sábado, 26 de junio de 2010

606 - GILAD SHALIT, UN SOLDADO ISRAELÍ


LA EVOLUCIÓN DE UN SER HUMANO


Quizá Gilad Shalit, el soldado israelí cautivo de Hamás en Gaza, era sólo un jovencito que fue llamado a cumplir con el servicio militar en su país. Quizá tenía los sueños de cualquier muchachito de su edad cuando le enseñaron a empuñar un arma y allí comprendió que ya había empezado a ser un hombre, podía matar y también morir. Es posible que entonces sus padres lo miraran ya no como a un chico al que debían educar y proteger, sino que empezaron a entender que él era parte de esa juventud que cuida las fronteras de Israel protegiendo a sus ciudadanos del acoso de los enemigos que quieren infiltrarse para dañarlos. Quizá cuando lo vieron por primera vez vistiendo el uniforme del EDI (Ejército de Defensa de Israel) sus padres se dieron cuenta que se les había ido de las manos, que Shalit no era más el apacible joven que habían educado para la paz, sino que se había transformado, de pronto, en un hombre preparado para la guerra.

Nada más gráfico que verlo lucir su uniforme para comprender el cambio, y tampoco nada más amedrentador.

Porque para los padres un hijo nunca deja de ser un objeto de protección, así sean adultos mayores, ya no estén en la plenitud y aunque en la realidad la situación se haya invertido. Mucho más en Israel, donde todo joven debe estar preparado para la defensa del país, pero en serio, de verdad, no es un entrenamiento como el que tiene un joven en un país que no está en guerra permanente. Debe saber actuar y tomar decisiones de vida o muerte cuando hasta ayer su preocupación pasaba por temas propios de su edad. Si en Israel alguien viste el uniforme su vida ha cambiado para siempre.

Pero ni Gilad ni sus padres quisieron imaginar este destino.

Gilad está en manos de un grupo de seres perversos, de esos que vemos en las películas y que no imaginamos toparnos con ellos en la vida real De esos que no les importa la vida de sus hermanos y mucho menos la de sus enemigos. Esos que el estado de guerra es lo que eligen voluntariamente, los que no saben hacer otra cosa que dedicarse a ejercer la violencia entre su gente y contra Israel. De esos que pueden matarse entre sí por una gallina... En sus manos está Gilad desde hace 1460 días, contemos, y por cada número es un día que Gilad está prisionero.

Podemos imaginar la permanente angustia de sus padres, los días que pasan pensando qué podrían hacer para recuperar a su hijo, las noches en que pensarán si aún está con vida, que debe haber "algo" que se pueda hacer para traerlo de vuelta a casa.

Una vida, un mundo; un soldado de Israel en cautiverio una incógnita con el más difícil de los pronósticos. Su enemigo no entra dentro de las leyes de la guerra del mundo civilizado, ese es el más grande dolor de los padres de Gilad, de sus amigos y del pueblo de Israel, dentro de sus fronteras y fuera de ellas.

Muchos piensan que hay que seguir adelante y que este es un soldado más que se pierde en la larga lucha de Israel por su supervivencia, puede ser, excepto que él sea nuestro hijo. Entonces sí, la lucha continuará hasta que sea restituido.

En estos momentos este soldado es un símbolo de la parcialidad con que se mira a Israel, todo lo que se le critica no tiene en cuenta esta actitud de Hamás que los pinta de cuerpo entero. Ahora dicen que no saben donde está, ni quien lo tiene. Pero también dicen que Gilad ha visto por televisión los partidos del mundial de fútbol, ni siquiera saben mentir con un poco de coherencia. Su palabra no vale nada.

Todo sería mucho más fácil si el mundo entero apoyara a Israel en lugar de justificar a sus enemigos, gente que arroja a sus hermanos de los edificios porque pertenecen a otro partido político, que mata cristianos, que obligan a la conversión a su religión, que imponen a sus mujeres vestir prendas que las ocultan, que casan a sus niñas cuando deberían estar jugando a las muñecas, que enseñan a sus niños a ser mártires, que los preparan para la guerra y a odiar a un enemigo inventado por ellos, gente que es capaz de usar a un joven como prenda de guerra por algo que no conseguirán, para que por lo menos su enemigo sufra.

A esa gente ¿puede un mundo civilizado estar apoyando? ¿O son tan inhumanos como ellos mismos?

ANA

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