EL DELIRIO DE HUMAN RIGHTS
Por PILAR RAHOLA
No es buenismo, sino algo peor: la práctica de una solidaridad de pacotilla y reaccionaria.-
Extraigo la información de un artículo de David Bernstein en el "The Wall Street Journal" de hace pocos días. En él, el profesor de la George Mason University y experto en derechos civiles, expresa su indignada sorpresa ante el viaje que Human Rights Watch acaba de hacer a Arabia Saudi.
Se pregunta David Bernstein por los motivos que han llevado a Sarah Leah Whitson, la directora de derechos humanos de Human para Medio Oriente, a viajar al país de los Saúd, y las preguntas se acumulan en su artículo: "Ha viajado ¿para abordar el tema del maltrato hacia la mujer bajo la legislación saudí?; ¿para hacer campaña a favor de los derechos de los homosexuales, que son castigados con la pena de muerte?; ¿para protestar contra la falta de libertad religiosa en el reino saudí, o la situación de los presos políticos?..."
Y él mismo explica que no, que ninguna de estas hirientes cuestiones han motivado el viaje de Human a uno de los países que más impunemente destruyen los derechos fundamentales. El paseo de Sarah Leah ha tenido la intención de recabar dinero de las grandes fortunas saudíes para, según ella misma, "luchar contra los grupos de presión proisraelíes de Estados Unidos, la Unión Europea y las Naciones Unidas".
Así explicaba el viaje una agencia saudí: "Human Rights está ganando reconocimiento y apoyo en el mundo árabe y en Arabia Saudita. Entre otros grandes encuentros, comieron con el prominente empresario Emad bin Jameel Al-Hejailan, y con otros miembros de la alta sociedad del Reino". Y añadía que la obsesión antiisraelí de Human Rights era una garantía de simpatía y acuerdo.
Se pregunta Bernstein, y me pregunto con el mismo entusiasmo, si esta dicharachera Sarah Leah hizo sus encuentros con una bonita burka, si condujo ella misma el coche, si se atrevió a enseñar un tobillo o si, directamente, su avión voló de Nueva York al palacio de sus anfitriones, sin tener que pasearse por este paraíso de las libertades femeninas.
Lo único seguro es que su viaje, dinero en mano, fue un éxito. ¿Estúpidos? ¿Definitivamente imbéciles? O sólo se trata de constatar un hecho irrefutable: que algunas de estas organizaciones se definen más nítidamente por su odio a Israel, que por la defensa de los derechos humanos, hasta el punto de que estos se convierten en la pura coartada de su cruzada ideológica.
Ni tan sólo es buenismo o ingenuidad suicida, sino algo peor: es la práctica de una solidaridad de pacotilla, abiertamente reaccionaria, cuya finalidad es la obsesión ideológica que la define. Todo vale contra Israel, incluso vale el "dinero limpio" de una dictadura brutal.
A partir de ahora, ¿qué neutralidad aspira a vender Human Rights? Y, sobre todo, ¿qué credibilidad espera tener? Tendrá que buscarla en Arabia Saudita, donde saben mucho de derechos humanos.
FUENTE: LA VANGUARDIA - 22/07/09 -
COMENTARIO:
Si no lo leo no lo creo. ¡Que forma de desnudar las intenciones ideológicas de estas organizaciones! Ni siquiera se preocupan por disimular para qué están y a quién sirven.
De paso, su gente recorre el mundo y pontifica desde su elevado sitial para darnos cátedra sobre los derechos humanos que no se respetan... ¡pero cuidado!... en los lugares donde no pueden recaudar dinero, y siempre y cuando no afecten a la ideología que representan.
Gracias, Pilar Rahola, por darnos una información donde se auto-incriminan.
Se pregunta David Bernstein por los motivos que han llevado a Sarah Leah Whitson, la directora de derechos humanos de Human para Medio Oriente, a viajar al país de los Saúd, y las preguntas se acumulan en su artículo: "Ha viajado ¿para abordar el tema del maltrato hacia la mujer bajo la legislación saudí?; ¿para hacer campaña a favor de los derechos de los homosexuales, que son castigados con la pena de muerte?; ¿para protestar contra la falta de libertad religiosa en el reino saudí, o la situación de los presos políticos?..."
Y él mismo explica que no, que ninguna de estas hirientes cuestiones han motivado el viaje de Human a uno de los países que más impunemente destruyen los derechos fundamentales. El paseo de Sarah Leah ha tenido la intención de recabar dinero de las grandes fortunas saudíes para, según ella misma, "luchar contra los grupos de presión proisraelíes de Estados Unidos, la Unión Europea y las Naciones Unidas".
Así explicaba el viaje una agencia saudí: "Human Rights está ganando reconocimiento y apoyo en el mundo árabe y en Arabia Saudita. Entre otros grandes encuentros, comieron con el prominente empresario Emad bin Jameel Al-Hejailan, y con otros miembros de la alta sociedad del Reino". Y añadía que la obsesión antiisraelí de Human Rights era una garantía de simpatía y acuerdo.
Se pregunta Bernstein, y me pregunto con el mismo entusiasmo, si esta dicharachera Sarah Leah hizo sus encuentros con una bonita burka, si condujo ella misma el coche, si se atrevió a enseñar un tobillo o si, directamente, su avión voló de Nueva York al palacio de sus anfitriones, sin tener que pasearse por este paraíso de las libertades femeninas.
Lo único seguro es que su viaje, dinero en mano, fue un éxito. ¿Estúpidos? ¿Definitivamente imbéciles? O sólo se trata de constatar un hecho irrefutable: que algunas de estas organizaciones se definen más nítidamente por su odio a Israel, que por la defensa de los derechos humanos, hasta el punto de que estos se convierten en la pura coartada de su cruzada ideológica.
Ni tan sólo es buenismo o ingenuidad suicida, sino algo peor: es la práctica de una solidaridad de pacotilla, abiertamente reaccionaria, cuya finalidad es la obsesión ideológica que la define. Todo vale contra Israel, incluso vale el "dinero limpio" de una dictadura brutal.
A partir de ahora, ¿qué neutralidad aspira a vender Human Rights? Y, sobre todo, ¿qué credibilidad espera tener? Tendrá que buscarla en Arabia Saudita, donde saben mucho de derechos humanos.
FUENTE: LA VANGUARDIA - 22/07/09 -
COMENTARIO:
Si no lo leo no lo creo. ¡Que forma de desnudar las intenciones ideológicas de estas organizaciones! Ni siquiera se preocupan por disimular para qué están y a quién sirven.
De paso, su gente recorre el mundo y pontifica desde su elevado sitial para darnos cátedra sobre los derechos humanos que no se respetan... ¡pero cuidado!... en los lugares donde no pueden recaudar dinero, y siempre y cuando no afecten a la ideología que representan.
Gracias, Pilar Rahola, por darnos una información donde se auto-incriminan.
Te escribo para informnarte que he reproducido una de tus notas en mi blog que ademas sale en Facebooki y va a 3000 receptores direcotos por mail de mis colegas en varios paises
ResponderEliminarwww.anotasisrael.blogspot.com
Isaac Grumberg
Estas organizaciones internacionales, están directamente vendidas a los intereses y son muy parciales en sus apreciaciones. No tienen legitimidad ni la ONU, ni Amnistia Internacional, ni Human rights, ni otras muchas.
ResponderEliminarLa cosa es sencialle, se mira quien dice y hace los hechos y las conductas, dependiendo de quien sea, se critica o se elude.
Y además, solo se va, a sitios que les interesan, sin ser objetivos y guiarse por la razon, y la humanidad está sin gobernantes ni legisladores ni jueces justos y temerosos de Di-s. Asi vamos al caos y la parcialidad.
Paz y amor.
Hola Isaac:
ResponderEliminarTe agradezco muchísimo que hayas dado espacio en tu blog a uno de mis posts, difundir lo importante es lo que podemos hacer para ayudar a que se conozca lo que no siempre está muy a la vista. Te recomiendo mi post Nº 403. En los medios sólo se alude a ese artículo, en mi opinión es muy revelador.
Muchos saludos.
Hola Noajida:
ResponderEliminarGracias por tu mensaje, todo lo que decís es cierto, estas organizaciones cada vez se desprestigian más. Están tan encerradas en sí mismas que ni siquiera se dan cuenta de lo que dicen, como en este caso. Vergonzoso. Te recomiendo mi post Nº403.
Muchos saludos.