícil de defender, y más aún de promover. El populismo europeo y el nacionalismo anti-UE tanto de la derecha como de la izquierda son ahora la política que observar. Mientras EE.UU. celebra a su primer presidente no blanco y la esperanza de una política nueva, Europa tal vez esté empezando a revivir su pasado.

FUENTE: RADIO JAI/NEWSWEEK

*MacShane es miembro del Parlamento y fue ministro de Gran Bretaña ante Europa. Su libro “Globalising Hatred: the New Antisemitism” acaba de ser publicado.

COMENTARIO:

Lo que nos muestra esta encuesta es que hay mucho por hacer todavía para esclarecer por qué subsiste esta tendencia en Europa. Leí en algún artículo que en España una quinta parte de la población tiene antecedentes judíos y que manifestarse en contra de Israel o de los judíos es una forma de quitarse de encima la sospecha de serlo porque se tiene un apellido que podría indicar su origen judío. Eso explicaría el antisemitismo que hay en un país donde los judíos brillan por su ausencia y podría ser casi una reacción atávica que respondería a la expulsión de los judíos ¡500 años atrás! ¿Será esto posible?

¿Pero por qué en toda Europa? La vieja Europa condenada a ser islamizada con el tiempo no es capaz de salvarse, ve a un enemigo inexistente pero no sabe combatir al que la someterá. Así de vieja está que ya no entiende y ha perdido la memoria.

Así de viejo es el antisemitismo pero en lugar de perecer, muta, se presenta con distintos nombres y se usan muchas excusas para justificarlo, pero reconocerlo sirve para que se entienda por qué Israel es imprescindible para que aquella historia, la maldita, no pueda volver a repetirse.

ANA

2 comentarios:

  1. Hola Ana: son la encuestas, las manifestaciones; es el lenguaje que es utilizado con expresiones, ya "normalizadas", que no demuestran sino el alto grado de antisemitismo.
    La maldita historia,no volverá a repetirse porque existe un país; pero la negación de éste y de la historia dice mucho más que cualquier dato.

    Un abrazo.

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  2. Hola Casiopea:

    Es cierto lo que decís, pero los datos confirman la historia que se niega o se desconoce. Hay una canción que dice que si la historia la escriben los que ganan, quiere decir que hay otra historia... esa historia real aparece en las encuestas y esas manifestaciones son el reflejo de lo que se enseñó y/o aprendió mal. Cada vez me convenzo más que todo lo que se nos enseña debe pasar por un cuestionamiento propio, lo que implica pensar y no repetir como loros. Saludos cordiales.

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