EL PRECIO QUE ESTAMOS PAGANDO POR UN PASADO INICUO
Latinoamérica pretende ser democrática pero no lo es aunque el pueblo vote a sus representantes. ¿Cómo es posible esta paradoja? La clave está en su pasado.
Nuestros políticos se han destacado por ser venales, corruptos, mentirosos y genuflexos con el poder del dinero de las grandes potencias. Nunca hicimos buenos negocios y cada vez que votamos fue para perder. Cada nueva esperanza se diluyó al poco tiempo y cada vez caímos más por la pendiente, no porque el pueblo no sepa elegir sino porque no hay qué elegir. Siempre votamos por lo que creímos era menos malo y nunca tuvimos una opción que valiera la pena. Y no hay derechas ni izquierdas que aseguren un buen futuro, no hay gente decente que sea capaz de cumplir con nuestro mandato. La culpa de nuestro fracaso está en que nuestros políticos se venden a bajo precio y los que pueden pagar están encantados de hacer tan buenos negocios.
A un pasado colmado de regímenes militares bien sostenidos por Estados Unidos se unió el fracaso en la gestión administrativa del estado. Un país bien gobernado no es tan fácil de dominar, un pueblo que vive mejor con un gobierno de cualquier signo político lucha por él. Y si no lo hace masivamente es porque las cosas debieron hacerse muy mal. Es innegable que todo gobierno que no fuera dócil ante las exigencias de las grandes potencias era fácilmente desestabilizado, pero tampoco hubo cohesión de políticos, militares y fuerzas vivas para enfrentarlas.
Ahora no hay militares en el poder y la cosa tampoco va bien. Bajo el paraguas de ser gobiernos "democráticos", elegidos por el pueblo, se esconde el fraude y la mentira. Mienten cuando dicen que ganan una elección limpiamente y mienten cuando dicen que cumplirán con lo prometido y por lo que fueron votados. Se burlan de nosotros, roban en nuestras narices pero no hay nada que pueda detenerlos porque son gobiernos "democráticos" y ya no hay lugar para los golpes de estado que tampoco son exitosos.
Se enseña a respetar la democracia en todos los ámbitos, se enseña a repudiar los golpes de estado, pero no se enseña cómo educar a nuestros políticos a ser decentes y a administrar eficientemente. Ser político en Latinoamérica es una garantía de ineptitud y falsía.
La última novedad que estamos presenciando es que bajo el paraguas de una democracia bien manipulada se la viola desde el principio de cualquier mandato. Ni bien llegan al poder en pueblos arrasados por la pobreza y la ignorancia para distinguir la mentira, se usan todas las armas del populismo endémico para ganarse el voto masivo de los que todavía confiamos que nuestro voto no será malversado.
Todavía no se hacen las cosas a largo plazo como empezar algo con el propósito que otro gobierno lo termine, de ninguna manera. Se compran voluntades por muy poco dinero y lo que se empieza y no se puede terminar será dejado de lado por el próximo gobierno que empezará otra cosa. No sea que algo de bueno haya tenido el gobierno anterior y así sucesivamente.
El valor del tiempo de nuestros políticos no se mide por sus logros sino por cuanto tiempo más pueden quedarse en el cómodo sillón que han obtenido, para lo cual todo artilugio es una obra maestra: buena imagen, mucha charla y algunos mendrugos para la pobre gente, que somos todos. Lo son los que tienen dinero a quienes se les garantiza una buena porción de la torta pero no un buen país para sus descendientes, lo son los más pobres que se conforman con poder sobrevivir.
Pero todos somos pobre gente porque no tenemos futuro, y quien no lo tiene es muy, pero muy pobre.
Y ahora aparecieron los "iluminados", esos que nos mienten diciéndonos que tienen la fórmula para salir del atraso, esos que ni bien se sientan en el sillón presidencial ya están pergeñando cómo hacer para quedarse eternamente. Entonces cambian la constitución, de derechas se vuelven de izquierdas si eso les permite quedarse un poco más en el poder, de la misma forma que antes de izquierdas se pasaban a la derecha. Todos son iguales una vez que alcanzan el poder, lamentablemente ahora hay cohesión entre ellos, pueden mostrarse abiertamente sin avergonzarse ante el mundo porque son "democráticos".
¿Son respetables los países abiertamente no democráticos que todos los miran y actúan como si lo fueran?
¿Son democráticos nuestros países que todos los consienten y acompañan como si ignoraran cómo están usando la "democracia" que pregonan para su propio provecho?
¿Son democráticos todos los países que hacen la vista gorda para cualquiera de los dos casos?
Democracia es una palabra fetiche que no refleja para nada la realidad, basta usarla para que se acepte cualquier cosa si se hace en su nombre.-
ANA
Nuestros políticos se han destacado por ser venales, corruptos, mentirosos y genuflexos con el poder del dinero de las grandes potencias. Nunca hicimos buenos negocios y cada vez que votamos fue para perder. Cada nueva esperanza se diluyó al poco tiempo y cada vez caímos más por la pendiente, no porque el pueblo no sepa elegir sino porque no hay qué elegir. Siempre votamos por lo que creímos era menos malo y nunca tuvimos una opción que valiera la pena. Y no hay derechas ni izquierdas que aseguren un buen futuro, no hay gente decente que sea capaz de cumplir con nuestro mandato. La culpa de nuestro fracaso está en que nuestros políticos se venden a bajo precio y los que pueden pagar están encantados de hacer tan buenos negocios.
A un pasado colmado de regímenes militares bien sostenidos por Estados Unidos se unió el fracaso en la gestión administrativa del estado. Un país bien gobernado no es tan fácil de dominar, un pueblo que vive mejor con un gobierno de cualquier signo político lucha por él. Y si no lo hace masivamente es porque las cosas debieron hacerse muy mal. Es innegable que todo gobierno que no fuera dócil ante las exigencias de las grandes potencias era fácilmente desestabilizado, pero tampoco hubo cohesión de políticos, militares y fuerzas vivas para enfrentarlas.
Ahora no hay militares en el poder y la cosa tampoco va bien. Bajo el paraguas de ser gobiernos "democráticos", elegidos por el pueblo, se esconde el fraude y la mentira. Mienten cuando dicen que ganan una elección limpiamente y mienten cuando dicen que cumplirán con lo prometido y por lo que fueron votados. Se burlan de nosotros, roban en nuestras narices pero no hay nada que pueda detenerlos porque son gobiernos "democráticos" y ya no hay lugar para los golpes de estado que tampoco son exitosos.
Se enseña a respetar la democracia en todos los ámbitos, se enseña a repudiar los golpes de estado, pero no se enseña cómo educar a nuestros políticos a ser decentes y a administrar eficientemente. Ser político en Latinoamérica es una garantía de ineptitud y falsía.
La última novedad que estamos presenciando es que bajo el paraguas de una democracia bien manipulada se la viola desde el principio de cualquier mandato. Ni bien llegan al poder en pueblos arrasados por la pobreza y la ignorancia para distinguir la mentira, se usan todas las armas del populismo endémico para ganarse el voto masivo de los que todavía confiamos que nuestro voto no será malversado.
Todavía no se hacen las cosas a largo plazo como empezar algo con el propósito que otro gobierno lo termine, de ninguna manera. Se compran voluntades por muy poco dinero y lo que se empieza y no se puede terminar será dejado de lado por el próximo gobierno que empezará otra cosa. No sea que algo de bueno haya tenido el gobierno anterior y así sucesivamente.
El valor del tiempo de nuestros políticos no se mide por sus logros sino por cuanto tiempo más pueden quedarse en el cómodo sillón que han obtenido, para lo cual todo artilugio es una obra maestra: buena imagen, mucha charla y algunos mendrugos para la pobre gente, que somos todos. Lo son los que tienen dinero a quienes se les garantiza una buena porción de la torta pero no un buen país para sus descendientes, lo son los más pobres que se conforman con poder sobrevivir.
Pero todos somos pobre gente porque no tenemos futuro, y quien no lo tiene es muy, pero muy pobre.
Y ahora aparecieron los "iluminados", esos que nos mienten diciéndonos que tienen la fórmula para salir del atraso, esos que ni bien se sientan en el sillón presidencial ya están pergeñando cómo hacer para quedarse eternamente. Entonces cambian la constitución, de derechas se vuelven de izquierdas si eso les permite quedarse un poco más en el poder, de la misma forma que antes de izquierdas se pasaban a la derecha. Todos son iguales una vez que alcanzan el poder, lamentablemente ahora hay cohesión entre ellos, pueden mostrarse abiertamente sin avergonzarse ante el mundo porque son "democráticos".
¿Son respetables los países abiertamente no democráticos que todos los miran y actúan como si lo fueran?
¿Son democráticos nuestros países que todos los consienten y acompañan como si ignoraran cómo están usando la "democracia" que pregonan para su propio provecho?
¿Son democráticos todos los países que hacen la vista gorda para cualquiera de los dos casos?
Democracia es una palabra fetiche que no refleja para nada la realidad, basta usarla para que se acepte cualquier cosa si se hace en su nombre.-
ANA
Pero qué análisis más certero haces, estimada Ana. En verdad la democracia está prostituida en la mayoría de los países, incluyendo los históricamente democráticos, los políticos nos juran que están en una acción de generosidad, que ellos en la vida civil ganarían más ,que sólo sienten amor al pueblo, pero luego no dimiten, ni ceden el poder, luchan por el mismo y llegado el caso y como pasó en España, un partido democrático se vio desplazado del poder por otro partido democrático que le organizó un golpe de estado sin militares. Estos son los generosos políticos en Europa, en América otro tanto de lo mismo aunque sin tapaderas, al final creo que la democracia después de muchos años está viciada y como no se la limpie de impurezas tenderá a derrumbarse, a este ritmo no tendremos democracia durante muchos años más y se volverá a la organización tribal, que al fin y al cabo es la que nos trajo casi hasta el día de hoy. Que no se quejen los políticos, que sólo ellos y sus corrupciones nos empujan al resto a pensar que una dictadura es igual a una democracia, al final mandan los menos capaces, los más ineptos y los más serviles.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Iojanan por tu mensaje.
ResponderEliminarAsí es, lamentablemente los políticos son la nueva aristocracia, el hijo de, el hermano de, la mujer de... tienen poder y prensa. Nosotros seguimos eligiendo de la misma forma en que tomamos la mejor manzana en un puesto de frutas, no la podemos producir y esperamos haber acertado. Es mejor a que se nos imponga qué debemos tomar, eso es una dictadura, y es mucho peor. Creo que lo más deleznable es lo que estamos presenciando estos días. Los que fijan e interpretan las normas no son inocentes ni están obligados a elegir lo que hay, sino que deben interpretar la realidad y actuar con sabiduría, pero ellos toman el camino más fácil y más cómodo, subvierten los valores de las instituciones democráticas aceptando de ellas lo que más les conviene... cierran los ojos ante las injusticias y abandonan a los pueblos a su suerte. Ellos no tienen perdón.
Afectuosos saludos.