lunes, 22 de junio de 2009

378 - IRÁN, TEOCRACIA Y REVOLUCIÓN


LA RARA OPORTUNIDAD DE ISRAEL

Por CAROLINE B. GLICK

Por qué Israel debe hacerse valer con respecto a los asuntos de Irán.



(TRADUCCIÓN LIBRE DE ANA)

Hoy Israel se encuentra a sí mismo en un territorio desconocido. La atmósfera revolucionaria que se está desarrollando en Irán le ofrece a Israel una perspectiva que raramente ha tenido: una apuesta segura. Con la administración de Obama que rechaza apoyar a los manifestantes contrarios al régimen y también con la Unión Europea titubeante, millones de iraníes que están en las calles arriesgando sus vidas para protestar por una elección robada y por un régimen tiránico, han sido dejados a la deriva por aquellos que ellos pensaban que los habrían apoyado. Hasta la fecha, Israel se ha unido a Estados Unidos y a Europa rechazando a los manifestantes. Esto debe cambiar.

Al rehusarse a jugarse por ellos -poniéndose claramente del lado de los mullahs en contra de los activistas pro-democracia que están en las calles- el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, lo mismo que el Ministro de Defensa Ehud Barak y el Jefe del Mossad Meir Dagan han señalado que Mir-Hossein Mousavi, el ex-primer ministro de Irán y jefe titular del movimiento de protesta, es tan radical y extremista como el Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad, a quién él busca desbancar.

Además, los funcionarios y analistas occidentales señalan que los principales partidarios de Mousavi dentro del régimen -los ex-presidentes Muhammad Khatami y Rafsanjani- son ellos mismos cualquier cosa menos revolucionarios anti-régimen. Lo que aparentemente motiva a estos hombres es la sensación que a través de los ataques de mano dura del Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad en contra de la "vieja guardia", la obligación presidencial ha sido dejarlos de lado. Ellos se sienten despreciados. Y ellos son doblemente humillados por el hecho que Ahmadinejad ha actuado con el abierto apoyo del verdadero dictador de Irán, el así llamado "Líder Supremo", Ali Khamenei. Los similares a Mousavi, Khatami y Rafsanjani, no quieren derrocar al régimen con quien comparten sus objetivos. Ellos sólo quieren recuperar su poder dentro del régimen.

Son estas dos evaluaciones sobre Mousavi y sus partidarios las que están en el centro de la decisión de los líderes occidentales para eludir una posición, tanto con respecto a la carrera presidencial como a las protestas que han surgido como secuela.

Para Israel, los argumentos para mantenerse al margen de los sucesos en Irán se alinean con aquello que informa gran parte del resto del mundo occidental. La principal preocupación de Israel es la política exterior de Irán y específicamente su programa de armas nucleares y su apoyo a los grupos terroristas anti-israelíes. Israel no tiene razón alguna para creer que un gobierno de Mousavi se inclinará más por terminar la carrera de Irán por la bomba o disminuir su apoyo a grupos terroristas como Hezbollah y Hamás, que lo que hace el gobierno de Ahmadinejad. Como primer ministro iraní en los 80, Mousavi fue un promotor principal para el programa nuclear de Irán y supervisó la creación de Hezbollah y de la jihad islámica palestina.

Más allá de eso, está el hecho que Israel -como Estados Unidos- es el cuco del régimen.
Si a Israel se lo identifica con los manifestantes, los pares de Khamenei usarán esta conexión para justificar su brutal represión.

Finalmente, hay una clara posibilidad, en realidad parece que estas protestas no van a ninguna parte. Ellos serán brutalmente reprimidos o se esfumarán aunque no lo deseen. Por lo tanto, ¿ganará Israel jugándose por ellos?

Aunque estos argumentos para no hacer nada son aparentemente razonables, todos ignoran el significado de los acontecimientos recientes. En consecuencia fallan en captar las nuevas oportunidades que se han planteado, oportunidades que si no se toman probablemente desaparecerán a corto plazo.

A ciencia cierta, cada día que pasa la visión personal y los intereses de Mousavi se están convirtiendo en irrelevantes. Se haya dado cuenta o no, Mousavi se transformó el pasado viernes a la noche. Cuando Khamenei adoptó los resultados de la elección oficial, obviamente falsificada, como una "divina victoria" para Ahmadinejad, generalmente los observadores occidentales esperaban que Mousavi aceptaría el veredicto del dictador.
En cambio, cuando Mousavi se puso del lado de sus propios partidarios, quienes tomaron las calles para oponerse a la privación de los derechos de sus votos, se convirtió en un revolucionario. Sea que haya planeado hacerlo o no, hace una semana atrás Mousavi se convirtió en un enemigo del régimen.

El significado de la decisión de Mousavi no podría ser más profundo. Como lo escribió el pasado viernes Michael Leeden, de la Fundación para la Defensa de las Democracias, Mousavi ató su supervivencia personal al éxito de los manifestantes y marcó su vida en contra de la de Khamenei. En palabras de Ledeen, "
Tanto Khamenei como Mousavi -los dos íconos opuestos del momento, por lo menos- saben que uno de ellos ganará o perderá."

Por su parte, a fines de esta semana, los mismos manifestantes se habían transformado. Si la semana pasada estaban simplemente enojados por haber sido ignorados, el jueves se habían convertido en una fuerza revolucionaria aparentemente dedicada a derrocar al régimen.
Esto fue claro por una lista de exigencias que circulaban entre los manifestantes el miércoles. Como lo informó el jueves Pepe Escobar en el "Asia Times", las protestas de los manifestantes incluyen sacar a Khamenei del poder, disolución de la policía secreta, reforma de la constitución bajo el régimen contrario al Ayatollah Hossein Montazeri, quien ha estado bajo arresto domiciliario durante los últimos doce años, e instalación de Mousavi como presidente. Estas demandas ponen en claro a dónde apuntan los manifestantes. Se dirigen a derrocar a uno de los más abyectos regímenes en la faz de la tierra y su reemplazo por una democracia liberal.

En cuanto a lo que concierne a Israel, ésta es una solución con un resultado de "ganar y ganar". Si los manifestantes exitosamente derrocan al régimen, ellos habrán neutralizado la más grande amenaza de seguridad que enfrenta el estado judío. Y si fallan Israel estará probablemente aún mejor de lo que está hoy. Porque si los mullahs reprimen violentamente a los disidentes a favor de una democracia, la administración Obama estará muy presionada para legitimar su baño de sangre como para incorporarlos como socios de una negociación.

En caso que el Primer Ministro Benyamin Netanyhu públicamente anunciara su apoyo a los manifestantes, Israel estaría ganando políticamente de varias formas. Primero y principal, moralmente estaría haciendo lo correcto y de ese modo se ganaría el respeto de millones de personas en todo el mundo que están consternados por el silencio de sus propios gobiernos, de cara a los valientes manifestantes iraníes que arriesgan su vida por la libertad.

Además, actuando como el mejor y primer campeón democrático de los manifestantes, Israel se catapultaría al frente de la campaña por la democracia en el mundo musulmán. Haciéndolo, Israel haría mucho más fácil a sus representantes en todo el mundo poder defenderse de la falsa acusación de que Israel es un abusador de los derechos humanos, por parte de las que se describen a sí mismas como organizaciones de derechos humanos.

Más allá de eso, Israel estaría construyendo una importante alianza con el mismo pueblo iraní. Contrariamente a lo que los mullahs nos han hecho creer, en su mayoría, los iraníes no comparten el extendido odio hacia Israel y los judíos que su régimen promueve y que el mundo árabe abraza.
A través de los años los opositores al régimen iraní -desde estudiantes a sindicalistas, activistas de los derechos de las mujeres a minorías kurdas, azeríes, árabes ahwaz y baluchis-, todos han recurrido a Israel por apoyo. Radio Israel en farsi que transmite dentro de Irán diariamente, tiene más de un millón de radioyentes regulares.

Sea que Netanyahu explique que los mismos mullahs, que buscan privarlos de su derecho al voto y que reprimen al pueblo iraní, tratan de destruir a Israel con bombas nucleares; que él reclame a Irán que pare de financiar a los terroristas de Hamás y Hezbollah, de los que ahora se informa que se están desplegando para maltratar brutalmente a los manifestantes, en lugar de invertir en la economía iraní para beneficio del pueblo de Irán, estaría dando un mensaje que ya resuena en el pueblo de Irán.

Finalmente, el vínculo israelí con el pueblo iraní, ahora en lucha para derrocar al régimen, pondría en evidencia el efectivo apoyo de la administración de Obama a los mullahs en contra de su propio pueblo, con toda su idiotez y ceguera moral. Lo que es más, la administración no podría lanzar un contraataque. La Secretaria de Estado Hillary Clinton y Obama no estarían en posición de atacar a Israel por apoyar a los disidentes iraníes que reclaman libertad. Y su tartamuda reacción haría que sus ataques contra las construcciones en Jerusalén, Judea y Samaria se viera todavía más ridícula.

Aunque Israel está muy lejos de Irán, tiene una significativa capacidad para ayudar a los disidentes. Podría usar sus satélites de comunicación para irrumpir sobre la censura de las comunicaciones que el régimen ha intentado imponer. Sus capacidades de internet pueden ser ofrecidas a los disidentes para reabrir las emisiones en red cerradas. Israel podría temporariamente expandir sus emisiones de radio dentro del país y permitir que sus ondas sean usadas para emitir eventos en el terreno y en tiempo real, de modo que los manifestantes no tengan que depender del boca a boca para saber qué está pasando o hacia dónde están yendo las cosas.

Nuevamente, es más que posible que Khamenei tratará de aplastar a los disidentes o comprará exitosamente a algunos de ellos para subvertirlos. Pero mientras, Israel tiene un claro interés en mantener el caldero iraní hirviendo. Los mullahs sólo pueden concentrarse en una cosa a la vez. Si se preocupan por los disensos domésticos tendrán menos tiempo para dedicar a Hamás y Hezbollah. Si están ocupados en sofocar las insurrecciones armadas de los kurdos, azeries o baluchis, tendrán menos tiempo para dedicarse a negociar la compra de los sistemas antiaéreos S-300 de Rusia o vigilar a sus científicos nucleares.
Estratégicamente, Israel sólo tiene probabilidades para ganar -sea ligera o masivamente- del malestar de los ayatollahs.

En una entrevista de esta semana en el "National Review Online", el expatriado iraní Amir Taheri explicó que Irán sufre de una psique dividida. Por un lado los mullahs ven a Irán como a una vanguardia revolucionaria del islam. Ellos no ven a Irán como a una nación-estado. Para ellos, las cosas normales que hacen una vida -la estabilidad económica, la seguridad pública y la esperanza que los hijos de uno lo harán mejor- son de poca utilidad puesto que ellos marchan hacia adelante bajo la bandera de la jihad.
Israel y Estados Unidos son enemigos necesarios.

Por otra parte, la vasta mayoría de la gente de Irán desea vivir en una nación-estado normal y libre. Para ellos, la revolución no significa nada más que privación, sufrimiento, represión y muerte.
Ellos no odian a América y tampoco odian a Israel. Ellos no buscan armas nucleares y no apoyan a los Hamás y Hezbollah.

Como Taheri lo dijo, "Cuando nosotros consideramos a Irán como a una nación-estado, vemos a Israel como a su aliado natural.
La razón es que Israel, como Irán, se opone a un exclusivo Medio Oriente árabe. Ambos quieren a un Medio Oriente pluralista en el que hay lugar para la diversidad; un Medio Oriente donde se pueden encontrar iraníes, turcos, kurdos, cristianos y judíos, tanto como árabes."

Si Israel extiende una mano amistosa a estos iraníes patriotas, lo peor que puede pasar es que ellos fallen en derrocar a los mullahs y nosotros les dejaremos saber que les deseamos lo mejor. No hay vergüenza en ello.

En realidad, si ellos fallan en derrocar al régimen e Israel es obligado a atacar las instalaciones nucleares de su país, es difícil imaginar que ellos lo tomarán personalmente. Más bien, recordando que fue Israel quien estuvo con ellos primero, ellos sin duda entenderán por qué nos vimos forzados a actuar y quizá se inspiren para tratar otra vez de liberarse de los grilletes de su abyecto régimen.

Caroline B. Glick is the senior Middle East Fellow at the Center for Security Policy in Washington, DC and the deputy managing editor of The Jerusalem Post.

FUENTE: MIDDLE EAST & TERRORISM - 19/06/09

COMENTARIO:

Irán está en una muy difícil situación porque está gobernada bajo un régimen teocrático, partiendo de allí nada puede tener un buen resultado. Y si Mousavi tomara el poder seguiría siéndolo, entonces el problema subsistiría para un pueblo que tiene noción de la libertad y quiere democracia. Probablemente sería un gobierno más liberal, los ayatollahs de turno quizá serían más moderados y no tendrían tanto poder, pero el camino a recorrer todavía es muy largo y difícil.

No sé, se me ocurre pensar... es como si el Papa fijara las políticas de cualquier estado, es impensable. De todos modos es deber de todo el mundo civilizado exigir elecciones democráticas verdaderas y no este simulacro de elecciones "libres". No lo son desde el mismo instante en que el ayatollah decide quien puede presentarse y quien no. Y todo sistema electoral se viene abajo si al fin de todo el proceso no se hacen bien las cuentas y eso es lo que pasó en Irán.

No hay duda que si millones de personas salen a la calle como individuos y no arengados por un líder es porque saben que han sido robados. Mousavi pidió al principio que la gente no manifestara pero fue obligado por la multitud a tomar el liderazgo de estos sucesos que estamos presenciando. "Si los dirigentes no van a la cabeza de su pueblo, el pueblo irá con la cabeza de sus dirigentes", así dice la cita.

No se me ocurre un país que tenga tantas razones para que la religión sea un factor de poder muy importante como Israel, sin embargo, su progreso se debió a que la religión no tiene ingerencia en la política del estado.

Los estudiantes sacaron al Sha y su Revolución fue copada por los ayatollahs, la historia es larga, pero esa es la verdad y por eso la historia se repitió, porque su revolución fue inconclusa. No obstante, puede ocurrir que finalmente tomen el camino correcto del progreso como país secular. La fe debe ser algo privado y no tiene nada que ver con la política de un país ni con las prácticas democráticas.

En estas condiciones cualquiera puede ser presidente, Ahmadinejad o Mousavi, lo importante es quién es el ayatollah que definirá la política a seguir. Esta es una lucha por el poder y es el pueblo iraní quien deberá decidir qué país y gobierno realmente quiere.

Ojalá pudiéramos ayudarlos a liberarse de la tiranía y la barbarie, ojalá Israel pudiera hacer algo por ellos porque ningún país islámico lo hará, so pena de ser considerado aliado del Imperio.

Todo debería poder ser resuelto sin sangre si de verdad lo que hay allí fuera una verdadera democracia, pero no lo es, sobre todo cuando a la hora de contar no son honestos.

Francamente, decir que una teocracia puede ser democrática es una contradicción que ahora está a la vista.

4 comentarios:

  1. Me parece un análisis sumamente interesante y acertado en muchos puntos, no obstante eso, Israel ya se declaró públicamente a favor de los manifestantes: el presidente Peres, en una conferencia de la Agencia Judía, manifestó su mayor solidaridad para aquellos valientes "hombres y mujeres que luchan contra ese tiránico régimen que opta por el uranio en vez de la libertad para su pueblo" (o algo por el estilo). Ahora, si la señora Glick quiere que Israel brinde su apoyo en algo que no sea estrictamente verbal o público... no estoy tan seguro de que sea lo mejor para Israel, porque podría ser acusado de fomentar la subversión e inmiscuirse en los asuntos internos de Irán (como ya están haciendo algunos con EE UU y la UE cuando no hicieron absolutamente nada), además de que nunca hay que meter la mano cuando un panal se está destruyendo entre abejas porque terminarás picado. Por otro lado, no estoy tan seguro que Israel tiene mucho que ganar si triunfa esta revolución interna, porque si Moussavi llega al poder, estamos fritos... el que decide el tema del programa nuclear es el Líder Supremo y su Consejo, no el presidente, por lo que un presidente reformista aparentemente "moderado" podría engañar a Occidente con una postura aparentemente más dialoguista mientras gana tiempo y continúa desarrollando armas nucleares; en cambio con Ahmadineyad las cosas son clarísimas para todo el mundo, ya que la cara visible del régimen es como el régimen en sí mismo y eso es bueno ya que nadie puede confundir las peligrosas intenciones de Irán.

    Dejo aquí un video proveniente de Teherán de una "peligrosa terrorista financiada por EE UU" (tal como lo describen todos los medios del régimen iraní) abatida por un "valiente francotirador Basij" apostado en un edificio. Que nunca se olvide a esa pobre chica. Y que nunca se olvide que ningún movimiento o partido político en Argentina dijo ni hizo absolutamente nada.

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  2. Hola Andrés:

    Coincido totalmente con tu comentario. Como escribí en el mío, todo será igual si un ayatollah es reemplazado por otro. Si sigue siendo un país teocrático no tiene un futuro de libertad que es la llave para el progreso y una vida digna. En cuanto a las ventajas o no de ayudar a ese pueblo en lucha, también creo que, como en la vida diaria, cuando uno interviene generalmente sale herido. Pero como bien lo dice Glick, hay un problema moral que nos obliga a manifestarnos de la manera que sea posible, sin considerar si es ventajoso o no, si lo fuera, mejor, lo importante es ayudarlos de alguna forma. Es vergonzoso que nadie abra la boca, excepto Israel, en ese sentido la oportunidad de Israel es muy "rara", apoyando a un pueblo cuyo gobierno lo amenaza, le convenga o no.

    Gracias por el video que ya había visto, esa chica sólo estaba mirando, sin participar, según leí por ahí. Lo que me llamó la atención de estos sucesos es que se vio a un multitud diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en países teocráticos o donde la religión rige la vida de su gente, aunque no lo sean. Jeans y camisas, no hay barbas ni vestimenta que nos recuerden que quieren volver al pasado, esa gente quiere libertad y progreso, y también quiere que se respete su voluntad para elegir su gobierno; eso es lo significativo que se puede percibir. Este es un paso para lograrlo y debemos apoyarlos. Creo que la religión -como en Israel- es algo absolutamente respetable pero que no puede regir la política de un país, éste es el punto.

    También coincido con lo que decís de Ahmadinejad y cualquier otro "moderado". El factor que cambia el escenario es un pueblo que salió a la calle y se hizo "sentir" a costa de su propia vida, enfrentando a una tiranía. Eso modifica todo. Si lograran ahora el cambio que pretenden, sólo será un primer paso, el más importante. Si así no fuera, la chispa que se encendió volverá a reencender el fuego que ya no podrá apagarse. Estoy preparando un trabajo con los antecedentes de lo que estamos viendo. Saludos y gracias por tu comentario.

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  3. Dª Ana, vengo de lo de D. Iojanan para agradecerle su difusión dada al llamamiento de Dª Gloria Amaya y las Damas de Blanco para dar a conocer el caso del preso de conciencia cubano encerrado en el penal de Ariza, en Cienfuegos, Cuba.

    Muchas gracias y un saludo muy cordial.

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  4. Sr. García Francés:

    Es un compromiso para todos hacer conocer la lucha de estas mujeres, le agradezco que nos lo haya recordado.

    Un saludo :)

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